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Ansiedad por Lainfreya

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Notas del fanfic:

Declaimer: Naruto y todos sus personajes son de Kishimoto

 

Hace mucho que no publico nada, asi q no se q decir. 

AH, y antes ya lo habia subido (la primera parte), pero lo borre porq no me salia la segunda parte pero ya q la termine lo regreso; asi q si les suena a de ser por eso XD 

Notas del capitulo:

Originalmente este era un two-shot pero mejor pornerlo como un gran one-shot

Ansiedad

 

-Sasuke Uchiha- dijo el orientador al ver que el joven abría la puerta de su oficina- siéntese, por favor

Sasuke se sentó sin cambiar su actitud apática

-Lo he mandado llamar, porque no ha llenado aun su solicitud para la universidad. Además ha marcado varias inasistencias a clases últimamente

Sasuke ni se inmutó

-¿Cuáles son sus planes? ¿Planea seguir estudiando o conseguir empleo?

La verdad es que no lo había pensado y no le importaba lo más mínimo pero al fin respondió- Iré a la universidad

-Oh, ¿y qué piensa estudiar?

-Administración de empresas

-Bien, me parece que su padre tiene una compañía ¿no es verdad?

Sasuke se encogió de hombros sin dejar su actitud indiferente.

El orientador le entregó una hoja y lo dejó irse.

 

Sasuke entonces subió a la azotea y con gesto febril saco un cigarro de su pantalón, lo encendió con premura, después de la primera calada se quedo mirando el atardecer. De alguna forma eso siempre le tranquilizaba, las clases finalizaban en una hora más o algo así calculaba.

Se había rendido hacia mucho sobre la escuela, decidió dejar las clases por ese día, de cualquier forma ni siquiera les prestaba atención, en días como ese se dedicaba a perder el tiempo en el patio o la azotea de la escuela. Cuando la ansiedad se volvía insoportable, la boca se le secaba y la respiración se agitaba, en esos momentos iba a ese lugar, sacaba un cigarro y fumaba mirando el vacio.

Su hermano, el prodigioso Itachi Uchiha, estaba terminando el posgrado de administración de empresas, listo para heredar la compañía paterna. Su padre no podía estar más orgulloso ni desear nada más.

Su familia lo tenía todo, prestigio, un buen hijo, dinero, quizá sobraba algo, quizá sobraba él. Se dio cuenta que la ansiedad estaba mutando, apretó el cigarro entre sus dedos y lo lanzó lejos de sí. El puño se crispo en su mano cerrándose con fuerza después. 

Lo había intentado, de verdad lo había intentado; entre la primaria y la secundaria había estudiado con ahínco participando en el club de kendo, había tomado clases de piano. Había sido el mejor de su clase, pero lo único que oía decir a los profesores era: “sigue esforzándote y algún día serás tan bueno como Itachi” “Ah, ¿eres el hermanito de Itachi? Debe ser de familia” “Recuerdo que Itachi tan solo tardó dos días en ejecutar magistralmente esa pieza de Mozart”.

En su casa cuando obtenía un logro nadie decía absolutamente nada, tan solo dedicaban una ojeada a sus notas, si eran impecables estaba bien, si tenía alguna falla su padre no tardaba en decir: “Itachi lo hizo mejor a tu edad”

Y la ansiedad empezó a ganar terreno, las manos le temblaban y se le crispaban. Padecía de insomnio y empezó a fallar. Vinieron las clásicas frases: “A tu edad Itachi ya había tenido un recital” o bien “Itachi ganó el campeonato de kendo infantil por tres años consecutivos”.  Fue inevitable, se derrumbó, un día se desmayó en una competencia.

Su padre no dijo nada, su madre opinó que debía dejar sus actividades extraescolares, al parecer no era lo suficientemente bueno para estudiar y hacer otras actividades, no como Itachi.

Sasuke se frustró tanto, intentó detenerlos, prometió que se esforzaría más, que todo volvería a ser impecable, perfecto. Su padre no lo escuchó lo saco de las clases y lo llevó a clases escolares extras.

Para cuando terminó ese año sus calificaciones eran de nuevo las mejores de su grupo, pero había fracasado. Después de eso dejó de importarle la escuela, simplemente iba por pura costumbre de no estar en casa, se pasaba la mayoría del tiempo afuera de clases, cuando no se dedicaba a vagar por las calles.

Había veces que los ataques de ansiedad se convertían en ira, ira mal contenida que rebullía en su pecho, en esos momentos iba y provocaba a algún tipo de los barrios detrás de la escuela.

Cuando se hartaba y la ansiedad pasaba a la ira solía ir al barrio tras la escuela a provocar enfrentamientos con las pandillas de ahí. Había un tal Gaara, no pertenecía a ninguna pandilla pero pasaba mucho tiempo ahí también, los rumores decían que era un ser sádico y violento, lo había visto un par de veces pero nunca se habían enfrentado, siempre llegaba un tercero o la policía pasaba. Decían que una vez le había roto el brazo y una pierna a un sujeto dejándolo paralitico de por vida. Volvió a sentir la furia en su interior, en ese momento sonó el timbre de la escuela anunciando el fin de las clases.

Salió de la escuela y se dirigió al callejón que conectaba con las calles de atrás de la escuela. Le resultaba curioso, cuando lo vio por primera vez de inmediato quiso enfrentarse al otro. De alguna forma podían leer sus ojos mutuamente, como si la misma mierda les pudriera por dentro.

Así que salió de ese lugar y caminó por las casa detrás de la escuela. Asistía a una escuela situada en una de las peores zonas de la ciudad, desde que lo habían expulsado de la tercera escuela privada, sus padres simplemente los inscribieron en la primera escuela que encontraron; aun así sus padres no hacían nada más que inscribirlo en una y otra escuela. Su madre a veces lo miraba con ojos de preocupación que a Sasuke le parecían le reprochaban en silencio, por ello evitaba en la medida de los posible pasar tiempo en su casa.

-Uchiha- dijo una voz a su espalda. Sintió algo parecido a un estremecimiento enfermizo, y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro. Había encontrado a Gaara o más bien, el lo había encontrado a él.

-Sabes mi nombre ¿eh? Tan importante soy

-Pasas por aquí seguido- contesto con voz ronca en inexpresiva

Se sonrieron con burla, Gaara esbozaba una sonrisa sádica, esa que había visto la primera vez que lo encontró. Se miraron fijamente y entonces Sasuke pudo ver que efectivamente era como ver los mismos ojos en el otro, su sonrisa se acentuó y sin decir más se lanzó a golpear al otro. Esta vez no tendrían interrupciones.

***

Al final llegó tambaleándose a su casa, el cabrón le había lastimado el hombro, le había roto el labio y tenía un golpe en las costillas bastante malo, lo sabía porque le costaba trabajo respirar. Pero de alguna forma se sentía mejor que en mucho tiempo y sabía que el otro estaba igual, lo había dicho antes, podía leer sus ojos como si se tratara de él mismo.

Iba llegando a su casa, sabía que no habría nadie así que sacó sus llaves, al hacerlo un punzada de dolor le llegó de su costado derecho, tenía que apresurarse mientras la adrenalina aun corriera por su cuerpo, después cuando las heridas comenzaran a inflamarse es cuando vendría el verdadero dolor. Entró a casa, tomo una botella del bar y le dio un buen trago. Sacó de la cocina el botiquín y se dirigió al baño. Se desnudó aun con la euforia de la pelea, revisó las heridas con la práctica que da el pelear continuamente, se aplico la pomada, tomo un par de medicamentos para el dolor y otro par de pastillas desinflamantes.

Lo que más le preocupaba era el labio, era bastante notoria la herida, quizá si se desaparecía de la vista de sus padres un par de días.

Regresó el botiquín a su lugar, entonces escuchó el sonido de la cerradura. Frunció el ceño, según sus cálculos debía faltar un par de horas para que sus padres llegaran. Respiró profundamente, si odiaba toparse con alguien, además de su padres, era con su hermano.

Itachi entró a la cocina con su habitual gesto serio. Lo miró fríamente como descalificando al ver su rostro golpeado. Sasuke entrecerró sus ojos con molestia pero decidió salir lo más pronto posible del lugar

-¿Con quién peleaste?

Sasuke pasó de largo

Itachi lo sujetó del brazo malo haciéndole hacer una mueca de dolor

Se soltó violentamente

-No te importa

-He visto tus calificaciones y ahora te peleas como cualquier vago de la calle

-Púdrete Itachi, tú no sabes nada- y sin decir más salió de la cocina, subió las escaleras y se metió a su habitación. Itachi no lo siguió, se quedó mirando el botiquín, después tomó sus llaves y salió de la casa.

***

Al otro día Sasuke ni siquiera pasó por la escuela, de inmediato fue a buscar a Gaara. Lo encontró, tenía el ojo entrecerrado por la hinchazón.

-Uchiha

Sasuke no dijo nada, solo se quedó mirando el lugar junto al pelirrojo

-¿Vienes por apoyo moral o qué?-

-Jodete

De cualquier forma Gaara se hizo a un lado y Sasuke se sentó en el piso junto al otro

Se quedaron en silencio recargados en el muro de la escuela

-¿Hoy no vas a clases?

Sasuke tenía los ojos cerrados y se limito a levantar las manos con un gesto que restaba importancia a la pregunta.

-¿Y tú?

-Vivo solo, me mantengo por mi cuenta

-¿Qué hay de tus padres?- Gaara se quedo impasible pero con una mirada que hacía ver cuánto le molestaba la pregunta

Sasuke volvió a hacer un gesto con la mano, dándole a entender que no tenía que contestarle. Volvió a recargar la cabeza en la pared y cerró los ojos.

-¿Mamá y papá Uchiha no se molestaran porque su pequeño falte a clase?- le dijo Gaara con un tono de burla

-No creo que lo noten

-Oh, ¿el pobre Sasuke no tiene la atención que desea?

Sasuke se giró rápidamente con el puño preparado. Gaara se hizo a un lado pero el otro se le dejo ir encima y volvieron a pelearse. Era divertido, aunque el rodillazo en su estomago le sacó el aire de forma dolorosa.

Al final se quedaron respirando entrecortadamente bastante lastimados pero al mismo tiempo desahogados Gaara siempre había sentido que la única forma de sentirse vivo era desafiando la existencia de otros. Cuando veía al Uchiha podía ver que el también pensaba lo mismo. 

 

Cuando Sasuke regresaba a su casa vio a Itachi con un rubio, iban caminando juntos, debía ser un compañero de posgrado o algo así. De pronto Itachi empujó al otro en una barda cercana y lo besó. Sasuke estaba bastante impresionado, ¿ese era su perfecto hermano? Los miró un momento, así que su hermano era marica, sonrió ante el descubrimiento.

Se fue directo a casa pensando cómo les daría la “grata” sorpresa a sus padres. Al anochecer su hermano regresó a su casa. La familia estaba cenando, sus padres no se habían dado cuenta del corte en el labio, o quizá sí pero no les había importado. Así que la cena era la perfecta escena de tranquilidad familiar.

-Estoy en casa- anunció Itachi entrando a la casa

-Bienvenido- dijo su madre y su padre levanto la vista del periódico para dedicarle la mirada de siempre.

-¿Cómo va la escuela?

-En un mes más terminaran las clases- Itachi se sentó a la mesa después de asearse. Su madre ya le había servido la cena.

Sasuke con el rostro bajo de pronto levantó la mirada hacía su hermano y comenzó- Itachi, tengo curiosidad. ¿Quién era el chico con el que ibas esta tarde?

El rostro de Itachi no cambio pero su gesto se endureció

-¿Quizá tu novio?- dijo procurando que la última palabra sonara con bastante claridad. Antes de que sus padres pudieran reaccionar remató- Por la forma en que lo besabas, eso pensé

-¿Qué?- su padre se giró hacia Itachi para buscar un explicación

Si algo sabía de su hermano es que tenía una integridad probada, así que suponía que no negaría nada. Y efectivamente el silencio fue su mejor aceptación de que lo que había dicho Sasuke era cierto.

-Sasuke vete a tu habitación, necesitamos hablar con Itachi.- dijo su padre sin dejar de ver al mayor de sus hijos.

Sasuke se levantó bastante ufano, miró a su hermano, pero la sonrisa que florecía en sus labios murió al ver la mirada del otro, una mirada triste, quizá dolida pero de ninguna forma rencorosa, más bien compasiva.

-¡CABRON DE MIERDA!- masculló furioso entrando a su habitación. Pateó su mochila que se encontraba en el piso. Se pasó la mano por el rostro, no quería su maldita compasión. Se quedó quieto intentando escuchar lo que decían sus padres. Las voces era muy bajas y no podía saber de que hablaban, no quería salir de su habitación, no quería volver a ver esos ojos, resbaló por el piso y quedó sentado con la espalda en la puerta de su cuarto, escondió el rostro entre los brazos y siguió escuchando los murmullos a pesar de no entender lo que decían se quedo ahí hasta que las voces callaron.

 

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Al final enviaron a Itachi lejos, un “regalo de graduación” fue la excusa, la verdad es que le prohibieron ver al tal Deidara como supo después que se llamaba el chico. Después de eso, Itachi no volvió se fue a vivir  a otra ciudad, aunque sus padres lo visitaban seguido Sasuke no se atrevía a volver a verlo.

Durante ese tiempo no vio a Gaara, iba a la escuela y se perdía en sus pensamientos. Los profesores ya daban su caso por perdido y no insistían en que prestara atención. Simplemente veía por la ventana ajeno a cualquier cosa. Después salía de su clase y caminaba sin rumbo por mucho tiempo. Ahora menos que nunca quería pasar tiempo en su casa.

-Uchiha- escuchó una voz familiar un mes después, volteo al reconocer la voz del pelirrojo. Se miraron por un momento y Sasuke se asustó al ver los otros ojos y ver que ya no miraban con la desesperación y el tormento de antes. Se veían más tranquilos. Se sintió absurdamente solo, así que giró la vista. Gaara hizo un gesto de extrañeza, se había dado cuenta igual que el otro que las miradas habían cambiado.

-Déjame en paz, Sabaku- dijo mirándolo pero sin conectar con los ojos del otro.

-¿Qué te pasó?- preguntó Gaara manteniendo la seriedad de siempre. Sasuke se tensó

-Jodete- y sin más se lanzó a golpearlo, pero Gaara estaba desconcertado y se limitaba a detener los ataques del otro. Hasta que logro inmovilizar su brazos y empujarlo contra una barda. Sasuke se golpeo la cabeza y quedó aturdido un momento.

Cuando enfocó la vista, pudo ver el rostro de Gaara cerca de él quien lo miraba curioso. Tenía la misma mirada atormentada y jodida de siempre. Estaba esbozando su sonrisa sádica

-Estas bastante jodido

Al instante había lanzado su cabeza sobre el otro, Gaara examinó su rostro, Sasuke se rebulló y entonces Gaara lo detuvo con la mano.

-¡¿Qué mierda!?- espetó Sasuke

-Lo mismo digo- contestó Gaara soltándolo.

Sasuke bajó los brazos y se recargó en la pared

-Y yo que pensé que ya estabas bastante mal. No sé qué hiciste pero parece como si ni siquiera soportaras tu existencia

-No hables de lo que no sabes – le dijo Sasuke escupiendo la sangre tenía en la boca

-Sabía que teníamos los mismos ojos Uchiha, eso me gustaba de ti. Como verse en un espejo- le dijo cruzando los brazos

Sasuke sabía que era lo mismo que había pensado él. Pero ya no era lo mismo, ya no se sentía reflejado  en el otro. Y se sintió aun peor.

Gaara vio eso, pudo ver como el abismo que eran los ojos del Uchiha ahora se ahondaba. Se acercó a él e hizo algo que ni siquiera pensó. Lo besó, más bien aplastó sus labios con los del otro, su mano rodeo su cintura lo atrajo hacía si y siguió besándolo furiosamente. Las heridas en sus bocas volvieron a abrirse, el ardor no los detuvo si acaso los exacerbo más y siguieron de esa forma mucho rato, batallando con dientes, lengua y labios perdidos en la sensación, tanto que la noche cerró por completo y sus cuerpos no se separaban, estaban confundidos pero en ese instante eso no importaba.

Rodeó con su brazo derecho su cintura. Sus excitaciones se rozaban y no había vuelta atrás empezaron a embestir uno contra el otro, entrechocando su miembro en la cadera del otro, restregándose en un movimiento frenético. Gaara metió la mano en el pantalón de Sasuke apresando su pene y tirando de él.  Sasuke jadeó e imito la acción del otro. Cerró los ojos perdido en las sensaciones y entonces el orgasmo llegó con fuerza. El espasmo de Gaara y la humedad que sintió en su mano le hizo entender que Gaara estaba en la misma situación que él.

Se dio cuenta de que estaba recargado en la pared y Gaara se apoyaba sobre él, ambos repsirando pesadamente. Entonces reaccionó e intento apartarse.

-Yo no soy marica- declaró tajantemente

Gaara lo miró subrepticiamente dándole a entender que lo que habían hecho contradecía su afirmación. Volvió a esbozar la sonrisa cínica de antes.

-No… - Sasuke comenzó a sentirse estúpido y avergonzado, la humedad comenzaba a sentirse en su pantalón, el no era gay, joder, no era un maldito marica. Se fue antes de que el otro pudiera decir algo.

Caminó de regreso a su casa. Intentó tranquilizarse, el no era homosexual, el no defraudaría nunca a su familia, la manos le temblaron, molesto las cerró con fuerza.

***

 

Segunda parte (narrada desde la perspectiva de Gaara)

A Gaara no le gustaba dormir, sentía que de alguna forma algo se apoderaría de él y se convertiría en su yo si dormía. Sabía que era una paranoia sin demasiado fundamento. O quizá si, porque su tío el tipo que lo crio no se cansaba de decirle que era un monstruo que había matado a su hermana, la madre de Gaara. Y de alguna forma ese temor se había arraigado en su ser.

La madre de Gaara había muerto cuando nació, y su padre había olvidado su existencia dejándolo con un tío. Gaara sabía que tenía un padre y dos hermanos de la misma forma que sabía que existía gente en otro país, sabía que existían pero no eran más que un nombre para él.

Vivía solo desde que su tío había muerto hacía tres años, fue en aquel momento que se dio cuenta que no tenía un sentido de su existencia, y descubrió que la única forma de justificar su existencia era viéndose reflejado en los ojos de otros, y cuando el reflejo era de temor, de alguna forma se sentía aun mejor.

Ya iba en camino de ser un sádico sin escrúpulos cuando el Uchiha se atravesó en su camino, como se le había hecho costumbre, en ese momento decidió ver el miedo en sus ojos para reafirmar su existencia pero algo no salió exactamente como planeo, cuando estuvieron frente a frente y pudo ver sus ojos se leyó tan bien en ellos que lo desconcertó. Vacio, desesperación y unas tremendas ganas de patearle el culo al mundo. Lo leyó tan bien porque era la misma mirada que leia en el espejo cada día.

A partir de ahí descubrió que el único ser humano con el que podía compartir su espacio era el Uchiha, y se pasaban mucho tiempo sentados en silencio y de vez en cuando provocar una pelea para sentirse vivo no estaba tan mal.

Decir que le gustaba el Uchiha era decir una verdad, pero no la definiría de la forma cursi en la que lo definía la chica pelirrosa que luego perseguía al pelinegro. Le gustaba, ya lo había dicho, porque era ver un espejo y saber que se entendía, aun en silencio ambos sabían que quería o necesitaba el otro porque era lo mismo que el mismo.

Sin embargo el equilibrio que había encontrado se desmoronó con quien sabe qué cosa que hizo el Uchiha en su familia. No sabía los detalles pero sabía que tenía que ver con su hermano y con la patética sensación de culpabilidad en los ojos negros porque se sentía responsable de que su hermano se hubiera ido de su casa. Porque Sasuke era así, sin importar cuantas veces alguien le pudiera decir que el mundo no giraba en torno a él, que no era el jodido centro del universo, el otro aun creía eso.

Gaara no creía que lo que sea que hubiera hecho fuera tan malo, después de todo ahora las cosas habían retomado su normalidad. Sasuke estudiaba en una buena y cara escuela porque sus padres ahora lo veían como el hijo perfecto y Sasuke no podía estar más complacido.

Así que Gaara solo pensaba que el otro estaba igual o más jodido que antes, solo que había aprendido a ser retorcido. Ahora sus padres lo dejaban vivir solo y rara vez se acordaban de visitarlo mientras fuera el impecable Sasuke Uchiha, estudiante modelo del último año de universidad, de conducta intachable.

O esa era la fachada porque sino que alguien le dijera por qué aun después de pedirle a la chica pelirrosa, Sakura, que fuera su novia. Aun iba a ese bar donde trabajaba y terminaban en el hotel de enfrente follando. Como esa noche justamente…

 

Sasuke se empaló lentamente en el miembro del otro. Gemía como la mejor de las putas y probablemente lo era. Estaba bastante ebrio pero aun así tenía el suficiente sentido del equilibrio para poder cabalgarlo.

-Ah...mmm… Gaara- decía sensualmente moviéndose circularmente. Gaara sostenía su cadera asfixiándose en la presión que la entrada del otro le proporcionaba. No podía evitar soltar un jadeo cada vez que la presión se hacía más intensa.

-Eres tan perra, Sasuke- el pelirrojo bajo sus caderas de golpe clavándolo más profundamente. Sasuke gimió de nuevo.

Subió y bajo aun más aprisa mientras su mano se movía por su propio miembro. Gaara lo tomó de la mano y masturbó al otro con fuerza haciendo que su cara reflejara puro éxtasis.

No tardaron en llegar al clímax. Sasuke dejó caer la cabeza en el hombro de Gaara mientras recuperaba el aliento, hasta que pareció quedarse dormido.

-Todavía no, aun tengo que salir- le dijo Gaara instándolo a levantarse. Logró que se moviera a un lado. El semen escurrió por sus muslos. Aun así Sasuke se recostó a un lado y se hizo un ovillo. Gaara suspiró, mejor dejarlo solo odiaba despertar con un hombre.

-Ni siquiera sé porque aun te veo, cabrón- dijo en voz baja y comenzó a vestirse.

Seguramente dormiría un rato y luego despertaría para irse a su casa. Siempre era así, cuando sentía ganas iba al bar donde trabajaba Gaara, bebía y probablemente se drogaba, se ponía caliente y entonces terminaba follando con cualquiera. Generalmente el estaba ahí aunque había habido veces que no.

Porque tenía que estar borracho perdido si no su moral no le permitía hacer nada, en sus cinco sentidos siempre lo negaba. Con su irritante sentido de la superioridad condenaba a todo lo que no fuera normal y acorde a lo que proyectaba su imagen.

-Un día de estos deberías decirle que eres homosexual, odias la administración, y  que los odias a ellos.- murmuró aunque no esperaba realmente que el otro lo escuchara

-No tienes ni idea de lo que hablas- le contestó  en voz baja con la voz enfadada aun dándole la espalda, probablemente seguía ebrio.

-Te eres el que se esconde de lo que es, Uchiha- y sin más salió del cuarto.

Gaara se fue a su casa, caminó por las calles hacia su casa, por suerte el bastardo de su padre había muerto y entre los 3 hermanos se habían quedado la herencia, lo que le toco fue suficiente para comprarse un departamento cerca del trabajo. Un empleo en un bar para salir a las 3, le venía perfecto a alguien que no podía dormir más de 2 o 3 horas al día. Llegó y apenas se quitó los zapatos se dejó caer en su cama intentando conciliar el sueño, lo cierto es que siempre había padecido de insomnio, tanto que sus ojeras podría decirse que eran permanentes, un rasgo en su rostro.

Se removió por una media hora y entonces abrió los ojos completamente irritado porque aunque sabía que padecía de insomnio este siempre se agravaba después de estar con el Uchiha. Se levantó, tomó sus llaves, su chaqueta y salió hacía el único lugar que conseguía calmarlo, la playa, en especifico la arena del lugar.

Miró por mucho tiempo las formas que trazaban los granos de la arena, ya no dormiría lo sabía pero al menos podría descansar su mente un rato y relajarse.

Si vida no fue precisamente el prototipo de infancia feliz pero últimamente quería encontrar algo más que hacer que atender un bar, acostarse con otros en especial con cierto tipo de cabello negro e ir a la escuela de arte.

Comenzó a amanecer y se arrebujo en su gabardina, el preludio al amanecer siempre era más frio que la gran parte de la noche, una ironía ciertamente.

Aun así no se movió, más tarde entraría a la escuela, estudiaba artes plásticas y aunque muchos de sus profesores consideraban que era demasiado perturbado para su propio bien en general había tenido el reconocimiento suficiente para recibir una beca. Por ese lado todo marchaba bien.

Cuando termino de asomarse el sol, se puso de pie, y se fue de vuelta a su casa. Recibió una llamada de su hermana esa tarde. Le dijo que quería que volviera, que eran familia y quería que viviera con ellos de nuevo. Colgó sin responder.

***

Si, ahí estaba de nuevo. Últimamente venia más de lo habitual y más temprano. Se le quedaba viendo todo el rato mientras terminaba el turno.

-¿Qué haces aquí? - le dijo al acercarse

El Uchiha bufo, Gaara se sonrió

-¿Y tu novia?

Esta vez obtuvo un gruñido. Y de pronto lo había tomado de la gabardina y lo estaba besando, así abierto y violentamente, enfrente de todos.

Gaara abrió los ojos sorprendido, ¿Qué se habría metido esta vez?, se preguntó, poniendo sus manos sobre su pecho intentando encontrar el equilibrio ante el empuje del otro.

-Vamos- le ordenó el pelinegro poniéndose de pie.

Gaara frunció un poco el ceño ante el tono autoritario pero de todas formas lo siguió.

Solo llegar al hotel volvieron a besarse

-Ya estas duro- le dijo con voz ronca al sentir el bulto golpear en su cadera.

Sasuke volvió a gruñir y siguió restregándose. Le saco la ropa rápidamente. A pesar de esa iniciativa era rara la vez en que Sasuke lo follaba casi siempre era el que se apresuraba a dejarse penetrar. Exigente e impulsivo su carácter era una contradicción total.

Gaara lo empujo contra la cama acomodándose entre sus piernas. Deslizo sus dedos por su ano desconcertándose al verlo lubricado. Volvieron a besarse y comenzó la penetración rápida y profundamente. Sasuke tiró de su cabello y luego bajo las manos por su espalda hasta prensarse en su trasero intentando que entrara más profundamente.

No aguantaron mucho, cuando llegaron al orgasmo, Sasuke se corrió mientras mordía el hombro de Gaara y este se vaciaba en su interior. Gaara sintió la respiración agitada en su cuello.

-¿Estas bien?- por un momento juró que el Uchiha estaba sollozando

No escuchó respuesta, lentamente se separaron pero sin soltarse del todo. Dejaron que pasara el tiempo como si ninguno de los dos se percatara de que sus cuerpos seguían entrelazados.

Al fin después de un rato se recostaron en la cama, se soltaron pero siguieron cerca sintiendo el calor de la piel del otro

Gaara cerró los ojos.

-Mi hermana quiere que vaya a vivir con ella, que regrese a la familia- dijo distraídamente, se giró hacia Sasuke y abrió los ojos observándolo. También tenía los ojos cerrados y no había dado señales de haberlo escuchado.

Gaara notó que sus cuerpos seguían juntos, no le molestaba, donde no se tocaban comenzaba a hacer frio. Como antes del amanecer

-Estoy a punto de terminar la escuela y podría irme. -Parecía más un monologo que otra cosa, dada la inmovilidad y silencio del otro.

 -Podrías venir- su comentario salió inesperadamente para él, se sorprendió de lo mucho que había llegado a importarle el otro. Pero no obtuvo respuesta.

Gaara se preguntó por un segundo si se habría quedado dormido. Miró la colcha tirada, se estiro y la jalo hacia sí, se cubrió con ella y al estar cerca del otro también quedó cubierto  y antes de preverlo se quedó dormido.

Despertó cuando sintió al otro moverse y levantarse. Gaara vio como se revolvía en la cama, movió el cuello siguiéndolo con la mirada.

-Mi hermano está muerto.-dijo mientras levantaba su ropa

Gaara no supo que decir, pero sabía que el otro tampoco quería que dijera nada.

-Mis padres fueron a enterrarlo en algún lugar de Europa.-su voz era tan fría como siempre, pero Gaara estaba casi seguro que de verlo de frente quizá habría lagrimas en sus ojos.

Se levantó y comenzó a vestirse también, de reojo vio la hora, eran las 6 de la mañana.

-¿Como murió?

-Al parecer estaba enfermo desde hacía mucho tiempo. Solo era cuestión de tiempo.

Se quedaron en silencio.

-Deberías irte con tu hermana- dijo Sasuke quizá con intención de desviar la conversación

Gaara se puso a su lado- Deberías dejar a tu familia, si tu hermano murió no es por tu culpa.

Sasuke negó con la cabeza- No entiendes

-Tu vida era mierda antes, pero eras tú. Lo que eres ahora ni siquiera eres tú- le dijo Gaara con su pose característica de brazos cruzados y mirada fija

-No sabes lo que dices

Gaara ni siquiera respondió, ambos sabían perfectamente que si lo sabía.

Sasuke agachó la mirada dejando que mechones de su cabello cubrieran su rostro.-No puedo, no ahora.- era la respuesta a su propuesta de irse y era el rechazo a escapar.

Gaara supo que ya no había más que agregar.

Se puso la chaqueta y se marchó del lugar.

Eran tan iguales antes, aun recordaba esa mirada negra que era como verse en el espejo. Aun a veces volvía a verla, ahora Sasuke estaba más podrido que nadie. Dispuesto a olvidarse de quien era por un deber que solo él se había autoimpuesto.

Sasuke podía seguir engañándose lo que quisiera, aunque fueran un espejo cada quien podía elegir qué lado ser.

Notas finales:

Gracias por leer


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