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El último show... por Dark Engel

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Notas del capitulo:

A leer...!

 

La ambición es una de las grandes necedades del ser humano, en toda la existencia que lleva ese es uno de sus grandes problemas. La ambición, la envidia, los celos y la mentira son causantes de las muertes y los errores de la humanidad.

 

El orgullo nos lleva a hacer cosas que no creemos ser capaces de hacer, cuando somos humillados se despiertan instintos; instintos mortales. Cuando fallamos, nuestra mene se llena de una emoción llamada decepción, a veces de nosotros  mismos otras, de los que nos rodean.

 

¿Hasta qué punto llegaría el dolor de haber fallado? ¿El ser humano puede ser capaz de acabar con su vida por haber fallado? ¿Cuál es el precio de un error? ¿Hasta dónde llega la decepción de una persona que por haber tenido un error en una vida llena de triunfos?

 

*

 

Drake veía a su alrededor y suspiraba, las paredes de su habitación parecían oprimirlo. Minutos antes estaba emocionado por la aparición del show de magia que había en su ciudad. Pocas veces pasaba algo interesante en su vida y ahora gracias a su madre estaba desanimado y hastiado.

 

Hastiado porque su madre creía que aún tenía 10 años y no podía salir solo. Tenía 17 y podía cuidarse perfectamente bien, solo. No entendía el problema de su progenitora al no querer dejarlo ir.

 

Estaba harto y enojado, como cuando tenía 7 años y no lo dejaron comer helado antes de terminar su comida.

 

Él era un chico maduro pero estas ocasiones lo sacaban de quicio. Había esperado con tantas ganas que aquel show llegase para que su  madre viniera y le dijera que no podía ir. ¿Por qué?

 

-Drake, ¿sigues molesto? –pregunto su madre y le dieron ganas de mandarla lejos de allí.

 

-… -si, como todo un niño al que no le dieron lo que quería, se callaba. ¿Y qué? Todo el mundo tenía ataques de niño pequeño ¿O no?

 

-Tengo un mal presentimiento, hijo escúchame –más silencio. –Lo hago por tu bien, entiende. –suspiro resignada y salió de la habitación.

 

Y una mierda, él iba a ver porque iba.

 

Cuidándose de que su madre estuviera dormida, trepo por su ventana y salió de su cuarto hacia la calle. Se vistió de negro por completo, como siempre y vio como sus conocidos estaban de camino al gran teatro de la ciudad. No quedaba lejos de su casa así que tuvo que caminar unas cuadras y observo como las personas estaban entrando.

 

“El gran número del mejor mago de todos los tiempos” rezaba el cartel de la entrada. Con expectación pago la entrada en la boletería y entro. Se encontró con dos de sus amigos que también esperaban ver el grandioso número que se decía que aquel hombre realizaba. Se sentó al lado de ellos y espero que empezara el show.

 

El teatro había sido preparado para la llegada del talentoso artista y el escenario principal estaba a oscuras. Les dejo el espacio a James y a Pete, sus mejores amigos. Y se levantó.

 

Se dirigió a los baños y por error choco con alguien, se volteó a pedir disculpas y vio al hombre más hermoso y extraño que había visto en su vida. El hombre tenía los ojos violetas ¿Quién diablos tiene los ojos violetas? Sin duda eran preciosos y no podían ser lentes de contacto. El hombre le sobrepasaba unos diez centímetros y eso, que él era bastante alto.

 

Tenía labios carnosos y rojos, si rojos. Eran una obra maestra que parecía gritar “Bésame, muérdeme, hazme lo que sea”, esos labios perfectos se torcieron en algo parecido a una sonrisa. Su piel pálida parecía de cristal, cristal a punto de romperse si te atrevías a tocarle.

 

Avergonzado desvió la mirada y analizo el cuerpo de aquel hombre, su torso marcado se veía a través de la camisa blanca que tenía puesta. Su cuerpo era… tan trabajado que parecía de aquellos hombres que dan clases en los gimnasios.

 

-Fue mi culpa, estoy muy apurado  y no vi por donde iba. –dijo con voz delgada pero varonil. –Soy Eric.

 

-Drake. –conteste sin dejar de ver sus ojos. –No tienes porque, yo tuve la culpa. Debo irme.

 

-¿No vendrás a la función? –pregunto.

 

-Si pero voy a otra parte primero –Drake estaba muy nervioso por la presencia que imponía el joven. -¿Por qué?

 

-Curiosidad. –miró su reloj y esbozo una sonrisa. Saco algo de su bolsillo y tendió la palma en su dirección –cuidado con tus cosas podrías perderlas. –Dijo y se fue, no sin antes darle algo en su mano.

 

Cuando se fue, vio lo que le dio. Era su dije, se tocó el cuello y no lo sintió. Pero… si cuando estaba entrando al teatro lo sintió en su cuello. Se lo coloco de nuevo y algo en su interior llamo a la voz de su razón para que se fuera de allí. Se alejara y se durmiera. Pero ya.

 

No lo hizo, porque algo le decía que no se fuera, algo muy fuerte hacía que en su mente solo estuvieran aquellos ojos violetas.

 

Cuando volvió a su asiento, Pete le comento que había escuchado que el mago era uno de los mejores del mundo. Las luces se encendieron y pudieron ver como dos chicas entraban. Una vestía de negro y otra de blanco. Estaban enfundadas en vestidos de fiesta, se preguntó porque.

 

Entonces el entro, el mismo hombre que había visto cerca del baño estaba ahí. En frente de todos, ¿Él era el mago? Dios, pero si era bellísimo. Estaba sonriendo cuando se presentó ante el público.

 

Las personas aplaudieron, el mago era maravilloso. Cada acto que realizaba era impecable, las palomas que salían de su manga no podían ser un fraude ¿Verdad? No podía ser mentira que aquella chica haya desaparecido y la otra estuviera en su lugar, con solo un chasquido de dedos.

 

El público estaba embobado ante el espectáculo, notaba que las personas solo le veían a él. Algo andaba mal. Pete y James estaban como idos, a su alrededor era igual. ¿Qué demonios pasaba?

 

Los ojos de Eric se posaron en los suyos, en sus celestes irises estaba reflejado temor. El mago lo noto y le regalo una sonrisa de lo más sensual. Tuvo que tomar aire, se sentía extraño. Como si su cuerpo no estuviera ahí. Como si… aquel hombre no fuera de este mundo.

 

Las manos le sudaban, bajo la mirada y espero que el también haya dejado de mirarle. Cuando volvió a ver, el seguía con su acto. Coloco a la chica que estaba de blanco sobre una ¿caja? Parecida a un ataúd. Ya sabía lo que iba a hacer, mostro un serrucho y empezó a cortar el cuerpo de la joven.

 

Un escalofrió le recorrió cuando vio como separaba por partes del cuerpo de su asistente. ¿Acaso su madre tenía razón…? ¿El mal presentimiento era por algo real?

 

Trago saliva y empezó a desesperarse por salir del teatro, miró las puertas y no estaban custodiadas por nadie. Ya no tenía ganas de seguir ahí.

 

Volvió a unir el cuerpo de la chica en medio de mucho asombro por parte de su público. Hizo una reverencia y anunció su salida. A su paso todo el mundo aplaudía, impresionada por el increíble talento del mago. El mejor mago del mundo. Eric. El hombre más perfecto del mundo.

 

Todos empezaron a salir y él también lo iba a hacer cuando el mago lo detuvo.

 

-¿Te gusto el acto? –pregunto. Respiro profundo y asintió. -¿Pasa algo? Pareces ansioso.

 

-No, en realidad no debería estar aquí. –musito, deseando ya irse. –Debo irme.

 

-No creo que tu madre se enfade si te tardas más, contando que ya te escapaste para venir. –dijo como si nada, su tono amable no había cambiado. – ¿me acompañas? –Drake miró esos ojos y se dejó llevar.

 

El mago ejercía una fuerza dominante sobre él. No lo entendía, estaba confundido y nervioso. Algo asustado también.

 

Lo llevo hacia el área de camerinos y cerró la puerta tras de sí. Eric le sonrió, esta era una sonrisa diferente, provocadora. Se quedó en la pared, como una lagartija pegada a la pared. Se acercó y le susurro: ¿Te doy miedo?

 

-No lo sé. –dijo esperando que no le hiciera nada malo, no quería que su madre fuera a reconocer su cuerpo. Él era lo único que le quedaba. Estaba siendo demasiado exagerado, aquel hombre no lo mataría ¿Verdad?

 

-No tienes porque. –respondió acercando sus labios a su rostro y tomándolo del rostro con delicadeza.

 

-¿Qué quieres de mí?

 

-Quiero todo de ti –fue lo que dijo antes de presionar sus labios contra los suyos. Al principio se quedó en shock. En su vida había besado a un hombre pero esta vez era diferente.

 

Ya no había temor, solo deseo. La voz de Eric hizo que su cuerpo liberará deseos que no tenía idea que existían en su interior. Increíblemente ansioso correspondió al beso con hambre, con ansias indescriptibles.

 

El cabello del mago era negro como la noche, el suyo era rubio. Dos polos opuestos, dos partes diferentes.

 

Metió sus dedos en el cabello del otro y suspiro dentro del beso, el mago le quito la polera que traía y tomo entre sus dientes su labio inferior. Tiro de él mirándolo con deseo contenido. Drake le rodeo el cuello con sus brazos y dejo que aquel extraño besara su cuello. Dejo que sus labios recorran sus hombros y le hiciera disfrutar como nunca.

 

Le tumbo en el sofá que tenía en el camerino, se quitó la camisa y la dejo sobre la silla. Volvió a unir sus labios, esta vez con fiereza. Drake respondió al beso con las mismas ansias que el otro.

 

Dejo sus labios y siguió en su tarea de quitarle la ropa, libre de la ropa. Tomo la mano del rubio y la poso en su torso, invitándolo a tocarlo. Y así lo hizo, beso cada rincón del cuerpo del pelinegro, le quito la ropa que le quedaba al otro y sintió como su miembro despertaba y pedía atención.

 

El mago no tardo en notarlo y lleno de besos su rostro para luego bajar por su estómago y entretenerse simulando embestidas en su ombligo haciendo que arqueara la espalda de placer. Momentos después se metió su miembro a la boca, gimió de placer al sentir esa cálida boca. Inconscientemente movió su cadera al aire, embistiendo aquella boca que lo hacía ver el cielo.

 

Observo como el mago lamía sus dedos y luego los sentía en su interior. Primero uno, la sensación era incomoda, pero no le importaba. No sentía nada que no fuera calor, calor por todas partes.

 

Por cada poro de su piel, gemía sin control. Metió otro dedo hasta que estuvo listo, coloco sus manos en los lados de su cadera. Alzo su cadera y le beso de nuevo, metió su lengua en su boca, la suya le busco y se tocaban con necesidad, con deseo.

 

Sintió como el miembro del otro entraba en su interior, haciéndole sentir el peor dolor que había sentido hasta ahora. Dolía, dolía tanto que no pudo reprimir las lágrimas que salieron de sus ojos.

 

Se abría paso en su estrechez, en aquella parte que jamás había sido invadida de aquella forma. Se quedó quieto un rato, esperando que se acostumbrara para poder seguir. Empezó a embestir con suavidad, el mago sentía que estaba en el paraíso… estaba tan estrecho, tan apretado. Tan delicioso. Aquel chico sería su último placer terrenal, el mejor de todos.

 

Drake se aferró a los hombros del otro, empezó a gemir sin parar. El mago había tocado un punto que hizo que una ola de placer lo recorriera. Desde la punta de sus pies hasta la raíz de sus cabellos. Las embestidas fueron aumentando el ritmo, tomo el miembro del otro y lo masturbo al ritmo de que lo embestía.

 

Sentía todo ahora, a cada embestida gemía más, pedía más. Cuando no pudo aguantar más, le dijo y este grito de placer.

 

-Yo también. –gimió y siguió arremetiendo en su interior hasta que se corrió en las interior de Drake. Este derramo su semilla entre sus estómagos. Respiro profundo hasta lograr el ritmo de su respiración normal.

 

Salió de él con cuidado y presiono sus labios con ternura contra los de Drake. Acarició su mejilla y lo abrazo.

 

-Nunca te olvidare Drake. –susurro en su oído.

 

Se besaron por última vez en la salida del teatro cuando Drake estaba listo para irse a su casa, Eric le regalo un anillo con una piedra lila, que parecía de oro y una encantadora sonrisa. Con las mejillas ardiendo y una sonrisa en su rostro regreso a su casa. Aun con la duda de: ¿Fue cierto el presentimiento de su madre?

 

*

 

Al otro día, fue la siguiente función del mago, a aquella no fue Drake. Se quedó junto a su madre ya que se le bajo la presión.

 

El acto no fue como el anterior, al final un hombre se paró y le grito al mago que no le había gustado su show. Este le sonrió y lo hizo pasar adelante. Le pregunto si quería ver un excelente truco, el hombre le miró con incredulidad y le dijo que sí.

 

-Y este ¿Qué tal? –pregunto al momento de dar toda la vuelta a su cabeza. Quedando con el rostro hacia atrás como las lechuzas. Sus asistentes se convirtieron en mariposas y salieron volando del lugar.

 

La gente empezó a gritar, llamaron a la policía y cuando uno de los policías toco su cabeza, cayó al suelo y el cuerpo inerte del hermoso mago, descansaba al lado de la cabeza.

 

Los ojos violetas del famoso mago estaban sin vida, no tenían el brillo de la vida. Su cuerpo estaba marchito. Acto seguido, el cuerpo del mago se desvaneció ante la vista de todos.

 

Luego lo supieron, el mago había muerto semanas atrás. Luego que uno de sus actos le haya resultado fatal, una de sus asistentes murió y la otra se suicidó, ya que eran hermanas. No aguanto la pena y se fue con ella.

 

Había dejado una carta, que decía: No puedo contener la vergüenza de haber fallado, su puedo dejar que mi reputación se manche con tal desfachatez mía. Pido perdón a mis asistentes y a todos por haberles fallado.

 

Al saber de esto, Drake palideció. Su madre suspiro y le dijo: ¿Lo ves? Sabía que había algo malo detrás de ese mago, la intuición de madre nunca falla, cariño. Estuvo bien que no hayas ido.

 

-Sí, cierto. Fue bueno que no haya ido. –respondió mirando el único anillo de piedra lila que tenía en su mano derecha.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Si les gusto... review... si no les gusto review... si quieren opinar... review!! jeje bye


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