Naruto esperaba el puñetazo por parte del otro, si se dejaba golpear al menos una vez quizás lo dejara tranquilo luego.
Sintió las pesadas pisadas del azabache acercándose, cerró los ojos justo antes de que fuera a golpearle, pero en vez del dolor que debió haber sentido, escuchó un golpe sordo y el crujir de las hojas al caer el cuerpo del otro.
- Creo que él ya te dijo que te alejaras… - escuchó esa voz tan conocida… abrió los ojos de golpe, encontrándose con el dueño de esa voz.
- Im… imposible… - pronunció las palabras en voz muy baja, Gaara había llegado una vez más a su rescate…
No podía creerlo, se suponía que el fosforito se quedaba en Suna… pero ahí estaba… protegiéndolo una vez más con esa elegancia que tenia al caminar que tanto le llamaba la atención… la verdad es que no sólo era eso, sencillamente le encantaba.
Era inconcebible que a pesar de lo mucho que le encantaban tantas cosas del pelirrojo, Naruto no se percatara de ello…
Era un completo ignorante en temas como los sentimientos… sobre todo con los suyos propios… y para qué decir del otro…
- Esto no te incumbe Sabaku… - Sasuke pronunció las palabras con rabia mientras se levantaba… Naruto se sorprendió al ver que Sasuke conocía al pelirrojo… ni siquiera Naruto conocía su apellido, pero el azabache lo había llamado por él.
- Y creo que tú no deberías ser tan cobarde Uchiha… hmn ¿con que aprovechándote de otros más débiles? – Gaara le dijo con una mueca de desagrado… a Naruto le apareció una gotita en la cabeza, agradecía las buenas intenciones del fosforito… pero no era necesario que hablaran de él como si no estuviera… y menos llamarlo debilucho…
- Sólo vete de aquí… no eres más que un maldito sociópata… - le respondió Sasuke con una mueca de suficiencia una vez que ya se había levantado.
El comentario le había llegado… claro que nunca lo demostraría frente a nadie y menos frente a ese prepotente y desagradable chico.
Tal vez alguna vez había estado perdido en la oscuridad… ¿qué si había cometido errores? No necesitaba a nadie que se los restregara en la cara.
Ya era suficiente con su propia mente recriminándole aquello cada día… recordaba ese tiempo en que gozaba matando y haciendo daño, recordaba la profunda soledad de la que nunca hubiera podido salir a no ser porque… un profundo dolor de cabeza se instaló en su nuca…
Siempre que se adentraba demasiado en sus recuerdos llegaba un momento en que las fuertes punzadas le impedían llegar más allá y luego sentía un profundo vacío… como si hubiera olvidado una parte importante de su vida…
- Ya déjalo, Gaara… sabes que te dolerá por días si es que sigues… - el shukaku había comenzado a hablarle por segunda vez en el día.
El pelirrojo quería seguir buscando en su memoria, pero nunca llegaba muy lejos y el shukaku sabia mejor que nadie la jaqueca que eso le provocaba… la peor le duró varios días… pero no resistía la curiosidad.
- Tsk… - respondió Gaara dejando de insistir en su propia mente, no era el mejor de los momentos para indagar.
- Oye, ¿quieres algo de ayuda con el Uchiha…? – preguntó el shukaku nuevamente al no haber una respuesta demasiado comunicativa por parte del otro… y además admitía que no le agradaba el tono con el que le hablaba a su jinchuuriki… y amigo.
- No te preocupes… yo puedo con esto solo… - respondió el de ojos aguamarina.
- No te entrometas bastardo… eres el único que debería irse de aquí… - le respondió rápidamente al azabache que le sonreía provocándolo.
- Oblígame – fue la única palabra del moreno con postura desafiante.
- No creo que realmente quieras eso… ¿o sí? – le dijo el pelirrojo provocando escalofríos en el otro.
- Tsk… nos vemos Naruto… - dijo dirigiéndose al rubio que seguía apoyado contra el árbol y retirándose al instante… de veras que no le apetecía pelear con el kazekage… obviando que era un kage… no le apetecía pelear contra Gaara, no era de sus enemigos predilectos.
Una vez que el fosforito le había dicho aquella frase, Sasuke no había tardado nada en retirarse, dejando tras de sí un silencio sepulcral.
Gaara seguía enfadado y miraba con odio el lugar por donde el cobarde se había retirado.
Naruto observaba la silueta del pelirrojo con detenimiento, se sentía profundamente agradecido de que hubiera aparecido tan oportunamente… si no, no quería ni pensar lo que hubiera sucedido después.
Suspiró y llevó la cabeza hacia atrás cansinamente… el agotamiento se le había olvidado por unos momentos, pero había vuelto con más fuerza…
El gesto del rubio llamó la atención del Sabaku y se volteó a mirarlo, tenia los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, los brazos le caían a los lados lánguidamente.
Se acercó con preocupación, por poco y casi llegaba tarde… no quería imaginarse a Sasuke… dejó ese pensamiento de lado, lo importante es que ya estaba ahí con él.
- ¿te encuentras bien, Naruto? – le preguntó con un tono frío… como siempre.
El rubio abrió los ojos lentamente, extrañaba esa voz, le hacia sentir bien. Ya se había acostumbrado a ese tono tan distante, había aprendido a comprender al pelirrojo muy bien, incluso notaba que su tono no era el mismo con él que con otros, a pesar de ser impasible era diferente… y eso le gustaba.
- Si… - fue la respuesta del rubio que esbozaba una sonrisa de disculpa y se pasaba una mano por la cabeza.
- Que bien… - el fosforito se acercó distraídamente, sorprendiendo al rubio por la cercanía…
Un golpe en el estómago lo hizo doblarse sorpresivamente, esperaba de todo menos aquello, sobretodo viniendo del pelirrojo…
Con los brazos se rodeó el estómago y se dobló un poco.
- Ugh… ¿y eso fue por…? – preguntó todavía complicado el rubio.
- Eso fue por idiota! ¡¿cómo se te ocurre alejarte tanto en esas condiciones?! – le contestó Gaara, por primera vez alterado.
- Gomen… pero no era necesario ser tan rudo… - le dijo Naruto apenitas.
- ¡Pues te lo mereces dobe…! – le dijo Gaara cada vez más alterado.
Naruto se enderezó y comenzó a reír… haciendo que una venita apareciera en la sien del de ojos verdes…
- Arigatou… Gaara. – le dijo sin más el kitsune, haciendo que el otro se avergonzara un poco.
- De… de nada. – le contestó desviando la mirada. – ya vámonos… - dijo dándose media vuelta y caminando con las manos en los bolsillos.
- Oe… shotto matte…! – le gritó el rubio intentando darle alcance, pronto el rubio corrió tras él… sintiendo cómo el cansancio aumentaba aun más.
Sus piernas se volvieron pesadas y adormecidas, pero de todas formas corrió tras el otro… sin saber cómo, el rubio tropezó e iba directo a darse en la cara contra el suelo…
Naruto había perdido casi la totalidad de sus fuerzas y veía el suelo acercarse rápidamente, intentó sujetarse de algo, no tenía fuerzas para detener la caída con los brazos y su cara no quería tener más daños…
Algo lo atrapó justo antes de caer, levantó la vista… se encontró frente a frente con unos ojos que se le hacía ya bastante conocidos, pero que no dejaban de maravillarlo.
- No sé por qué me molesto en protegerte si de un modo u otro siempre terminas haciéndote daño solo… - le dijo el pelirrojo meneando la cabeza con resignación.
- Hey! Eso no es cierto… - le respondió el otro haciendo un pequeño puchero… tenía claro que era verdad, pero otra cosa muy distinta era admitirlo.
Gaara lo levantó de un brazo, quedando demasiado cerca… el pelirrojo lo miraba directamente a los ojos de forma que sus caras quedaron una en frente de la otra.
El kitsune se sonrojó un poco al ver lo cerca que estaban, sus pieles casi se rozaban y el corazón de Naruto palpitaba tan fuerte que temía que el otro se diera cuenta.
Tragó visiblemente nervioso, últimamente esa cercanía había sucedido demasiadas veces y nunca dejaba de tener los mismos efectos y las ganas de estar aun más cerca tampoco cesaban.
Gaara estaba igual o más nervioso que él… otra cosa es que se le notara… adoraba la forma en que los cabellos de Naruto caían tan rebeldemente sobre su rostro y adoraba esa mirada sorprendida y la forma en que su labio inferior temblaba cada vez que se encontraban tan cerca…
Era adorable… de pronto recordó la brusquedad con que Sasuke lo había tratado, el indeseado beso que había recibido…
Y en ese momento lo único que deseaba era mostrarle lo bueno que puede llegar a ser uno de esos… pero de forma gentil… tierna y cálida…
Se acercó un poco más… no quería que el rubio pasara un mal rato, por lo que se acercó tan lentamente que casi no se notaba su avance.
Quería ver la reacción que tenía su kitsune… sintió su respiración agitada mezclándose sutilmente con la suya propia y sintió su permiso tácito para que siguiera… sus labios estaban más cerca de lo que nunca antes hubieran imaginado… casi se rozaban y ya no podía esperar más para llegar a ellos… y besarlos como nunca nadie más lo había hecho.
Quería expresarle todo lo que con palabras no podía… quería mostrarle lo que ni él mismo comprendía… nunca se había sentido así con nadie más… pero no lograba averiguar qué era…
Cerraron sus ojos esperando por el contacto de sus labios… el húmedo frío del bosque había sido apaciguado por la calidez del momento…
Sin previo aviso una enorme criatura se lanzó sobre Naruto, haciéndolo caer y dejando a Gaara sin nada entre los brazos…
En vez de eso se quedó ahí, sin ninguna recompensa, mirando cómo un enorme perro lengüeteaba de arriba a bajo a su kitsune…
- Eeh!! ¡Naruto! ¿eres tú…? - gritó a lo lejos un chico de pelo castaño y unas marcas rojas a cada lado de sus mejillas.
- ¡aah! ¡Akamaru quítate de encima…me haces cosquillas! – gritaba el rubio intentando apartar al perro con sus manos y riendo a carcajadas.
El romántico momento había sido interrumpido drásticamente… a Gaara no le agradó mucho aquello.
Lo cierto es que no tenía idea de qué acababa de pasar hace unos segundos… ni tampoco sabía que a aquello se le llamaba “romántico”.
Lo único que tenia claro es que habían estado muy cerca y no deseaba apartarse.
- ¡kiba! – dijo con entusiasmo el rubio y siendo levantado por el nuevo chico se abrazaron con un palmoteo de manos.
- Creí que habías muerto… - le dijo el ninja siendo secundado por un ladrido del perro.
- ¡Claro que no! ¡nada puede con Naruto Uzumaki! – dijo el rubio señalándose con una sonrisa de oreja a oreja…
Gaara lo miró con una cara de no muy buenos amigos… se había olvidado completamente de él y encima decía aquello… resopló resignado.
El rubio no parecía percatarse de su presencia y sinceramente no le gustaba la efusividad que usaba con el castaño… ni tampoco la mirada con la que el tal Kiba lo observaba.
Un sentimiento extraño se despertó en él…