todo se complica más y más... por nofynoky

Gaara había salido de la oficina de la hokage y para su gran suerte nadie le había seguido… realmente no le calzaba muy bien porqué Lady Tsunade le había llamado, es decir, se lo había explicado pero era bastante inusual y extraño que ella le pidiera su opinión con el tema de cambiar de Hokage.

Era bastante razonable pensar en cambiarlo ahora, pero algo acerca de eso le producía curiosidad, todos se habían comportado demasiado callados y era inusual... se sentía como si hubiesen estado esperando a que reaccionara de alguna forma.

Gaara caminaba despreocupadamente por la aldea, con las manos detrás de la cabeza y observando pensativamente el cielo.

No se percataba si quiera de la miradas que recibía, tal vez él no se diera cuenta o simplemente no le interesaba, pero a medida que había crecido, había dejado de ser un chico común… ahora era el centro de miradas en la aldea y no precisamente porque fuera el kazekage… de hecho no llevaba puesta la vestimenta típica de un kazekage.

Gaara seguía siendo un adolescente y era su oportunidad de pasearse en ropas normales… recorrió el lugar por bastante tiempo… no le apetecía volver al lugar donde se quedarían por esos dos días.

Después de todo Kankuro sólo se dedicaría a molestarlo… como solía hacer con su hermano menor… o tal vez sólo se entretuviera haciendo esas marionetas que acostumbraba a usar.

De todas formas sería molesto, cada vez que se encerraba con esas cosas, hacía demasiado ruido al construirlas… odiaba cuando no podía tener calma.

Además Temari no estaría ahí, siempre que iban a la aldea de la hoja ella se desaparecía… una que otra vez la había visto caminar junto a Shikamaru, pero el pelirrojo seguía sin comprender qué era lo que la lograba entretener tanto…

Gaara era un completo desastre en lo que respecta a los sentimientos…

Ya había caminado por bastantes lugares y sin darse cuenta ya había llegado a la entrada de la aldea… habían unos cuantos puestos de venta y no pudo evitar quedar embobado con unos dulces de chocolate, siempre había querido comer uno… pero se resistió casi sin éxito, no se vería demasiado bien comiendo esas cosas… después de todo él era Sabaku no Gaara… no podía darse esos lujos.

Se debatía mentalmente si acabar con su orgullo de chico rudo y comer una de esas en frente de todos… igual que un niño pequeño… o seguir su camino…

Caminaba de un lado para otro, se acercaba a la tienda y antes de llegar fingía haber visto algo y se iba… la chica que atendía el puesto estaba confundida por la extraña actitud de ese chico tan apuesto… una gotita le apareció en la nuca… actuaba de lo más raro…

Estuvo a punto de ceder cuando vio pasar a una shinobi de pelo rosa junto a un chico de pelo oscuro y liso… los conocía, o más bien los había visto alguna vez, pero nunca había hablado con ellos…

Tenía la sensación de que algo faltaba en esa imagen… algo importante, pero le fue imposible averiguar qué era ese “algo”.

Los dos ninjas se dirigían a toda velocidad hacia el edificio de la hokage… algo le dijo que tal vez debería volver, las caras de esos dos no eran de muy buenas noticias.

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Tsunade se encontraba aperada con tanto papeleo… elegir un nuevo hokage significaba demasiado trabajo, pero por primera vez estaba dispuesta a hacerlo, Shizune la miraba incrédula… de hecho en el momento en que la hokage comenzó a trabajar recibió unos cuántos ataques salvajes por parte de ella… Shizune aseguraba que era una impostora… Tsunade no hallaba forma de convencerla…

Ya habían solucionado ese “pequeño incidente” con la desconfiada ninja. No faltaba mucho para que Naruto volviera y tendrían que tener todo preparado. Era un momento importante y conociendo al rubio sería algo difícil de calmar.

Tsunade sonrió sinceramente, aunque no lo admitiera le encantaba esa enorme efusividad de su protegido.

De pronto se aparecieron Sasuke y Sakura sin muy buen aspecto, venían solos…

Aquello alertó a la hokage y anteponiéndose a las malas noticias, se levantó de un salto, casi volteando el escritorio con todo encima. Se miraron fijamente por unos momentos, sin cruzar palabra.

Sasuke fue el primero en reaccionar y le entregó lentamente el informe a la preocupada hokage, que sin decir nada abrió desesperada el pergamino, lo leyó a toda velocidad. Al terminar se llevó una mano a la boca y con ojos llorosos se dejó caer sobre su asiento.

Se tomó la cabeza entre las manos e intentando no llorar frente a los ninjas terminó partiendo el escritorio en dos. Ninguno se sobresaltó demasiado… ya lo veían venir.

Shizune se acercó y sin poder esperar más ante la reacción de la hokage, leyó el contenido del pergamino, dejando caer al pobre de Ton Ton.

“…la misión ha sido un éxito excepto por la pérdida de un integrante del equipo, Uzumaki Naruto intentó salvar el pergamino secreto de unos ninjas renegados. Nos superaban en número y uno tenía un jutsu letal, conectaba los órganos internos, vitales a una red de chakra controlada por el enemigo… Naruto se sacrificó al ver que no tenía oportunidad y se dejó morir, entregándonos el pergamino a los del equipo, no se pudo hacer nada, tuvo una muerte instantánea... los bandidos lograron huir sin dejar el menor rastro, creemos que pert…”

El informe era claro, Naruto no alcanzó a terminar su misión aunque sus compañeros habían hecho lo posible… nadie se imaginaba lo que realmente había sucedido…

Gaara había llegado justo a tiempo cuando Shizune había leído, inconscientemente, en voz alta… el postulante a hokage estaba muerto… aquello le pareció terrible, pero por alguna razón lo había deprimido.

No tenía no idea de quién era ese shinobi llamado Naruto, pero la noticia no le había llegado como si se tratara de un perfecto desconocido. Se quedó parado en el umbral de la puerta, no se podía mover de la impresión.

Sasuke se percató de su presencia y se volteó ligeramente, tenía una mirada de gran tristeza, pero por un segundo pudo distinguir arrogancia e indiferencia.

Creyó que se lo había imaginado, porque esa fría mirada había desaparecido al instante. Además, hasta donde tenía entendido, era su camarada y mejor amigo desde hace años…

Gaara comprendió que no era el mejor momento para quedarse ahí… sobretodo si le iba a recordar a Tsunade, a cada momento, la razón por la que había venido. A ver al nuevo hokage y que... ahora estaba muerto.

Tal vez no era buena idea quedarse en la aldea de la hoja por mucho más, se notaba a simple vista que ese tal Naruto era alguien muy importante para la hokage.

Al salir se encontró con un ambu y le ordenó que fuera a comunicarles a sus hermanos que se marchaba… tenían permiso de quedarse ahí un tiempo… les estaba regalando unas pequeñas vacaciones.

El ambu se retiró a los pocos segundos, los hermanos de Gaara definitivamente aceptarían la oferta… se conocían muy bien y sabían que Gaara no se los estaba preguntando. Sin olvidar que ellos no se aburrían demasiado en aquella aldea…

Gaara salió con sus pocas pertenencias de Konoha, llegó en poco tiempo al interior del bosque, corría casi que por inercia, no ponía atención a dónde se estaba dirigiendo, puesto que no dejaba de pensar en la muerte de aquél ninja.

De pronto los arboles desaparecieron, sin darse cuenta había ido directo al río… el salto que había dado no había sido muy largo y cayó de lleno sobre el agua.

Odiaba estar mojado… soltó unas cuantas maldiciones mientras se acercaba a la orilla, estrujándose la ropa.

Estaba muy concentrado intentando sacarse el agua de la polera, cuando de pronto tropezó con algo y al intentar esquivarlo, se enredó con sus propios pantalones, no eran para nada sueltos, sin embargo se habían vuelto pesados con el agua y lo hicieron caer de bruces al suelo.

La arena no lo protegía de golpes tan absurdos, pero si que dolían…

Volvió a maldecir, ahora no sólo estaba empapado, sino que además estaba completamente embarrado.

Se volvió para ver qué era ese objeto tan extraño que lo había hecho caer. Era un zorro. Sorprendido se inclinó a mirarlo de cerca, no estaba muy acostumbrado a encontrar animalitos… sobre todo en el desierto.

Era fino y tenía un color naranjo muy peculiar, estaba frío y mojado. Incluso llegó a pensar que estaba muerto, pero al tocarle una orejita éste la movió enseguida.

Estaba inconsciente y parecía mal herido… Gaara miró alrededor, asegurándose de que no había nadie alrededor.

Se quitó la polera, quedando con el torso descubierto y delicadamente tomó al pequeño zorrito en brazos. Lo envolvió cuidadosamente y partió hacia su aldea con el animalito oculto entre sus ropas.

 Gaara se estaba llevando algo más que sólo un pequeño zorrito…