Serían las dos de la madrugada, Konoha entera dormía sin saber que acontecía entre las oscuras paredes de tu habitación. Todo lo que se escuchaba era tu agitada respiración y el sonido de las cuerdas en tus muñecas mientras tratabas, sin ningún resultado, desatarlas. La mordaza en tu boca te impide hablar o pedir ayuda, el pañuelo sobre tus ojos te impide verme.
-¿Estás cansado, Naruto? -pregunté suavemente, rompiendo el silencio que inundaba la estancia-.
Claro que lo estás, llevas como una hora peleando para liberarte y después de haber gastado tanto chakra durante la misión de hoy a penas puedes moverte. Me siento en una silla mirándote en silencio.
-Enserio, te odio con todo mi ser, dobe... -susurré mirandote fijamente-.
Te has movido como sorprendido pero, ¿de que demonios te sorprendes? Deberias saberlo desde hace muchísimo tiempo, desde que dejé la villa hace 4 años deberías saberlo, desde que volví hace unos meses deberías haberte dado cuenta del odio que siento hacia tí.
Me repugnas, siempre me has resultado de lo más desagradable. Siempre me has resultado el ser más patético del mundo.
Cada vez que hablabas me producías nauseas con tu voz tan ruidosa, cálida y amena. Cada vez que me tocabas con tus manos tan suaves y juguetonas, sentía desagradables escalofríos por el asco. Cada vez que estabas cerca podía sentir tu aroma tan dulce y embriabante que desearía no tener nariz. Y cada vez que me mirabas con esos ojos del azul más precioso que nunca en toda mi vida he podido ver en nada más, tan llenos de vida, tan simplemente perfectos... deseaba sacartelos de la cara con mis propias manos.
Eres asqueroso, todo en ti me repugna, me provoca las sensaciones más desagradables que se pueden experimentar.
Te odio, te odio con todo mi ser. Cada parte de mi cuerpo, milímetro, cada poro de mi piel lo siente, este profundo odio que solo siento hacia tí.
Desde que volví a la villa supe que todo era igual, no, era más intenso aún que antes. Mi odio era aún más intenso.
No sabía cuanto tiempo tardaría en hacer algo como esto, lo que sé es que me a empujado a hacerlo hoy mismo, pues esta mañana tuve una interesante charla con Kakashi y Sakura que desearian no haber tenido nunca si te vieran ahora, usuratonkachi.
"-Ne, Sasuke-kun, dime si me equivoco pero... tú estás enamorado de Naruto, ¿verdad? -preguntó con una sonrisa de llena ilusión-."
"-Yo también lo creo -interrumpió el metomentodo de Kakashi- La forma en como le miras no es de simples amigos, estás enamorado de él, ¿me equivoco?"
Ya lo creo que si os equivocais, de pies a cabeza. Estaís totalmente equivocados.
¿Amor? Hay que ser absurdo a más no poder. ¿Llamarías amor a todo lo que acabo de hacer? Encerrarle, atarle, amordazarle, privarle de ver. ¿Eso es amor?
No, no lo es ni por asomo. ¿Como decir que le amo, cuando le deseo cosas que ni el peor de sus enemigos le desearía?
Deseo encerrarle en el lugar más inhóspito del mundo, esconderle ahí para que nadie más pueda verle, para que nadie más pudiera tocarle, para que nadie más pronuncie su nombre, encerrarle de forma que jamás pueda escapar de mi.
Deseo romperle en un millón de diminutos fragmentos. Deseo cortar cada centimetro de su piel y ver como su hermosa piel ligeramente acanelada, se empapa con la hermosa y brillante sangre roja que brote de sus heridas como el más perfecto de los vinos. Deseo destrozarle la boca, morder sus labios y beber la sangre carmín que brote de los mismos.
Deseo ver sus hermosos ojos zafiro llorar, llorar sin control por el dolor para poder lamer sus saladas lágrimas mientras estas se deslizan por las ridiculas y adorables marcas de sus mejillas.
Deseo alejarle de todo lo que ama y protege, deseo destrozarle, herirle, deseo incluso matarle.
Eso no se le desea a alguien a quien amas, ¿verdad? No, por supuesto que no.
Si le amara, yo mismo sería feliz de ver como habla, toca y conversa con sus amigos, sonriendo con esa luz que solo él puede crear. Si le amara, disfrutaría de ver como es feliz amando a otra persona y mostrandole esa dulzura y calidez a esa otra persona con sus preciosos ojos azules.
Si verdaderamente amara a este dobe dejaría que fuera feliz con cualquier otra persona pero no es así.
Le odio tanto que deseo aferrarle a mi completamente, le odio tanto que quiero que no mire a nadie más que no sea a mi. Lo odio hasta tan extremo de que quiero que esté solo conmigo aun que eso le hiciera sentir el ser más desgraciado sobre la tierra.
-Lo sabes, ¿verdad, Naruto? -dije suavemente levantándome de la silla, acercandome despacio a ti- Has estado persiguiendo, llorando, luchando y sacrificando tantas cosas y personas que amabas por mi, por alguien que te odia, por alguien que no te dejará ser feliz nunca -sonreí casi con dulzura poniendome de cuclillas frente a ti, acariciando suavemente tu mejilla- ¿Sabes que te va a pasar ahora por culpa de esa estúpida promesa sin sentido que le hiciste a Sakura? -reí divertido- Resultas tan patético que me das risa -sonreí quitandole el pañuelo que cubre sus ojos, mirando maravillado, casi de forma enfermiza sus ojos azules- Siempre tan estúpido, creyendo que cambiarías el mundo y a las personas para que todo el mundo fuera feliz -me relamí, acercandome a lamer una pequeña lágrima que caía suavemente de tu ojo izquierdo- Ahora que sabes que mi felicidad esta basada en tu desgracia, ¿te quedarás por siempre a mi lado o deseas morir aquí conmigo? Dime Naruto, ¿que eliges?
Desaté la mordaza dejando tus labios libres sonriendo encantado de verlos temblar, no articulas palabra, tus labios tiemblan sin parar.
-Eres tan repugnantemente hermoso que me produces nauseas -dije con una sonrisa de satisfacción acercandome a besar tus labios y morderlos suave y lentamente para luego pasar mi cálida lengua sobre estos, sonriendo encantado- Vamos pequeño -ronronee en tu oído- Dime que me odias, grítame, escúpeme con asco, mirame con tus ojos azules inundados por el odio -susurré dulcemente besando tu mejilla con suavidad, acercandome a tu cuello para aspirar su asqueroso, dulce y embriagante aroma-.
-Te amo... -susurraste tembloroso, llorando, te miro lleno de ira y aun así tú no apartas la mirada de mis ojos- ¡Maldicion, te amo Sasuke teme! ¡Siempre...! -vas bajando la voz- Siempre te he amado... -susurras agachando la cabeza derrotado-.
Todo dentro mío parece desplomarse con tus palabras que me han caído como un balde de agua fría.
-Mentiroso... -jadeo con rabia agarrandote con fuerza de los hombros- No me toques los cojones, Naruto. ¡Deja de mentir tan descaradamente, usuratonkachi! -grito zarandeandote- ¡Di la verdad! ¡Di de una jodida vez que me odias! -te grito desesperado, casi destrozandome la garganta-.
-No -dices firme, mirandome con tus brillantes ojos azules, llenos de decisión y seguridad- ¡No mentiré, nunca diré que te odio, Sasuke, porque eres a la única persona a la que de verdad he podido amar! -bramas mirandome confiado, creyendo en lo que dices- Te amo Sasuke Uchiha, y puedes matarme si eso te hace feliz -dices totalmente calmado y sincero, esbozando la sonrisa más dulce, cariñosa y cálida que jamás has has hecho para nadie- Te amo, Sasuke teme.
Me alejo un poco de ti, dejando tus hombros libres. Mi cuerpo tiembla sin parar, mis ojos completamente abiertos, dilatados por la oscuridad de la habitación y por el terror que me invade, comienzo a llorar, sintiendo el horror congelar mis musculos. Tus palabras golpean violentamente mi cabeza haciendome daño, me alejo gateando torpemente para vomitar y con el cuerpo tembloroso lanzo un grito desgarrador, notando mi garganta arder por semejante grito de dolor llevo las manos a mi cabeza, invadido por un dolor descomunal, un dolor mayor que cuando perdí a mi familia, un dolor mayor que cuando maté a mi querido hermano, un dolor mayor al que nunca antes me había enfrentado.
Cuando dejé de gritar empecé a llorar desconsoladamente, sin dejar de temblar, atormentado por cada uno de mis recuerdos contigo, ahogándome en el dolor por cada una de tus palabras.
Con mi rostro empapado en lágrimas desenvaino mi katana y me acerco a ti sin dejar de llorar, alzandola contra ti. Sonríes dejando que pequeñas lágrimas comiencen a brotar de esos bellos ojos azules.
Caí de rodillas frente a tí apoyando la cabeza sobre tu hombro, con un rápido movimiento clavé la katana en el suelo, cortando en el trayecto las cuerdas que amarraban tus muñecas.
-No puedo... -susurré destrozado, llorando amargamente sobre tu hombro- No puedo matarte...
-Lo sé... -susurraste dulcemente abrazándome con fuerza, con tus manos tras mi cabeza- Te amo, teme -susurraste con la voz cargada de amor y ternura en mi oído acariciando suavemente mi cabeza-.
-Y yo a ti, dobe... -susurré casi sin voz pasando mis brazos por tus caderas en un gentil abrazo-.
Pero te odio, y te odiaré eternamente, porque no importará cuantos años pasen, siempre te odiare y amaré por amarme de una forma tan pura y sincera, por haberte hecho daño a ti mismo tantas veces por salvarme, por haber sacrificado tanto por mi, por haberte dejado arrastrar por este amor cruel, porque después de todo te amo con todo mi ser y porque a quien realmente siempre he odiado es a mi mismo, usuratonkachi.