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Después Del Trabajo por Cachorro_11

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Eran las 11 y media de la noche, aproximadamente. Metió su mano en el pantalón de vestir negro que llevaba puesto para sacar la llave de la puerta blanca que tenia frente a él.

Con su dedo índice busco el hoyito de la perilla para poder meter la llave (no iba a batallar intentando ver en un lugar completamente oscuro). Abrió la puerta muy despacio pues no quería despertar a quien seguramente ya estaría durmiendo adentro.

Después de cerrar la puerta, se dio vuelta hacia el interior del departamento llevándose una gran sorpresa al ver como en algunas partes, perfectamente seleccionadas, estaban colocadas pequeñas velas blancas dando una tenue iluminación. Con esto, todo el sueño y cansancio que sentía se esfumó por completo.

Paso por la sala, donde dejo su saco, negro también como el pantalón, el maletín que llevaba en sus manos y la corbata que se había quitado desde que estaba en su coche. Su mirada no dejaba de admirar aquel detalle pero el responsable no se veía a pesar de que él lo buscaba ansiosamente.

Continuó el camino unos metros hasta llegar a una puerta de madera con detalles de vidrio que se encontraba abierta: la puerta del balcón.

Era un balcón amplio, tenía un techo del que colgaba una maceta con una pequeña pero larga planta en la esquina más alejada de la puerta. Tenía un barandal de madera clara y un sofá cama blanco un poco alargado. Estaba ligeramente iluminado con unas cuantas velas pero más que nada por algunos edificios de alrededor. Desde ese quinto piso se podía ver muy bien la ciudad.

Al entrar en el balcón, la figura masculina que estaba recargada en el barandal, junto al pilar que sostenía el techo, se dio media vuelta para poder recibir a su novio con un apasionado beso que acompañó de un fuerte agarre por la cintura.

El recién llegado recibió el beso (de quien ahora lo acomodaba de tal manera que el pilar quedara a su espalda) con desesperación. Esos labios se sentían tan bien. Cada beso proveniente de Sebastián lo incitaban a hacer dos cosas: caer en la tentación y sacar su lado más pervertido o vivir una experiencia tierna y delicada simplemente sintiendo sus labios.

Sebastián dejó de besarlo, puso sus manos a cada lado de Kevin, en el barandal y lo vio directamente a los ojos con una mirada que reflejaba el deseo que sentía.

-¿Cómo te fue?- preguntó dando pequeños besos en el cuello y pasando su mano derecha a la cintura de Kevin.

-Bien, ¿y a ti?- respondió con los ojos cerrados mientras sentía como las manos expertas de Sebastián lo separaban del pilar y de la cintura lo atraía hacia él, pegándolo a su cuerpo.

-Bien… pero me va a ir mejor ahorita- respondió suavemente en el oído de Kevin y al terminar mordió levemente su lóbulo.

Sebastián sacó la camisa color vino del pantalón de Kevin y comenzó a desabrochar botón por botón dejando libre una piel blanca que contrastaba perfecto con la camisa. Kevin recargó de nuevo la espalda en el pilar mientras Sebastián acercaba sus labios a su pezón izquierdo. Pasó la lengua por él, haciendo estremecer a Kevin. Dio unos cuantos lengüetazos y chupo un poco dejándolo duro. Después hizo lo mismo con el derecho pero ahora sus manos recorrían el cuerpo de Kevin, iban desde las caderas, subiendo a la cintura y pasando a recorrer toda la espalda. Sus manos grandes le permitían sentir cada centímetro de piel de ese cuerpo delgado que lo enloquecía. Luego posó sus labios en los de Kevin pero ahora mordió un poco el labio inferior.

-¿Estas cansado?- preguntó Sebastián jugando con sus dos dedos índices en el pecho de Kevin, haciendo círculos alrededor de ambos pezones.

-Lo estaba unos cuantos botones antes-

Sebastián sonrió y beso el cuello de Kevin mientras hundía una mano en el cabello de éste. Quitó la camisa y bajo sus manos al cinturón del pantalón que comenzó a desabrochar denotando ya más desesperación. Sus manos se movían con exactitud y experiencia. Kevin sólo veía como su novio bajaba su pantalón y se deshacía de el.

Unos bóxers verde oscuro fue con lo único que quedó el chico de cabello castaño quien no podía dejar de temblar ante cada contacto con la piel de Sebastián así como era inevitable morderse los labios.

Sebastián se hincó, quedando más cerca del miembro de su novio. Paso su mano derecha por el bulto que aun estaba preso dentro de los bóxers. Sobaba lentamente haciendo que cada vez se excitara más.

Kevin se sentía en desventaja porque era sólo él quien estaba desnudo pero no quería interrumpir lo que Sebastián haría. Sintió como las manos de su chico se metían a ambos lados del bóxer que guardaban una erección que exigía ser libre, los bajó dejando al aire libre aquél miembro con el que se divertía todas las noches. Pero se sentía un poco incomodo:

-Sebastián… alguien puede vernos-

-Tranquilo, son 5 pisos, ya es tarde, todos deben estar dormidos-

-¿Sabes? A Nueva York se le conoce como la ciudad que nunca duerme-

-Bueno bueno, es muy alto y los otros edificios están retirados, nadie verá-

Pero esa incomodidad por estar desnudo al aire libre, en el balcón de su departamento no se iba y estuvo por replicar de nuevo, a pesar de que era en cierta parte excitante hacerlo en un lugar así, pero fue en ese momento que sintió como la cálida boca de su acompañante atrapaba su pene y comenzaba a usar su lengua para masajearlo.

El respingo que dio Kevin fue para Sebastián como un regalo así que sonriendo por dentro puso sus manos en ese trasero que le encantaba. Comenzó a dar mamadas cada vez más rápidas mientras sentía las manos del castaño en su cabello corto, no lo apresuraba sino que lo acariciaba. Además oía los pequeños gemidos que salían de su boca, cosa que lo excitaba más.

Sacó el miembro de su boca y con una mano lo masturbo un poco mientras volteaba hacia arriba para ver que Kevin tenía la cabeza hacia atrás, recargada en el pilar que tenía a su espalda. Con la punta de la lengua hacia recorridos por toda la cabeza de ese miembro del que era poseedor. Disfrutaba cada gota tranparente que de él salía. Lo tomaba con una mano y pasaba la lengua desde la base hasta la punta. También tomaba los testículos con una de las manos, masajeándolos, encargándose de que cada dedo los tocara y si podía, hacia una caricia suave para esa zona.

Volvió a tomar a su prisionero con toda la boca. Lo metía y lo sacaba acariciando con los labios. Los gemiditos eran seguidos y alimentaban el deseo. Volvió a sacarlo de su boca para masturbarlo un poco mientras besaba a un lado del pene, luego subió tocando con sus dientes aquella piel suave y blanca que gracias a la tenue luz resaltaba más en esa poca oscuridad. Llego al ombligo que mordió ligeramente mientras su mano seguía trabajando en el miembro de Kevin.

-Me vengo…- pronunció en un leve susurro.

Sebastián se detuvo y se puso de pie, cosa que Kevin aprovechó para deshacerse de toda la ropa de su novio.

Quito la camisa con rapidez dejando ver un perfecto pecho. Tenía un cuerpo esbelto, firme, atlético. Una piel color canela que lo volvía loco. Su cuerpo emanaba un excitante olor que a Kevin alteraba. Su nariz quedaba justo en el hombro de Sebastián debido a la diferencia de estatura y siempre aprovechaba eso para besar su pecho sin necesidad de agacharse o para masturbarlo pero viéndolo directamente a los ojos porque eso le fascinaba a Sebastián, y lo haría.

Se deshizo del pantalón con ayuda de Sebastián pero a pesar de que a Kevin le gustaba mucho verlo en bóxers, ahora los quito junto con el pantalón pues necesitaba sentir el palpitante miembro de su chico. Así que rápidamente se hinco y adquirieron la posición que tenían anteriormente.

Lo chupo completamente, pasaba la lengua por todo lo largo y ancho. Se entretenía en la punta, lamiendo con delicadeza y haciendo presión en ciertas partes, probaba aquel sabor exquisito y manoseaba las piernas firmes o los abdominales ligeramente marcados. Definitivamente era su mejor pasatiempo el disfrutar de aquel cuerpo maravilloso. Sentir cada parte de él, olerlo, probarlo, verlo hacer esos gestos de excitación y escucharlo decir palabras pervertidas o gemir, lo hacían explotar por dentro.

Igual que su pareja, tomó el pene con una mano y empezó a masturbarlo y con la otra a él mismo pero ligeramente mientras humedecía más la punta y alrededor (así sería más fácil que entrara).

Dejo de masturbarse a sí mismo y puso esa mano en la cadera de Sebastián y la otra detrás de los testículos y así, volvió a meter ese miembro en su boca, todo lo que pudo, luego lo sacó y lo volvió a hacer mientras su novio revolvía su cabello largo pues movía sus manos pero sin mucho control.

Lamia cada parte, masajeaba los testículos y chupaba alternando velocidades. Pero en ese momento Sebastián sintió que si seguía así, terminaría corriéndose y era muy pronto para eso así que tomó a Kevin de los brazos y lo puso de pie, lo beso con gran intensidad mientras tocaba todo lo que sus manos alcanzaran. En esa posición, ambos de pie, frente a frente, sus penes rozaban por lo que al sentirlo, Sebastián bajo la mirada y con una mano tomo ambos. Y comenzó a masturbarlos lo mejor que podía, de nuevo por la diferencia de estatura. Le hizo una seña con la cabeza a Kevin, quien entendió y se recargo en el barandal, dándole la espalda a Sebastián, o mejor dicho, las pompis.

Sebastián llego por atrás pasando su pene por el trasero de su novio quien solo cerraba los ojos imaginando lo que estaba por venir y sintiendo ese miembro que lo hacía tener sensaciones que NUNCA imaginó sentir.

Sebastián volvió a hincarse, quedando frente a él un par de nalgas que, si bien no eran muy grandes, eran firmes y algo rosadas por el anterior apretujón que habían tenido. Las separo con sus manos grandes descubriendo una pequeña entrada que estaba cerrada pero él se encargaría de abrir poco a poco. Así que empezando su labor, mojo uno de sus dedos, el índice e introdujo sólo una pequeña parte. Luego volvió a insistir apretando un poco mas logrando que Kevin diera un pequeño saltito y comenzara a emanar sonidos de placer.

Al haber conseguido un dedo adentro, lo sacó y fue ahora su lengua la que se encargaba de lubricar su zona favorita. Daba lamidas asegurándose de mojar muy bien todo y de vez en cuando empujaba un poco para ir abriendo paso.

Después de tener todo perfectamente mojado y a un Kevin deseoso, mojos sus dos dedos pero ahora con liquido preseminal. Metió primero uno que entró mucho más fácil y el segundo entró con un poco de dificultad pero gracias al líquido pudo resbalar.

Metió y sacó los dos dedos, los giraba para aumentar la dilatación, los volvía a sacar y los volvía a meter. Parecía que Kevin no se quejaba de dolor o incomodidad sino que inconscientemente hacia movimientos de adelante hacia atrás cosa que a Sebastián le parecía muy divertido.

Creyendo que ya estaba bien y ansioso por invadir aquel majestuoso cuerpo, se puso de pie y con una mano en su pene jugo a torturar a su novio un poco (porque siempre lo que le decía lo excitaba más). Pasaba su miembro por toda la entrada del chico que tenia temblando recargado en el barandal, su glande, cada vez mas mojadito, lubricaba aun mas dicho lugar. Kevin sin aguantar volteo un poco la cara sin moverse de su posición y gritó:

-¡¿Ya lo vas a hacer o me vas a tener toda la noche así?!-

-Shhh- calló sonriente –Vas a despertar a los vecinos-

-Créeme que en este momento los vecinos es lo menos que me importa-

-¿Qué quieres que haga?- dijo después de haber reído un poco y controlándose para no entrar aun.

-Lo sabes-

-Dímelo, sabes que me gusta- dijo apretando un poco la entada de Kevin con su palpitante miembro que también deseaba penetrar ya aquel lugar que se veía más deseable que nunca.

-¡Métemela!- pidió al haber sentido aquel roce y dejando de lado la vergüenza que le daba decir eso.

Sebastián, muy obediente y sin aguantar más, lo penetró de una sola estocada causando un grito de dolor en su chico.

Kevin no decía nada, solo se quejaba y apretaba el barandal con todas sus fuerzas mientras sus ojos se ponían cristalinos.

-¿Estás bien?-  pero Kevin no respondió –Creí que ya estabas listo- dijo tomando el pene de su pareja para ver si lograba hacer que pasara el dolor.

-Eran dos dedos, ¡dos dedos! No se le comparan, menso- respondió sintiéndose más acostumbrado ante aquella invasión y antes de que Sebastián pidiera una disculpa le exigió que se moviera –Muévete- aun con un ligero gesto de dolor.

Sebastián comenzó a hacerlo pero muy despacio. Entraba y salía lentamente. Obviamente era más difícil  entrar debido a la resistencia natural del cuerpo de Kevin pero aun así él lo seguía haciendo. Sentir como su pene era abrazado por aquel cálido interior le provocaba un deseo y una excitación enormes.

Después de unos momentitos así y de haber conseguido entrar y salir con mayor libertad, Kevin dio un gemido plenamente placentero, lo que le indicó a Sebastián que había dado en el blanco. Fue entonces cuando Kevin le pidió más fuerza y velocidad y éste por supuesto que se la daría.

Eran embestidas rápidas o lentas, sintiendo cada reacción. Kevin se sentía como en el paraíso, cada vez que él y Sebastián hacían el amor compartían mucha más que placer sexual (cosa que para ambos era muy importante) sino que compartían caricias, besos, palabras excitantes y otras tiernas. Hacer el amor era una combinación de amor con deseo, de ternura con perversión, era una combinación de sentimientos que eran los que, precisamente, hacían cada encuentro único.

El miembro de Sebastián se abría paso en su cuerpo, sentía como lo invadía, era una sensación caliente cuando lo hacía rápido, una sensación indescriptible pero estaba completamente seguro de que era lo mejor que podía sentir. No era necesario hacer nada más que cerrar los ojos, sentir al máximo y dejar salir todo lo que sintiera.

La fricción que creaba en su interior generaba un calor que por estar precisamente en aquella zona le generaban miles de escalofríos y le hacía temblar cada célula de su piel. ¿Cómo era posible que algo que al principio dolía como un taladro enterrándose, terminara sintiéndose tan condenadamente rico?

Por otra parte Sebastián besaba su espalda y lo tomaba de las caderas mientras admiraba cada parte de su cuerpo. Se había acercado a Kevin y éste al sentirlo se había enderezado para pegar su espalda al pecho de su chico y pasar una mano a la mejilla del mismo mientras Sebastián lo besaba en los labios y seguía penetrándolo. A Sebastián le encantaba verlo, ver como cerraba los ojos y como salían pequeños gemidos involuntarios de sus labios y otros cuyo propósito eran definitivamente excitarlo más y más. Se sentía tan bien llegar a esa conexión, llegar a ese encuentro donde era como si ambos fueran uno.

Sebastián salió de Kevin, quien al sentir eso salió un de sus pensamientos, le tomó la mano y lo llevó al pequeño sofá cama, se sentó mas acostado que sentado y Kevin se sentó en sus piernas, comenzando a penetrarse mientras Sebastián solo agarraba su propio pene para ayudarle a Kevin.

Al estar completamente adentro Kevin comenzó a subir y bajar sintiendo de nuevo aquella maravillosa sensación.

-Esta enorme…- murmuró entre gemidos sin dejar de moverse hacia arriba y hacia abajo.

En esa posición aprovechaba para tocar el pecho y el abdomen de Sebastián. Sentir ese cuerpo firme le gustaba mucho. Sintió como las cálidas manos de Sebastián se posaban en sus caderas, ayudándole a bajar y subir con más facilidad.

Sus miradas se encontraron en medio de tantos jadeos y Kevin se sonrojo un poco y sonrió. Sebastián sintió unas ganas tremendas de abrazarlo y besarlo pero no era la situación más apropiada (ya lo haría al terminar)  así que pronunció un –Te Amo-  con una voz que apenas salió pero Kevin claro que escucho, por lo que respondió con un –Y yo a ti-. Sebastián volvió a sonreír y, dejando a un lado esa faceta romántica que salía sin ser solicitada, comenzó a tocar las piernas de Kevin y luego jugó un poco con el miembro que tenia ahora frente a él, masturbándolo un poco.

Fue entonces que, sin saber cómo, Sebastián cargó a Kevin y con cuidado lo puso en el piso de madera. Recostándolo mientras él se hincaba en medio. Tomó ambas piernas y las colocó en sus respectivos hombros, las besó y acarició. Luego bajo una mano y comenzó a pasar un dedo de nuevo por la entradita del castaño, presionándola y penetrándolo con el dedo.

Kevin se mordía los labios mientras veía como su novio lo manejaba todo perfectamente, mientras veía como con su mano libre lo acariciaba con lascivia. Lo hacía tener las sensaciones a flor de piel.

Luego el chico de cabello corto volvió a tomar su pene, lo masturbo un poco para lubricarlo y volvió a entrar en Kevin quien solo gimió de placer al sentir tremendo paquete introducirse en él. Las embestidas se hacían más fuertes, Sebastián puso ambas manos a cada lado de Kevin quien a veces abría los ojos para ver los de su novio, resplandecientes de placer y lujuria.

-Más… Más fuerte- pedía Kevin y él cumplía sus órdenes.

Sebastián sacaba su pene y luego lo volvía a introducir, creando una gran sensación a Kevin pues sentir como su entrada se cerraba al tener al invasor afuera para luego volver a ser abierta por ese magnífico intruso era muy placentero.

-Aprietas muy rico- decía esas palabras y Kevin sentía que desmayaría porque se escuchaban tan candentes, así que bajo su mano a su propio pene y comenzó a masturbarse intentando igualar la velocidad de las embestidas de su chico quien no paraba de gemir de placer y de decir su nombre. Cada penetración se volvía más intensa que la otra, cada vez que tocaba ese punto lo hacía gritar y Sebastián sentía perfectamente lo delicioso que era tener su pene aprisionado por tan rico lugar. Hundía su miembro sintiendo el placer llegarle a cada célula de su piel… placer que incrementaba cada vez mas… Kevin se retorcía sobre el piso, comenzaba a despedir un olor excitante, hacia movimientos involuntarios muy provocativos, decía perversiones y se masturbaba frente a él, TODO era frente a él y gracias a él. De pronto veía como aquél chico movía más rápido su mano y apretaba los ojos gritando de placer y veía como su esencia llegaba a ambos dejándolos sentir una increíble y caliente sensación.

Comenzó a sentir una marejada de escalofríos intensos al haber visto aquella escena y haber sentido las involuntarias contracciones de su novio tras correrse en ambos, escalofríos que culminaron en otro increíble grito de satisfacción y una descarga de sensaciones dentro del chico que sentía con gusto como aquella sustancia caliente lo inundaba.

Sin más fuerzas y sintiendo esa sensibilidad al terminar, cayó rendido en el pecho del castaño quien al sentirlo sonrió y lo abrazo. Fueron unos cuantos minutos descansando así hasta que se movió.

-Te voy a aplastar- bromeo Sebastián acomodándose a un lado, recostado en el piso.

-Ridículo- contestó Kevin moviéndose al pecho de su novio donde comenzó a jugar haciendo figuritas.

-Fue increíble- dijo después de un suspiro y acariciando el cabello castaño sobre él.

-Lo sé, siempre lo es- respondió Kevin con una gran sonrisa en la cara.

Después de unos minutos donde ambos fueron sintiendo como la respiración del otro iba bajando Kevin se levantó, tomó la camisa de Sebastián y se la puso mientras el dueño de dicha camisa le recorría detalladamente con la mirada, las largas piernas (ya que la camisa alcanzaba a cubrir las pompis).

-Deja de estarme comiendo con la mirada- dijo sonriendo al darse cuenta.

Sebastián se rio un poco -¿A dónde vas?-

-Vuelvo en un minuto- y entro en el departamento.

Segundos después volvió con unas almohadas y cobijas que le tiró a Sebastián en la cara, éste al ver lo que planeaba Kevin y después de devolverle el golpe de igual manera, convirtió su sofá cama. La cama era pequeña pero lo suficientemente larga.

-¿Dormiremos aquí?- preguntó Sebastián son una sonrisa en la cara (siempre había querido hacerlo, por eso compraron ese sofá cama).

-Sip- respondió devolviendo la sonrisa.

Kevin estaba recostado en el pecho de Sebastián jugando con una de las manos de éste mientras Sebastián lo abrazaba por la cintura. Ambos veían la noche, las luces de la ciudad y escuchaban algunos ruidos, a pesar de ser un paisaje urbano era bonito por los rascacielos que se veían a lo lejos.

-¿Cómo se te ocurrió eso de las velas?-

-Una película, ¿Te gustó?-

-¡Mucho!- respondió emocionado.

-Que bueno- respondió Sebastián con una sonrisa.

-Tengo sueño- apenas pudo decir Kevin después de bostezar.

-Duérmete-  sugirió Sebastián con los ojos ya cerrados.

-Te Amo-

-Y yo a ti-

Y así ambos se durmieron con una linda sonrisa en la cara.

Notas finales:

espero que lo hayan disfrutado =)

 

Ciao!!


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