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Alas egoistas por Adrien Gray

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Notas del capitulo:

Muuuucho tiempo ha pasado desde que prometí postear éste capitulo, me disculpo con mis querid@s lector@s por la larga espera y espero que con éste nuevo capitulo haya valido la pena. Bueno, aqui les dejo entonces el capitulo 4, Baal toma cartas en el asunto y lo hace de manera drastica...las cosas se pondrán bastante duras para Caín y Abel a partir de éste punto.

Sin mas que agregar, espero que lo disfruten tanto como yo he disfrutado escribiendolo!

                                                Capitulo 4

                                            Odio Enceguecido


El intermitente y monótono sonido del semáforo hizo eco en la cabeza de Caín mientras aguardaba de pie en la esquina para poder cruzar, si se lo veía bien, con aquel reflejo rojizo que la luz de aquella señal ordenadora del trafico, claramente sus facciones habían abandonado aquel semblante oscuro, apagado y amenazante, en su lugar, se perfilaba ahora una tenue pero visible sonrisa, estaba feliz?, seguro que si!, todavía guardaba fresco en su memoria el encuentro que acababa de suceder con el rubio Abel en la tienda, quizás el destino o los azares de la vida los habían llevado a ambos a encontrarse en ese lugar, y tras los penosos primeros eventos que los habían llevado a alejarse de manera casi irremediable, finalmente habían llegado a una reconciliación y entablado el comienzo de una amistad. El azabache no podía entender muy bien el por que de tanta felicidad, pero algo dentro de su ser le decía que debía regocijarse con ese acercamiento, que la persona a la que había elegido para entrar en aquella fortaleza fría y sólida tras la cual aguardaban sus sentimientos, era la correcta. Y como contraparte, tampoco podía quitarse de encima esa sensación de peligro e incomodidad, como si algo malo estuviese sucediendo o por suceder…se sentía observado, acechado, y sus sentidos le decían que debía estar alerta provocándole aquella sensación de vacío en su estomago; fuese como fuese, el joven rebelde estaba preparado, llevaba tras sus espaldas varias experiencias de peleas pasadas, en aquellos tiempos en los que no sabía que hacer con su vida y había acabado como un pandillero, peleando por dinero, territorio, mujeres y cualquier otra estupidez que supiese saciar su ego; aquellos tiempos habían acabado ya, pero la experiencia que aquella vida nefasta le habían dejado, seguirían grabados a fuego en su mente.

Finalmente la luz cambió, iluminando de verde el pavimento frente a Caín, quien a paso tranquilo y cargando solo una lata de cola semi-vaciada atravesó la calle que le llevaría a su departamento solo un par de manzanas adelante. Y mientras caminaba los escuchó, una serie de pasos tras de sí, eran no mas de 5 personas según pudo deducir por la cantidad de pisadas; de donde habían salido?, las calles estaban deshabitadas a esas horas. Botas pesadas, cadenas, el inequívoco sonido del cuero rozándose entre si…no cabía duda, eran pandilleros; Caín suspiró, parecía que los fantasmas de su pasado venían a asaltarle justo cuando su nueva vida había alcanzado un cómodo y agradable nivel; bueno… no podía ser paranoico, quizás aquellos tipos pasaran de él y siguieran su camino, pero se mantendría alerta de todos modos y no bajaría la guardia, si aquellos idiotas planeaban meterse con él, de seguro se llevarían una paliza digna de recordar.. Pero no podía llevarlos cerca de su apartamento, si una pelea se desataba en los alrededores, probablemente el dueño lo corriera del lugar al verle como una amenaza, no podía permitirse eso a esta altura del partido, su ubicación era ideal en todo sentido, debía cuidar aquel sitio como a su propia vida. Decidió cambiar el rumbo y tomar una calle alterna, si aquellos tipos no buscaban nada con él, seguramente seguirían de largo hacia el centro, allí donde se reunían las pandillas durante la madrugada; al llegar a mitad de la manzana, se metió en un callejón que cortaba al medio toda la cuadra, una suerte de vía rápida para no tener que dar una vuelta completa. Apresuró el paso, pero para su mala fortuna, aquellas botas pesadas seguían tras él…maldición, al demonio con una noche tranquila.

El azabache sonrió con cierta ironía y se detuvo a mitad del callejón, volteando para enfrentar a sus perseguidores y encararlos, en el rostro del muchacho se podía adivinar valor e ira, no tenía pensado pelear, no quería arriesgarse ya mas; que pensaría Abel si lo veía llegar todo magullado a la universidad?, seguramente le llegaría un sermón entre lagrimas y Caín debería sonreír con su mejor y mas ensayada sonrisa para no preocupar más al rubio, aquello era lo ultimo que necesitaba. Sus ojos recorrieron a los 5, todos hombres, jóvenes igual que él, pero había algo extraño en sus miradas, todos ellos parecían vacíos, a través de sus sonrisas pudo adivinar odio irracional, parecían bestias dispuestas a matar. Pero el pelinegro no se amedrentó, en su lugar llevó una mano al bolsillo de su jean y se paró de lado, en postura claramente amenazante antes de hablar con firmeza -No tengo tiempo para esto ni tampoco ganas de jugar con ustedes, si se marchan ahora nos evitaremos un problema, pero si no…entonces sentirán la fuerza del “demonio de Iga”- Dijo con falso orgullo, volver a nombrar su titulo de su vida pasada no era un honor realmente, había hecho cosas terribles en aquellos años, volver a su viejo yo solo era utilizado para espantar a los idiotas que buscaban cruzarse en su camino. Pero ante las expresiones invariables de aquellos pandilleros entendió que, o no les importaba, o no le conocían…extraño, su nombre rondaba en todo Japón en señal de miedo y respeto, nadie en el bajo mundo podía jactarse de ser un pandillero o un Yakuza y no conocer al “demonio”. Sin previo aviso y poseídos por unas enloquecidas risas que le hicieron recordar a las hienas de África, los 5 atacantes se lanzaron contra Caín, el espacio del callejón no era muy amplio, sería imposible rodear al azabache quien estaba bien consciente de ello, solo podían atacarle de frente y uno tras otro…estaba fácil; el golpe del primero, un tipo flaco, pálido y de expresiones simiescas llegó como un descontrolado y descoordinado puñetazo, el cual fue bloqueado por un simple movimiento por parte del azabache y respondido con un certero rodillazo en el abdomen del atacante, seguido de un fuerte y certero puñetazo lateral, que mandó al gorila de cabeza contra un muro, en donde quedó tendido inmóvil.

Caín escupió el piso mientras el segundo pandillero llegaba, este era bastante más fornido, de piel oscura y ojos grandes, desorbitados y enrojecidos…de donde habían sacado a estos tipos?, el hombre gruñó cual bestia e intentó agarrar al azabache entre sus fuertes brazos, pero sin mucha dificultad éste tomó uno de los brazos del gigante y con una fuerza casi imposible lo lanzó hacia atrás, estrellándolo contra un par de contenedores de basura. De inmediato y mientras estaba el chico de espaldas, el tercer atacante saltó sobre él y le abrazó con fuerza, mientras que de forma frenética parecía querer morder una de sus orejas; lejos de dejarse dominar, Caín propinó un fuerte cabezazo en el rostro de aquel enloquecido pandillero y le obligó a soltarle, propinándole de inmediato una potente patada en el pecho que hizo rodar al hombre hasta quedar tendido en el medio del camino. Pero cuando los últimos dos pandilleros se disponían a hacer su movimiento, éstos quedaron inmóviles, sus rostros fijos en la oscuridad del callejón, como si algo o alguien les hubiese paralizado con su presencia; aquellos hombres bajaron la cabeza y dieron un paso atrás entre risas; el azabache parpadeó perplejo y sonrió, confiado e inconsciente de lo que se venía a sus espaldas. -Que sucede?…eso es todo lo que tienen?, hm!…largo de aquí!, esto se acabó.- dijo de forma victoriosa mientras abandonaba su guardia; pero para cuando se dio cuenta de que en efecto alguien se acercaba por detrás y volteó alarmado, lo único en lo que pudo fijarse fue en una mano que se aferraba a su rostro y le levantaba como un muñeco de felpa.

Desde la oscuridad, los rojizos ojos de Baal emergieron, su traje a rallas impoluto, su crespo cabello perfectamente peinado y su sonrisa burlona emergieron como una elegante pesadilla. -No no mi querido Caín… esto está lejos de acabar….al menos para mí, tomaste una mala decisión al hacer las paces con Abel, eso no era lo que tenía planeado, se suponía que debías odiarlo!, él debía refugiarse en mí y ser mío para siempre!…por que lo hiciste?, solo has complicado mis planes…- sus palabras sonaron burlonas, oscuras y siniestras, había pasado mucho tiempo desde que el demonio había utilizado sus dotes en la tierra, esa noche sin duda iba a divertirse mucho. Y en lo alto, siendo sostenido bajo una fuerza terrible que le obligó a quejarse de manera ahogada, Caín aguardaba indefenso como un niño, intentó patear un par de veces pero sin suerte, el demonio lo tenía totalmente sometido. -Ahora ahora…tranquilo, no voy a matarte si es lo que te preocupa, por supuesto que no…tu estarás vivo para cuando mis planes se consumen, tu sentirás en carne propia el infierno en la tierra; tu castigo por robarme a ami querido Abel será ejemplar…te quitaré las dos cosas que te hacen ser tu mismo…si, con eso aprenderás.-
Una prolongada y maligna risa emergió de los labios de Baal mientras su cuerpo se iba bañando en una fuerte aura rojiza, la cual avanzó por su cuerpo hasta llegar a la mano que mantenía atrapado al azabache, el cual se retorcía intentando liberarse. Un calor abrazador se apoderó del rostro de Caín y comenzó a quemar, un dolor indescriptible se apoderó del mismo y le obligó a gritar, primero fue su garganta; sintió como algo se desgarraba por dentro, aquellos gritos que le dominaban pronto se transformaron en silencio, sus cuerdas vocales habían sido destrozadas dejándole mudo; de inmediato le siguieron sus ojos, aquel calor abrazador comenzó a inundarle hasta que su visión se volvió blanca, no había nada mas, un blanco eterno y profundo.

El dolor de aquel daño que Baal había provocado fue demasiado, Caín quedó inconsciente y dejó todo intento de lucha, en el callejón no se escuchó más que la risa del demonio y de sus sirvientes. El crespo liberó su agarre y cuerpo del azabache cayó rendido al piso. -Un placer haberte visto Gabriel…ahora solo espera, pronto llegara la hora de mi ascensión y todos serán condenados, pero no te preocupes por Miguel, el será mi meretriz por toda la eternidad! Jajajajajaja!…adiós…hermano.- Finalizó dando una patada al cuerpo inerte del azabache, el cual salió despedido rebotando en la pared, de inmediato los 5 atacantes que le perseguían se situaron a su alrededor y descargaron una violenta paliza sobre él antes de desaparecer junto a su amo en la oscuridad de la noche.

                                         ………………………………………


La llave de la puerta giró con facilidad y Abel atravesó el umbral, llevaba una sonrisa de oreja a oreja en su cara y una copa de Ramen instantáneo en la mano, todavía no creer la buena fortuna que había tenido, como todo había cambiado para bien y tanto él como Caín habían logrado acercarse y dejar atrás el mal comienzo que habían tenido. Sus mejillas se sonrojaron y suspiró, en su mente todavía palpitaba aquella escena en la que el azabache le había tomado y acorralado contra los estantes, su corazón palpitaba y sus labios se secaron, desde aquella posición había podido presenciar en todo su esplendor los finos y apetecibles labios del mayor, había sentido un deseo irrefrenable de besarlos y su cuerpo había gritado apegarse más al del azabache, dominado por una fuerza inconsciente como nunca antes había sentido. Sacudió la cabeza con fuerza y regresó al mundo real, que le estaba pasando?, tan atraído se sentía por Caín?, lo sabía muy dentro de su ser, como aquel primer momento en el que se vieron, si… había sido amor a primera vista, se había enamorado irremediablemente de un rebelde de mal carácter e increíblemente sexy. Aceptarlo no era ningún problema, el problema era… saber que debía hacer?, debía confesárselo al irascible pelinegro?, debía guardarlo y esperar el momento adecuado?; dio un par de pasos al interior del apartamento mientras todo aquello se arremolinaba en su mente, pero entonces, algo le dejó paralizado en el lugar, la copa de Ramen cayó de su mano al piso y los ojos de Abel se abrieron como platos mientras se llevaba una mano al pecho, que había sido esa punzada?, algo realmente malo había ocurrido?…. Caín?…. Su respiración se agitó por un momento y su cuerpo se cubrió de un sudor frío, que sensación tan espantosa se había apoderado de él!. Decidió ordenar sus ideas y poco a poco fue calmándose, era la ansiedad, si! Seguramente era un ataque de ansiedad por todo lo ocurrido. Sonrió como un tonto y se convenció de que todo iba bien; se inclinó para levantar el Ramen y lo llevó a la cocina, era hora de una buena cena antes de ir a dormir, mañana de seguro podría hablar bien con Caín y tendría una idea más clara de que hacer con sus sentimientos.

 

Notas finales:

Como siempre espero sus reviews!, intentaré que no pase tanto tiempo hasta el capitulo 5, pero todo está supeditado a los tiempos de mis estudios. Muchas gracias por leerme y espero que les haya gustado! nos vemos pronto!!

Adrien Gray


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