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Alas egoistas por Adrien Gray

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Notas del capitulo:

Capitulo 2 de éste fic, ahora que Cain y Abel han despertado en la tierra como dos jovenes normales, es hora de que el destino los vuelva a unir, pero ninguno de los dos cuenta con la aparición de un nuevo chico, el cual será el rival de Cain e intentará enamorar a Abel a toda costa.

Capitulo 2
                     En el amor, el diablo también mete la cola

El amanecer comenzaba a despuntar en el horizonte,  a través de las enormes estructuras vidriadas y edificios de Tokio, reflejaba su luz a toda la ciudad. En la cama, segundos antes de que el despertador sonara en la pequeña habitación, un joven de angelicales facciones dormía plácidamente. Su rubia y larga cabellera caía desordenada sobre sus ojos, cuello y hombros, su pecho se movía suavemente al ritmo de su respiración, se viese por donde se viese, parecía un ángel en pleno sueño, su piel clara y perfecta parecía imitar el suave color de los primeros rayos del sol, los cuales se filtraban por la ventana entreabierta de la recamara.

Tras un apenas audible chasquido, el despertador comenzó a sonar, eran las 6:15 de la mañana cuando el joven Abél despertó sorprendido por el chirrido del aparato, de tal forma fue su sorpresa que saltó en su lugar y perdió el apoyo de sus manos, cayendo por el costado de la cama de manera estrepitosa, dando con la mejilla derecha contra el piso valiéndole un pequeño pero notable raspón. –auch ch ch ch…tengo que dejar de despertar así, o conseguir un despertador más sutil– Dijo en un quejido mientras se incorporaba, su pijama celeste - si, usaba una pijama celeste- se estiró y desordenó, dejando ver solo un fragmento del plano y perfecto vientre del  pelirrubio, mientras éste se desperezaba y bostezaba ruidosamente, era hora de comenzar, aunque su primer día de universidad había comenzado algo accidentado.

Tras 15 minutos entre una rápida ducha, secar y peinar su larga melena y prepararse, estaba listo para las clases. Ése día había optado por vestir una radiante camisa blanca, una corbata celeste y pantalones también blancos a juego con sus zapatos, solo que éstos eran negros, renovando ese aspecto angelical que era innato en él. Sobre la camisa, un saco de vestir color crema, completando el atuendo y dándole el aspecto de todo un empresario, con total elegancia, quizás un poco exagerada…pero ese era su estilo! no cambiaría su esencia por nada del mundo!. Algo a las apuradas se sirvió una taza de café junto a una rodaja de pan con mermelada de durazno  -su favorita- y salió de su apartamento a paso firme pero rápido, aún tenía tiempo.

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Del otro lado de la ciudad, el pelinegro Caín salía de su apartamento por igual, vistiendo una playera negra, bastante ajustada y con un diseño de “Sonata Arctica” su banda de Metal favorita, bajo un cinturón amplio de cuero negro, se ubicaba un jean, también negro algo gastado y roto en algunas partes, para terminar, un par de botas estilo militar golpeaban fuerte contra el pavimento mientras andaba, ante la vista de todo el mundo, lucía como un verdadero punk, y su cara de pocos amigos no ayudaba a cambiar esa imagen. Un bolso cruzado golpeaba la cintura del joven mientras caminaba, mascando un chicle y moviendo su cabeza de un lado al otro, poseído por la música que su MP3 conectado a un juego de grandes auriculares negros proyectaba. La dirección en la que ambos jóvenes caminaban, aunque opuesta, convergía en la misma dirección y apuntaba a la misma universidad a la que asistirían, evidentemente el caprichoso destino quería que ambos jóvenes se encontrasen, y por supuesto que lo harían, aunque no de la forma que esperaban.

Las puertas de la universidad se encontraban abiertas de par en par, y cientos de personas colmaban la entrada principal, pugnando por entrar y acudir a sus respectivas clases, los dos Caín y Abel serpentearon entre las personas, había una sola cosa rondando la mente de los dos, la cual repetían para sus adentros una y otra vez –2B 2B 2B 2B…– En efecto, incluso sin saberlo, ambos amantes en su vida pasada ahora asistirían al mismo curso, pero el encuentro de los dos y las circunstancias que darían comienzo se sucederían…ahora!. Un cumulo de gente se atoró en la entrada y comenzaron los empujones y quejas de los muchos estudiantes, en ése cumulo, el pelinegro y el angelical rubio se encontraron, ambos seguían intentando entrar cuando, los estudiantes que se agolpaban tras ellos, empujaron a la vez. Producto de esto, Abél tropezó y cayó sobre la espalda de Caín, el cual se vio obligado a dar un paso al frente para no caer…molesto y con su explosivo carácter a punto de hacer erupción, volteó y se encontró cara a cara con el rubio, el cual trataba de recuperar el equilibrio. Antes de que éste pudiese siquiera disculparse, la mano fuerte de Caín se aferró al cuello de la camisa de Abél, al cuál amenazó a viva voz, ante la sorpresa de todos los presentes. –OYE! Ten más cuidado maldición!, quien te crees que eres? Todos queremos entrar! – bramó el pelinegro aun sosteniendo con fuerza al otro joven, el cual, con un gesto de incomodidad, pena y algo dolor, trataba de liberarse de aquel agarre.

-L-lo sien…– balbuceó el rubio tratando de arreglar la situación, pero antes de terminar la oración, una nueva mano se unió al encuentro, tomando la del pelinegro y apartándola con fuerza, haciendo que de inmediato suelte a Abél, el cual retrocedió entre aliviado y sorprendido. El otro joven, Caín, siguió la dirección de esa mano, visiblemente molesto, encontrándose a su lado con un joven mayor en altura que él, incluso sus imponentes 2 metros parecían poco ante el recién aparecido salvador. Éste, vestido con un finísimo traje negro con muy delgadas líneas rojas verticales recorriéndolo, vistiendo debajo una camisa negra y una corbata en un intenso color rojo junto a un par de pantalones a tono con el traje y zapatos, se mantenía firme, con una misteriosa y solida sonrisa de confianza en su rostro.

Él recién llegado soltó al pelinegro y llevó la mano a su corbata arreglándola, su rostro resultaba igualmente llamativo y muy atractivo, ambos jóvenes pudieron notarlo de inmediato. Su cabello era negro como la noche, crispado y corto echado hacia atrás, sus ojos de un color rubí y su piel clara como hoja de papel, su cuerpo era delgado pero fornido, muy bien ejercitado, parecía un yakuza o un imponente abogado solo en apariencias. Se aclaró la voz y entreabrió los labios, revelando un tono grave y firme, impresionante  –Por favor, el joven se estaba disculpando, estás siendo muy impulsivo, no lo crees? – Preguntó el crespo, mirando fijamente a Caín.
Abél permaneció sorprendido por la justa intervención, miró a los dos jóvenes y se sintió algo cohibido, débil ante las presencias que los otros dos irradiaban, el desgarbado azabache y el otro imponente de ojos rojizos, quienes se miraban el uno al otro en silencio.

Súbitamente Caín masculló en voz baja, miró a Abél algo arrepentido y con un gesto de disgusto en el rostro dejó a los otros dos, metiéndose entre la multitud. El rubio suspiró liberando la tensión y se acercó al hombre que le había salvado, sonriendo con timidez bajo un tenue sonrojo que se apoderó de sus mejillas –M..muchas gracias por ayudarme, lamento si te causé problemas, mi nombre es…– Antes de culminar, la grave voz del mayor le interrumpió, dejándole en silencio –Abél…lo se, te he estado observando…permíteme presentarme, mi nombre es Lucif….mi nombre es Baal Lucefer, es un placer. – Dijo con una ligera sonrisa el crespo y le tendió la mano, la cual fue estrechada con decisión por el rubio, el cual meditó y guardó el nombre del crespo en su memoria, no olvidaría a quien le salvó la vida en su primer dia.

Ambos jóvenes entraron al recinto y caminaron juntos hacia el aula, curiosamente el mayor también acudiría a la misma aula que los otros dos, mientras caminaban a destino, el crespo se interesó mucho por el rubio, haciéndole algunas preguntas y comenzando a estrechar un amistoso lazo entre los dos –Y dime…quien era ese chico…le conoces? – Preguntó mirando de reojo a Abél, el cual se arqueó de hombros, con un rostro algo aproblemado antes de responder –N-no…bueno, cundo lo ví, creí que lo conocía de algún otro lugar, pero no…es la primera vez que le veo. Y por como reaccionó, no se si quiera volver a verme otra vez– Dijo algo entristecido, pero una palmada en el hombro por parte del mayor le devolvió la confianza. –Tranquilo…las cosas irán bien, no dejaré que ese chico se meta contigo– Replicó junto a una encantadora sonrisa que dejó embelesado al rubio, el cual apartó la mirada para evitar que el crespo notase el fuerte sonrojo que se apoderó de su rostro una vez más…era increíble, ese joven le resultaba tan atractivo!...pero el otro, el azabache, por alguna razón tampoco podía apartarlo de su mente, su corazón era un caballo desbocado dentro del pecho del angelical Abél mientras los dos entraban finalmente al aula.

Se sentaron juntos, Abél y Baal, en un punto intermedio del aula, el rubio buscó con la mirada al otro joven y le encontró en la esquina de la sala, junto a la ventana mirando a travez de ella. Caín sintió que le miraban y devolvió el gesto, mostrando una expresión aún molesta y amenazadora, la cual espantó al rubio el cuál volvió de inmediato la mirada al frente…la campana de inicio de las clases comenzó, y con ella, el destino de ambos jóvenes pareció comenzar a alejarse con la aparición del elegante Baal.

Notas finales:

Lamento la demora, pero aquí está el capitulo 2 terminado, que pasará con Caín y Abél?, pronto tendrán la actualización con el tercer capitulo y veremos un poco más de la relación entre Abél y Baal. Lograra éste separar a los amantes?...muy pronto todo se revelará y el destino del mundo se encontrará al filo de la destrucción.


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