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Geist por Shun4Ever

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El bosque se refugiaba en la intensa oscuridad de la noche, que aún se resistía a desaparecer. El murmullo de las hojas de los frondosos árboles, impresionaba a las criaturas allí vivientes, hasta el punto de mantenerlos despiertos. Un pequeño cervatillo caminaba despacio en busca de alguna buena hierba con la que alimentarse, ignorando completamente los tres pares de que le observaban casi sin pestañear. El mayor de los tres espectadores, preparaba el arco con destreza pero con completa cautela por no hacer el más mínimo ruido. Una vez lo tuvo listo, se giró para dar instrucciones en voz bajita a los otros dos observadores, que no se movían de su lado.

- Quedaos aquí.

Medio agazapado entre los espesos arbustos, se encamino directo hacia una mejor posición para tratar de cazar a aquel animal mientras los otros dos quedaban aún escondidos, sin apartar la vista del lugar.

- Shun

El menor se giró de golpe al escuchar que le llamaban, más no encontró nada a parte de la oscuridad que lo envolvía. Tras pestañear un momento y creer que era imaginación, volteo de nuevo para ver como su padre trataba de cazar al animal.

- Shun

De nuevo la voz que le llamaba. Un poco más asustado, se arrimó a su hermano y se sujetó fuertemente de la manga de su camisola, haciendo que Ikki dejara de contemplar la escena para atender a su hermano menor.

- ¿Qué ocurre Shun? – Le preguntó en voz bajita al ver que este estaba temblando.

- Ikki, tengo miedo.

Ikki solo atrapo el pequeño cuerpo de su hermano y le hizo una seña para que callara, pues temía que sino, perderían de nuevo a aquel escurridizo animal. Shun aún seguía temblando, pero al sentir el abrazo de su hermano mayor, se calmó de a poco, centrándose nuevamente en el arte de la caza. Mu se preparó para disparar al cervatillo y cuando el pobre animal agachó la cabeza para alimentarse con una tierna hierba, soltó la flecha de su arco. Fue un solo golpe bien certero que impacto en la nuca del animal dándole muerte al instante. Mu se levantó pues ya no necesitaba ocultar su cuerpo e Ikki fue corriendo y completamente feliz al encuentro del que consideraba su padre.

- Genial papá. – Ikki se acercó corriendo al animal pero no se atrevió a tocarlo – Algún día quiero cazar como tú. – Sin duda estaba admirando su cualidad en el arte de la caza – Eres el mejor.

Mu suspiró para acercarse a donde se encontraba el cadáver y se agachó para cerrar los ojos al pobre animal al tiempo que rezaba por la pobre alma que les proporcionaría alimento. Ikki observaba bien de cerca todo aquello que le parecía fascinante. Tanto hasta el punto de olvidar que su hermano pequeño le había confesado el miedo que tenía. Shun aún con miedo en el cuerpo, tuvo la sensación de que lo estaban mirando, por lo que decidió quedarse quieto, pensando en que quizá, con la espesura del bosque y la intensa oscuridad, no pudieran hacerlo. Ni siquiera eso le servía al pequeño muchacho, pues esa sensación iba en aumento pero no podía moverse. Como si le hubieran clavado al lugar, no era capaz ni siquiera de articular palabra, cuando de pronto notó una presencia en su espalda. Con el miedo aún en el cuerpo tan solo atinó a voltear la cabeza. Sus ojos se abrieron de par en par, sus pupilas se agrandaron hasta ocultar todo el iris, su respiración se agitó, atinando solo a gritar por el impacto de lo que vio. Tan solo una fracción de segundo tras escuchar el grito del menor, el adulto y el mayor de los niños regresaron a donde habían dejado a Shun. Ambos entraron en pánico, pues el pequeño se encontraba en el suelo, desplomado como muñeco de trapo, con los ojos completamente cerrados y un hilillo de sangre saliendo por la comisura de los labios. Mu se acercó al cuerpo del menor y comprobó sus vitales, que aunque un poco alterados, estaban en buen estado. Se posiciono mejor sobre sus rodillas incorporando un poco al pequeño y le golpeo levemente las mejillas para ver si este reaccionaba.

- Shun. – Llamó una vez – Shun – Zarandeó un poco al menor al ver que no recibía respuesta y sin esperar más, se levantó con el chico en brazos.

- Debemos buscar un médico – Le dijo a Ikki que estaba inmóvil en el lugar y pálido como la luna misma – No podemos perder tiempo. Vamos hijo.

Al escuchar aquel apelativo, Ikki pareció reaccionar y se encaminó tras su padre que llevaba a su pequeño hermano en brazos. Corrieron por entre la oscuridad del bosque, hasta llegar a los caballos que había amarrado a un árbol. Mu dejó al pequeño Shun apoyado en el árbol brevemente y se apresuró a soltar uno de los caballos. Se acercó a Ikki y aunque este sabía montar por sí mismo, lo levantó y lo posicionó en el caballo al tiempo que le daba las riendas del mismo.

- Ve a la casa y dile a madre lo que ha sucedido. – Golpeo un poco el lomo del animal y se apresuró a levantar a Shun entre sus brazos – Yo llevaré a Shun al médico del pueblo.

- Mm – Ese sonido confirmó a Mu que el mayor de los hermanos había entendido bien el mensaje. – Arre– El menor golpeó los costados del caballo con ambos pies y se encaminó por la espesura del bosque, en dirección a la casona donde vivían.

No debía preocuparse por el príncipe inmortal, pues ahora que ya contaba con 10 años de edad, era capaz de manejarse a la perfección por aquellos extraños lugares. Se apresuró a atraer el pequeño cuerpo del ángel de Herno hacia el suyo propio y tras apresurar el ritmo del caballo, se dirigió al pueblo cercano.

- Aguanta Shun. Ya pronto llegamos.

El trayecto se le hizo en extremo largo pues el pequeño príncipe había comenzado a temblar y se notaba que respiraba con dificultad. Mu se preguntaba que es lo que habría pasado y se culpaba de no haber estado más atento. A su parecer, debió hacer caso a Saori y no llevar al pequeño con ellos al bosque, pero no había quien lo separara de su hermano mayor y cuando menos lo pensaron, ya se había colado en el establo para ir con ello.

- Maldita sea

Me maldijo por haber cedido ante aquellos pequeños ojos que le miraban suplicantes a la par que le llamaban padre. Atrajo un poco más el cuerpo del menor al suyo y aceleró el ritmo del caballo nuevamente. A esa velocidad no tardarían en llegar al pueblo de Shilk. No demoraron más de unos minutos en llegar a la casa del médico. Mu bajo a toda prisa con el pequeño en brazos y la rienda del animal en su mano.

El médico que había escuchado en la oscuridad de la noche el perfecto sonido de las herraduras de un caballo a toda prisa, se aproximó a la ventana para ver que sucedía y al ver a aquel hombre con cara de angustiado y con niño en brazos, su instinto salió y se apresuró a abrir la puerta para prestar ayuda. Mu que no había tocado ni siquiera a la puerta, al ver al hombre haciéndole paso, no lo pensó dos veces. Uno de los hijos del médico se aseguró que el caballo del hombre no se escapara y lo ató al poste mientras su padre atendía al pequeño.

- ¿Qué le ha sucedido? – Indagó el médico mientras le señalaba un pequeño catre a Mu.

El caballero de los muros acostó al pequeño en el lecho que le indicó el médico y se llevó la mano a la frente como tratando de relajarse mientras explicaba lo ocurrido al doctor.

- Insistió en venir a cazar con su hermano y conmigo – Se movía por la estancia y sin duda se notaba alterado y preocupado – Estaba cazando cuando le escuchamos gritar. No sé que pasó, pero ya estaba en ese estado cuando llegamos.

El médico se acercó al hombre y tras ponerle una mano en el hombro, le llevó hasta el comedor indicándole que se sentara.

- Hija mía, - Le indicó a su hija mayor, que se encontraba en la estancia – Preparara un poco de té para el buen hombre. – Volvió a palmear el hombro de Mu y este le miro a los ojos – Voy a examinar al pequeño. Mientras, por favor, pruebe el té que hace mi pequeña Lara – Sonrió a su hija - Le tranquilizará los nervios.

Mu asintió mientras miraba a la mesa de roble en la cual se sostenía. La joven muchacha se dirigió a la cocina a atender el recado de su padre, mientras el médico desaparecía por la puerta de la habitación en donde había dejado a Shun. No sabe ni cuando sucedió que el joven hijo del médico, se había sentado frente a él.

- He atado a su caballo para que no se vaya.

- Muchas gracias.

De nuevo el silencio se estableció en la estancia siendo solo perturbado por el crepitar del fuego encendido en la chimenea. El muchacho miraba al hombre observando con detenimiento el nerviosismo del mismo, hasta el punto de ver como sus ojos se humedecían. Mu, por su parte, se sentía culpable de lo acontecido con Shun y no podía dejar de pensar en que había sido descuidado por no encargarse mejor de la protección de los príncipes. Temía que algo serio o grave le sucediera al pequeño ángel de sus amados reyes.

- ¿Su hijo? – Preguntó el joven sacando a Mu de sus pensamientos.

- Sí – Asintió más por compromiso que por ser cierto. ¿Pero que podía hacer? ¿Decir que no era su propio hijo, cuando sí lo sentía así? Aquellos pequeños se habían ganado su cariño y los amaba más que si fueran los suyos propios.

- Tranquilo – El muchacho sabía como aliviar un poco la angustia de los pacientes que esperaban, pues ya tenía experiencia en eso. – Está en buenas manos.

El sonido inconfundible del vapor saliendo por la boquilla de la tetera se escucho en ese momento, haciendo que Mu suspirara mientras se quedaba mirando la puerta de la habitación en la que se encontraba el médico con el menor. Nuevamente sus pensamientos le estaban traicionando. Le estaba costando respirar con normalidad debido a la angustia que sentía en esos momentos. ¿Qué le iba a decir a su reina? ¿Qué no había sabido cumplir su misión? ¿Qué no podía, siquiera, velar por el bienestar de sus preciados hijos? Suspiró nuevamente al tiempo que volvía a pasar la mano por su frente. La espera, sin duda, le estaba volviendo loco. Se levantó de pronto y comenzó a dar vueltas por la estancia, mientras apretaba los puños con fiereza por su inutilidad.

La joven muchacha salió de la cocina con una bandeja en donde llevaba la tetera y unas tazas para servir el contenido.

- Por favor, siéntese. – Dejó la bandeja en la mesa y comenzó a servir el té en una de las tazas – Esto le hará bien. – Dejó la tetera y le acercó la taza hasta la parte en donde se encontraba anteriormente sentado.

Mu, que no atinaba siquiera a pensar con claridad, se sentó nuevamente en aquella silla y tomó un sorbo de la bebida caliente.

- Muchas gracias. No deberían molestarse.

La muchacha se sentó en otra de las sillas tras servir la bebida a su hermano y a ella misma y contestó al hombre.

- No se preocupe. Esto de verdad le calmará los nervios. El pequeño está ahora al cuidado de padre. – Bebió un trago del té y prosiguió mientras miraba a los claros ojos de Mu – No permitirá que le ocurra nada malo.

Mu asintió con la cabeza a lo comentado por la muchacha y tomó otro trago de aquella bebida que en verdad parecía estar calmando sus nervios. Los minutos pasaban como horas y aquella puerta seguía sin abrirse. Nuevamente resopló debido a la impotencia observando aquel brebaje cuando la puerta se abrió tan apenas para dejar salir al médico. Mu por instinto se levantó del asiento y el médico se le acercó tratando de calmarlo.

- A simple vista no tiene nada. Quizá solo fuera el cansancio. – Suspiró y prosiguió sin dar tiempo a que Mu hablara – He comprobado a fondo al pequeño y no tiene nada, ni una simple picadura de araña. Solo que descanse hasta que despierte, quizá solo se asustó de la oscuridad. Sabe que los niños a esa edad son imaginativos y ven monstruos donde no los hay. Con respecto a la sangre del labio, tiene un pequeño corte. Quizá producto de la misma caída.

Mu asintió a todo lo dicho por el médico más pregunto aquello que le rondaba en la cabeza.

- ¿Puedo llevarlo a casa? Vivo a una media hora de camino de aquí.

- Está dormido. No creo que despierte pues, en el trayecto. – Se acercó a un pequeño armario cercano a la chimenea y extrajo un pequeño frasco oscuro que le ofreció a Mu – Pero si despertara y no consiguiera dormir, denle esto. El pequeño necesitara descansar, al menos un par de días.

Mu asintió guardándose el pequeño frasquito en el bolsillo del chaleco.

- Ahora no llevo nada encima, pero si me dice la cantidad, mañana regresaré para pagarle.

- No se preocupe, buen hombre. Bastante ha pasado ya con el pequeño. Solo hágamelo saber si le vuelve a suceder pues deberé hacerle unas pruebas más exhaustivas.

- Así lo hare.

Mu se acercó a la habitación y tras acomodar nuevamente a Shun en sus brazos, salió de la casa agradeciendo de nuevo el trato.

- No saben cuan agradecido estoy. – Acarició la cabeza del pequeño Shun y volvió a mirar a la familia, que se encontraba en la puerta – Cualquier cosa que necesiten, háganmelo saber. Vivo en la casa de campo que hay en dirección al reino de Hara. Cerca del bosque Shilo.

Tras el asentimiento del médico, se subió al caballo acomodando nuevamente al pequeño ángel entre sus brazos y partió derecho a la casona, en donde debía descansar el pequeño y él relajarse por tremendo susto. En cuanto llegó a la casa, Saori e Ikki se le abalanzaron encima preguntando por la salud del pequeño y tras la buena aventura, se llevó a Shun hasta la que era su habitación y lo dejo acomodado en su lecho. Ikki no quiso despegarse de su hermano pequeño pues también se sentía culpable por lo ocurrido. No podía quitarse la imagen de su hermano temblando en sus brazos por el miedo y como lo dejó allí solo, al ver que su padre había conseguido dar caza al animal. Se acomodó en un asiento cercano al catre del menor y se quedó dormido allí toda la noche.

Un poco más tarde, Shun se removía en la cama por los sueños extraños que estaba teniendo.

Se encontraba solo en el bosque, siguiendo aquella extraña voz que le llamaba. No sentía miedo sino que estaba tranquilo. Aquella voz le inspiraba confianza, tranquilidad, paz. Volteo buscando algo entre los árboles, más no pudo ver nada alrededor.

- Shun

Nuevamente aquella voz le llamaba y no como llamado cualquiera, sino como una suplica o ruego. Miró hacia donde parecía provenir la voz y se adentró un poco más en la espesura del bosque hasta llegar a un riachuelo brillante por la luz del sol. Se quedó quieto en la orilla, contemplando la orilla opuesta, como esperando que algo o alguien saliera de aquella espesura.

- Shun

La voz le llamaba ya sin duda, desde la otra orilla. Podía oírla cada vez más cercana.

- Shun

Seguía mirando la espesura del bosque frente a él, más allá de aquel riachuelo cuando de pronto algo se movió por entre la arboleda frente a él. Miró más fijamente a aquel punto con extraño movimiento hasta que de entre el frondoso bosque, salió un animal de belleza extraña. El muchacho se quedó quieto, incrédulo ante lo que sus ojos veían pero el animal siguió avanzando hasta el, atravesando el mismísimo riachuelo para quedar a su lado. Era un animal grande teniendo en cuenta la joven edad del muchacho, que tan solo contaba con 6  años de edad. El animal avanzó hasta quedarse a escasos centímetros del pequeño y al ver que este alzaba la mano para tocarlo, agachó la cabeza aceptando el contacto. Fue un breve segundo, pero una corriente recorrió el cuerpo de ambos seres haciéndoles romper el contacto. Aquel animal se acomodó en el césped sin siquiera apartar la mirada del pequeño humano.

- Al fin te encontré.

Shun estaba extrañado, preguntándose mentalmente que era lo que aquel animal tan extraño había encontrado, más no hizo falta preguntar, pues el animal contestó a aquella muda pregunta.

- Me llamo Geist. – Levantó la cabeza de el siempre fresco césped y quedó mirando al muchacho con serenidad - Tú eres el último portador, por eso he acudido a ti.

- ¿Portador?

- Así es Shun. Soy uno de los pocos dragones que quedamos vivos y tú eres mi portador. Aquel al que estoy unido y por el ser por el que respiro, pues tú y yo somos uno.

Shun quedó sin habla más algo en su interior le hacía creer en lo escuchado. Lentamente pero seguro, se acercó hasta donde el dragón se encontraba y volvió a acariciar su húmedo, frío y áspero hocico. Miró con detenimiento aquellos ojos azules que le estaban observando el alma y pudo verse reflejado en esta, sintiendo lo mismo que aquel ser que se hacía llamar Geist.

Notas finales:

¿Qué le sucedió realmente al pobre ángel de Herno? ¿Será solo un mal sueño? ¿Será que de verdad existen los dragones? 

¿Qué hacía Shaka en casa de Syd? ¿Se desvelarán los secretos?....

Todo esto y mucho, mucho más, de aquí en adelante. 

Espero que lo hayais disfrutado y se aceptan incluso barcos ;)

Cuídense y nos leemos pronto.  ^///^


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