Christopher se encontraba en el aeropuerto de hawaii. Sus primas habían sacado los pasajes y lo invitaron a acompañarlas. El rubio pensó que seria buena idea ya que necesitaba despejarse, el trabajo lo estaba volviendo loco.
Desde donde estaba se podian ver las palmeras por la ventana, y el olor en el aire habia cambiado. Todos alli eran muy amables y como era de esperarse al salir de el aeropuerto dos mujeres morenas los recibieron vestidas con el clasico atuendo nativo.
Sus dos primas y el se dirigieron en taxi hasta el hotel sobre la playa, Caribbean Beachside. Era precioso puesto que el dueño era el padre de sus dos acompañantes y disponía de una cadena hotelera de lujo.
Entraron y aunque sus dos primas estaban acostumbradas a los lujos Christopher miro la sala maravillado, todo estaba ambientado, en el espacio habia mucha madera y piedras claras que recubrian las paredes.
Se acercaron al mostrador y luego de pedir su habitación y trasladar todo su equipaje, comenzaron a desempacar mientras desayunaban en la comodidad de la suite, eran apenas 3 y la mesa estaba servida al estilo desayuno Americano como para 10 personas. Antes de tocar nada hicieron que se llevaran lo que no iban a comer, seria un desperdicio.
Sus primas eran dos mujeres de unos 20 años cada una las dos eran castañas pero una con ojos marrones y la otra de ojos verdes. Eran distintas para ser hermanas de aspecto físico y de personalidad pero las dos eran hermosas y muy buenas chicas.
Christopher les confesaba todos sus problemas ya que su propio hermano mayor, Ian, vivía muy lejos en Europa y era difícil comunicarse con el. Sus dos primas eran unas chismosas de primera, aunque daban excelentes concejos pero ni eso pudo arreglar las heridas que guardaba el joven de ojos color miel muy dentro suyo. Jamás pronuncio el nombre de sus tristezas y enterró la infelicidad lo mas profundo que pudo y con ya pasado tanto tiempo rehizo su vida en Chicago y consiguió un grupo grande de amigos, un buen empleo en el ambiente de publicidad y logro con la ayuda de sus familiares olvidar el desamor.
Una vez que terminaron de desayunar y desempacar los tres se cambiaron de ropa y se dirigían hacia la playa para disfrutar de su primer día de sol y arena.
-Hay no!- exclamo el rubio- olvide mi toalla, ya vengo voy a buscarla y las alcanzo en la playa.-
-okey.- dijeron al unísono Rebecca y Amy.-
-Chris date prisa, porque el sol de la mañana es el mejor para un buen bronceado.- Se explico Amy risueña.-
-Y todos los turistas mueren por verte sin remera y con el torso bronceado.- Agrego Rebecca con voz divertida.-
Su primo sonrio y dio media vuelta para ir en busqueda de la toalla.
Christopher pasaba por el lobby del hotel cuando reconoció a una persona en la fila para el check in. Se quedo mirando mientras cruzaba el extenso pasillo con mostradores a sus costados. Tenia un perfil muy familiar pero no pudo saber con certeza a quien había encontrado en el hotel. Fue por su toalla y cuando regreso se distrajo cuando dos niños casi se tropiezan con el, entonces choco con alguien de cuerpo firme que logro hacerlo tambalear y perder el equilibrio.
-Chris!- dijo una voz conocida.-
El nombrado levanto el rostro y se reincorporo aunque casi cae nuevamente cuando reconoció a la persona que había pronunciado su nombre.
-Seth?- la voz le salió casi en un susurro de espanto.-
Allí estaba el causante de su sufrimiento, parado sonriendole con sus ojos color Esmeralda y con su reluciente cabello azabache. Llevaba una camisa escocesa arremangada y algo desabotonada con unas bermudas de jean gastadas. Detras suyo pasaron dos chicos mas en los que el rubio no pudo reparar.
Cuanto le dolió reconocer que el tiempo lo había vuelto mas atractivo aun y que no había perdido la calidez de su sonrisa, ni la mirada profunda de siempre.
-Que bueno encontrarte amigo!.-le dijo aun sosteniendole el brazo el moreno y sin perder la intensidad de su sonrisa.-
Aquellas palabras marcadas a fuego en su corazón amenazaron con desgarrarle el pecho pero se mantuvo firme y tan quieto como callado.
-Yo debo irme.- y dicho esto el rubio salió disparado hacia la playa sin detenerse aunque su viejo conocido lo nombro varias veces, no sin antes intentar tomarlo de su remera con fuerza.-
No pudo evitar que se le hiciera un nudo en la garganta y se le humedecieran los ojos pero apretó el paso y llego con sus primas.
-Que pasa Chris parece que viste un fantasma.- se río Amy.-encontraste la toalla?-
-Seth esta aquí.- pronuncio cada sílaba preso del pánico.-
-Que?- dijeron sorprendidas las hermanas.-
-Que se supone que hace acá?- pregunto preocupada Rebecca.-
Christopher cerro los ojos y se tomo con ambas manos la cabeza.
-Quiero irme, un recambio de hotel, ir a otra playa o mejor volverme a Chicago, viajare las próximas vacaciones. No debería haber venido.- pronuncio el de ojos marrón claro.-
-Llamare a nuestro padre y le dire que lo heche.- Pronuncio furiosa Rebecca mientras sacaba su telefono movil.-
Su hermana la detuvo y miro directamente a su primo.
-Claro que debías haber venido Christopher. Estas a prueba tienes que superar a Seth probarte que tienes que olvidarte de el. Sino vas a seguir sufriendo el resto de tu vida.- le soltó Amy con seriedad.- Ese tipo es un idiota.-
-Lo odio.- Agrego la de ojos azules furiosa.-
Sabia que ella tenia razon pero no podría enfrentarlo nunca. Había estado enamorado de Seth desde que tenia 18 años lo había conocido en la universidad. Cuando curzaban el ultimo año en ella decidió decirle que sentía y su mejor amigo lo rechazo, de manera gentil y sin herirlo pero luego de aquello se ignoraron.Estaban en la misma aula, el mismo pasillo en la biblioteca y hasta se encontraban en el café pero no se hablaban.
El rubio estaba tan herido con aquella actitud que ni bien termino la universidad se mudo a Chicago y comenzó a trabajar allí.
No se habían visto hacia cuatro tres años y los dos habían cambiado mucho. Aunque el pánico y el dolor que sentía christopher le mostraba que sus sentimientos habían vuelto o mas bien que no se habían ido.
Pasaron varios dias. Este era el quinto desde que habia visto a Seth , Christopher iba a la playa muy temprano para no cruzarselo, cenaba temprano tambien y evitaba salir de la habitacion a menos que fuese necesario.
Esa noche sus primas asistieron auna de las fiestas del hotel, el no queria ir por miedo de que su pesadilla estuviese alli. Pero tampoco pudo dormir asique se cambio y se fue a dar un paseo por los pasillos al aire libre del hotel, escuchaba la musica como un eco a lo lejos producto de la fiesta.
Y allí en su camino de regreso lo vio sentado en un banco fumando un cigarrillo intento esconderse en la oscuridad de la noche pero era tarde. Seth ya lo había visto llegar.
El Moreno tiro el cigarrillo en el cenicero y se dirigo hacia su amigo.
-Christopher hacia mucho tiempo que no nos veíamos.- Le dijo con una media sonrisa.-
El nombrado se quedo allí en la penumbra y en silencio.
-Hay algunas cosas que quiero decirte.- le dijo el de ojos verdes avercandose peligrosamente.-
-No quier oirlas.- respondió temblando.-
-Chris solo quiero decirte...-
-Por dios, no quiero escucharte de enuevo. Solo dejalo asi. Ya sufri bastante por esto, dejame vivir en paz, por que no puedes entenderlo.- Lo interrumpio al borde de las lagrimas el menor.-
Christopher estaba a punto de correr par alejarse de alli cuando esta vez Seth si logro atraparlo y lo tomo del brazo. El moreno lo arastro a paso apurado por los pasillos desiertos del hotel, el de ojos color miel se habia rendido ya, asique no tenia caso luchar. En cuanto lo soltara escaparia y no saldria de la habitacion, solo faltaban dos dias mas, podia aguantar.
Los dos se metieron en una de las habitaciones y Christopher no tuvo oportunidad de correr. Su espalda se apollo sobre la puerta cerrada, no pudo ver nada ya que sus ojos no se acostumbraban al contraste del luminoso pasillo.
Una mano le aprisiono el cuello y la otra sostenia firmemente la puerta del otro lado. Un jadeo de sorpresa se le escapo cuando sintio en su boca una presion salvaje, acaso Seth lo estaba besando?
Se separaron en busca de aire, el moreno paso su rodilla por entre las dos delgadas piernas de su amigo y este jadeo nuevamente y entonces volvieron a la batalla. Esta vez el blondo respondio y enrabriendo su boca, sus lenguas se encontraron, el contacto humedo y calido lo enloquecia.
Seth paso una de sus manos bajo la remera del menor y este temblaba ante el contacto, alli donde su piel tocaba la mano dejaba un camino de llamas, respiraba agitado y las caricias cubrian su agitado torax.
De un tiron los dos estaban en la cama, Seth por encima, los dos habian perdido las prendas aunque consevaban la ropa interior.
Una mano se adentro hacia su sexo y entonces con el contacto Christopher no pudo evitar que su espalda se arqueara a causa del placer y comenzaran una serie de gemidos que se asemejaban a los aullidos. Entonces su amigo se detuvo y pudo vislumbrar como sonreia entre dientes mientras lo miraba directamente.
-Te amo Seth.- Revelo el rubio jadeante.-
El nombrado bajo dsde su boca al cuello y de alli hasta donde antes ocupaba lugar sus manos. Christopher esperaba que sus gemidos no se escuchaban porque eran muy sonoros. Espasmos le informaban que estaba cerca del climax gracias a el contacto calido y humedo.
Entonces se unieron y el baiven frenetico hizo que ambos llegaran a el orgasmo a destiempo. Jadeantes se recostaron en la cama.
El rubio tomo del cuello al moreno y lo beso dulcemente mientras las lagrimas le recorrian la cara.