Tal vez por minima

-Aun es tiempo… ¡Por favor Andrew!-

Andrew, el pequeño Andrew, ¿Qué tanto habría sufrido para estar así?, era difícil reconocer que ese sujeto delante de él era su pequeño primo, el tímido y miedoso niño que fue su mejor amigo, ¿Qué tanto se habían alejado en esos años?

Desde que encontraron esa roca, o esa cosa la situación parecía volver a ser como antes, se habían vuelto de nuevo más cercanos, junto a Steve se la pasaban muy bien. Después que se derrumbara esa cueva empezaron a convivir mas, pero ¡oh si nunca hubiera insistido en entrar a ese lugar!, esto jamás hubiera pasado.

La culpa y la confusión lo carcomía, ¿Qué hacer con ese monstruo en que se estaba volviendo su primo?, el cual estaba consiente que había ayudado a formar, no solo por el hecho de haber hecho que entrara a esa cueva y encontrar esa piedra que les dio sus poderes.

Desde hacia tiempo sus padres y él sabían la situación por la que pasaban sus tíos y Andrew, pero no hicieron nada, lo ignoraron; su tía sufría por una grave enfermedad, su tío desde que dejo de trabajar con los bomberos se había vuelto alcohólico, y escucho a sus padres alguna vez que lo habían visto golpear a su primo, pero no hicieron nada... sus padres le dijeron que era mejor alejarse en esa delicada situación, su madre pensando que seria muy malo para él ver a su tía en esa muerte lenta, sufriendo cada día, no quería que su hijo sufriera por ello, su padre pensó que no era bueno estar cerca de su tío, un hombre que se derrumbaba por si mismo en un mal ejemplo de alguien deplorable, y Andrew, él había sufrido por todo eso, ¿acaso no se preocuparon sus padres también por él?, no, claro que no, y el también así lo hiso, era un niño haciéndole caso a sus padres, disfrutando todo lo que su primo no tenia, aun así una parte de él se la pasaba extrañándolo.

Andrew era demasiado frágil, aun así tenía tantas emociones y rencores guardados dentro de él, era cuestión de tiempo con poderes o no el que explotara, y nuevamente lo dejo solo en sus peores momentos, si alguien en ese momento pensaba que Andrew era un monstruo él era mucho peor por haber dejado que se convirtiera en eso.

Andrew no era malo, y eso era lo que importaba, no importaba a cuantas personas había dañado esa noche, no era malo, él estaba sufriendo, él lo sentía, quizás era ese lazo nacido por los poderes, o solo los poderes habían intensificado ese lazo que ambos habían tenido alguna vez.

Aun a pesar de todo, podía recordar aun a ese pequeño rubio de ojos azules, su querido primo, su amado amigo, su compañero de juegos y aventuras; mientras era popular en sus años de preparatoria, Andrew era un marginado, con casi ningún amigo, excepto él que de vez en cuando se acordabas de él, le hablaba y le daba un aventón a la escuela de vez en cuando, pero ya no era como cuando niños siendo inseparables. Fue cuando se dio cuenta que toda esa popularidad era tan vacía y solitaria que trato de volver con el único que le conoció de verdad, con Andrew, pero este ya no le aceptaba tan abiertamente como antes, la distancia entre los dos estaba tan marcada pero aun así lo seguían intentando poco a poco.

A nadie le gusta estar solo, lo sabia, pero fue demasiado abrumador saber la muerte de Steve, saber que Andrew era el culpable, no podía odiarlo, era su querido primo, era su Andrew, pero todo de repente se volvía tan confuso y difícil, sabia que él seria el único capaz en detenerlo, a pesar de que desde un principio Andrew mostró ser el más fuerte de los tres en lo que a su nuevo poder se refería, mostraba un enorme control y fuerza, mejoraba con tal rapidez que le daba envidia y orgullo a la vez; aquella noche que lo enfrento en su cuarto no solo fue el poder de Andrew el que lo detuvo de golpearle, fue el que sentía que no podía infringirle algún daño, no lo deseaba, no quería, pensar en ello solo le causaba dolor y pesar.

Aun así en esos momentos estaba peleando con él ahora, y dolía mucho, no solo por las heridas, o incluso que lo hubiera aventado con un camión contra un edificio, sentía con cada golpe que daba y recibía como su corazón se desgarraba, esto tenia que parar ahora, ya no huiría, había huido con su ex cuando había tenido dudas, cuando quería estar seguro de algo, cuando debió haber estado con su Andrew, ambos se necesitaban y tarde se había dado cuenta.

-No debiste de atraparlo… ¡Yo lo había soltado!, no debiste…- le reprendía por haber salvado a su tío, sabia que era un bastardo, pero debía detenerlo, eso seria un paso que simplemente no debía dejar que pasara.

-Aun tenemos tiempo Andrew de parar todo esto... solo vallamos de aquí, escapemos los dos juntos-

Lo miraba con odio, pero también podía ver debajo de eso en su mirada dolor, mucho dolor, su joven rostro tenia una horrible quemadura, podía observar que en gran parte de su cuerpo también, brazos y piernas sangrando y cubiertas de vendas, y tal vez también debajo de esa bata de hospital estuviera cubierto de vendas y heridas, pero sabia que todas esas heridas no eran nada en comparación al dolor de su alma y corazón, él debía sanarlo, él deseaba con todas sus fuerzas ayudar a su Andrew, solo debía convencerlo de que volviera con él y se encargaría de todo.

-Andrew… larguémonos, nos iremos y seremos una familia- 

Hubo un largo rato de silencio, o así lo sintió, no quería pelear con Andrew, pero tampoco debía dejar que dañara a los demás, no quería hacer algo en lo que se arrepintiera por siempre.

Y por primera vez desde que esa pesadilla comenzó pudo ver en esos ojos los mismos que siempre vio cuando niños, cuando Andrew lo miraba esperanzado, convencido que su primo lo protegería, y así lo haría, lo amaba tanto, se encargaría de arreglar su alma rota si lo dejaba.

-Matt…- lo miro esperanzado, pero también temeroso, ya no quería sufrir quería que todo acabara, que todo el mundo sufriera lo que él.

-Vamos Andrew… larguémonos juntos-

Juntos, eso era lo que siempre había querido. Estiro su brazo, y sintió el cálido toque de la otra mano mas grande a la suya envolviendo la propia y jalándolo hacia el cuerpo contrario, aun flotando los dos en el aire, por primera vez en mucho tiempo se sintió seguro, no importaba que la morfina estaba pasando, también la adrenalina y sentía escocer todas sus heridas, quería sentir el cuerpo de Matt junto al suyo, quería creer que todo se podía arreglar.

-Vámonos Matt-

-Esta bien Andrew, nos iremos- 

Y por fin estaban juntos como debía de ser, no le importaría dejar a sus padres, dejar su ciudad o su casa, por que su verdadero hogar estaba junto a su pequeño Andrew, su amado Andrew.

Para todos esa fue la última vez que vieron a esos dos fenómenos en la ciudad, o así los clasificaron en las noticias, nadie sabe a donde fueron, de donde vinieron, casi nadie creía la versión de que eran unos adolescentes de una preparatoria cualquiera, debían ser otra cosa.

Pero en realidad no eran más diferentes que cualquier otra persona, buscando la compañía del ser amado, dejar la dolorosa soledad y comenzar de nuevo en algún otro lugar. Matt y Andrew estaban juntos, y eso era lo que importaba, Matt y Andrew se amaban y buscarían la felicidad juntos.