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Mi mejor amigo por Chofi

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Los mensajes se perdían en la pantalla a medida que llegaban sin siquiera ser leídos, acumulándose hasta que Sasuke lo reprendiese por ignorarlo, pero no le era tan fácil comprenderlos y darle una solución o simplemente apoyo, realmente se esforzaba por serle de ayuda y mantenerse como el buen amigo que era.

Si duda le agotaba enterarse de sus problemas amorosos. Y peor aun cuando él mismo significaba la única y fundamental amistad de Sasuke, teniendo que amortiguar cada conflicto que viviese. 

Con su mirada sobre su nombre y la interrogante de su ubicación escritos vía chat dejó de lamentarse, concentrándose enteramente en hacerle comprender a Sasuke los puntos de vista respecto al lío que sufría junto a su novia y que era recomendable hacer, finalizando con francos ánimos, porque por muy mal que él la pasase, siempre querría que su amigo estuviese feliz.

Enamorarse de Sasuke era sinónimo de desdicha.

 

.

 

Temió que su amigo se ausentase esa jornada escolar, imaginando cuanto se aburriría en ese sitio. Ya con el profesor ubicando sus pertenencias sobre su escritorio y una clase completa levantada a un costado de sus asientos se resignó, pensando en esta vez en el motivo de su falta. 

La clase de historia se desarrollo con lentitud, tanta escritura sobre la pizarra, personajes destacados y fechas exactas, sucesos que serían almacenados en su memoria de corto plazo y en un futuro se convertirían en recuerdos incompletos. De vez en cuando su lápiz era utilizado para dibujar al margen de sus anotaciones, distrayéndose y evitando el sueño.

El recreo le devolvió su entusiasmo, que además de liberarlo de una aburrida clase trajo consigo la llegada de Sasuke. Desde el segundo piso intercambiaron saludos, para luego seguirle con la mirada hasta ya poder percibirlo de otra forma.

—¿Qué te paso?

—Me levanté tarde —Respondió mientras guardaba su mochila en su casillero— Me quede hablando con Ino.

—¿Y como va todo?

—Bien —Sonrió, en forma de agradecimiento— Realmente piensas como mujer, Naruto.

—No, muy distinto es que seas de mente cerrada.

Encaminándose a su lado se dirigieron al primer piso para charlar un rato, hasta ser alcanzado por sus otros compañeros.

Captando esa felicidad que solo él, entre ese grupo de jóvenes, podía observar, exhaló satisfecho, incluso diciéndose que gran persona era y lo valioso que eran sus actos tras la exitosa reconciliación de su amigo con su novia.

Y aunque caminar junto a Sasuke conllevase simular una amistad carente de amor de amante y felicidad, lo haría, porque la herida en su alma se volvería desgarradora sin su presencia.

El receso se daba por terminado con ese molesto timbre, tenían la costumbre de ser los últimos en marcharse, cuando el inspector los alcanzaba y regañaba por su conducta. Mientras se dirigían al salón en completa soledad Sasuke le habló.

—Ino quiere conocerte.

—¿A mí? —Se señaló sorprendido— ¿Por qué? ¿Acaso hablas mucho de mí, teme? Pero si me admira tanto.

Su sonrojado acompañante desvió su mirada con el ceño fruncido, negando tal pregunta. 

—Quiere conocer a mi acosador. —Contraatacó con aire de triunfo.

—Pues dile que estoy de acuerdo. Hace mucho que quiero saber quien es.

—Podría ser el fin de semana.

—No puedes, tu abuela viene, luego a mi me dices de todo por no tener buena memoria.

Sonrió orgulloso de lo bien enterado que estaba Naruto sobre su vida, demostrándole lo atento que era cuando le decía algo.

—Sabes más que yo, dobe.

—Por supuesto —Giro sobre su ubicación para dedicarle una sonrisa— Por algo soy tu más grande acosador.

Molestándose mutuamente ingresaron al salón donde la charla continuaría, sin importarles mucho la presencia del profesor o cuanto silencio hubiese en el lugar, después de todo era pan de cada día.

 

.

 

Yacía apoyado sobre un gran árbol que lo protegía de los rayos solares con sus grandes ramas cubiertas por otoñales hojas, las cuales de vez en cuando pisoteaba, deleitándose del crujiente sonido.

Lo único que conseguía alegrarlo ese día era el despejado cielo, permitiendo una plena iluminación a la plaza, remarcando el verde del pasto y el brillo de los juegos infantiles metálicos, recientemente pintados. Deseaba que ese momento se mantuviese durante mucho tiempo, ya que ya debía soportar una tormenta dentro de él.

Y bastó ver la llegada de la pareja para desembocar su tragedia interna, donde resultaba como el único lastimado de esa reunión. 

Sasuke no sostener la mano de Ino, tampoco la abrazaba por los hombros, se dejaba agarrar el brazo por su novia, recargándose en este. Ciertamente, y con dificultad admitía que luían bien juntos, ambos eran jóvenes atractivos que se correspondían perfectamente.

La muchacha poseía una opaca y larga cabellera rubia, que pasaba por su hombro y caía sobre su pecho en forma de trenza, vestía ropa bonita y muy femenina que remarcaba su escultural cuerpo, descrito por Sasuke con cierto grado de fascinación, y un par de ojos celestes preciosos, que nada le transmitían a diferencia de Sasuke que leía cada cosa sobre esas orbes.

Envidia, se detestaba por sentirla. Se repetía cuan feliz era Sasuke, por consiguiente él debía alegrarse, pero costaba muchísimo si su enamorado marchaba junto a quien jamás sería. De un segundo a otro pasaba del desprecio a la resignación y luego a la dicha, tenía clara su opinión sobre la relación de su amigo y como le afectaba, pero sus emociones terminaban por confundirlo y aturdirlo una vez más.

—Oye, Naruto.

—¿Ah? —Al verse perdido en sus pensamientos, Sasuke movió su hombro— Oh, Sasuke.

—¿Qué te pasó? No respondías.

—Ya sabes —Rió avergonzado, frotando su brazo.

—No, no se —Insistió intrigado.

—Que importa —Giró para mirar atentamente a la chica— Hola Ino, soy Naruto.

—Mucho gusto —Sonrió la muchacha, divertida por lo sucedido entre Naruto y un ligeramente enfadado Sasuke— Wow, rubio y de ojos azules, debes ser mi hermano perdido.

—Quizás esa es la razón de por qué somos los únicos que aguantamos a este sujeto.

No podía ser desagradable y antipático, lo comprobó al escuchar la risa de Ino y ver el nuevo agradecimiento de Sasuke. Simplemente no podía, por mucho que envidiase a la inocente muchacha no podía detestarla, tampoco se veía capacitado de contener la naturalidad de sus actos.

No sabía si sentirse irritado u orgulloso de su espontaneidad.

 

.

 

Sabía que Sasuke esperaba su aprobación, o aunque sea un comentario. Mentiría si dijese que se aburrió o la muchacha con su sola presencia lo perturbaba, porque se había divertido muchísimo, a pesar de quienes eran sus acompañantes y que relación tenían. Ino era divertida y extrovertida, sin ser confianzuda, ni entrometida, una chica agradable por dentro y fuera.

Y él, lamentándose por haberla conocido en esas circunstancias, guardaba silencio, formulando una buena respuesta, pero la impaciencia de Sasuke le interrumpió.

—Se llevaron bien.

Que cierto era aquello. Bajando la mirada volvía a odiar el papel que representaba Ino en la vida de Sasuke, para después agradecerle la felicidad que creaba en él. 

—Es una buena chica. Es graciosa y muy linda, me agradó muchísimo y funcionan muy bien.

Detuvo su caminata, extrañando a Sasuke porque al parecer Naruto tomó seriamente su pregunta. Observando su iluminado rostro por los focos nocturnos de las calles esperó las atascadas palabras del rubio, que en mucho rato no lograron salir. Caminó hasta posarse frente suyo, más dudoso.

—¿Qué te cuesta tanto?

No quería mirarle y ver sus ojos más abiertos de lo normal, ni el interrogatorio que lo hostigaría por muchos días, pero si no optaba por eso tendría que ocultar sus llorosos ojos como un cobarde.

Un poco más calmado pero con el visible enrojecimiento de sus ojos miro a Sasuke, conmocionándolo en el acto, reacción que se esperaba.

—¿Qué pasa?

—Quiero ser egoísta pero no puedo.

Desconcertado por la declaración busco palabras para seguir averiguando, si algo no soportaba era ver a Naruto al borde del llanto. 

—¿Por qué no puedes?

—Me encantaría decírtelo —Sonrió irónico— pero no puedo. Si quieres puedo decirte otra cosa.

No escucho su voz, solo obtuvo la afirmación de sus ojos negros. 

—Ino es genial —Aseguró, invadido repentinamente por una pequeña oleada de alegría— Me hace feliz saber que encontraste a alguien como ella y espero que no lo arruines Sasuke, y por si lo haces sabes que estaré ahí para solucionarte la vida.

Una confesión tan disfrazada como esa jamás había sido pronunciada. Había dicho lo que siempre quiso decir y de la mejor forma, sabiendo de sobra que Sasuke confiaba más en él si es que eso era posible.

Sin embargo la indirecta declaración le avergonzaba, porque si bien había dicho lo mejor para Sasuke no era de hablar en códigos, sino directo y simple, pero nuevamente era mayor que su egoísmo el temor de perder a Sasuke.

Por lo cual continuaría conformándose con ver una sonrisa no provocada por él.

 

.

 

Pasaba de una conversación a otra, de Ino a Sasuke y de Sasuke a Ino. Regresaba a sus pensamientos el lamento de haberla conocido en esas circunstancias.

Si bien se había visto con Ino, siendo personalmente conocido por ella, no le parecía suficiente. Secretamente Ino le comento lo importantísimo que era él para Sasuke, y quien lo fuese para su pareja lo era para ella, además de sentirse agradecida por la valiosa amistad que tenían.

Pensó en negarse a hablarle, alegando internamente que no existía necesidad de profundizar la relación, no obstante Ino insistía en conocerle y parecería ilógico que se opusiera, luego de las veces que se reunía el trío y lo bien que se llevaban. 

La herida cada vez se cicatrizaba superficialmente.

Amargamente respondía, agradecía que su cinismo no fuese visible en esa charla vía chat, quizás cuantas risas había escrito sin siquiera cambiar su expresión facial. 

Ya sin ánimos de seguir hablando Ino capturó su atención, proponiéndole salir a pasear en compañía de un cuarto individuo. Preguntó el por qué del ingreso de este nuevo personaje al trío, a lo cual la joven rubia respondió insinuante, pasmándolo.

"Es lindo y simpático, algo reservado pero interesante, se que te interesará"

Maldecía a la mujer por pertenecer a ese sexo, tan intuitiva. Lejos de su estupor le preguntó si Sasuke ya sabía, completamente agitado, y con dolor leyó la oración que le impediría conciliar el sueño.

"Él me lo propuso, está muy entusiasmado"

 

.

 

Maldita mujer, volvía a repetir en su mente.

Sentado en un banco lejano al que compartían Sasuke e Ino, veía el rostro apacible de su acompañante. Las hebras rojizas que caían rebeldes sobre su rostro, tan lisas e indomables que le encantaban, al igual que el carbón bajo y sobre sus parpados, resguardando dos joyas verdes. El porte altivo que incluso se reflejaba en su manera de sentarse y la contagiosa calma, Gaara si que era único en su especie.

Se imaginó un sujeto más común, no poseedor de aquellos llamativos y atrayentes rasgos, tímido al principio y respetuoso en su totalidad, pero el joven no era más que un chico distinto, muy distinto para el repetido paisaje que veía.

Estuvo en lo correcto Ino al decir que Gaara era reservado, porque ciertamente comentaba la décima parte de lo que realmente pensaba, pero esos fragmentos de sus ideas bastaban para sorprenderlo. Siempre correspondiéndole, si no era con palabras era con gestos, y de no ser así sus miradas le respondían. 

El chico llegó al paradero de Ino a través de Shikamaru, quien era su mejor amigo de toda la vida y que mantenía una relación amorosa con Temari, hermana del pelirrojo. Al ser de la misma edad consiguieron prontamente establecer una pequeña amistad, permitiéndole invitarlo a sus actividades, cosa que agradecía en ese momento Naruto.

Con un corazón inquieto e ilusionado ante un chico desconocido, el recuerdo de Sasuke aterrizó violentamente, estallando y liberando el amor oculto que sentía aun por él.

Maldito Sasuke que volvía a arruinar su anhelo de un amor reciproco.

Por mucho que Gaara le fascinase, su único y verdadero amor siempre sería Sasuke. No trataba de un romance juvenil que solo consistía en un encanto pasajero, él conocía a la perfección su sentimiento por el moreno y sabía que sería eterno y lo agobiaría por el resto de sus días, sin embargo no perdía la esperanza en dos asuntos, que Sasuke llegase a amarlo locamente como él lo hacía o simplemente olvidar todo lo que no fuese su amistad, cual se cumpliese antes no le importaba, necesitaba eliminar ese dolor que le perseguía día tras día.

Quizás Gaara podría ayudarle.

De una sacudida de cabeza suprimió tal opción, ¡no podía utilizar a una persona! sintió vergüenza de tal vil idea, nervioso de que el muchacho sospechase algo.

—Con lo inquieto que eres, yo también me estoy poniendo así.

Sobresaltado giró para mirarle, tan calmado como de costumbre apoyó un brazo sobe el respaldo de la silla, dejando el otro sobre su regazo.

—Lo siento, pensaba muchas cosas.

—¿Quieres que te lleve a casa?

Abochornado por la pregunta asintió, dejándose llevar por las sensaciones que le producía la profundidad de su mirada y de sus palabras. 

Se levantaron del banco, encaminándose hasta la cariñosa pareja.

—Nos vamos, gracias por invitarnos Ino, nos divertimos mucho.

—Te acompaño —Dijo Sasuke, parándose al instante— Ya es tarde.

—¿Cómo se te ocurre que Ino se irá sola? —Cuestionó molesto Naruto.

—No Naruto, no hay problema, Temari nos vendrá a buscar a mi y a Gaara.

Deslizando su mirada sobre Sasuke e Ino asintió más tranquilo al asegurarse del bienestar de la chica.

—Espero verte otra vez.

Destruyendo el pequeño silencio que se produjo Gaara le habló a Naruto, enrojeciendo sus mejillas en el acto. Con un susurro perceptible solo por Gaara y Sasuke se marchó.

"Así será"

 

.

 

En muchísimas ocasiones Sasuke y Naruto habían compartido silencio, sin siquiera molestarles, pero esta vez guardaba más de una incomoda sensación, haciéndole querer que su casa estuviese a la vuelta de la esquina.

De reojo era observado Sasuke, obligándolo a despejar a su amigo.

—No me gusta Gaara.

—¿Qué? ¿Por qué? Pero si fue agradable y tranquilo, además nos compro a todos..

—No me refiero a eso —Le interrumpió, confundiendo más al rubio— No me gusta para ti.

—No veo por donde eso sea posible.

El enfado de transmitió por sus ojos, nada agradado por lo dicho. Notó el toque de burla de Naruto, por lo cual lo encaró.

—No me da confianza.

—Es muy apresurado decir esas cosas, Sasuke. Además fuiste el que menos compartió con él. A mi me agrado muchísimo y me gustaría volver a verlo, así que si me gusta a mi, también debería gustarte a ti, ¿o no?

Y volvían las indirectas.

—Tengo una oportunidad con un chico prácticamente ideal, y tu le encuentras cosas malas —frunció con mayor intensidad el ceño— Tu eres feliz con Ino, ¿por qué yo no puedo serlo con él?

—Ino no tiene nada que ver con esto, y el que se apresura eres tú que ya te estás imaginando cosas con él.

—¿Acaso no puedo? —Continuó, más a la defensiva— Me insinuó que algo así podría ocurrir, estoy en todo mi maldito derecho de creer lo que quiera.

—Si te digo esto es porque quie...

—¡Lo que quieres es verme solo! —Gritó ya enfurecido, y lejos de admitirlo, decepcionado— ¡Estás inventando cualquier justificación a tu "no me da confianza"! Dime la verdad Sasuke, ¿Qué es lo que no te da confianza de él? Y no me vengas con que es su conducta porque tú y yo sabemos bien que no trata de eso.

Sasuke lentamente iba relajando su mirada, rendido ante las nulas escapatorias.

—Él se parece mucho a mi.

Comenzó con cuidado, nervioso por exponerle el motivo de su descontrol.

Contadas veces hablaba abiertamente de lo que sentía y pensaba, y le avergonzaba de sobremanera el tratarse de un arranque de inmadurez.

—Tenemos un carácter similar, además de capacidades mas o menos iguales, pero sus defectos se ven mejorados en él.

Calló, esperando que Naruto ya supiese que trataba el asunto, pero su rostro expectante le ordenó que continuara.

—El caso es que... dos personas muy parecidas estarían en tu vida, y si una de ellas implicaba otra relación, abandonarías al otro.

—Sasuke...

—Lamento ese arranque, yo no estoy acostumbrado a que alguien ocupe un lugar tan importante en ti como lo hago yo, y la idea de que alguien como él se aventure y pueda conseguir algo de tu cariño... me aterra.

Evitando que la tortura se extendiera abrazó por el cuello a su amigo, aprisionándolo con fuerza. 

Con lo brazos de Sasuke envolviendo su torso se relajó, demasiado feliz para su propio bien.

Teme, teme, teme, teme y teme de nuevo, jamás pero jamás existirá alguien que alcance tu puesto.

Supo que Sasuke se tranquilizó, lo sintió en aquel contacto.

Pero el no pudo, darse cuenta nuevamente de que Sasuke siempre sería esa persona era suficiente para amargarlo profundamente.

 

.

 

Con un mejor amigo, una muchacha que era de lo más agradable con él, un fascinante pretendiente y unas vacaciones por delante, el panorama no podría verse mejor.

Creía estar superando a Sasuke, pero tan solo era caer en la resignación y atesorarlo como su amor platónico, teniendo que conformarse con su realidad.

Las vacaciones partieron con la estadía que la familia de Sasuke le ofreció al enterarse del largo viaje que realizarían los padres de Naruto. Completamente cómodo en la residencia Uchiha se instaló en la habitación de Sasuke, la cual visitaba con frecuencia desde tiempos remotos.

Desde ese lugar recibía mensajes y llamados de Gaara, quien le profesaba el gran cariño y necesidad que sentía por su lejanía, arrancándole una que otra mueca de desagrado a Sasuke.

Como le gustaría decirle que esas conductas lo esperanzaban hasta las nubes y después lo dejaban caer brutalmente.

En todo ese tiempo Sasuke tampoco había visto a Ino, ni siquiera lucía decaído o mostraba añoranza, siendo una semana solo dedicada para ambos.

Y si algo extrañaba Sasuke, era pasar tiempo con Naruto.

Más de una mañana despertaron y el otro seguía durmiendo, por lo que optaban por despertarlo de forma escandalosa, perturbando el inicio del día, algunas tardes se pasaron entre flojera y juegos, otras compartiendo con el resto de la familia que afirmaban su gran querer por el rubio, y todas las noches terminaban en charlas larguísimas que se extendían hasta la madrugada, conduciéndolos al mundo de los sueños.

Cuando eran pequeños y uno iba a dormir a la casa del otro no había necesidad de instalar un colchón o un saco de dormir, compartían la cama, cabiendo a la perfección y con espacio de sobra, y esa costumbre no se perdió ni con el pasar de los años, realizándola con normalidad.

Pero para Naruto ya no era lo mismo, sentir la piel de Sasuke sobre la suya era fatal, alteraba sus sentidos sin piedad. Tenerlo tan cerca de él tentaba su autocontrol o destrozaba su corazón, viéndose privado del ser que tanto amaba.

El día podía pasar rapidísimo, pero las noches junto a Sasuke eran infinitas.

 

.

 

La semana junto a su mejor amigo terminó, guardando preciosas memorias de los buenos y malos momentos que compartieron. Con la finalización de su larga convivencia volvió la independencia, al estar en casa de Sasuke no salió en ningún momento, pero ahora que regresaba a su hogar podría salir con sus otros amigos, y tal vez con Gaara.

Le pesaba la conciencia no haberse acordado del pelirrojo, si no fuese por su insistente presencia a través del teléfono él prácticamente se habría dado por desaparecido. Gaara era quien lo perseguía incansablemente, y él representaba el patético sujeto que teniendo mucho, quería algo completamente fuera de su alcance. 

Quería a Gaara, pero era conciente del eterno querer que tendría por Sasuke.

Que deprimente era regresar a la realidad, esa realidad donde era solo el amigo de Sasuke y este tenía una persona muchísimo más importante.

Adolorido por las punzadas de su pecho se lanzó sobre su cama, cerrando sus ojos con fuerza e intentado borrar la imagen de Sasuke.

Pero era imposible, se preguntaba cuando dejaría de tratar en vano.

Cuanto daría por el amor de Sasuke.

Ese chico serio, pero con arranques de informalidad, algo engreído y prepotente, pero mayoritariamente respetuoso y cortes, sin embargo si lo molestaban hablaría mordazmente, exhibiendo su gran intelecto. Alguien que hablaba sin rodeos, pero que se veía complicado a la hora de declarar cosas que implicasen una gran revelación de su persona o sentimientos difíciles de liberar. Un chico preocupado y cuidadoso, atento con aquello que le importa y protector, seguro de si mismo, al contrario de lo externo.

Podía estar horas describiendo a Sasuke, manifestando cuanto sabía de él, conocimientos de los cuales se sentía orgulloso ya que un reducido grupo de individuos sabían más allá de su fecha de cumpleaños.

Pensar en quien era Sasuke le recordaba quien era esa persona que amaba, que a pesar de tener muchos defectos los aceptaba y encantaba de igual forma que sus virtudes.

¿Ino lo amaría tanto como él?

Tenía noción del fuerte sentimiento que se forjaba entre ellos, pero no de si era mayor que aquel unilateral existente en su relación.

Y concluyendo que nadie lo querría tan devotamente como él se fundió en la tristeza y decepción, ¿que le faltaba para ser visto por Sasuke?

Lo quería como nadie, jamás le haría daño y era el único que sabía por completo quien era Sasuke Uchiha.

¿Tan poca cosa era?

Sus lágrimas empaparon sus orejas y el poco líquido que caía era absorbido por la almohada, albergando el sufrimiento de cada gota derramada.

Rogaba al aire que alguien lo liberase de ese agonizante amor.

 

.

 

Reconociendo rostros por los pasillos de la escuela emprendió marcha al panel principal, averiguando que salón y con que compañeros trataría ese año.

—Nos tocó juntos de nuevo.

—Es el destino, teme.

Alegre de descubrir que sería acompañado por su amigo en su último año caminaron en dirección al salón para dejar sus mochilas, charlando de las nuevas instalaciones y cosas curiosas que pasaron en la escuela.

Ya cercanos a su salón, Naruto vio una cabeza rubia andar frente suyo, que pudo observar plenamente al estar el pasillo vacío.

—¡¿Ino?! ¡¿Y no me habías contado teme?!

Al no recibir respuesta siguió interrogándolo, fastidiando más a su amigo, que solo quería silenciarlo.

Pero nada fue más efectivo para callarlo que ver como Ino pasaba al lado de Sasuke sin siquiera observarlo, y este último avanzaba inmutable.

Algo no muy bueno había sucedido.

 

.

 

—¡¿Qué?!

Hasta el hambre se había esfumado por lo dicho por Sasuke, dejó de lado su paquete de galletas para concentrarse en esa conversación.

—¡¿E hiciste que se cambiara de escuela para luego terminar?!

—Fue idea suya cambiarse —Bebió su jugo— A mi no me eches la culpa.

—¡Pero dejó todo solo para estar contigo!

—No termine con ella porque hizo esto, la relación ya iba mal desde antes.

—Mal para Ino, claro, que se cambio de escuela para puro ignorarte.

Si bien algo le gritaba que dejara de defender a la muchacha, su criterio se interponía, diciéndole que era lo correcto en esa ocasión. No negaría que el quiebre entre Sasuke e Ino había hecho brincar su corazón de alegría, pero la conducta adoptada por su amigo no le parecía válida.

—Pobre Ino...

—Pobre sería en el caso de que continuase con ella, porque la tendría a mi lado engañada, haciéndola creer de todo ese amor que ya dejé de ser, dándole ilusiones y permitiéndole imaginarse un futuro juntos, que a la hora de dormir piense en miles de cosas que yo ni pensaba y solo haga más doloroso el final.

—Pero...

—Es más detestable engañarla descaradamente que romperle el corazón.

Inútilmente cegado por si mismo reconoció que Sasuke tenía razón.

Y que él era un ser despreciable.

 

.

 

Los últimos meses se convirtió en un muchacho lleno de preguntas sobre si mismo, desconociendo totalmente al pequeñuelo seguro de sus creencias y defensor incansable de estas.

Dudaba constantemente de que estaba bien y que estaba mal, de si sus decisiones eran las correctas o solo lo guiarían a un lento pero destructivo lamentar. Pasaba de la seguridad de su entidad al torbellino en el que se transformaba su mente y su corazón.

¿Donde quedó la determinación irrompible que lo caracterizaba? En esos momentos no era más que un patético adolescente que se resignaba ante todo, pero mucho no podía hacer si el aspecto más importante de su vida nunca cambiaría.

Si Sasuke jamás lo amaría.

¿Podría tolerar más relaciones amorosas de Sasuke? ¿Soportaría ver esa expresión de niño maravillado otra vez?

Supuso que no quedaba más que hacerlo, porque no estaba en sus opciones alejarse de Sasuke. Lo único que mantenía era su determinación por seguir junto a él.

Y se hallaba en el parque, en uno de los muchos bancos, sentado junto al muchacho de tez clara y negro cabello, al igual que sus ojos, que siempre caracterizó como profundos.

Sin ser observado por el otro sonrió, ya ni sabía si era de felicidad o de angustia, todo era ambiguo para él.

—Espero que llegue el día en que realmente encuentre a ese alguien —Habló Sasuke, mientras miraba el cielo— para ser completamente feliz.

Ensanchó la sonrisa que se dibujaba en sus labios, riendo suavemente y consiguiendo una sonrisa de Sasuke, de esas que le rejuvenecían.

—Ojala sea así. Lo deseo de todo corazón que sea así.

No lo deseaba para él, porque sería engañarse, el ya amaba pero por azares de la vida no podía ser amado, pero realmente deseaba que Sasuke encontrase a esa persona que eternamente sería símbolo de su envidia total y agradecimiento eterno.

Sasuke  le bastaba para seguir adelante, ya que con o sin su amor él podía ser relativamente feliz...

... porque siempre tendría a su mejor amigo.

 

 

Notas finales:

Espero le guste (:!
Mi otro fic lo actualizaré pronto, paciencia ;-;
Nos vemos, ¡adiós!


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