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Różne Uczucia por Pabeth

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Notas del fanfic:

Primero: Y antes de que se me olvide, el título está en polaco, ¿por qué? Me gusta como se oye la pronunciación, y en parte, éste proyecto está dedicado a un amigo que le dio el nombre a fic, en español se llamaría: "Diferentes Sentimientos".

Bueno he llorado sangre escribiéndolos, son cosas que tenía desperdigadas por ahí, pero como eran muy cortos me daba pena subirlos uno por uno, aparte del asqueroso resumen que me jode la vida. (xD Si no observen el que puse, ¿al leerlo a poco no da un tic nervioso?)

Si estoy mal con respecto a lo de drabble por favor corríjanme. Sin más, a leer. (xD)

Notas del capitulo:

Advertencia: OoC, Universo Alterno, mala ortografía. 
Personajes: U. Madara & N. Minato.
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, tan sólo la historia redactada, esto no lo hago con fines de lucro.
Clasificación: Para todas las edades.
Betado: No.
Nota: *-* Sinceramente estoy loca y sólo se escribir cosas sin finales felices, pero extrañamente: ¡Lo amo con todo mi ser!


Angustia: f. Aflicción, congoja, ansiedad.


 —Tengo cáncer— las palabras que provenían de aquella carnosa boca me dejaron frío; no sentía mi cuerpo.

Yo, Uchiha Madara era testigo de la más cruel desgracia que la vida podía cometer; era una bazofia infalible la que el destino había cometido, seguramente los doctores habían cometido una estupidez al mostrar los resultados de los análisis en aquellos papeles.

Desde hacía mucho mi matrimonio con Namikaze Minato había terminado; fracasó, no habíamos logrado llegar a ningún lugar juntos. Aunque todo había terminado entre discusiones y lágrimas, nos unían dos hermosos niños, frutos de lo que alguna vez fue amor.

Con el pasar del tiempo las heridas e insultos fueron cicatrizando, uniéndonos por segunda vez como amigos, distantes, pero al final era pura y sincera amistad. Las navidades y cumpleaños nos unían de a poco cada vez más, formando así un lazo sincero y fuerte. Lo que pensé en aquellos momentos fue: “Seguramente el que hayamos compartido tiempo juntos, tan íntimamente, debió haber servido de algo.”

Era cierto, lo admitía y sigo admitiendo con total orgullo, yo soy un maldito bastardo, increíblemente, no puedo ni quiero evitarlo. Le dejé al mando y cuidado de dos bebés que tan sólo, en aquel entonces, tenían tres meses y el otro dos años; me fui con mi nueva pareja a beberme la vida a bocanadas perdiéndome del pasar de los años de mis hermosos hijos, que insana e injustamente me recibieron con los brazos abiertos cuando volví, todo gracias a ese gran hombre, que por aquel entonces también era una cría, un chiquillo de veinticinco años.

Si me preguntaran: ¿Te arrepientes? Obviamente diría que no. Mis hijos crecieron con valores y principios dignos de una persona con un gran futuro. Él fue tan fuerte y luchador, nunca guardó rencor ni resentimiento, siempre sonriendo con aquella blanca dentadura suya.

Aquella noticia era como un golpe fuerte en la boca del estómago, dejándome sin aire. Tal vez no le amaba, como había prometido; tal vez no le había sido tan fiel, como me había jurado; tal vez y nunca logré darle lo necesario, como le prometí a sus padres, pero le quería y apreciaba, sobre todo me arrepentía de haber lastimado tanto a una gran persona.

Sí, Uchiha Madara también tenía cargos de conciencia; orgullo y obstinación, era algo muy aparte, pero Minato a veces lograba cambiarlo todo. Me aceptaba, me quería, me aconsejaba y simplemente, cuando me vio en la fachada de su casa, observando a mis pequeños hijos abriendo sus regalos de navidad, me sonrió y abrió la puerta, gritó un fuerte: “Estábamos esperándote”, y me dejó pasar, como si mi desaparición nunca hubiera ocurrido.

Cuando conoció a mi nueva pareja, le trató como a uno más de la familia, dejó que mis hijos se acercaran a él. ¿Cómo nunca lo impidió? ¿Alguna vez abría tenido miedo de ser cambiado? No entendía que tipo de ser humano podría ser él.

—Yo… Lucharemos contra ello, venceremos juntos, todos, no hay forma de perder. No estás solo y lo sabes, no es necesario que te enfrentes contra esto solo— mi boca se abrió sola, dejando salir por borbotones frases bordes, carentes de sentido alguno; mi tono seguía igual de neutro y mi rostro tan frío como siempre, por dentro, estaba muriendo lento.

—Madara, lo sé— él podía entender. Mi mejor amigo estaba muriendo y yo, esta vez, no podía impedirlo, no podía hacer lo mismo que hacía con los negocios de la empresa o las personas. Estaba total y completamente fuera de mis manos.

—Debería ser yo.

—Estoy total y completamente de acuerdo— le miré a los ojos, comprendiendo por primera vez que aquella apariencia tranquila y serena, nada más era una fachada para no preocupar a nadie. Sus zafiros brillosos le acusaban, haciendo mención a las lágrimas que se avecinaban, pero que con esfuerzo se obligaba a detener.

Ambos nos observamos por varios minutos, estaba triste, quería estar en su lugar, quería evitar aquel dolor que aquejaba su alma; no quería verle mal. ¿Cómo iba a ser todo de ahora en adelante? ¿Cómo iba a ser nuestra vida sin él?

El dolor me mataba, pero a él lo mataba una enfermedad injusta y espantosa, que con cada minuto que el reloj marcaba, se expandía cada vez más en su ser. Él sonrió de una forma tan suya, que en pocos momentos aquellas frases nos hicieron carcajearnos. Era injusto que me arrebataran a mi amigo, una de las pocas personas que siempre sacaba lo mejor de mí.

—No estás solo— repetí esta vez, demostrando toda la angustia que sentía. La congoja repercutía en mi alma y la aflicción atosigaba mis pulmones. No quería, por millonésima vez en la vida, comportarme como todo un idiota egoísta.

—¿Qué le diremos a los niños?

—La verdad.

—Madara, cuídalos.

—No tengo porqué hacerlo, puedes cuidarlos tú; no te irás a ningún lado— Minato me sonrió tan carismáticamente.

¿Quién diría que mi egoísmo y esperanzas sólo serían una carga más para ti?


 "El mejor servicio que podemos prestar a los afligidos no es quitarles la carga, sino infundirles la necesaria energía para sobrellevarla." Phillips Brooks (1835-1893) Clérigo episcopal americano.


 

Notas finales:

Lloré. Les pido disculpas por el asqueroso OoC que acaban de leer, pero es una forma muy humana de reaccionar cuando sabes que te van a arrebatar algo preciado de las manos y tú ni siquiera puedes decir: ¡PERO! Aun así se aceptan sus comentarios críticos y recomendaciones. 

Por cierto, la idea salió cuando veía Stepmom, muy buena, se las recomiento. 

Sin más, me despido. (:


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