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School Dress por ThePervertOne

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Notas del fanfic:

Para Luishana, para que veas que si te queremos xDD a pesar de que no esté Sasuke espero te guste (cuando escriba algo con Sasuke también será para ti :3)

 

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertencen.

 

School Dress

Era la cosa más humillante que había hecho en su corta existencia, y él, en los diecisiete míseros años que llevaba vivo, jamás pensó que se sobajaría a tal estupidez.

Pero una apuesta es una apuesta y los Uchiha no se echan para atrás.

Salió del baño de hombres con la cara roja por la vergüenza y el enojo, caminando lentamente con los zapatos negros y las piernas recubiertas por debajo de la rodilla con las blancas calcetas que su amiga Konan le había prestado para la ocasión. Ojala la arrollará un auto.

La cara de los presentes no tenía preció, todos lo miraban con la sombra de la carcajada que urgía por salir de sus bocas. Itachi, muy dignamente y contrastando con su cara avergonzada, salió por completo del baño y se paró delante de sus amigos con las manos en las caderas:

— ¿Felices? —dijo agresivo y las risas no se hicieron esperar.

Eran Deidara y Hidan los que reían más fuerte y abiertamente, tomándose de los hombros del contrario para tener un soporte y no caer víctimas de la risa que ver al Uchiha les provocaba.

Itachi desvió la vista, ofuscado y sin querer mirar a sus amigos y la hilarante mueca que en sus caras se formaba. Malditos.

El uniforme constaba de una falda negra, tableada y que le llegaba unos cinco centímetros por encima de las rodillas. Kisame había insistió en que fuera más corta, como la que usaba Konan que le llegaba a medio muslo, pero él se negó irremediablemente. La blusa era blanca y de manga larga, con botones negros para cerrarse, en los puños y en el cuello, pero Itachi había dejado desabrochados los tres últimos botones de arriba. Encima, llevaba un suéter también negro y con finas líneas blancas en las orillas. Para rematar, llevaba su largo y negro cabello suelto. Si, por detrás parecía una chica, sin duda, pero bastaba verlo por enfrente y prestar atención a sus inexistentes pechos para saber que algo no andaba bien, de todas formas pasaba por mujer si no se le miraba detenidamente.

—Bueno —dijo Pain una vez su ataqué de risa hubo terminado— Vámonos ya... —y seguramente se imagino a Itachi caminando por la calle vestido así, pues volvió a reírse a carcajada suelta.

Y seguro era telepata y pudo compartir su pensamiento con los demás, porque todos volvieron a estallar en risas.

—Vámonos ya —dijo el moreno vestido como chica arrebatándole a Kisame su portafolio, queriendo terminar con todo eso tan pronto como fuera posible.

Justo en ese momento la campana que marcaba el final del día sonó, y de forma irremediable el pasillo comenzó a llenarse de enérgicos y escandalosos alumnos que ansiaban irse de la escuela.

Itachi intentó meterse al baño de nuevo para no ser visto por nadie, pero Sasori lo jaló de brazo y se lo impidió, y así, fue como la escuela de educación media superior de Konoha se inundó con las risas de los alumnos aquel jueves por la tarde. Y ojala a todos los arrollará un auto.

Para salir de la escuela, Itachi tuvo que soportar las burlas de todo el mundo, profesores incluidos. Era la cosa más estúpida y humillante que jamás, JAMÁS, le habría podido pasar y sus amigos no servían de apoyo alguno. “Yo creo que te ves muy bien, Itachi” le dijo Hidan, “Esa falda resalta tu figura, Itachi” había dicho Deidara entre risas “Siempre supe que era rarito” fue el comentario que algún alumno aleatorio dejó caer. Mierda ¡Mierda! ¡Malditos fueran todos!

Por fortuna, llegaron bastante rápido a la salida, donde gracias al cielo su camino se dividía.

—Hey, Itachi —lo llamó Konan, y sólo volteó para ser deslumbrado por el flash de su teléfono celular— Saliste hermoso —le dijo la joven de cabello azul sonriendo.

—Podrías vender la fotografía después —aventuró Kakuzu e Itachi les hizo una seña obscena con el dedo medio de la mano derecho.

—Bueno ¿Cómo sabremos que lo uso todo el camino? —quiso saber Sasori, pues la apuesta consistía en que el Uchiha regresará a su casa con el uniforme puesto.

—Como Kisame se va con él, él nos dirá —respondió Pain tranquilo, y luego añadió malicioso— No hagan cositas en el transporte.

Todos volvieron a reírse, mientras Itachi ponía cara de indignación y Kisame hacía como si su amigo no hubiera dicho nada. Había cosas que no eran de la incumbencia de nadie además de ellos dos.

Se despidieron, no sin más risas de por medio, y luego cada quien tomó su camino, Kisame e Itachi, se dirigieron hacia la estación del metro más cercana, hablando de nada y con el Uchiha muerto de la vergüenza, aunque suponía que lo peor ya había pasado, no había nadie que lo conociera o pudiera identificar por esos rumbos, así que ya estaba ligeramente más calmada.

Cuando llegaron al metro, como siempre atiborrado de pasajeros, Itachi se sintió incomodo al sentir varias miradas masculinas sobre su persona. No es que fuera una sorpresa que la gente lo mirará, o que el hecho de que fueran hombres le molestara (él era gay y entendía) pero el saberse metido en ropa de chica hacía las cosas muy diferentes.

Las cosas estaban tranquilas, hasta que el celular de Kisame sonó:

—Diga —habló el tiburón, y de pronto su expresión se torno seria— ¿Qué…? Yo…si, está bien, voy para allá —colgó y luego volteó hacia Itachi—Lo siento, Itachi pero ocurrió algo y tengo que irme ahora.

—Está bien —respondió compresivo el moreno— ¿Es algo grave?

—No, no realmente pero…te lo diré después ¿De acuerdo?

—Claro.

Ya estaban llegando a la siguiente estación.

—Entonces, nos vemos luego, Itachi.

—Nos vemos.

Entonces Kisame salió como pudo del metro y luego un montón más de personas entraron, obligando a todos los pasajeros a moverse, e Itachi terminó junto a la pared, ahí de cara a un anunció de refresco y rodeado por hombres más altos que él y que le daban la espalda.

Intentó pensar en otras cosas y no prestarle a tención al hecho de lo incomodo que era usar falda. Joder, no volvería a apostar nada con sus estúpidos amigos, no si cosas así eran el alto precio que tenía que pagar por cometer un error.

Viajo con calma dos estaciones más, siendo ligeramente más empujado hacia a la pared, pero no le prestó mucha atención a eso, no hasta que eso ocurrió.

Alguien le estaba tocando el trasero descaradamente. No podía voltearse para darle su merecido al imbécil que osaba tocarlo debido al reducido espacio en que se encontraba, pero se removió y uso una mano para tomar la del sujeto y que se detuviera. No contó con que, quien fuera lo estuviera tocando podía usar la otra mano. EL desconocido le tomó la muñeca con fuerza y le puso la mano en la espalda, impidiéndole más movilidad.

Entonces, con la mano que el sujeto tenía libre, siguió tocando sus glúteos lujuriosamente, primero por encima de la falda, pero luego su agresor decidió que no era suficiente y metió la mano debajo de su ropa, donde se encontró que Itachi también estaba usando ropa interior femenina.

Vale, eso no había sido parte de la apuesta, pero es que Itachi había pensado que, ya que su hermano llegaría tarde ese día y su tio, con quien viviá, no solía estar en la casa, él tal vez podría invitar a Kisame a su casa y…¡Joder! ¡Había sido mala idea!

El tipo lo empujo e Itachi quedó con la cara completamente pegada a la pared del transporte, que se movía y retumbaba conforme éste se movía.

Itachi pensó en gritar y evitar que el hombre llegará más lejos, pero…pero si gritaba todo el mundo se daría cuenta de que estaba usando ropa de chica y él no se podía permitir más humillación. Podía hacerse cargo del pervertido él solo.

El hombre restregó su cuerpo contra el suyo, y pudo sentir el bulto entre sus piernas contra su trasero. El desconocido aprovecho su propio peso para aprisionar la mano de este entre su espalda y su estomago y así tener libre ambas manos para poder tocarlo a gusto, y ya que la otra mano de Itachi estaba aprisionada entre la pared y su cuerpo, el menor no pudo defenderse.

Su agresor comenzó a deslizar sus manos lentamente por sus caderas y su cintura, y respiraba fuertemente sobre su cuello. Entonces se dirigió hacia su pecho y…y tocó extrañado al no encontrar los suaves senos que una chica de diecisiete años debería tener. Itachi pensó entonces que el hombre se daría cuenta de que lo tenía entre sus pervertidas manos no era una jovencita si no un chico y se detendría.

Cuál fue su sorpresa al sentir como le hablaba al oído:

—Qué agradable sorpresa, jovencito —y mordió su oreja junto con algunas hebras de su cabello.

La voz se le hizo extremadamente familiar, a pesar el hombre la estaba haciendo más grave, pero en medio de sentirse ultrajado y su orgullo sin dejarle gritar y hacerle saber al mundo que estaban abusando de él no le permitieron reparar mucho en ese detalle.

El hombre continuó con lo suyo, y desabotono su suéter y la camisa para tener libre acceso a sus pezones, los acarició fascinado por el tacto y restregó más su miembro contra el trasero de Itachi.

El joven Uchiha se retorcía intentado impedir el contacto, pero le era imposible en ese espacio tan pequeño y con las manos atrapadas delante y detrás suyo irremediablemente ¿Eso le pasaría a todas las chicas que usaban transporte? ¿Cuándo Pain no podía llevar a Konan a su casa la joven de cabello azul también pasaba por eso? ¿O era que él había tenido mala suerte?

—Ahh… —gimió sorprendido cuando el hombre mordió y lamió su cuello con avidez, mientras sus manos dejaban sus tetillas, ya erectas, y bajaban por su bien formado abdomen y se colaban descaradamente por debajo de la falda.

—¿Te gusta? —dijo entre risas su agresor al oírlo gemir.

Itachi negó con la cabeza y volvió a removerse para que lo soltara, pero el otro hombre era físicamente más fuerte que él y no logro gran cosa además que el otro se riera bajito de sus intentos de escapar.

El desconocido comenzó a acariciar su flácido miembro por encima de la delegada tela de las pantaletas que estaba usando, y el Uchiha no pudo evitar suspirar placenteramente al sentir el agradable contacto, porque siendo honestos, ese sujeto sabia cómo mover las manos. Con una acariciaba sus testículos y con la otra masajeaba su glande, provocándole escalofríos y la necesidad de gemir.

Pronto le bajó las pantaletas, y estás cayeron limpiamente por sus lampiñas piernas hasta quedar entre sus zapatos. Eran de color rosa y se sintió sumamente avergonzado al verlas entre sus piernas. El hombre continuó acariciándolo con avidez, y para cuando se quiso dar cuenta su pene ya estaba erecto.

Al percatarse de eso, el hombre dejó de masturbarlo y volvió a tocar sus nalgas mientras besaba su cuello y llenaba de saliva la blusa. Y ya no hacía falta que pusiera mucho empeño en retener las manos de Itachi, el joven lo estaba disfrutando y no pensaba detenerle.

¿Estaba mal sentirse bien con el tacto de un desconocido? ¿Estaba mal excitarse en demasía sabiéndose toqueteado por un depravado en el metro? Que los dioses lo perdonaras si así era, pero es que su cuerpo reaccionaba más allá de su razón, y mierda, ese hombre sabía muy bien lo que estaba haciendo.

Ahora que la ropa interior del joven muchacho estaba en el piso, el hombre aprovecho para tocar su trasero sin limitación alguna, incluso acarició en círculos su entrada. E Itachi gimió más alto de lo permitido.

—Shh —le susurró divertido su “agresor” —No deben oírnos.

Otra vez la familiaridad de la voz lo obligo a distraerse de lo que pasaba, pero al sentir el miembro, caliente y erecto del otro restregándose ávidamente entre sus nalgas todo pensamiento coherente se fue a la mierda.

—Ah…ahh —dijo lo más bajo que pudo y con la cabeza completamente recargada en la pared, mirando como la falda se alzaba debido a su erección.

Dejó caer su portafolio cuando una de  las manos del desconocido volvió a masturbarlo. Se sentía extremadamente bien esa mano sobre su miembro, tocándolo como si fuera su amante de toda la vida y supiera lo que más le gustaba, y ese pene, por lo que podía inferir de un tamaño considerable, entrando en contacto con la piel de su trasero…rozando su entrada de vez en cuando.

El hombre recargó su rostro sobre el hombro de Itachi, y pudo ver de reojo la boca a abierta y respirando agitadamente. Era un chico muy guapo, por lo poco que pudo ver.

Continuaron hacia un rato, y el desconocido movió su otra mano para acariciar el pecho y los pezones de Itachi, quien de pronto movía las caderas pidiéndole más. Pobre chico, pensó el hombre, seguramente llevaba tiempo sin un buen polvo.

—Ahh… —suspiró de nuevo Itachi— Ah…adentro…por favor… —dijo como pudo, y el hombre no pudo creer lo afortunado que era.

E Itachi no se creía lo ramera que se estaba portando. Le estaba pidiendo a un extraño que lo penetrara, ahí en el transporte público y rodeado por un montón de personas que, si bien no los habían notado, no tardarían en hacerlo si las cosas continuaban así.

Pero cuando el desconocido le puso una mano en la boca en busca de que la ensalivara, supo que no había marcha atrás.

Lamió sensualmente, a pesar de que el otro no podía verlo, los dedos que le eran ofrecidos, y puso gran empeño en que quedaran bien llenos de saliva, después de todo, no quería gritar de dolor, ahora menos quería que el mundo se percatara de que lo pasaba ahí.

Cuando terminó de lamer, el hombre dirigió esa mano a su ano y comenzó introduciendo dos dedos, pues seguramente tenía prisa, dentro de Itachi.

— ¡Ah…! —gritó el joven al sentir la intromisión, pero el desconocido le tapo la boca con la otra mano e Itachi tuvo que conformarse con mover la boca sin que ningún sonido saliera de esta.

Ojala el hombre pudiera verlo, con el rostro sonrojado e intentando gritar.

El “agresor” sexual siguió con lo suyo, moviendo sus dedos en círculos para dilatar su entrada y poder escabullirse en su interior, pero faltaban cerca de cuatro estaciones para bajarse, y no podía darse el lujo de permanecer ahí mucho tiempo.

—Lo haré ya —le informó al joven, que sabiendo lo doloroso que podría ser, negó enérgicamente con la cabeza, pero sin emitir sonido alguno— Puedes morderme, si quieres.

Y así fue como lento pero constante el desconocido comenzó a colarse dentro de él, e Itachi agradeció la oferta sobre morderlo y lo hizo con mucha fuerza. El dolor que los dientes del joven le provocaron fue opacado por la agradable sensación de sentir su entrucho y cálido interior. Cuando logró estar por completo dentro, Itachi dejó de morderlo y se quedaron quietos un momento antes de continuar.

Ahora faltaban dos estaciones.

Fue el más joven quien comenzó a mover sus caderas exigiéndole placer, y la respuesta del otro no sé hizo esperar. Empezó a moverse y la gloriosa sensación que las entrañas del muchacho le conferían era inigualable. También quiso gritar.

Itachi, por su parte, se movió junto con él para sentir más. Entrando y saliendo, De atrás hacia delante, perforándolo y haciéndolo sentir como nadie más había hecho, ese era por mucho el mejor encuentro sexual que había tenido en su corta vida. Como deseaba que la mano del otro no estuviera sobre su boca para poder expresar lo bien que se sentía ese miembro destrozando su interior con mucha, mucha fuerza y rapidez. Mierda, deseaba poder voltearse, envolverlo con sus brazos y gritar mientras se ocultaba en su cuello, y respiraba su seguramente varonil y sensual aroma. Si, ya lo estaba imaginando, un hombre de unos treinta y pocos, de espaldas anchas, con la piel broncead y el cuerpo bien formado, a demás de una mirada seguramente sensual y cargada de deseo…deseoso por poseerlo a él.

¡Dios! Planteados así la imagen del hombro no pudo hacer más que excitarse en demasía, así que uso como pudo una de sus manos para masturbarse, pero al darse cuenta de eso el hombre uso la mano que no tapaba la boca de Itachi para acariciar le miembro del joven, e Itachi sintió que si no gritaba moriría pronto.

Una estación.

Y el ritmo aumento de pronto, el hombre le mordió el cuello con fuerza para mitigar sus propios gritos de placer. Más y más rápido, más y más cerca del final, hasta que, en una explosión de majestuosas sensaciones ambos llegaron al orgasmo, preguntándose cómo era posible haberse mantenido en silencio. El hombre se corrió en el interior del joven, y éste en la mano del desconocido manchando también la pared que tenía enfrente.

A Itachi le fallaron las piernas, y mientras su mirada se perdía en el vacio del placer cayó al piso.

Alzó la vista para contemplar al ser que le había provocado tan placenteras y exquisitas sensaciones.

La puta madre.

Se encontró con la mirada, tan sorprendida e incrédula como la suya, de Madara Uchiha, su tío.

Acaba de tener el mejor sexo de su vida con una persona que le duplicaba la edad, que lo cuidaba como un padre y con el que tenía lazos de sangre.

 

 

Después de un incomodo viaje en lo que quedaba para llegar a casa, y entraron por la puerta con expresión ausente, Itachi se alejó rumbo a las escaleras, aun con el uniforme de colegiala puesto. Siquiera había subido tres escalones cuando se volteó y miró a su tío, quien también lo observaba con expresión apesadumbrada.

Con un sonrojo sobre sus mejillas, el más joven dijo:

—Quiero hacerlo otra vez…

 

Notas finales:

(Esto no es ni intenta ser, bajo ningún concepto, el reflejo de lo que viven victimas de acoso sexual en el transporte publico.)

La referencia de KisaIta fue inevitable desde que me ha nacido el amor a la pareja, tal vez escriba algo de ellos después.

Creo que no ha quedado tan bien, pero espero les haya gustado.

Gracias por leer, se aprecian sus comentarios.


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