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Febrero, Abril. por Visaki69

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Notas del fanfic:

Este one-shot... lo escribí hace unos meses...  pero no lo había subido...

 

Se supone que es divertido... pero no lo he logrado -__-U

Notas del capitulo:

Nos vemos abajo~

Sabía que había un gran defecto… Él mismo sabia que ya aquello no le funcionaba; pero lo que más le aterraba era que su pareja se diera cuenta de aquello. Ya sabía que si se enteraba que desde el principio no usó aquello de la forma correcta y encima, que ahora había empeorado, lo iría arrastrando por toda la ciudad hasta aquél horrible lugar; probablemente, también se molestaría muchísimo y encima lo dejaría en abstinencia al menos un mes. Naoyuki se estaba rompiendo la cabeza, y los nervios, ¡Ni que decir! los traía crispados por demás.

Era el momento de renovar sus lentes.

Y quien lo lea pensará <<Bah! Pero que tontería!>>, pero para Naoyuki, pensar que tenían que ir a ese maldito edificio moderno, con sus salas de espera tan blancas y aterradoras, caracterizadas por ser tan llenas de luz y brillantes,  y luego, recargar su barbilla en aquellos aparatos tan helados que después de la revisión con luces malignas directo sobre sus ojos, le dejaban manchillas azules en su visión durante minutos; y todo eso mientras estaba bajo la observación detallada de aquella oftalmóloga de edad, ciertamente lo aterraba.

Odiaba, le tenía un profundo miedo a los hospitales, consultorios, doctores y todo lo relacionado y por eso, siempre que se enfermaba  se hacía valer de complicados remedios caseros y naturales para que, al final, siempre terminara escaqueado de aquellos asuntos; lo mismo pasaba con los compromisos que le hicieran terminar en un lugar así, siempre tenía la excusa perfecta. Por eso, la primera quincena de Febrero y Abril  eran todo un calvario para él: Modificación anual de anteojos y la campaña de valoración de la PSC donde tenía que, siendo arrastrado por sus amigos, compañeros o pareja, entrar a un maldito hospital durante dos días para hacerse una valoración de salud a fondo, realmente A FONDO.

 

                Los tres meses pasados, que Alice Nine trabajó fuera de la PSC y por lo tanto, de Tokyo,  fueron suficientes para que, al no tener a Kai encima siempre con sus regaños y peticiones, Naoyuki se olvidara completamente de usar aquellos lentes… esos estúpidos lentes que tanto le incomodaban pero que a pesar de eso, le hacían mucha falta. Durante los lives usaba lentes de contacto, pues no podía perderse, gracias a su miopía y astigmatismo, las encantadoras caras de sus fans y de sus compañeros también, pero, simplemente, su aguante de ellos no sobrepasaba las tres horas. No podía terminar de acostumbrarse y si se esforzaba demasiado, terminaba con los ojos rojos, cansados e irritados a más no poder.

Ahora, de regreso en la casa que compartía con el otro batero, había estado las últimas dos semanas con unos fuertes dolores de cabeza gracias a que, para no hacer sospechar a Kai, había usado los anteojos que, gracias a una graduación ya menor a la que actualmente necesitaba le hacían padecer fuertemente. Decidió dejarlo por la paz y dejar de usarlos… a pesar de las recomendaciones de Kai.

En la compañía también le estaba yendo un poco mal; con tanta junta que tenía, siempre debía llegar media hora antes para apartar el lugar más cercano a la pizarra y así no forzarse de más. Pero un día de esa semana, la primera de Febrero, gracias a sus deseos desenfrenados de permitir que Kai le comiera a besos en algún cubículo, apenas y derrapando, entraron los dos por último, quedando hasta la otra punta de la mesa.   El líder alicio, a pesar del enorme esfuerzo disimulado, estando a lado de su pareja, no lograba descifrar los kanjis en la pizarra. No eran más que una manchita borrosa llena de palitos.

Al final de la junta, se disponía a ir al lado de Reno a pedirle sus apuntes para copiar algunos puntos importantes que le habían faltado, cuando el menor de ellos dos y líder de Gazette le tomó de los hombros. Tenía ya en la mano, las bolsas de ambos.

-¿Nao, te parece ir a comer fuera? Hoy no cocinamos nada, así que pienso que sería buena idea- Le invitó.

-Eh… Si, claro que si! Pero… ¿Me esperas un poco? En realidad… Tengo que pedirle un favor a Reno-

-Pero si ya se ha ido- Le mintió.

-Oh…- Naoyuki se sintió mal consigo mismo- Bueno, vamos entonces. Será el lunes que hable con él -

                Después de comer en un restaurante cercano a casa, en lo que les entraba sueño se decidieron a hacer un aseo general, con la clara intención de que así, el fin de semana lo pasaran paseando, quizá fuera de la ciudad, con fin de celebrar su atrasado quinto aniversario. Cerca de  las 11:15  ambos, se encontraban ya en la cama, el mayor en ropa interior, sentado y recargado sobre la cabecera; el menor, sin una sola prenda encima y sentado a lado suyo.

-Nao…-

-¿Sí?- Volteó a donde creyó estaba la figura del otro baterista. A decir verdad, gracias al poco aumento de su ceguera, ya no podía definir las cosas en las obscuridad; no se veía ni a si mismo. Kai notó aquello.

-Es febrero- Murai se tensó – Debemos ir a revisión-.

-Eso… No… ¿No crees que podemos ir luego? Después de todo, la operación te fue perfecta, ¿no? Llevas un año  y todo está bien; no hay por qué-

-Sabes que no es por mí. Sé que te estas cargando unas migrañas horribles por eso y también, que hoy irías con Reno a pedirle sus apuntes por que no veías nada – Naoyuki, en la obscuridad, se dio un pequeño golpe en la cabeza.

-Eso…-

-Y si tampoco lo haz notado, dejé mi libreta sobre la mesa del estudio; puedes copiar los míos- Kai le acarició la cabeza; en parte, se sentía un poco mal por aquello.

-Vamos Yutaka… No me hagas ir… ¿Sabes todo lo que traté de disimular para que no llegara este momento? – Lloriqueó-

-¡Naoyuki Murai! Sabes que lo hago por tu bien. Aparte no lo entiendo, hace poco hizo 5 años desde que somos pareja; te conozco mucho más que a mí y ya sé que al final terminamos en el consultorio, pero siempre, cada año me lo haces cada vez más difícil. Aparte, tú también tienes algo de culpa; te aseguro que en los tres meses que trabajaron fuera no te los haz puesto más de tres veces-

-Kaaaaaaaaaaaai~! –Comenzó a suplicar el mayor; quiso abrazar a su batero pero en vez de dar con él, dio con una almohada que estaba frente al pelinegro, este, aprovechando, le besó la frente – Aparte… pareces mi mamá; ¡se supone que eres mi novio!-

-Pues no me importa; tu salud está primero. Ya hice la cita, pero saldré por la mañana así que está bien si estas listo al medio día- Y tapándose los oídos para no escuchar los lloriqueos del Alicio, Yutaka se quedó profundamente dormido.

                                                   -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 Vio la hora en el móvil: 10:17 a.m.

Una vez sentado, se estiró y bostezo con pereza; al tallarse lo ojos cayó en cuenta de que seguramente hace horas que su pareja había salido; lo meditó un momento. No tenía opción de escapar o de verdad el Yutaka se molestaría.

-¡Nada de eso Murai Naoyuki! Vamos! Eres un hombre que pasa de los treinta- Se convenció a si mismo. Un minuto después, abrazo una almohada impregnada con el olor de su pareja- Olvídalo… Prefiero ser una nenaza. No quiero ir. Pero Kai…-

Temblando se levantó  y tomó una larga ducha, armándose de un valor que ni él mismo conocía. Desayunó las ricas tostadas francesas con fruta y café que el menor le había dejado en la mesa y se arregló cuidadosamente, pensando en que, si hacía todo de una forma madura quizá Kai terminara feliz y salieran a pasear a algún otro lugar.

-Ara… Pensé que cuando llegara tendría que sacarte de la cama y vestirte yo mismo para poder ir- Se burló Yutaka en cuanto llegó por el Alicio, en respuesta Nao solo le sonrió, aplacando sus nervios.

-¿Nos vamos ya?- Preguntó, tomando una mochila y yendo a ponerse los zapatos. Kai  lo tomó con fuerza de los hombros. Se besaron con pasión un largo rato.

-Perderemos la cita. Vámonos ya- Rió.

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Pero no era tan fácil…

La mirada de su querido baterista la sentía tan acusante a lado suyo. En primera, por que, al retrasarse, ahora tenían que esperar cerca de una hora para que saliera el paciente que les ganó el puesto; en segunda, sintió, por un momento, que Kai solo esperaba el momento en que explotara para sacar una divertida ventaja de la situación.

La primera media  hora se la paso tranquilo, copiando los apuntes de la agenda de Kai a la suya, aguantando aquel silencio y blancura que tanto le retorcía y derretía el cerebro. Una vez termino, guardó silencio unos cuantos minutos. Se rascó la cabeza. Tronó sus dedos. Jugó con su lengua dentro de la boca. Terminó por ponerse los audífonos a todo volumen  y de forma instintiva comenzó a tocar su air-drum; llegó el punto en que, tomando libertad de la soledad de la sala, comenzó a moverse de forma exagerada; a punto estuvo de darle al menor en la cara con el codo. El gazetto lo detuvo con fuerza; le quitó los audífonos, asustándolo de más.

-Naoyuki… estamos en una sala de espera. Ya haz asustado a más de uno- Suspiró.

-Aquí solo estas tú-

-Comenzando por mi y luego ella-

Murai vio por sobre el hombro del otro, tras el blanco muro de un pasillo cercano, se asomaba la cabeza de una niña pequeña, asustada, abrazando un oso. Nao le sonrió, con una pequeña reverencia se disculpó. La pequeña le devolvió la sonrisa y desapareció. Los ojos de ambos se conectaron y Kai le sonrió. Pasó su mano con cariño por el cabello del otro, por el lateral de su rostro hasta llegar a su barbilla. Se dieron un corto abrazo para dar paso a un beso lleno de necesidad.

Aquella horrible sala de espera se llenó de las respiraciones entrecortadas de ambos, en una batalla donde sus bocas luchaban con toda su pasión. Las manos de Naoyuki estuvieron acariciando con delicia el firme y plano vientre del menor mientras este mordía los labios del Alicio.

Al escuchar venir a alguien más, se detuvieron, regresando cada uno a una posición correcta. Murai comenzó a pegar con la punta del pie el suelo. Se quedaron solos otra vez, sin nadie que los viera pero no hicieron nada más. La perilla giró un poco. El mayor se tensó y volteó a ver con ojos lamentables a Kai; este, puso una mueca seria, aguantado la risa. Salió del consultorio un pequeño niño tomado de la mano de su madre. Naoyuki le tomó el brazo al Yutaka con fuerza impresionante, enterrándole las uñas.

-Ya nos toca Kai. Ya nos toca…. Vámonos ¡Vámonos a casa!- Le dijo completamente nervioso, azotando al gazetto de un lado a otro.

-Adelante, Murai-san- Se escuchó desde dentro; dejándolo en blanco. Kai le levantó del asiento con un jalón.

-Kai… NO! Por fa…- Un beso profundo, lo calló, dejándole sin alma y así, fue arrastrado hasta el interior del consultorio.

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-¿Este está bien?-

-No, me gustó más el anterior- Contestó el menor, Nao le sonrió.

-Bueno, entonces serán esos, por favor- Le indicó a la chica que los atendió, entregándole la receta y el modelo de anteojos que habían escogido.

Al salir  del local el más bajo soltó un suspiro enorme, dejando a su cuerpo liberarse de la tensión que había acumulado. Kai le dio un pequeño beso en la nuca. El alicio le tomó la mano con cariño.

-¿Nos vamos? Tengo que pasar de compras- Le dijo Yutaka

-Ok. Pero… ¿podemos también pasar a la pastelería y… quizá a la sala de juegos? … ¿Qué tal pasear un rato y por la noche ir a comer hamburguesas?-

-Suena genial. Pero lo siento, no podemos.- Respondió el Gazetto. Al mismo tiempo, ambos entraron en el auto.

-Pero… Pero desde que regresé no hemos hecho nada más que trabajar y…  ni siquiera hemos tenido tiempo para nosotros. No hemos siquiera festejado nuestro aniversario- Se lamentó el pequeño, cabizbajo. Su ánimo se fue hasta el subsuelo. –Sé que el lunes te vas de gira, otros dos meses. Por eso pensé que podríamos…-

-Perdóname cariño…- Se vieron a los ojos. Un gesto triste se pintó en ambos – La salida se adelanto. Salimos de Tokyo mañana, a las 6 a.m.-

-Ah… Bueno, entiendo. Entonces vamos por lo que necesites. – Se ajustó el cinturón, riendo con escándalo para lograr retener a sus lágrimas dentro de sí.

 

                                                   4:30 a.m. La cocina tenía un delicioso olor a panqueques y chocolate. Dentro de esta, Naoyuki se paseaba en su pijama de ositos y un delantal rojo mientras servía fruta en un pequeño plato. Kai daba una y otra vuelta entre la sala y la recámara tachando de una pequeña lista las cosas que ya estaban dentro de su maleta. Pronto, ambos, a menos de cinco centímetros de distancia, se sentaron frente a la mesa. Kai desayunó apenas y un pequeño plato de fruta, chocolate y medio panqueque.

-¿Están ricos?- Le dijo el Alicio, con esperanza.

-Mucho, pero te lo dije…. Realmente no tengo mucha hambre- Dijo el Yutaka recorriéndole la cara con besitos dulces y cortos.

-Puedes llevártelos y compartir con los demás. Yo no le veo el problema- Besó la barbilla del menor, acercando su cuerpo cada vez más.

-En realidad quieres decir que te levantaste a las 3 para darme algo especial, ¿verdad?- Nao calló un momento. Con los labios de Kai pegados  los suyos, susurró un si, mientras que sus ojos se llenaban de una felicidad húmeda – Siempre tan lindo, Yuki-chan.

  El Alicio pasó sus brazos enredados por sobre el cuello de Yutaka, iniciando un beso profundo, cálido. El pelinegro coló sus suaves manos por el infantil pijama de Naoyuki, acariciando su vientre con cuidado. Tomó con sus manos las piernas de su contrario, y terminó sentándolo sobre él, dejando que parte de su espalda, reposara en la gruesa mesa de madera.  Sus labios bajaron con avidez al cuello del mayor, succionándolo con pasión, queriendo poseerlo ya mismo. Una vez que, un pequeño gemido salió con magia de los labios del castaño, algo dentro de ambos se encendió con pasión, quemándoles desde dentro con rapidez. En ese momento, el timbre sonó repetidas veces.

-Creo… que ya llegaron por ti- Se levanto de las piernas del Gazetto, controlándose a si mismo por abrazarle con locura y repetirle que se quedara un poco más.

       Mientras Naoyuki se fue a envolver los panqueques y servir el chocolate en un enorme termo, Kai llevó sus maletas hasta la entrada donde se encontró con un sonriente Reita y a su vocal envuelto en una mantita infantil blanca con impresión de patitos azules propiedad de Uruha. Se fueron ayudándole con el equipaje. Kai se dedicó a ponerse los zapatos. El Alicio le llevó una bolsita de rilakkuma con sus panqueques. Yutaka le besó la frente.

-No te olvides de los lentes. Cuídate. Te llamaré-

-Lo sé. Apúrate.- Contestó Nao,  restándole importancia a su despedida.

Kai avanzó un poco más. Salió de la casa  pero al tiempo que la puerta se cerraba ante sí, interpuso su pie, llevándose el golpe del choque de la puerta contra este. Nao la volvió a abrir con miedo a haberle lastimado. Yutaka sonrió. Naoyuki dejó que una lágrima le recorriera la mejilla.

El pelinegro rio leve. Le besó con cariño, largo y profundo.

-Te amo-

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Vio el celular con pereza, era un mensaje. Abrió los ojos y se levantó de la cama, después de una larga siesta por la tarde. Serían apenas pasadas de las 5.

“Nao-chan… Necesito verte frente al Cocoon Tower. Apresúrate. P.D. Por favor, Naoyuki, que tus lentes sea lo primero que vea en ti”

Se preocupo un poco. Llegó con el auto derrapando hasta Cocoon Tower donde inmediatamente, vio en una banquita al batero de Gazette con sus maletas en las manos. Yutaka, volteó y al ver a Naoyuki detrás del volante, le sonrió son dulzura.

-¿Pero por qué estás aquí?- Preguntó, llevándose por respuesta que una maleta le fuera entregada.

-¿Dónde está el auto?- Dijo Yutaka.

El Gazetto le obligó a guardar sus maletas. Andaba muy misterioso en cuanto hacer y decir las cosas así que una vez terminaron, solo tomó al otro batero de la mano  y le llevó otra vez al frente de la estructura.  Se detuvieron en la escalera; Naoyuki en el tercer escalón, Kai en el primero. Puesto que no había demasiada gente en las calles por la cercana lluvia, el menor se atrevió a besarlo.

Le indicó fijar su vista a ciertos lugares que aún conservaban luz. Le pidió enfocar su vista detrás de los lentes y entonces, triángulo a triángulo, de los indicados, vio aparecer mantas con letras en rojo.

-I...L…O…V…E…Y…O…U- El alicio lo fue leyendo mientras se llenaba más y más de vergüenza. Una vez terminó y notó que las luces de toda la torre fueron apagadas, no miró al menor, rojo a más no poder, se tapó la cara con las manos.

-En realidad… Yo; bueno…- Dijo Yutaka, comenzando a pensar que había sido una mala idea.

Solo sintió  cuando Naoyuki se abalanzó sobre él, ahorcándole. Para luego, probar sus labios; devorarlos con pasión y en poco tiempo, recostarlo sobre la King size de su habitación; volviéndose uno como nunca antes, conmemorando de forma carnal, los cinco años y medio que llevaban juntos.

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Lo iba a hacer por el Yutaka; casi en forma de regalo… Iba a hacer todo más fácil aunque el solo pensarlo le daba escalofríos, se sentía a punto de caer muerto, pero estaba ya en casa con el maldito sobre de aceptación con fecha y todo. En cuanto Kai llegó, se lo entregó en silencio.

-¿De verdad?- Emocionado le preguntó, recibiendo solo que el mayor levantara los hombros.- Gracias, Nao-

-Si…- Sus mejillas se colorearon, al mismo tiempo que tuvo el impulso de decirle a Kai que ya no quería, saltar a sus brazos y ponerse a llorar-

-Me alegro de que aceptaras la operación, piénsalo, dejarás de gastar tanto y no tendré que perseguir a todos lados- Naoyuki lo interpretó como un “blablaoperaciónblablablahospitalblabla”.

Estaba distraído, asustado y claramente el Yutaka lo notó. Preparó todo y escondiendo el formulario en su mochila, tomó al Alicio de la mano, llevándolo hasta el auto. Naoyuki se colocó el cinturón como cualquier autómata; fue entonces cuando al sentir que Kai pisaba demasiado el acelerador, se preguntó qué estaban haciendo.

-K..Kai… ¿A dónde vamos?- Le dijo, con la voz temblorosa.

-Yuki-chan; ya estamos en Abril-

-¡BAJAME YUTAKA!  ¡Déjame bajar desgraciado! ¡NO! ¡KAI; MALDITO BASTARDO!-

 

 

Notas finales:

¿Me dejan reviews? 'Me golpean?...

Lo sé... Lo merezco ;___;


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