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Intocable por kelpieax

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Intocable
Por Kelpieax

Todo comenzó durante los exámenes chunin ahí lo vio por primera vez, jamás se había sentido así, cierto su eterno rival siempre había tenido cierta tendencia a creerse insuperable pero él era distinto su arrogancia rayaba en lo francamente absurdo. Sí, sabía que muchos a su alrededor le temían podía verlo en la mirada incluso de su hermano el tal Kankuro, realmente sus ojos miraban con voracidad y al comenzar su combate pudo sentir esa aura asesina pero se necesitaba mucho más que eso para asustarlo. Sabakuno Gaara se creía intocable pero Rock Lee sabía que nadie es intocable.

Cuando el demonio de arena vio por primera vez al pelinegro no era ni siquiera un gusano digno de aplastarse pero debía enfrentarlo para mantener las apariencias. Una victima más para satisfacer la sed de sangre de su arena.

Esa arrogancia era increíble, se juró a si mismo que sería él quien lo derrotaría.

No podía creerlo ese gusano lo estaba metiendo en problemas, cada vez que creía tenerlo él corría más rápido golpeaba más fuerte se levantaba una y otra vez, era sólo un borrón verde que se acercaba más y más a él. Y entonces lo inimaginable, aquel sujeto lo golpeo, por primera vez en su vida el contacto directo con otro ser humano. Tan sólo un rasguño por fuera pero su psique se resquebrajo de la misma manera que su armadura de arena. Ahora sí quería verlo muerto. Escuchar sus gritos de agonía mientras rompía todos sus huesos, estaba excitado con la idea de liberar su monstruo interior.

-Te crees intocable, no lo eres.- susurro al oído del pelirrojo en su siguiente ataque, podía sentir como su contrincante hasta ahora indiferente se adentraba en la batalla contra él y eso era lo que él deseaba. –Haré que tus pies vuelvan a tocar el suelo, te haré caer.
-Te destrozaré.- amenazó relamiéndose los labios el chico de la mirada aqua. El especialista en taijutsu sonrió mientras girando en el aire sujetaba a su enemigo con sus vendas, entrar en el radar de un contrincante tan fuerte sin duda era un logro.
Sí lo hizo caer, sí lo hirió, pero al final lo derroto y lo hubiera matado de no haber sido por aquel sensei entrometido. Todo había terminado o al menos eso creía. Los días continuaban pasando un asesinato por aquí y alguno otro por allá pero nada lo hacía sentir tan vivo como el crujir de los huesos de aquel muchacho estrafalario, sus gritos de dolor inundaban sus más exóticos sueños; los pocos que tenía. Y así llegó hasta su cuarto en el hospital, no necesitaba preguntar podía olerlo, escucharlo, sentirlo, se había convertido en su presa.

Estaba soñando, seguramente estaba soñando vio a ese sujeto de la arena, el llamado demonio de arena de pie a un lado de su cama, su miraba turbia, sentía la arena rodear su cuerpo pero no sintió miedo; se requería más que un intento de asesinato para asustarlo. Sus miradas se encontraron y la pálida mano que sostenía el pelirrojo sobre el cuello de su victima no atinaba a dar la orden final. Era un simple insecto ¿Por qué no podía acabarlo? Nuevamente el estúpido pelinegro lo sorprendió, pues mientras su temblorosa mano continuaba amenazando su vida el idiota muchacho lleno de confianza le sonrió. ¿Qué significaba? ¿Por qué sonreía en un momento así? ¿Era tan estúpido como para no darse cuenta de su situación? Fueron sólo unos segundos de distracción, sin embargo, fue lo suficiente para que llegaran sus molestos compañeros. Una vez más el gusano escapo.

El tiempo paso Suna y Konoha volvieron a ser aliados, las misiones continuaron y ellos se encontraron en algunas de ellas. En una ocasión incluso el pelinegro le dijo que jamás lo había culpado por sus heridas.

-La muerte y las lesiones son un riesgo que aceptamos al convertirnos en ninjas aprendemos a vivir con las cicatrices y nos volvemos mas fuertes.

El demonio de arena se convirtió en kazekage y sus encuentros se hicieron más esporádicos todavía. Cuando Akatsuki lo capturo al volver del mundo de los muertos lo primero que vio fue el rostro de su amigo Naruto pero lo primero que percibió fue él; su presa, como hacia tanto tiempo le había catalogado, estaba ahí lo percibía. Cuando lo vio sintió un extraño vacío en su estomago, su compañero de equipo ese Hyuuga le tomaba firmemente de la mano. Las nauseas eran intensas probablemente era un síntoma menor, después de todo había pasado medio día muerto.

Su vida continuo, tuvo algunos amantes de ocasión. Kankuro y Temari le reprendían constantemente decían que no entendían porque pagaba por sexo cuando su estatus y apariencia hacían que medio Suna hombres y mujeres por igual virtualmente mataran por conseguir algo de su atención. No, no lo entendían ellos no podían ver que dentro de los ojos de aquellas personas había miedo, así era, el miedo aún permanecía oculto entre la gente de su pueblo.

Fue entonces que tuvo que hacer una visita diplomática a Konoha. Justo al llegar lo sintió nuevamente, pero había algo extraño su aroma era más incitante y sus latidos más apresurados decidió investigar enviando a su ojo de arena. Lo encontró en el bosque probablemente una zona de entrenamiento; nunca imagino aquello, ahí estaba él completamente desnudo sobre el castaño de ojos lilas cabalgándolo libremente osado e indómito. El maldito Hyuuga parecía estar a apunto de morir sus viciosas manos apretaban fuertemente las caderas del moreno las marcas de sus dedos en ese redondo y firme trasero eran evidentes, el rostro del llamado genio se contorsiono y un gritó le hizo saber que el tipo había terminado Lee arqueo su espalda y gruñendo suavemente se derramo sobre el abdomen del otro. No deshizo su jutsu Hyuuga estaba demasiado ocupado para notarlo.

-Entonces mañana temprano.- dijo Lee limpiándose un poco y acomodando sus ropas mientras que su compañero hacía lo mismo.
-Sí tal vez regrese en una semana.
-Que envidia yo también quisiera salir en una misión y no tener que quedarme a este estúpido encuentro deportivo entre ninjas.
-No dirías lo mismo sí te hubieran dejado participar y no estuvieras sólo como supervisor.- el pelinegro hizo un puchero su amigo lo conocía bastante bien.
-Cuídate mucho de acuerdo.-el especialista en taijutsu se despidió con un apretón de manos y un abrazo. El ojo de arena se desintegró y volvió hasta su recipiente.

Volvió a su departamento estaba hecho un desastre, en realidad no había pensado en salir esa noche para quedarse a limpiar pero Neji le llamó y un encuentro sexual con su amigo era algo difícil de despreciar. ¿Cuándo había empezado? No lo recordaba simplemente sabía que ahora era practica común que se hablaran mutuamente para desahogarse de aquella manera. No claro que no tenían una relación sólo eran aquellos deliciosos encuentros, pero estaba bien ninguno quería comprometerse con algo más y eso era mejor que andar de bar en bar yéndose con algún extraño.

Se sintió observado, era extraño ya lo había sentido antes, frecuentemente cuando estaba en alguna misión fuera de la aldea, cuando estaba cerca del desierto la sensación era insoportable; pero era muy raro sentirlo en casa. Se tumbo en la cama tratando de relajarse quizás sólo se trataba de exceso de trabajo.

Cerró los ojos sólo por un segundo y el relámpago de un recuerdo atravesó su mente, la cama de un hospital y sus huesos rotos. De inmediato salto poniéndose en posición defensiva. Sus ojos observaron alrededor apenas pudo esquivar la ráfaga de arena que intentaba atraparlo.

-¿Qué demonios haces?- por respuesta obtuvo el resoplido de una risa. – Gaara ¿por qué estas aquí?
-Ahora soy el kazekage deberías tratarme con más respeto.- habló serio el pelirrojo. No había cambiado desde la ultima vez que lo vio, su traje de pelea rojo con correas negras, su calabaza en la espalda sus brazos cruzados frente a su pecho y esa mueca fría.
-Por el momento sólo eres un intruso en mi casa.- respondió sin dejar su pose de pelea.
-Sigues tan insolente como siempre.- dijo lanzando un nuevo ataque de arena. –Sabes son pocos los que se atreven a desafiarme como tú lo haces.- Lee esquivo los ataques y acercándose intentó conectar una patada en el hombro derecho de su oponente. –Aun son menos los que me miran de esa forma.- Aseguró observando como el pequeño muro de arena formado para protegerlo desaparecía cayendo grano por grano. …l de entre todos sabía cuan mortales eran sus ataques, aún así no había ni una pizca de miedo en sus ojos.

La arena atacó al ninja nuevamente pero esta vez se movió de forma extraña, como si le brindara una extraña y siniestra caricia recorriendo su pierna izquierda subiendo por el interior de sus muslo. Y entonces Lee pudo verlo, el brillo lascivo en la mirada del pelirrojo. El especialista en taijutsu sonrió, eso sería interesante. Saltó una vez más escapando de la arena iniciando así un bizarro ritual cada golpe los acercaba, cada roce los incitaba. Gaara se relamió los labios, gesto que llevo a Lee al pasado ese gesto ya lo había visto antes. La fiel arena había conseguido hacer jirones la ropa de su presa dejándolo semidesnudo la figura esbelta, el abdomen más bellamente trabajado que jamás hubiera visto y esa hermosa piel bronceada, eran sublimes.

Mientras tanto la hermosa bestia verde de Konoha había conseguido lo propio acercándose al kazekage arrancando algunas de las correas de su traje el cual dejaba descubierto el fuerte pecho del joven insomne. El siguiente ataque arrojó al pelinegro de cara contra la pared, pronto el de los ojos aqua se colocó detrás y sujetando sus caderas con fuerza se dispuso a desnudarlo por completo para penetrarlo fuerte, sin miramientos, como todo su ser lo exigía. Cual sería su sorpresa al sentir como su presa nuevamente se escapaba y ahora él desde su espalda lamía su oreja.
-¿Creíste que sería fácil?- murmuro sin descuidar su tarea.
-Desde los exámenes chunin sé que contigo nada es fácil.- sonrió el kazekage girándose para lanzándolo al suelo cayendo inmediatamente sobre él apretando sus muñecas a la altura de sus cabeza. Lee mordió los suaves labios y rodeando con sus piernas la cintura del demonio de arena le invitó a seguir con el juego. Gaara perdiendo por completo el control de sus acciones abrió un poco su cremallera y penetró al ninja genio del trabajo duro. De inmediato comenzó el vaivén de sus caderas arremetiendo salvajemente contra el cuerpo bajo él, era fuerte sabía que lo soportaría. El abrigo rojo aún colgaba de sus hombros y pronto le pareció un estorbo así que lo arrojo lejos de él librándose al mismo tiempo de sus pantalones, el especialista en taijutsu se movía junto a él lo devoraba con la boca y sus manos se entretenían explorando su cuerpo. Dolía y mucho pero se requería más que un poco de sexo duro para amedrentar a Rock Lee. De repente el de mirada azabache movió sus caderas de forma circular haciendo al pelirrojo jadear como nunca antes.
-¡Aaaaaaah!...... No..... vuelvas a hacer eso o....
-¿O?
-Te destrozaré.
-Ya he escuchado eso antes. No me intimidas Sabakuno Gaara.- afirmó restregando su cuerpo contra el chico de mirada aqua, quién simplemente sonrió de medio lado y continuó arremetiendo con fuerza, la determinación del pelinegro, sus acciones todo en él era glorioso, su boca degustaba el sabor del otro, su cuerpo era el paraíso. Se corrió gimiendo ronco mientras sentía como la semilla del chunin mojaba su abdomen y sus delgados dedos se enterraban en su espalda al tiempo en que hacía su cabeza hacia atrás.

Salió de su cuerpo quedando de espaldas a unos pocos centímetros de él, mirando hacía el techo sin mediar palabra, simplemente tratando de regularizar su respiración.
-¿Qué pretendes?- su voz tan seca como siempre, aún después de lo que acababa de pasar. El especialista en taijutsu sonrió y colocando la piernas del pelirrojo sobre sus hombros lo penetró.
-¡Aaaaaaaaaah! ¡maldito hijo de puta!
-Vamos no te quejes que tu hiciste lo mismo.- habló sonriente Lee besando el cuello del kazekage, el cual se veía realmente molesto. Acaricio lentamente su miembro esperando pacientemente a que el otro reaccionara.
-¡Sácalo de una vez o juro que te mataré!
-Ya deberías de saber que se necesita más de lo que tienes para asustarme.- dijo Lee continuando con su tarea lamiendo sus dedos y jugando con sus próstata. Pronto la respiración del demonio de arena se aceleraba.
-Aaaah aaah.- la bestia verde de Konoha escuchaba atentamente y se movía despacio buscando.....
-¡Aahumn!- ¡Bingo! El ninja del trabajo duro encontró uno de esos puntos que hacía a Gaara abrir mucho los ojos y la boca en busca de aire.
-Juré que te haría caer.- murmuró el pelinegro acelerando el ritmo de sus embestidas, los gemiditos de placer del kazekage se confundían con sus sollozos, casi enloqueciendo al chunin que nunca se imagino tener al dirigente de Suna de tal forma. El pelirrojo explotó doblando su espalda hacia atrás, apretando los ojos y mordiendo sus labios tratando de no gritar pero sin acallar totalmente el gemido de placer emitido al llegar al final. El ninja de Konoha le embistió un par de veces más terminando en su interior.
Besó las lagrimas del otro al salir cuidadosamente de su cuerpo. La culpa golpeo su pecho al notar como un poco de sangre escurría junto al semen por la entrada del demonio de arena.
-¿Estas bien? Perdón no tenía idea, pensé que tú.
-Idiota ¿quién se atrevería?
-Lo siento, lo siento, lo siento. Lee agachaba la cabeza sin saber bien a bien qué hacer para disculparse. Gaara gruño no sabía si molesto o divertido.
-Realmente eres extraño Rock Lee.

La visita diplomática termino y los encuentros entre ellos se volvieron recurrentes, frecuentemente cuando se necesitaba enviar a alguien a Suna Lee era voluntario e incluso en ocasiones era requerido específicamente. Si tenían o no una relación no lo sabían, sólo entendían que deseaban verse constantemente y que disfrutaban de la compañía del otro incluso después del sexo, compartiendo momentos de calma, de diversión y por qué no de discusiones que nunca llegaban a su fin y es que a veces los dos eran tan necios. De momento estaban en un campamento en medio del bosque, después de que Lee hubiera completado una misión en la aldea de la cascada.
-Te dije que estaría ocupado.- fingió molestia el pelinegro vistiéndose mientras que su compañero permanecía recostado apenas cubierto por una sabana. -¿Y qué no piensas moverte? No puedes sencillamente ser tan irresponsable para abandonar así tu aldea eres el kazekage.
-Eso no te importó hace unos minutos.
-Sabes a que me refiero.
-No te preocupes dejé a Temari al frente.
-¿Le dijiste a dónde ibas?
-Por supuesto.
-Dios ahora me va a querer matar.
-Ja ja ja No me temes a mi, pero enfrentarte a mi hermana te hace sudar. Vaya que eres gracioso.
-No te burles, ella da miedo.
-Tu aldea ya no queda lejos ¿quieres que te acompañe?
-¿Seguro estará bien?
-A menos que no quieras ser visto conmigo por alguien en especial.
-Ya te dije que Neji es mi amigo y no ha vuelto a ser nada más.
-Bien.- habló levantándose al fin, subiéndose el pantalón.
-Sabakuno Gaara ¿estas celoso?
-Claro que no.
-Te dije que no eras intocable.- besó los dulces labios para después sonreírle dulcemente. Lo cierto es que aún tenían un espinoso sendero por andar, pero se necesitaba mucho más que unas cuantas dificultades para intimidar a Rock Lee.


Fin.


Ahí estoy yo escribiendo sobre Hetalia cuando me dan ganas de escribir sobre mi pareja favorita de Naruto y me queda este short, espero que lo hayan disfrutado y por fa déjenme review.

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