Normalmente no se me hubiera ocurrido acabar con alguien como él. No es para nada el tipo de chico que me gusta, pero... ¿Para qué voy a mentir? Consiguió conquistarme...
Lo conocí en un bar, a altas horas de la noche... Me encontraba solo, había estado con unos amigos antes, pero ellos ya se habían ido. Mi copa estaba a medio terminar y no me quedaría ahí mucho más...
Pero entonces se acercó a mí. No soy de piedra, ya me había fijado antes en él. Alto, su pelo estaba teñido de rubio y peinado de punta, facciones masculinas, cubría su nariz con una estúpida tela e irradiaba ese aura de ''Yo soy genial y tú no''. Definitivamente, el tipo de persona con la que no me gustaba mezclarme. Pero me parecía atractivo, no voy a mentir.
Se sentó en mi mesa y me miró fijamente.
-Hola ricura, ¿cómo te llamas?-
¿Había oído bien? ¿Estaba intentando flirtear conmigo?
-Llámame Aoi-intenté sonar firme
-Un nombre precioso...Y dime, Aoi, ¿desde cuando eres gay?-
-No lo soy-
¿Tanto se me notaba? ¡Ni siquiera estábamos en un club de ese tipo!
-Una boca tan bonita no debería decir mentiras-
-¿Desde cuando lo eres tú?-
-Desde que te he conocido-me guiñó un ojo-¿Me dejas que te invite a una copa?-
Miré mi vaso vacío y sonreí de lado. Me había dejado fuera de juego, definitivamente. Él pidió y cuando me encontraba tomando el primer sorbo de mi nueva bebida, habló:
-Te apuesto lo que sea a que esta noche acabaremos en mi cama-
Tuve que hacer esfuerzos para no atragantarme.
-Hey, no te mueras, cariño-
-No me llames cariño-
-Lo siento, ¿te he incomodado?-esa sonrisa arrogante no se iba de su rostro-Es que pensé que te iría bien ese nombre, eres tan adorable y sexy...-
-¿Decir eso te funciona normalmente?-no tenía pensado caer en sus redes
-Oh, un chico difícil-apoyó los codos en la mesa-¿Eres así con todo el mundo o es porque soy yo?-
-Yo pregunté primero-
-Vale, tienes razón, lo siento, ¿me das un beso?-se acercó a mí
-¿Pero de qué vas?-alcé una ceja
-¿Y de qué vas tú?-volvió a su sitio original-Déjame adivinar... En el instituto no te iban bien las clases, nunca conseguías buenas calificaciones ni integrarte con tus compañeros... Así que te encerraste en tu propio mundillo particular... Te pasabas el día en tu cuarto practicando con tu guitarra-
-¿Cómo sabías que toco la guitarra?-
-Eso no se dice, encanto-puso un dedo sobre sus labios
-Oh, claro-escondí mis manos, hasta ahora sobre la mesa-Los cayos-sonreí-Podría haber sido bajista-
-No lo eres-
-¿Cómo estás tan seguro?-
-Porque yo sí lo soy-
-Mm...interesante-
-¿Nos vamos de aquí?-
Lo sopesé unos segundos.
-¿Quieres que me vaya contigo? ¿A dónde?-
-A donde tú quieras que vayamos. ¿Puedo sugerir mi departamento, más concretamente mi cama cubierta por sábanas de algodón egipcio?-
-Eso último suena bien pero...-me levanté-Ni siquiera me has dicho tu nombre-
Se levantó y se inclinó para besarme la mano.
-Suzuki Akira, a tu servicio-volvió a incorporarse y clavó sus pupilas en las mías-Pero por las noches me llaman Reita-
-Reita-repetí, y retiré mi mano, ya que él no parecía querer soltarla-Sígueme-
Salimos del local y una ráfaga de aire helado me golpeó el rostro.
-Vaya-Akira suspiró-Hace mucho frío aquí fuera, ¿no?-
-Tú eras el que quería salir-le recordé, y me encendí un cigarrillo-Mm...-comencé a caminar deprisa
-Hey, ¿a dónde vas?-él se puso a mi nivel de inmediato
-Si tanto quieres acostarte conmigo tienes que ser capaz de seguirme-
-Me lo estás poniendo difícil, Aoi, eso me gusta-
-Lo sé-murmuré, y sonreí arrogante, esto iba a ser divertido
Llegamos hasta mi portal y lo hice detenerse.
-Para aquí-sonreí y abrí la puerta-Esta es mi casa, ahora voy a entrar y te voy a dejar fuera-
-Lo dudo-
-Si quieres entrar, tendrás que arreglártelas para abrir la puerta y averiguar cual es mi casa-
-Acepto el reto-ensanchó su sonrisa mientras me veía entrar al edificio
Doce plantas, con cuatro departamentos en cada una; el mío era el 7º B. Hay una alarma que no le permitirá romper el cristal sin alarmar a todos los vecinos. Definitivamente no volvería a verle. Entré a mi casa y me quité la ropa; apestaba a alcohol.
Una ducha rápida de agua fría me ayudaría a eliminar ese olor y también a despejarme. Pero me estaba muriendo hambre, así que antes de meterme al agua pedí una rica pizza. Después de hacer mi pedido recogí la ropa desperdigada y la eché en el cesto. Abrí el grifo y dejé que el agua empapara mi cuerpo cansado.
No pasó mucho tiempo cuando oí el timbre de la puerta. Cerré el grifo y me relamí los labios, ahí estaba mi comida... Me enrrollé una toalla en la cintura antes de salir del baño y abrí la puerta con una sonrisa al siempre amable repartidor que venía a calmar mis ansias de una comida poco saludable para mí.
Pero no era el repartidor quien se encontraba ante mí...
-Shiroyama Yuu, ¿eh?-
-Akira, ¿pero cómo...?-
-Me ha costado más de lo que yo creía, esto es enorme, pero aquí me tienes...-me miró de arriba abajo-Parece que te has estado preparando para mí... ¿Me dejas pasar?-preguntó, apoyándose en el marco de la puerta
No sabía qué responder, ni siquiera se me había pasado por la cabeza la idea de que pudiera llegar hasta aquí. ¿Cómo demonios lo habría conseguido? No daba crédito. Bueno, se lo había ganado, lo invitaría a pasar... Me hice a un lado y él entró como Pedro por su casa.
-Es un sitio bonito-
-Gracias-
-Pero no tanto como tú-
-Que típica, trabájatelo más-
-Lo siento, pero acabo de patearme siete pisos y veintiocho casas solo por ti, no me queda demasiada imaginación. Y verte solo con una toalla no ayuda...-se relamió los labios de una manera muy sensual-Estás buenísimo...-
Entonces me di cuenta de la situación en la que me encontraba y me sonrojé ligeramente.
-Voy a ponerme algo-
-No es necesario, estaba entretenido pensando en recorrer con mi lengua los caminos que el agua está haciendo sobre tu pecho...-
-Pervertido...-salí del salón y me dirigí a mi cuarto
Entré rápidamente y busqué algo de ropa en el armario. Saqué mi pijama, no iba a ponerme elegante para ese tipo, porque no pensaba darle nada más que algo de pizza. Iba a desatarme el nudo de la toalla cuando noté que otras manos se pusieron sobre las mías. No sé cómo pude contener el grito que quería escaparse de mi garganta.
-¡Akira!-conseguí modular mi voz lo suficiente como para no alarmar a los vecinos
-Déjame ayudarte...-me susurró, y un escalofrío recorrió mi espalda de arriba abajo