Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una hora, más larga que una vida por Pabeth

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Personajes: U. Sasuke.
Género: Tragedia, Angustia, Drama. 
Tipo: One-Shot. 
Advertencias: OoC, un poquitín de mala gramática y ortografía. 
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pretenecen, yo tan sólo los utilizo vil y cruelmente en mis locas ideas sin remuneración alguna.

Notas del capitulo:

Bueno, no tengo mucho que decir mas que tal vez aceptar que no es lo mejor que he escrito, pero argumento que lo escribí con mucho sentimiento. Fue por aquellos momentos en donde mi abuelo estaba vivo, pero su muerte estaba próxima. 


Aún me siento afectada cuando lo leo, así que decidí, que aunque algunas partes no tenían mucha coherencia, dejarlo así, porque me recuerda un poco a los sentimientos acoglomerados en mí por aquellos días. 


Espero que logren captar el trasfondo del fanfic. 

¿Alguna vez lo has sentido?

La necesidad de gritar, de dejar llevarte por tus sentimientos. ¿Alguna vez has tenido ese vacío? El cómo se te escapa el tiempo; ves a esa persona sonreírte con felicidad para ocultar que la fecha de caducidad está próxima.

Nunca has necesitado alguna forma de desahogo. Sentir la desesperación de ver cómo esa sonrisa se va alejando cada vez más de ti, el cómo pasa el tiempo y ya no le tienes cerca. Quieres creer que todo es luz, que todo es eterno; cosas que se van y cosas que vienen.

Todo en esta vida es efímero.

Pero tú no quieres creerlo, tú no quieres ver que aquello se va y te deja en el mismo lugar, en la misma oscuridad. Sientes que te succiona, sientes que te destrozas y caes. Quieres que todo de vuelta.

Tiempo, tiempo, todo es tiempo, y todo tiempo termina y vuelve a comenzar desde el mismo punto; como las agujas de un reloj, al terminar una hora, vuelven a iniciar desde el mismo punto de partida.

Las lágrimas caen silenciosamente, porque ves cómo todo aquello te hiere, porque aunque en tu corazón supieras que al final siempre quedarías solo, que siempre vas a ser tú y sólo tú, nunca imaginaste que todo aquello desaparecería tan rápido. Por qué el destino es tan cruel te has de preguntar, pero aún así él no te contesta, simplemente te lo arrebata todo de un sólo. Quieres remendar todos los errores, quieres curar todas las heridas, quieres pedir perdón, pero ya no hay tiempo. Tus ojos llenos de soledad y tristeza reflejan todo el arrepentimiento que sientes, porque quieres correr y detenerlo. Ya no aguantas más. Has roto sueños, has robado ilusiones, has olvidado todo aquello importante. Ya no es hora de pedir perdón.

Quieres creer que todo lo que ha acabado no ha dejado nada bueno, es más no quieres ver el final de aquel periodo que próximamente sólo será un recuerdo que formará parte de tus memorias. Cicatrices, eso es lo que son los recuerdos independientemente de la clasificación que les des; buenos o malos, alegres o tristes, calmados o alebrestados, de ira o tranquilidad.

Porque todo duele, te dices a ti mismo. Es cierto al final todo duele, hasta recordar lo bueno causa un severo dolor, porque quieres volver a vivir aquello, porque la vida ahora te está dando tragos amargos.

¿Acaso no siempre hay tragos amargos?

“No, ninguno como éste”, te vuelves a decir. ¿Cuántas veces no has dicho aquella frase? ¿Cuántas veces no te has auto compadecido de tu situación?

Tratas de ocultarte del mundo, no quieres que nadie te encuentre en ese estado catatónico. Sigues sentado en aquella butaca, en donde sólo tú eres espectador, y la obra llamada: “Todo va a estar bien”, refleja lo falsa que es esa frase en la vida, en tu vida, y ese miedo que se convierte en agua te hace dejar de respirar.

Sigues convenciéndote, de que ese dolor es enorme y que sólo tú debes soportarlo, él se ha ido y te dejo, para nunca volver, así es.

Debes seguir, o morir en el intento. ¡Basta ya! No lo soportas, la vida se va más rápido. Es como el agua; cuando tratas de atraparla se escapa. No quieres, no quieres soportarlo solo, y a la vez sí. Lo quieres a él contigo, porque es el único que hace que sientas y que vivas, te hace creer un poco.

Lo ves alejarse cada vez más. No has disfrutado el tiempo con él, no, no puedes ser. Gritas que venga hacia ti, que se quede contigo, que no diga nada y que te sostenga, que no te deje caer. ¿Acaso lo pensaste? ¿Pensaste que se iría de esa manera? No, ni lo imaginabas, pero se ha ido.

Tus sollozos hacen que te quedes sin aire, tus gritos rasguñan tu garganta. No te escucha, se ha ido y no regresará nunca. Es inalcanzable y eso sigue lastimándote. ¿Por qué no te ha llevado?

Las agujas de su reloj se han descompuesto, ya no se mueven.

El viento te susurra al oído: Fin del juego. Es cierto, él siempre supo ver que te daba miedo jugar este tipo de cosas, temías arriesgarte y perder. Ya no querías más dolor, porque en ese tipo de juegos siempre te había ido mal, que lástima que te has dado cuenta que al final las excusas no valieron. Esta vez si querías sacrificarlo todo. Lo viste venir demasiado tarde.

Ésta será la última vez.

Sólo tú puedes verlo ¿no? Volviste a perder.

Sigues cubriendo tu cara con tus manos. “¿Por qué me fui en el momento en que él más me necesitaba?”, te preguntas y hasta tú mismo sabes la respuesta: miedo.

“El presente puede cambiar, no te arrepientas”

Eso fue lo último que escuchaste salir de sus labios, antes de su despedida, en esa en la que te negaste a darle un beso y huiste de sus brazos. Cuanto te arrepientes. Te habías cansado de querer, lástima que él llego tan tarde. Pero mañana aunque trates de volver, él ya no estará, aunque quieras abrazarlo. Tal vez cuando no esté lo extrañaras, si no es que lo haces ya. Perder y perder de nuevo.

Por qué no gritas por lo bajo y por qué no huyes en el día; por qué no lloras sal y por qué no te deprimes en brazos de alguien más. Él siempre quiso lo mejor para ti, y te pidió que sobrevivieras cuando no estuviera, que sonrieras por él y que soñaras aún si no era de noche.

La última vez que le viste…
La última vez que le besaste…
La última vez que lo abrazaste…
La última vez que le sonreíste…
La última vez que lo intentaste…

Alguna vez has sentido la necesidad de sacarte el corazón. Has preguntado a Dios el por qué los humanos tienen sentimientos, por qué no pudo complicarlo un poco menos. Acaso será él el que comete los errores, el que lo complica todo cada vez más… no, no es él, eres tú.

Acaso Dios existe, y si lo hace, por qué juega tanto con nosotros, por qué hay tanto sufrimiento, por qué tú sufres. No lo has hecho bastante, no hay personas que deberían sufrir más de lo que tú lo haces. Por qué él…

Maldito tiempo, maldita vida. Por qué no te ha llevado con él.  Nunca pensaste que se iría así, aunque desde lejos lo viste venir, sabías que todo acabaría.

¿Ni siquiera un minuto más? Ni aunque pidas por favor. No, denegado. Así de injusto, así de duro; él se fue, él te dejó, él fue la puta persona más cruel en este mundo, y tú el imbécil más grande al amarlo sin enterarte de nada.

Ya se acabó el tiempo.
Ya es tarde.
Ya no más de él.

Era lo único que tu cerebro podía procesar, no podías creerlo, no podías creer ese horrible dolor. Te contradecías, te repetías que todo pasaría. Así es, una parte tuya no quería creerlo, no quería aceptarlo, no quería ver todo ese dolor que sentías, no se te estaba permitido. Imposible. La otra sabía lo inevitable, pero de igual forma no lo aceptaba, no quería aceptar su muerte, no quería aceptar un mundo en donde ya no estuviese él. Ambas estaban sufriendo por negar algo imposible.

Tardaste tiempo en ver cómo todo se hacía y se deshacía. Él era más de lo que querías o merecías. Para él tú eras perfecto, te amaba y tú lo dejaste ir. Tus engaños, tus rechazos; cuando más lo quisiste detener, cuando le dijiste que se tomara su tiempo, pero que no tomara el tuyo; él fue el objeto de tu obsesión. Siempre estaba en tu mente, rondando molestamente.

Con él por primera vez te sentiste necesitado, te sentiste querido, te sentiste amado. Cuando profundizaron, cuando el logró conocerte tal y como eras. Te vio tal cual eras, tú nunca te habías dado el lujo de dejar sentir a nadie el miedo despavorido que se acumulaba en ti; él lo comprendió por sí solo y lo entendió, no te juzgó.

Perdiste el control, el te desestabilizó. Por qué, por qué tuviste que conocerlo, por qué se tuvo que convertir en alguien importante.

Querías oír promesas de su boca, aunque fueran mentiras. Él dijo que siempre estaría contigo, él dijo que esto sería para siempre.

¿Por qué se despidió de aquella forma? ¿Por qué lo recuerdas tan presente?

“Perder en este juego era cuestión de tiempo, el juego fue entregarlo todo en un momento. Admito mi derrota. No me arrepiento, porque yo, te amo y moriré amándote únicamente a ti”.

Te mentiste a ti, le mentiste a él. Dijiste que no era lo que buscabas, aunque al final se volvió necesario, se volvió tu mundo.

Él te dejó, y tú lo dejaste. Aún te duele soportarlo. Él te enseñó a pensar en los demás, pero no quisiste prestar atención a ello, pensaste que eso sólo eran condescendencias que tú no tendrías. Tú, hasta ayer eso era en lo único que pensabas. Hoy vez a toda esa gente llorar a tu alrededor, ves ese mundo devastado.

Ves el efecto colateral que su existencia tuvo en tu vida. Hasta en el mundo te ha hecho pensar. Tan idealista, tan perfecto, tan feliz, tan bien parecido, y para su desgracia fue a enamorarse de ti, de la peor basura que la sociedad ha visto. Pero todo se acaba, el tiempo lo cura todo, él logró aplicarlo a su vida, y tú deberías hacer lo mismo. Te has deshecho, en estos cinco minutos al fin has logrado entender lo que valía para ti.

Él está frente a ti, viéndote de aquella única forma, especial. Va acompañado, y eso te molesta, te molesta quien está ahora a su lado. La obscuridad te rodea, él resplandece. La dama de negro lo lleva de la mano, tal cual niño pequeño próximo a un extravío. Se ha ido.

Lo pudiste detener, pudiste estar con él. Tus rosas se marchitan en tus manos, se ha ido, se lo ha llevado, él la prefirió a ella que a ti. Era él el que debía luchar hasta lo imposible, pero se dejó seducir, y te olvidó; se fue y te dejó.

Gritas, sollozas, lloras, te destruyes. Tu apariencia está intacta, como siempre, sólo le ves alejarse sin despedirse… y eso, te duele.

El cementerio huele a tierra mojada, el aire da de lleno contra tu cara, y tu mano ya no es tomada por una más caliente, esa mano ahora es más fría que la nieve y más dolorosa que un golpe.

Perdóname, te pude detener. 

El tiempo del reloj es más largo y predecible que el de toda una vida.

Alguna vez lo has sentido… Uchiha Sasuke.

Notas finales:

Luego de los melodramas, las lágrimas y la tristeza de arriba, quiero decir que... No sé qué decir. (jojojo) En las notas de antes había puesto lo siguiente: "He suplido  la historia por un sentimiento, no me satisface", e incluso ahora no me siento satisfecha, tal vez porque no pude expresar en plenitud lo que sentía en aquellos tiempos. 


Pero lo subo porque creo que bueno o malo, forma parte de mí. Aún así se aceptan comentarios y críticas, lo único que no son los insultos... (:/) Si no voy a acusarlos con mi mamá. 


Sin más, las cabras voladoras y yo nos despedimos. Bye, bye... 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).