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Happy Birthday, Aoi! por Yari_GazettE

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Notas del capitulo:

Bueno, se me pasó un poco BASTANTE la fecha, pero me dio lastima el haber hecho el fic y que nunca saliera a la luz u.u

 

ACLARACIÓN:

Dos cosas solamente:

1)    Los pensamientos de Aoi están en cursiva.

2)    Perdonen que mi ficticio Aoi sea tan vicioso con la hora, pero después van a entender el porqué de eso ;3 

 

Ya me disculpo por los errores de ortografía y por algún error de tiempo, este es mi primer fic largo, así que tengan compasión u.u

 

Eso es todo, no los molesto más.

¡DISFRUTENLO!...!por favor! D:

Otro día había llegado…

Al igual que los otros, éste no era diferente, excepto por el hecho de que era su cumpleaños.

–Feliz cumpleaños a mí. –se dijo Aoi, mientras hacía una sonrisa burlona y se estiraba en su cama.

Los primeros rayos de sol entraban sin piedad por las ranuras de la ventana, cayendo de lleno en la cara del guitarrista. Quejándose, Aoi se dio vuelta buscando su celular. Cuando lo encuentró, luego de empujar varias cosas que habían en la pequeña mesita de luz, gruñó por lo bajo al ver la pantalla de éste:

247 mensajes, 13 llamadas perdidas, 2 recordatorios y la alarma que aún no sonaba. Se fija la hora antes que nada.

–Por favor… –suspiró pesadamente, al ver qué hora era: 7:06 a.m.–… Soy incapaz de despertarme antes de las 12:00 a.m. cuando debo hacer algo. Pero, por alguna extraña razón, el día de mi cumpleaños siempre me despierto temprano.

Sin ganas de leer los mensajes o hacer alguna que otra cosa, tiró su celular en alguna parte de la cama, y vuelve a acomodarse entre las sábanas. Ese día estaba particularmente frío, pero él, igualmente, había decidido dormir solamente con sus boxers.

Se movió varias veces hasta que logró sentirse lo suficientemente cómodo como para dormirse. Pero, para su mal humor, cuando logró conciliar el sueño, la canción de ‘’The $ocial Riot Machine$’’ empezó a sonar, inundando la habitación y los oídos del pelinegro con su ritmo pesado y los gritos de Ruki.

Por inercia, estiró su mano hacia la mesa de luz, para luego recordar que lo había arrojado a la cama. Largando otro pesado suspiro, el pelinegro se sienta, empezando a revolver las sábanas. Al no encontrarlo, cansado, se levantó y, tironeando de esa blanquecina tela, empezó a sacudirlas hasta que se escuchó un objeto pegando un golpe seco contra el suelo.

–Así jamás voy a lograr que un celular me dure más de un mes.

Vuelvió a sentarse, en la ahora alborotada cama, y tomó su celular que había caído no muy lejos de ella. Apagó la alarma, cortando la canción en una de las partes que al él más le gustaban. Miró nuevamente la hora: 7:34 a.m.

–Dios... –se volvió acomodar en la cama, quedando boca arriba. Acercó su celular a su rostro. Comezó leyendo el primer recordatorio.

‘’HappyBDayAoi-kun!’’

De seguro esto lo escribió Kai. –pensó Aoi, riéndose mientras recordaba que hace unos días no encontraba su celular por ninguna parte, y ‘’de casualidad’’, Kai lo había encontrado en su bolso.

Leyó el segundo recordatorio.

Sin lugar a dudas este sí lo escribió Kai.

‘’Ensayo a las 2:00 p.m.”

Ay, no hay caso. Si hasta ahora no me salvé de ningún ensayo por mi cumpleaños, esta vez no iba a ser una excepción. –pensó Aoi, riéndose por lo bajo.

Pasó a leer los mensajes. Algunos eran de los integrantes de las PS Company, de sus familiares, de algunas fans que habían logrado conseguir ‘’estratégicamente’’ su número.

Si, cortesía del manager. 

Pero se detuvo a leer específicamente 5 mensajes. El primero era de Ruki.

Este enano que no sabe esperar. –pensó, divertido. El mensaje había sido enviado a la 00:01 a.m.

 

 

–Dios, que chico. –suspiró Aoi, riéndose.

El siguiente era de Reita.

 

 

–Ok… Esto empieza a darme miedo.

Luego de varios “naa, naa, naa” y “borrar mensaje”, Aoi se encontró con uno que era de Kai.

 

 

–Ya, Kai. Con que me lo digas una vez alcanza y sobra. –sin más, Aoi siguió leyendo los mensajes.

Luego de pasar algunos más, se encontró con el de Uruha.

 

 

El pulso de Aoi se aceleró un poco al leer el mensaje de su compañero, por dos razones. Uno, él no confiaba mucho en el castaño cuando se trataba de alcohol, mucho menos en fechas especiales.

Solo esperemos que no sea como en esa entrevista en la que dije que cuando oí a Uruha decir Tequila, sabía que la fiesta estaba acabada. –pensó un nervioso Aoi.

Y dos, él sentía “más” que aprecio y admiración por su compañero de banda.

Rápidamente alejó ese pensamiento de su cabeza y pasó a leer el último mensaje que era de su novia, Natalie.

 

 

–Bueno…un regalo más que no se me concederá. 

¿Por qué me tenía que acompañar la abstinencia justo en mi cumpleaños?

Alborotando sus cabellos, Aoi se levantó mientras un escalofrío le recorría el cuerpo.

–Claro. Justo en mi cumpleaños tenía que hacer tanto frío… Entiendo que estemos en invierno, pero… argh… ¿De qué me quejo?, podría ser peor.

Ya completamente despierto y de pie, Aoi se estiró una vez más. De nuevo, su vista es dirigida hacia un pequeño reloj digital que estaba en la mesa de luz: 7:52 a.m.

-Mmm…al parecer el mensaje de Natalie fue muy reciente… –levantando los hombros, y sin darle importancia, dijo– ¿Qué más da?... Tengo otras cosas que hacer.

Se acercó a la ventana, levantando la persiana, la cual dejaba ver como la ciudad comenzaba a despertarse. Su departamento era uno de los más caros de la zona, y su trabajo le había permitido comprarlo sin dejarlo en la calle. De verdad, era una gran suma, pero lo valía. Un living espacioso y bien decorado, un baño espacioso, una habitación grande, una cocina cómoda, y un balcón con vista a la ciudad. Bastante básico, pero precioso ante sus ojos.

Estirándose por última vez, se acercó a su armario para empezar a vestirse. Luego de la ardua tarea de elegir su vestuario para el día de la fecha, terminó eligiendo una camisa negra, una chaqueta de traje gris, unos jeans negros y unos borsegos. Este ‘’corto’’ proceso le llevó ni más ni menos que una hora. Aoi se sentía como una mujer, o como Uruha, en su defecto, cuando tardaba tanto en algo tan simple como vestirse, pero no podía evitarlo. Le gustaba que todo encajara bien y que las ropas que usase mostraran su delgadez y su cuerpo bien formado. Una última mirada es dirigida hacia un gran espejo de cuerpo completo, donde se reflejaba el reloj de la mesa de luz.

¿8:54? Ahh…aún tengo tiempo… ¡Pareciera que me están tomando el pelo!

Luego de hacer la cama y maquillarse, el pelinegro tomó su celular y fue a desayunar. Después de dejar apoyada su chaqueta en el sofá y haberse remangado, Aoi se dirigió a la cocina y dejó preparando un café. Mientras éste se prepara, él tomó una de sus guitarras, se sentó en su sofá, encendió un cigarrillo y se puso a jugar con sus manos. Al principio, tocaba canciones que debía practicar, que por más que las hubiese tocado muchas veces, necesitaban pulirse cada cuanto. Fue así durante un rato, hasta que sin darse cuenta, comenzó a tocar notas al azar…que atrajeron su atención. Sus movimientos en la guitarra fueron interrumpidos por el pitido de la cafetera. Dejó la guitarra apoyada a un costado de donde él estaba, y fue a servirse un poco de café. Apoyó la taza en la mesa ratona, frente al sofá, y fue a buscar un par de hojas y una lapicera, lanzando una rápida mirada al reloj de la cocina: 9:30 a.m.

–Parece que el tiempo no tiene apuro en ‘’irse volando”. –dijo mientras volvía a sentarse, con su guitarra en el regazo, anotando todo lo necesario para no olvidar el fruto de su distracción.

Aoi debía admitir que si había algo que hiciera que el tiempo se pasase rápido, ese algo era componer. Cuando decidió tomar un sorbo de café, se sorprendió al ver que ya había escrito 4 melodías. Siguió así por un rato más, hasta que su estómago empezó a quejarse. Estuvo tan abstraído inventando que no se había dado cuenta de cuando empezó a tener hambre. Miró la hora en su celular: ya iban a ser las 12:00 a.m.

Se dirigió a la heladera cuando oyó unos golpes en su puerta.

–¡Ya voy! –gritó, caminando pesadamente.

Abrió, sin siquiera preguntar quién era.

–Hola, viejo verde. –dijo un chico rubio, con una bandita blanca cubriéndole la nariz. Una sonrisa se formó en su rostro al ver la reacción de sorpresa del pelinegro.

–¿Qué haces acá, Reita? –le preguntó un confundido y sorprendido Aoi, saludándolo y dejándolo pasar.

Reita estaba vestido con una camisa blanca, una campera de cuero pegada al cuerpo, unos pantalones negros y unos borsegos.

–Te envié un sms diciéndote que te vería en un rato. ¿Qué acaso no lo leíste?

–Ehh…si, pero creí que te referías al ensayo, no a que vendrías a mi departamento.

Reita hizo una de sus épicas caras de sorpresa al escucharlo a Aoi.

–¡¿Hay ensayo?!… Este Kai es un amargado. Seguro que está en abstinencia. 

Aoi rió, mientras iba a la cocina.

–¿Quieres almorzar? Yo estaba a punto de hacerlo hasta que alguien me interrumpió.

–Jajaja, lo siento. No fue mi intención. Y si, por favor, tengo un hambre terrible. –contestó Reita, acercándose a la barra de desayuno.

Ambos devoran unos pedazos de pizza que le habían sobrado a Aoi del día anterior, junto con unas latas de cerveza.

–Mmm… Creí que estabas con Ruki. –dijo Aoi, medio atragantado con la comida.

–Estaba. El enano está durmiendo. Quedó exhausto por anoche. –dijo el rubio dejando ver una sonrisa picarona y señalando hacia su no visible entrepierna.

–Reita, no empieces que estoy comiendo. –respondió Aoi, riéndose.

Reita soltó una carcajada mientras rodeaba la mesa y se ponía al lado del guitarrista.

–Vaaaamos, Aoi. Tú sabes a lo que me refiero. –dijo el rubio seductoramente, pasando su brazo por los hombros del pelinegro.

–Reita, eso fue sólo una vez…

El de la bandita hizo un gesto con la mano.

–… Bueno, fueron 3 veces… de las cuales 2 estaba borracho y 1 me obligaste.

–Pero te gustó… –susurró seductoramente Reita en el oído de Aoi.

–Reita… Es mi cumpleaños, ¿podrías dejarme ser feliz aunque sea por hoy?... –dijo Aoi, soltando un suspiro.– Ahora que lo pienso, te recibo, te ofrezco comida y aguanto tus alborotadas hormonas, ¡y tu todavía no me dijiste feliz cumpleaños! –recriminó Aoi, haciendo un puchero.

Reita señaló el celular de Aoi sobre la mesa ratona, desinteresadamente.

–Te envié un mensaje.

–¡Eso no cuenta! –gritó el guitarrista enojado, marcando más su puchero.

–Bueno, bueno. Cálmate. –contestó Reita suspirando, tomando los cachetes de Aoi. Comenzó a hablarle como si le hablase a un niño.– ¡Feliz cumpleaños, Yuu-chan! :D Espero no me pegues una patada en la rodilla porque eso sería de los más adorable. 

–Me las vas a pagar, Akira. –dijo Aoi, soltándose del agarre del rubio.

Reita soltó otra carcajada. De verdad, cuando Aoi se lo proponía, podía actuar como todo un niño pequeño y malcriado.

Luego de un rato, Aoi se levantó, llevando consigo los platos sucios, dejándolos en el lavabo.

–Entonces, Reita… ¿A qué viniste?

Reita se había levantado y se había quedado observando los papeles desparramados que estaban sobre la mesita de café, así que no notó cuando el pelinegro también se levantó y se le acercó.

–Ehh… En realidad, nada particular. Solo estaba aburrido, y como estaba con el auto, decidí visitarte. Solo eso.

–Ahh…

Un silencio incómodo se hizo lugar entre ellos, hasta que una musiquita, proveniente del celular de Reita, los sacó a los dos de sus pensamientos. Mientras Aoi se sentaba en el sofá, el de la bandita contestó, caminando en círculos.

–¿Hola?... Si Ruki, estoy con Aoi… Si… Si, ya sabe del ensayo… Si, yo también. ¿Por qué no me lo dijiste? –Reita se quedó estático y rápidamente fue hacia el otro lado de la barra de desayuno para que Aoi no vea su reciente erección. El rubio odiaba que Ruki le gimiera por el teléfono, porque eso lo calentaba enseguida.– O-ok, Ruki… Y-ya entendí… Sii~ –Reita se puso colorado al escuchar que esa sílaba sonó como un suspiro ahogado, pero, gracias a Dios, Aoi no se dio cuenta.– … No, ¿a vos que te parece?… Bueno, Ruki, por favor, córtalo aquí… Gracias… Si, dime… Ehh… No, eso no lo sabe… –dijo el bajista, en un susurro inaudible para el pelinegro.– Ok… No te preocupes… Hmm… ¿Quieres que te pase a buscar?... Ok, nos vemos allá… Adiós, te amo. 

–¿Era el enano?

–Si. Se despertó y al no encontrarme por ningún lado se preocupó. Creía que estaba con una puta o algo así. –dijo Reita, riéndose.

–Mmm… ¿Tan temprano?... No es tu estilo, Reita.

Ambos rieron un rato, hasta que sus estómagos comienzaron a doler.

Ya más relajado, al ver que su erección había desaparecido, Reita salió de atrás de la barra y se dirigió al sofá. Se lanzó sobre él, aplastando a un muy relajado Aoi.

–¡Reita!

El de la bandita se rió, mientras se sentaba bien.

–Gomen, gomen. Es que no pude evitarlo.

–¿Y después el inmaduro soy yo, no?

–Si. Muere monstruo malo. PIUN, PIUN.

Ambos se quedan riendo un buen rato, recordando todas las pavadas que solían decir y hacer.

–¿Te acuerdas de ese programa de radio?

–Aoi, hicimos muchos, ¿a cuál te refieres?

–Te daré una pista… –Aoi se levantó, y con las manos alrededor de la boca, gritó.– ¡ANGELINAAAAAAAA!

Sus risas podrían haber asustado a los vecinos, pero a ellos no les importaba. Era un viaje de recuerdos de momentos preciosos, y unos enojados vecinos no iban a interrumpirlos.

–Ao..jajja..Aoi... –dijo Reita, tratando de dejar de reír mientras se limpiaba una lágrima traviesa que se había escapado por la risa.– Aoi…jajajja... ¡YA BASTA! -gritó el rubio, aún riéndose.

–Jajaja... Ok… Mejor si paremos, no vaya a ser que me echen del edificio por quilombero.

Ese inocente comentario del cumpleañero inició otra guerra de carcajadas entre ellos dos.

Luego de un rato, dejaron de reír, pero nunca dejando de sonreír.

–Ok. Esta fue una linda sesión de risas.

–Si. De eso no hay duda. Hace rato no me ría tanto. –dijo Reita, mientras se tomaba con ambos brazos el estómago.

–Lo mismo digo. 

Luego de un corto silencio, Reita preguntó.

–Oye, ¿qué hora es? Más te vale que no sean pasadas de las 2:00 p.m. porque Kai nos mata.

Aoi se levantó y miró el reloj de la cocina.

–No te preocupes, son la 1:38 p.m. Si vamos con tu auto llegaremos bien.

–De acuerdo. ¿Quieres ir yendo?

–Si, da igual. Solo dame un segundo que junto mis cosas.

–Ok.

Mientras Reita veía de reojo como Aoi iba de un lado para el otro dentro del departamento, poniendo cosas en un bolso, el rubio tomó las hojas que estaban sobre la mesita frente a él y se puso a leerlas más detenidamente, imaginándose los sonidos.

–Hey, Aoi.

–¿Mm? –contestó Aoi, aún moviéndose de un lado al otro.

–¿Cuándo escribiste esto?

–¿Qué cosa? –preguntó el pelinegro lanzando una rápida mirada en dirección a Reita.– Ahh, eso. Lo escribí hoy, hace unas horas.

–En mi cabeza suenan bien, quisiera verte tocarlas.

–Jaja, gracias, Rei-kun. Cuando lleguemos las toco y me das tu opinión.

–¡Genial!

Luego de unos 3 minutos más, los dos ya se habían subido al auto de Reita e iban de camino a la PS Company.

Cuando arrivaron, el guardia los saludó, deseándole un feliz cumpleaños a Aoi. El pelinegro hizo una rápida reverencia, en demostración de agradecimiento, y luego siguieron su camino. Debían ir al piso 7.

De camino a allí, se cruzaron con varios miembros de la compañía, como los chicos de ScReW. Ellos estaban ya por empezar su ensayo, pero Kazuki se separó de ellos para desearle un feliz cumpleaños a Aoi, para luego entregarle una cajita que tenia un collar con un dije con su nombre en Kanji.

Cuando al fin llegaron, Reita detiene a su acompañante, diciéndole que lo espere un momento, que había olvidado algo en el auto. Él, sin más, asintió y se apoyó contra la pared. Su sala estaba al final del pasillo de donde él se encontraba. Sólo se lo quedó observando, no tenía ganas de entrar… ¿A quién engañaba? No tenía ni ganas de estar ahí. Era su cumpleaños, y una de las cosas que no quería hacer en esta fecha era trabajar. Pero cuando hay cosas que tienen que hacerse, se tienen que hacer.

Cuando Reita vuelvió, lo hizo sin nada en las manos, lo cual hizo sospechar a Aoi.

–¿Qué habías olvidado?

–¿Eh? –preguntó Reita, tratando de recuperar su aliento. Si bien no había ido a su auto, Reita si había olvidado algo. Se recorrió todo el edificio diciéndoles a todos que fueran a su sala para darle una felicitación sorpresa a Aoi. Aún no entendía como lo había olvidado.– Ehh, olvide mi celular.

–Pero, mírate. Pareciera que corriste una maratón.

–Es que estaba apurado.

–… Ok, como tu digas. Vamos, ya van a ser las 2:13 p.m.

–Entonces ya estamos muertos. 

Ambos se dirigieronn al fondo del pasillo. Reita recibió un mensaje de Uruha diciendo que ya estan todos allí, y que entraran cuando quieran. Reita sonríe de costado, sabiendo que cuando Aoi se entere de esto, en las noticias iba a parecer un título que dijese:

"the GazettE desaparece luego de que uno de sus guitarristas se volviese loco y matara a todos. Tanto disturbio por una sorpresa."

El pelinegro tomó el pomo de la puerta y abrió, encontrándose a oscuras.

–Que… ¿Qué acaso no hay nadie?

–Pasa, vamos. Seremos afortunados si no hay nadie. –dijo Reita, riendo por lo bajo y escribiendo un mensaje a Uruha de que ya entraron.

 

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

Bueno, espero que les guste porque yo me divertí mucho escribiendo esto n.n

No quiero pedir reviews, pero quiero saber que opinan sobre el fic, asi que...

 

Dejen algún comentario, por favor. Me encantaría saber si les gustó, y sino también n.n

 

Bueno, gracias por leer a todos n.n


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