Varcolaco, el Espíritu de los Suicidas
1
-¡Laurie! No te vayas, ¡no quise decir eso! –era el grito de un padre desesperado que era ignorado por un joven castaño que corría sin rumbo fijo.
El chico acababa de confesarle a su padre que era gay y este había reaccionado mal, muy mal. Había gritado diciendo que mejor hubiera tenido una hija, que hubiera deseado no haber tenido un hijo. Laurie se secó las lágrimas que no dejaban de salir de sus ojos, por más que intentaba no sentirse una basura… lo sabía: lo era. Su mismo padre se lo había dicho, mejor no hubiera nacido a ser un rarito.
Una aversión de la naturaleza, ¡Él no tenía la culpa de que no le gustaran las chicas! ¡No tenía la culpa que le gustaran los hombres! ¡Él no valía la pena!
Su padre se lo había dicho, ya salía sangre de sus labios de tanto mordérselo por tanto dolor que sentía.
Corrió tanto que luego de media hora no supo dónde estaba, aquellas calles no las reconocía. Esos edificios le eran extraños…
Un puente, perfecto pensó, daría fin a su vida… nadie sabría que él era una vergüenza para su familia. No claro que no. Porque nadie volvería a saber de él, porque ya estaría tres metros bajo tierra.
Como en aquella películas de terror, el puente parecía tener una gran altura desde la cual veía como los autos pasaban y pasaban, por unos instantes sintió terror. Pero no había marcha atrás… su vida se acabaría ahora y en muy poco tiempo ya no sentiría el dolor lacerante que lo embargaba desde que su padre le dijera que era una vergüenza.
Las luces de los autos brillaban… era una vista hermosa, cerró los ojos y suspiro… se llevaría una hermosa vista antes de acabar de irse por siempre.
*
Alzo sus ojos y vio solo negrura pero su rostro era el más bello que había visto en su vida, parecía hecho de porcelana. Era pálido, alto y con una hermosura de lo más increíble y a la vez macabra.
-¿Quién eres? –pregunto el joven al misterioso hombre.
No dijo palabra y se acercó, Laurie retrocedió… alejándose del puente. Alejándose de su prematura muerte…
Algo que le avergonzó horriblemente al joven fue la intensa mirada que el hombre le dirigió, Laurie se fijó en los rasgos tan finos del rostro, se quedó paralizado cuando el hombre apareció detrás de él.
-Laurie. –susurro y el joven carraspeo.
El verlo directamente a los ojos, provoco que se sonrojara y se estremeciera. El miedo había dado paso a algo que no sabía muy bien cómo llamarlo. La mirada del extraño hombre estaba lejos de incomodarlo, lo hacía sentir raro… habían muchas palabras que pugnaban por salir de sus labios pero no salía nada…
-¿Quién eres? –alcanzo a susurrar.
-Alguien que no querrás volver a encontrarte. –contesto al fin, salió más a la luz y pudo apreciar los detalles de su rostro.
El color de sus labios estaba entre rojo y rosado, eran carnosos contrastando a la perfección con su pálida piel. Sus ojos eran negros, como la noche.
-¿Qué me harás? –pregunto con miedo, el hombre simplemente sonrió de lado y lo tomo por los hombros, los ojos de Laurie refulgieron… un destello de terror fue lo que el pálido hombre vio.
Laurie sentía su cuerpo como si fuera… nada. Los dientes del desconocido se plantaron en su cuello y sintió como si dos agujas le traspasaran la piel, provocándole un dolor jamás vivido antes.
Gimió de dolor e intento apartarlo, creyó que iba a besarlo pero lo que hizo fue hincar sus colmillos en su cuello. Dolía y mucho… sus intentos eran vanos al apartarlo. Su respiración se entrecorto y su vista se empezó a oscurecer.
Luego todo se desvaneció…
PROX CAPÍ: UNA VISITA NO TAN AGRADABLE
"Garrapata"