En el capitulo anterior…
-Con que no quieres responder, ¿eh? Pues ya veremos cuanto hablaras después de esto- y así el desconocido, comenzó a tocar por todas partes el cuerpo del menor, este intentaba resistirse pero era muy débil como para hacer algo lo único que pudo hacer es llorar y gritar pidiendo ayuda mientras el otro le lamia el cuello, solo espero a que todo acabara pronto.
Dejo de sentir las manos de aquel asqueroso tocando su cuerpo, así que decidió abrir los ojos para ver que había pasado y no pudo dar crédito a sus ojos por las dos personas que menos esperaba ver allí.
-Ni se te ocurra tocarlo- dijo una voz ronca mientras sujetaba el brazo del violador, este chico era de pelo moreno, ojos marrones, piel bronceada, se veía muy fuerte y atlético, tenía una mirada asesina en ese momento y la dirigía al chico que sujetaba con fuerza.
-No te da vergüenza abusar de un menor- dijo otra voz ronca mirando al abusador, este otro chico era de pelo rubio, ojos verdes piel algo tostada, también se veía fuerte y se le notaba la musculatura, miro con desprecio al chico que estaba sujetado por el moreno y le dio un puñetazo que lo dejo unos instantes sin aire.
-L-lo siento, por favor suéltenme, n-no lo volveré a ha-cer pero, ¡por favor suéltenme!- dijo el abusador, que fue soltado por el moreno pero antes de que se largará este le dedico una mirada gélida y a continuación le dijo:
-No vuelvas a acercarte a nadie y menos aún a este chico porque como me enteré, te busco y me las pagarás.
Este solo asintió temeroso y salió corriendo de allí dejando a los otros tres solos, el rubio y el moreno miraron al chico que estaba en el suelo asustado y se acercaron a él a paso lento, cuando estuvieron frente él se agacharon a su misma altura y el rubio le acarició la cabeza en un intento de tranquilizarlo.
-Tranquilo ya paso todo, puedes relajarte- dijo el oji-verde tranquilizadoramente eso hizo que Asura ya no se sintiera asustado y se relajara un poco – dime, ¿cómo te llamas? ¿No te hizo nada?
-Me- me llamo Asura, Asura Kishin- dijo el menor un poco sonrojado por la cercanía de los mayores – no os preocupéis, estoy bien.
-Ven te acompañaremos a tu casa- dijo el oji-marrón con una sonrisa que hizo que el sonrojo del más chico aumentara – yo me llamo Yoshino Yamizaki un placer conocerte Asura-kun.
-Yo soy Ken Naomori, un placer Asura-kun- se presentó ambos mayores, Yoshino le extendió la mano a Asura para ayudarlo a levantarse, este la cogió y sintió como l corazón le latía fuertemente, como si le quisiera salírsele del pecho.
-El placer es mío sempais- dijo el menor bajando la cabeza todo rojo, su corazón latía a mil por hora, tener tan cerca a sus dos grandes amores secretos, y además de que estos le ayudaron y salvaron, nunca se lo hubiera imaginado.
-Vamos, dinos donde está tu casa- dijo Ken mientras comenzaba a caminar junto a Yoshino, pero cuando Asura lo intento calló de lleno al suelo, los otros dos al oír el golpe se dieron la vuelta de inmediato y fueron a ayudarlo.
-¿Estás bien?- pregunto Yoshino preocupado, mientras lo ayudaba a levantarse junto al rubio que hacía lo mismo que él.
-S-sí no os preocupéis- dijo el menor un poco adolorido y aturdido por el golpe que se acababa de dar – vamos, que ya estoy bien.
Pero cuando intento volver a caminar casi se vuelve a caer si no fuera porque los mayores lo sujetaron, lo cogieron cada uno por un brazo pasándolo por detrás de sus hombros y comenzaron a caminar a un ritmo lento.
-Así será más fácil, y no te volverás a caer- dijo el rubio sonriéndole para que no se sintiera incómodo
-Es que me da pena, siento mucho causarles tantas molestias- dijo el azabache bajando un poco la cabeza con algo de pena, la verdad nunca se imagino una situación como esa, ni en sus sueños.
-Que no te de pena- dijo esta vez el moreno también dedicándole una dulce sonrisa – y no digas eso, que no nos causas ninguna molestia.
-Gracias, gracias por haberme ayudado antes, no sé que hubiera pasado si no hubieran aparecido- dijo el menor agradecido por haberle ayudado sus amores dos platónicos.
-Jajajaja no nos lo agradezcas- dijeron ambos chicos a la vez, mientras reían y el menor se ponía más rojo que un tomate.
Habían llegado a la casa de Asura ya pero este tenía miedo de entrar ya que de seguro su Onee-chan le regañaría y quién sabe que cosas más le haría, pero algún día tendría que entrar así que con todo el poco valor que tenía en ese momento, toco a la puerta.
-TOC, TOC, TOC (N/A siento los malos sonidos y efectos especiales u.u)
-Ya voy- se oyó una voz proveniente desde a dentro, en unos pocos segundos se abrió la puerta dejando ver a una Umiko más que mosqueada y enfadada al ver a su hermano.
-Ho-Hola Onee-chan, ya volví- dijo Asura algo nervioso por la reacción que podría tener su hermana, a la velocidad de la luz Umiko agarró a su hermano y empezó a zarandearlo de un lado a otro.
-¿¡Tu crees que son horas de venir?! ¡Te dije que vinieras antes de que se hiciera de noche!- dijo la mayor toda enfadada, en ningún momento dejo de zarandear al menor.
-Disculpe, ¿es usted su hermana?- pregunto Ken un poco asustado por la reacción de la chica, no se esperaba que actuara así con solo ver al menor.
-¿Eh? Sí, soy yo- dijo esta soltando al azabache y encarando a los otros dos - ¿y vosotros quiénes sois? ¿Qué hacéis aquí? ¿Os ha hecho algo mi ototo? Si es así lo siento mucho, discúlpenlo.
-No, no, nada de eso, nosotros le ayudamos hace un rato cuando alguien intento abusar de él- dijo esta vez Yoshino mirando a la chica – yo soy Yoshino Yamizaki, y él es Ken Naomori, un placer señorita.
-Hola yo soy Umiko Kishin, siento que mi hermano les haya causando molestias perdonen- dijo Umiko haciendo una pequeña reverencia a los muchachos – gracias por haberlo ayudado, les estoy muy agradecida, Yoshino-kun Ken-kun, ¿quieren pasar?
-Será en otra ocasión ya es bastante tarde, nosotros nos vamos, adiós y cuídate Asura-kun- dijo el rubio e hizo una pequeña reverencia a la mayor.
-Adiós Umiko-san, Asura-kun nos vemos- dijo el moreno, y a continuación los dos chicos se fueron dejando a los hermanos solos, la chica ayudo a su hermano a pararse y los dos se metieron dentro de la casa.
En cuanto entraron la oji-azul curó el pie herido del chico y le dio un gran regaño por ser irresponsable y no llevar cuidado por la calle, especialmente de noche, después de eso la azabache sirvió la cena mientras platicaban, cuando se hizo ya tarde los dos se fueron a dormir esperando que al día siguiente todo les fuera mejor.
Continuara