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Un daño silencioso por Lena_X_A

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Notas del fanfic:

Este fic nació... porque mi pareja siempre que hablamos de tener hijos, siempre nombra que a nuestro hijo lo llamaremos Miguel y que nuestro hijo aquí y nuestro hijo allá... pero siempre olvida... que queremos tener dos niños, Sara y Miguel...

Jugaba con sus dos pequeños hijos, con una gran sonrisa decorando su rostro. Tenía a su pequeña princesa colgando de su brazo, mientras que su campeón estaba enrollando en su pierna. Sonreía, sintiendo sus mejillas arder por el esfuerzo y la risa que estaba haciendo.

- ¡Vamos papi! – Decía la pequeña niña de cabello ondulado, de unos profundos ojos color chocolate, que miraban alegres a su figura paternal. – ¡Más alto!

- Sara, volaras si es más alto hija. – Decía la mujer, que respondía al titulo de papá. – Miguel, ¿Aún intentas trepar por mi pierna? – Reía al ver la cara de su pequeño hijo, con esos mismos ojos y con el cabello rizado y negro como la noche.

- ¡Lo lograre papá! – La mujer de anteojos solo pudo reír, llevando su cabello castaño atado en una coleta, jugaba con ambos niños riendo.

- Vamos niños, dejen a papá descansar un rato… - Una voz femenina se dejó oír y los tres posaron su vista en una mujer, que se veía un poco mayor que la otra. De cabello negro y ondulado, y con una hermosa sonrisa decorando su rostro.

- ¡Mami!. – Ambos niños gritaron alegres y se despegaron de su padre, corriendo a abrazar a su mamá, que acababa de llegar del mercado.

La mujer los abrazó felizmente, tomando al niño en brazos, dejando a la pequeña con una pequeña mueca de desilusión, que paso desapercibida para su mamá, pero no para su papá, haciendo que se mordiera la lengua, evitando decir algo.

- ¿Cómo te fue, amor? – Dijo la joven menor, caminando hacia su esposa y sus hijos, tomando a la pequeña niña en brazos, que se aferro inmediatamente a su ropa.

- Muy bien Lena… - Sonrió la mujer alegre, mirando a su hijo en sus brazos.- ¡Migue, hoy cocinare tu comida favorita! – El niño sonrió alegre y se abrazó más a su mamá.

- ¡Genial, mami! – Dijo el niño, mientras su madre lo bajaba de sus brazos. Lena miró en el rostro de su pequeña hija comenzaba a llenarse de tristeza, puesto que mami nunca hacía la comida favorita de ella, siempre hacia la comida favorita de su hermano.

- Hey, Angie… iré a comprar el postre para la cena – Sonrió Lena tomando a su hijo en su otro brazo, llevando a los dos niños acuestas.

- Esta bien, Lena, pero no les compres cosas antes o no comerán – Dijo en modo de regaño su esposa. Sonriendo la beso suavemente, bajo pequeñas burlas de los dos niños y salió con ambos en brazos, al pequeño negocio que estaba cerca de casa.

Cuando llegó ahí compro dos diferentes casattas de helado, puesto que a Miguel le gustaba de chocolate y a Sara de piña. Pagó y además le compro dos chocolatines a los niños, diciéndoles que se los comieran antes de llegar a casa.

Caminaron lentamente a casa, los dos niños caminando mientras jugaban, con su padre atrás de ellos llevando las bolsas y viendo a su pequeña hija, suspirando, intentando no llamar la atención de los niños.

Muchas veces le había dicho a su esposa que tenía un favoritismo con Miguel, pero su esposa siempre lo negaba y dejaba a Sara de lado, sin notarlo.

Se había cansado de siempre repetírselo, así que opto por lo más simple, comenzar ella a tratar a los dos por igual, sin hacer diferencias, sin tener un favorito, porque ella conocía lo mal que podía sentirse un niño con aquello, con el vació que crecía en su corazón.

Suspirando pesadamente vio como los niños reían alegres, ajenos a sus pensamientos… Sólo esperaba poder darle a Sara el amor y la aceptación que su madre sin notar no le brindaba… y solo esperaba que sus dos hijos fueran felices… Aun sabiendo que incluso ella misma era dejada muchas veces de lado, sólo por Miguel…

Notas finales:

Sólo quiero decirles algo, queridos lectores... Si alguna vez tienen hijos, por favor no hagan favoritismos... porque al tener un hijo favorito el otro va a sentirse desplazado y mal... demasiado mal... llegando al punto de no querer vivir, porque siente que no es necesario para nadie.


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