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Venganza de Mafias por WooHyun

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Notas del fanfic:

Este es el primer Fic-oneshot(?) que publico aquí. Espero que os guste y le deis una oportunidad. Es uno de mis fandoms Favoritos de SuJu ^^~

Notas del capitulo:

Este fic - realmente es un oneshot partido en dos partes - fue escrito tanto por mi como por una amiga mía. El primer capi, o sea, este lo escribí yo, y el siguiente lo escribió ella. Pero debido a que, creo, que no tiene cuenta aquí yo lo subiré igual ^^

 

Hyukjae se encontraba en su amplia habitación, con la música a todo volumen y bailando. Su perro, Choco, lo miraba tumbado desde la cama a la espera de que su amo se aburriera de bailar y jugara con él.

 

El chico, Lee Hyukjae, de 18 años, era más o menos alto, delgado, rubio y de ojos marrones oscuros y rasgados. Vivía con sus padres en una enorme casa, la cual era atendida por los sirvientes, era hijo único por lo que tenía de todo. Su padre, era coreano, a ojos de la gente un gran empresario, a ojo de la familia el líder de una mafia, un hombre serio en su trabajo pero atento con su familia. Su madre era británica, muy guapa, elegante y cariñosa. El, según muchos de los chicos y chicas envidiosos que van a su misma universidad, era el típico niño mimado de la familia.

 

Estaba tan concentrado en sus pasos de baile que incluso cuando la música se paró de repente el siguió bailando. Choco empezó a ladrar, saltar y dar vueltas felizmente sobre la cama. Hyukjae se dio la vuelta viendo como uno de los tantos mayordomos lo miraba impaciente.

 

-¿Es que no te han enseñado a llamar antes de entrar?-preguntó Hyukjae.

 

-Y he llamado pero seguramente no se enteró debido a la música-respondió el mayordomo educadamente- Su padre me ha mandado a que le llame.

 

-Ahora mismo voy- Hyukjae se giró nuevamente para mirarse en el espejo.

 

El mayordomo hizo una reverencia y se fue. Hyukjae se arregló un poco el pelo y antes de salir cogió a su perro, del cual casi nunca se separaba. Empezó a caminar por los pasillos hasta llegar al despacho de su padre, llamó a la puerta y sin esperar contestación la abrió asomando la cabeza.

 

-¿Se puede?-preguntó sonriente.

 

Su padre asintió y le señaló la única silla libre que quedaba. Hyukjae no tardó en sentarse viendo curioso la cara de enfado que tenía su madre y la seriedad de su padre. Luego de unos minutos de silenció el chico decidió que ya era hora de saber el porqué de que su padre lo llamara.

 

-¿Y bien? ¿Qué tenías que decirme padre?-preguntó rompiendo el silencio del momento.

 

El señor Lee miró de reojo a su mujer. Parecía como si hubieran peleado por algo muy gordo y que ninguno quería dar su brazo a torcer.

 

-Sabes de todos esos disturbios que está habiendo en nuestros territorios-dijo por fin su padre a lo que Hyukjae asintió.- Sabes que muchos de nuestra banda han sido gravemente heridos a causa de ese individuo.-Hyukjae volvió a asentir.-Pues bien, ha llegado la hora de que seas tú quién se libre de él.

 

El chico ante eso se sorprendió. Llevaba años soñando con una oportunidad de demostrar su destreza a la hora de utilizar armas de fuego. Su puntería era la mejor de toda la banda y se moría de ganas de probar con algo que no sea una diana.

 

-Sigo estando en contra-dijo ahora la señora Lee.

 

Hyukjae le lanzó una mirada suplicante mientras que su marido la volvía a mirar con la misma seriedad. Los padres de Hyukjae rara vez estaban en desacuerdo en algo o peleaban, pero igual era un matrimonio y alguna vez tendrían que hacerlo.

 

-Sigue siendo un crío-siguió diciendo la mujer.

 

-Hyukjae ya es mayor, tiene 17 años ya es hora de que valla familiarizándose con el entorno de la banda.

 

-En realidad…-interrumpió el menor de los tres- tengo 18.

 

-Pues más mayor aun-continuó diciendo- ¡Mujer, vas a dejar que el niño se cargue a ese desgraciado y no se hable más!-gritó metiéndole un puñetazo a la mesa.

 

La señora Lee indignada se levantó de asiento y con paso apresurado se dirigió a la puerta girándose antes de salir.

 

-¡Está bien pero como le pase algo juro por lo que más quieras que pagaras por ello!-chilló para luego meter un portazo.

 

Hyukjae se sintió un poco mal. Sabía que el instinto maternal de su madre era demasiado grande, ella a pesar del dinero que tenían nunca lo dejó a cargo de una canguro ni nada parecido, al contrario siempre cuido de él. No le gustaba cuando su madre se enfadaba y/o gritaba, le parecía poco natural en ella.

 

-Ya se le pasara-dijo su padre.- Tienes todo este día para entrenar si quieres. Mañana por la noche irás y acabaras con él. Confío en ti hijo.

 

-Yo también-susurró Hyukjae.

 

Su padre lo miró dándole a entender que no se había enterado de lo que dijo. Hyukjae le sonrió con su peculiar sonrisa.

 

-No te defraudare, padre.-dijo como si lo estuviera repitiendo por segunda vez.

 

Su padre le devolvió la sonrisa antes de volver a posar su vista en unos papeles que tenía frente a él. Hyukjae salió del despacho seguido de su fiel mascota.

 

Entró nuevamente a su habitación y se tiró en la cama. Siendo otra persona lo más seguro es que se hubiera puesto a entrenar, pero siendo él no lo necesitaba. Su habilidad con las pistolas era increíble y más de uno de los secuaces de su padre, siendo estos más mayores y con más experiencia, lo envidiaban. Tenía mucha confianza en sí mismo y estaba más que seguro que no tardaría en ir y volver de esa pequeña misión.

 

Se pasó el resto del día haciendo lo que le daba la gana, como era costumbre. Se pasó un buen rato chateando con el ordenador con sus amistades, bailando, jugando con su perro o con su Nintendo DS o PSP. Practico un poco, muy poco, su tiro.

 

Al día siguiente, cuando volvió de la universidad, luego de haber almorzado y aguantado las preguntas de su madre de cómo le había ido el día se fue a su habitación. Tenía deberes que hacer, estaba en su primer año universitario y no quería suspender nada por lo que se puso manos a la obra.

 

Cuando estaba ya a punto de terminar, llamaron a su puerta. Hyukjae la abrió encontrándose con su madre. Esta pasó a su habitación y se sentó en su cama.

 

-¿Haciendo deberes?-preguntó.

 

-Creo que es obvio-contestó el chico. Él sabía que su madre no había ido a su habitación para preguntarle por los deberes.

 

-Aun estas a tiempo de decirle a tu padre que envié a otro en tu lugar-dijo por fin.

 

-No te preocupes, todo estará bien, volveré tan rápido que no notaras que me fui-Hyukjae intentó convencerla.

 

Su madre se levantó de la cama y se puso frente a él. Pese a que ella era mujer, Hyukjae seguía siendo un poquitín más bajo por lo que a veces, cuando su madre se ponía seria, lo intimidaba un poco.

 

-¿Y si no está tan bien? ¿Y si no vuelves tan rápido? ¿Y si te ocurre algo malo?-preguntaba su madre.

 

-Ya, eres muy sobreprotectora. Tranquilízate, ¿sí? Voy a estar bien mami-dijo abrazándola.

 

Cuando el sol empezó a ponerse Hyukjae se preparó para salir. Cogió sus pistolas, una navaja que le dio su madre por precaución, cogió provisiones suficientes de balas y en cuanto todo se volvió oscuro, salió de casa.

 

Siguió las indicaciones que su padre le dio, al parecer ese individuo estaba viviendo cerca del río. Lo único que sabía de él era el nombre, aunque claro, si iba a matarlo, ¿para que necesitaba saber más?

 

Pronto llegó a la única casa que estaba cerca del río. Una casa vieja, que si él quisiera podría derrumbarla de una patada. Sigilosamente se fue acercando hasta que finalmente llegó a lo que era la parte trasera de la casa la cual no tenía ventanas por lo que si el tipo ese estaba ahí no lo habría visto. Empezó a rodearla, echando un vistazo rápido por una ventana que había.

 

La casa estaba totalmente a oscuras, parecía que no había nadie. ¿Habrá salido? Eso solo retrasaría sus planes, ¡maldición! Siguió andando hasta llegar a la puerta. Una vez delante de ella se quedó mirándola y rogó porque no chirriara ya que parecía que tanto la casa como la puerta fueron hechas en los años de María Castaña.

 

Sacó una de sus pistolas y poco a poco fue abriéndola suspirando aliviado al no escucharla chirriar. Entró despacio intentado acostumbrarse a la oscuridad. ¡Diablos, debería haberse traído una linterna!

 

Dio un paso asustándose al haberle dado a una botella la cual rodó haciendo un poco de ruido. De pronto escucho que alguien reía de forma suave casi imperceptible. Rápidamente Hyukjae se dio la vuelta viendo justo al lado de la puerta una figura oscura.

 

Maldijo interiormente la situación. Él estaba totalmente visible, con la apenas escasa luz que entraba por la puerta, mientras que el otro estaba escondido entre la oscuridad que la puerta abierta le brindaba. Aquella persona estaba recargada en la pared mirándolo.

 

Pasaron unos pocos minutos que parecieron siglos, ninguno de los dos se movía. Hyukjae estaba totalmente consciente de que tenía que moverse ya de una vez si quería terminar rápido, por lo que apuntó con su arma a esa persona entre las sombras.

 

Volvió a escucharse la misma risa.

 

-¿A tu edad y aun juegas con una pistola de juguete?-preguntó aquella persona con cierto tono de diversión.

 

-No es de juguete-respondió Hyukjae frunciendo el ceño ante aquella pregunta, no se la esperaba, además ¿Por qué no parecía asustado?...le estaba apuntando con un arma.

 

-¿Y que hace un crío como tu entonces con un arma? Es peligroso.

 

Aquel hombre empezó a moverse. Ante eso Hyukjae reaccionó también moviéndose para no quedar muy cerca del otro aunque si por él hubiera dependido ese tío ya tendría una bala atravesándole la cabeza, pero el lugar estaba demasiado oscuro y no podía arriesgarse.

 

-Eres una monada.-dijo ese hombre una vez que ya estuvo también visible, traía una chaqueta con gorro que le cubría parte del rostro.- No entiendo porque estás aquí. Si yo fuera tu padre te tendría encerrado en casa y posiblemente amarrado a la cama…

 

Hyukjae estaba empezando a enfadarse. No le gustaban para nada lo que le estaba diciendo y estaba tentado a ir dando balazos a diestros y siniestros para matarlo de una vez.

 

-¡Cállate imbécil!-chilló el rubio aun con la pistola alzada apuntando hacia el otro.- No te muevas-intentó relajarse.

 

-¿Acaso eres policía? Eres demasiado joven. Aunque bueno, a lo mejor las apariencias engañan. Si eres policía déjame decirte que no creo haber hecho nada malo.

 

A Hyukjae le dio un pequeño tic en el ojo. Estaba empezando a desesperarse y lo malo de todo es que no podía matarlo ahí adentro si no lo tenía cerca, ya que no había suficiente luz para estar cien por cien seguro de que acertaría el tiro, pero si se acercaba, ¿quién le decía a el que el otro no llevaba también un arma y le atacaría?

 

-¿Eres Hankyung?-preguntó Hyukjae.

 

-No. Soy Hangeng, mucho gusto-se presentó.

 

-Es lo mismo, inútil.- expresó el menor, perdiendo poco a poco la paciencia.

 

-Oye, bonito, yo en todo el rato que llevo aquí no te he insultado ni una vez y tu es ya la segunda vez que lo haces.

 

-¡Cállate y no te muevas!- volvió a ordenar.

 

Hangeng no dijo nada y se quedó quieto en su sitio. Hyukjae miró a su alrededor rápidamente examinando la casa. Por lo que podía ver era solo una habitación, con una mesa, una silla y una cama. En el suelo había muchas botellas de cristal. Podrían ser de alcohol…

 

Hyukjae volvió a mirar a Hangeng que simplemente sonreía parado en su lugar. No parecía que bebiera, pero como el mismo dijo un momento antes, las apariencias engañan.

 

-Me estoy aburriendo-volvió a hablar Hangeng.- Si vas a matarme hazlo de una vez, ¿o acaso eres un cobarde?

 

Ante eso Hyukjae se picó y cuando quiso darse cuenta ya tenía la pistola justamente contra la frente de Hangeng. Este ni se inmutó, simplemente seguía ahí, de brazos cruzados, con una media sonrisa en los labios y mirándolo directamente a los ojos.

 

Entonces, de un momento a otro, el que era apuntado con la pistola en la cabeza era Hyukjae. El chico se quedó asombrado ante esa velocidad, Hangeng le había quitado la pistola de las manos de una manera asombrosa y poco normal.

 

-¿Quién eres?-preguntó Hyukjae, asombrado y tenso.

 

-Buena pregunta.-le respondió el otro acercándose demasiado al rostro del menor, con una media sonrisa divertida- soy lo que se llama un asesino a sueldo o sicario, como lo prefieras decir monada... y estoy aquí, por lo obvio….me pagaron para matarte.

 

Hyukjae tragó saliva. Los sicarios eran muy inteligentes y si su objetivo era precisamente él desde luego había hecho un gran trabajo, pues lo tenía justo donde él quería. ¡Maldita sea! Había entrado en la boca del lobo él solito. Su padre no debía saber quién era realmente ese tipo o jamás lo habría enviado a él para esa misión, escuchando lo dicho, seguro causo esos disturbios aposta para que lo enviaran él y el al igual que su padre habían caído como imbéciles.

 

-¿Y por qué? ¿Quién te manda?-preguntó de forma cautelosa. No le convenía enfadarlo y tampoco se atrevía a moverse.

 

Hangeng por su parte no dejaba de sonreír. Empezó a andar de forma que terminó dejando a Hyukjae contra la pared. Una vez que lo tuvo totalmente inmovilizado decidió que le contaría lo ocurrido, guardando ciertos detalles para sí mismo, por supuesto.

 

 

2 meses atrás.

 

Hangeng empezó a caminar por entre los pasillos de esa gran mansión siguiendo al mayordomo. Había recibido una llamada del señor de la casa ofreciéndole un trabajo el cual él consideraba, según la explicación que le dio por encima, sencillo. Se pasó todo el trayecto mirando la decoración, cuadros, estatuas, muebles... desde luego sí que era una casa de ricos.

 

Llegaron frente una puerta y el mayordomo llamó abriendo la puerta una vez que el señor de la casa dio permiso. Luego de unos segundos el mayordomo se fue dejándolo dentro de esa gran habitación el cual sería posiblemente su despacho. El señor de la casa, no era para nada un señor pues perfectamente podría tener la misma edad que él, lo invitó a sentarse.

 

-Soy Choi Siwon, te llamé la semana pasada-dijo extendiéndole la mano.

 

Hangeng correspondió al apretón de manos a la vez que asentía, quería terminar el asunto cuanto antes.

 

-¿A quién tengo que matar?-preguntó Hangeng yendo directo al grano.

 

Siwon sonrió y le tiró en la mesa justamente frente a él una fotografía. Hangeng la cogió examinando a la persona que aparecía en ella. Un chico, no parecía adulto, pero tampoco un adolescente, de ojos marrones, pelo rubio y una sonrisa que enseñaba las encías, desde luego una sonrisa que no le había visto a nadie, tenía pinta de venir también de una familia adinerada. El chico parecía no ser consciente de que lo fotografiaban ya que aparecía junto con otros dos más los cuales se veían de forma desenfocada. Obviamente la fotografía había sido editada para que solo resaltara el rubio. El sicario alzó una ceja y volvió a mirar a Siwon.

 

-¿Puedo saber el motivo?-preguntó.

 

-¿Es necesario?- Siwon parecía no querer hablar.

 

-No, pero me da curiosidad. Nunca había matado a alguien tan joven.

 

Siwon junto las palmas de sus manos y empezó a chocar los dedos índices de forma pensativa. Luego se echó para atrás en el respaldar de la silla y se cruzó de brazos.

 

-Venganza.-respondió finalmente.

 

.

.

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-Luego de eso empecé a investigar sobre ti y esas cosas, ya sabes, lo normal para luego poder matarte-terminó de contar, omitiendo en su relato el nombre de la persona que lo contrato.

 

-¿Quién es? ¿Quién es la persona que te contrato?- Hyukjae no lo entendía, no entendía por qué alguien que no conocía quisiera matarlo, él no había hecho aún nada a nadie como para que lo quisieran asesinar.

 

-No tienes derecho alguno a preguntar. Solo sigo ordenes…solo debes saber, que pagaron una gran suma por tu cabeza.- sonrío, sin más metió una mano debajo de la chaqueta de Hyukjae haciendo que el chico se sobresaltase.

 

Ante esa reacción el sicario sonrió ampliamente, ese crío no tenía ni idea del mundo que lo rodeaba, toda su vida escondido entre las faldas de mami y la espalda de papi. Sacó su mano en la cual llevaba dos pistolas que Hyukjae se llevó por precaución. Hangeng lo miró totalmente divertido para lanzar las dos armas a la cama que tenía justo al lado.

 

Siguió con su registro, sin dejar de mirarlo, sacando luego de un momento las provisiones de balas que el menor se guardó en el bolsillo de su chaqueta. Buscó un poco más sin obtener ya nada, se separó un poco mirándolo de arriba abajo. Finalmente lo apuntó con la pistola.

 

-Date la vuelta-ordenó Hangeng.

 

A Hyukjae le dio un vuelco el corazón, no sabía que le pasaba, nunca había estado en una situación así, toda su confianza parecía haberse evaporado en cuanto aquel hombre le había arrebatado su arma, pagaría caro su estupidez, lo sabía. Poco a poco se fue dando la vuelta hasta quedar de espaldas a Hangeng, cerró fuertemente los ojos y esperó para sentir la bala de su propia arma impactando contra su cabeza.

 

Se quedó en shock cuando en vez de notar un balazo lo que sintió fue una mano entrando en uno de los bolsillos traseros de su pantalón. Como si de un rayo tratara se volteó quedando otra vez frente a Hangeng, con los ojos muy abiertos de la impresión y del susto y con algo más que no admitiría jamás, vergüenza.

 

-Te dije que te dieras la vuelta-dijo el sicario para luego mostrarle la navaja que la señora Lee le entregó a su hijo.- El niño de papá sí que tiene armas escondidas.

 

Hyukjae palideció completamente al ver que su último recurso había sido descubierto. Hangeng se puso totalmente serio y sin dejar de vigilar un solo momento al menor cogió las pistolas y las balas que había dejado sobre la cama y las depositó sobre la mesa.

 

El chico, al ver que dejaba las armas pensó que a lo mejor no lo mataría, pero el alivio de ese pensamiento no le duró ni cinco segundos cuando vio como el mayor abría la navaja esbozando una sonrisa la mar de sádica.

 

La mesa estaba en otro extremo a donde estaba el y el primer impulso que tuvo al ver como daba un paso hacia él fue correr para salir de la casa pero fue llegar al marco de la puerta y ser atrapado. De pronto, la poca claridad que entraba por la puerta desapareció al ser cerrada bruscamente por el sicario.

 

-¿A dónde te creías que vas?-preguntó Hangeng divertido.

 

Hyukjae forcejeó soltándose del agarre del otro. Si antes veía poco ahora apenas podía apreciar donde se encontraba Hangeng. A tientas intentó caminar hacia donde se supone estaría la puerta pero en el trayecto pisó una de las botellas que había desparramadas por el suelo provocando que cayera provocando que cuando intentó ponerse en pie se mareara.

 

Sintió como lo levantaba y se lo llevó prácticamente a rastras hasta tirarlo en la cama. Aterrorizado miró la sombra frente a sí.

 

-Juguemos un rato-expresó Hangeng con la afilada navaja en la mano.

 

A Hyukjae se le empezaron a humedecer los ojos. Hangeng lo tumbó completamente en la cama y para evitar que escapase le ató las muñecas a los barrotes de esta con unas cuerdas que consiguió hacia como dos semanas y que al parecer iban a serles muy útil en ese instante.

 

-Bueno muñeco, -empezó a hablar mientras que paseaba la navaja por las mejillas de Hyukjae- el juego puede alargarse tanto como acortarse así que no intentes nada raro-siguió bajando la navaja hasta llegar a su cuello donde apretándola un poco contra la piel provocando que sangrara un poco.

 

Para ese momento Hyukjae ya se encontraba al borde del colapso y las lágrimas le salían de sus ojos. Deseó como nunca haberle hecho caso a su madre, pero claro, en ese momento no tenía ni idea de que la persona que su padre le mandó eliminar, era un asesino a sueldo esperando a su llegada.

 

-¡S-Suéltame, maldito….déjame en paz! –murmuró intentando mover las manos sin existo, sin atreverse a moverse demasiado esa navaja estaba peligrosamente cerca de su cuerpo, sin apartar los ojos lloroso por la tensión y el miedo de aquel bastardo sádico, pero intentando que incluso entre sus lágrimas mostrarle todo el odio que sentía a aquel individuo.

 

-Orgulloso incluso en una situación así…-río Hangeng, jugueteando con la navaja entre sus dedos rozando la piel del menor.

 

Notó como Hangeng le bajaba la cremallera de la chaqueta y luego empezó a deslizar el frío filo de la navaja sobre su camiseta rasgándola, sintiendo de vez en cuando que presionaba lo suficiente su piel para que sangrara si hacía algún movimiento brusco, eso estaba pudiendo con sus nervios, notaba el corazón palpitando fuertemente en su pecho retumbando en sus oídos.

 

Hangeng volvió a subir la navaja hasta una de las mejillas haciéndole una herida un poco más profunda. Hyukjae chilló y se retorció debido al dolor y el escozor que las lágrimas le provocaban en la herida.

 

-¡Bastardo! ¡Me las pagaras imbécil!-grito a pesar del miedo, entre lágrimas, pero sus gritos fueron rápidamente acallados cuando sintió la navaja apretándose contra su garganta quitándole el aliento del golpe, palideció ante aquel acto, respirando de forma entrecortada, con los ojos temblorosos fijos en el otro hombre. Incluso en la oscuridad, podía ver su sonrisa, se divertía con lo que le hacía, parecía disfrutar de sus gritos, amenazas y de sus lágrimas. Sabía que tenía el poder sobre él, incluso el mismo sabía que no tenía escapatoria, solo un milagro lo salvaría. No quería morir así, era denigrante- S-suéltame….p-por favor….déjame en paz- murmuró presa del agotamiento y la desesperación, él nunca había caído tan bajo antes pero era su vida, solo de pensar en cómo reaccionarían sus padres si el moría así, los destrozaría no podrían con la culpa de haberlo enviado a su propia muerte, no podía permitirlo, incluso si con eso debía rogarle, aunque sabía que de poco serviría.

 

El mayor sonrió satisfecho. Le encantaba hacer sufrir a sus víctimas antes de enviarlas al otro mundo y con ese crío por supuesto no sería una excepción, a pesar de que el chico había conseguido llamar su atención en todo el tiempo que estuvo investigando, a pesar de que era un juguete entretenido y al que se le podía sacar mucho provecho, como descubrió al rasgarle la camiseta, trabajo era trabajo.

 

Al poco rato se cansó de jugar por lo que decidió que ya era hora de deshacerse de él, le gustaría seguir jugando con el cuerpo del menor, humillarlo un poco más seria entretenido, pero se le hacía tarde no podía esperar más. Lanzó la navaja por alguna parte de la casa y sacó una de sus propias pistolas apuntándole justo en la frente.

 

- Ve despidiéndote del mundo porque estás a punto de hacer un largo viaje al infierno. Lamento decirte que en ese lugar no van a mimarte ni consentirte como lo hacen tus padres-dijo Hangeng sonrío un poco mirándolo- Es una lástima, en verdad eres un mocoso muy apetecible… Nos vemos en el infierno…

 

El chico cerró fuertemente los ojos, sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas. Ahora sí que había llegado su final. Se quedó esperando pero no ocurría nada. ¿Qué pasaba? Abrió solo uno de sus ojos encontrando que la pistola ya no estaba apuntándole en la cabeza. Hangeng se levantó de pronto y se fue a mirar por una de las ventanas, había escuchado ruido fuera.

 

-Lo que imaginaba-dijo fastidiado guardándose el arma nuevamente.- Chico afortunado… -se acercó a la cama mirándolo con una sonrisa genuina- Por esta vez te salvaste monada, pero no te preocupes, nos volveremos a ver pronto-después de eso y sin que Hyukjae siquiera lo hubiera pensado ni mucho menos evitado, el mayor lo besó de forma ruda, mordiendo sus labios, lamiéndolos ante el asombro total del menor que abrió los ojos de la impresión, que fue a protestar, pataleando, pero de poco sirvió, el mayor se aprovechó invadió su boca, robándole el aliento, jadeo un poco de la impresión, pero sin pensar dejarse ni un segundo más, lo mordió con fuerza mirándole con profundo odio a pesar de sentir un fuerte calor en las mejillas, esperaba que del coraje, haciendo que este se apartara limpiándose la sangre del labio y mirándole fijamente con una media sonrisa- lo que decía…completamente apetecible…nos vemos, monada….

 

Cuando se separó corrió hacia la puerta dispuesto a desaparecer de la escena mientras Hyukjae seguía amarrado y totalmente en shock, le había mordido sí, pero por más que lo intentaba aun sentía el sabor de los labios ajenos en su boca, todo aquello había sido demasiado para él. Al poco llegaron algunos de los secuaces de su padre quienes nada más verlo lo desataron y se lo llevaron lo más rápido que pudieron para llevarlo de vuelta a su casa y curarle las heridas, mientras volvía su casa para que lo curaran, no se le olvido en ningún momento el nombre y rostro de aquel tipo, si venia por el de nuevo, lo esperaría y le haría pagar toda esa humillación. Ese bastardo era suyo, su objetivo al igual que el mismo era el de él; la próxima vez que se vieran, sería la últim

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^^

Subire el siguiente capi pronto~

Dejen Reviews please~ *O*


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