Ahí podía verlo, esa figura danzante, irradiando destellos con ayuda del sol, ese sol que se colaba por las ventanas del salón de baile; movía con elegancia su cuerpo, con fuerza y determinación, lanzando miradas al espejo para ver su reflejo y continuar nuevamente con el paso siguiente, deslizando sus pies con suavidad, moviendo sus manos al compas de las ondas de música todo estaba perfectamente calculado, hasta el más mínimo respiro; su cabello revoloteaba con cada vuelta dada dando la imagen perfecta, las hebras de su cabello resplandecían al saludo con el sol.
De momento, mirando de nuevo al espejo y parando abruptamente su baile, sonriéndole al espejo, sonriéndole a la persona que hacía unos minutos se había quedado petrificado en el marco de la puerta para verlo bailar, sonriéndome a mí.
- Jjong- volteo su rostro mirándome. Su perfecta dentadura salió a causa de una sonrisa.- volviste- su cuerpo reacciono tan rápido, aun mas rápido que mi boca pronunciando alguna palabra.
- K…Key- nuevamente ese nombre era emitido por mis labios, produciendo un cosquilleo en mi garganta por solo pronunciar su nombre-
- Te extrañe –el calor de su cuerpo me envolvió, en un abrazo tan deseado, el olor de su shampoo se estampo en mi rostro- Perdona-se separo alejando su dulce aroma de mis fosas nasales- estoy todo sudado, no debí hacer eso.-
Su cuerpo se alejo aun más en búsqueda de su mochila cambiando sus zapatos y tomando su chamarra. Aun con gustos tan extravagantes.
- Listo, vámonos-
Deslizo sus delgados, blancos y finos dedos por mi brazo para tomar mi mano. Como si el tiempo no hubiera pasado.
Caminamos nuevamente como en los viejos tiempos por las abarrotadas calles de la ciudad, tomados de la mano sintiendo el brincoteo frenético de mi corazón al contacto con su piel. Moví mi pulgar en círculos encima de esa blanquecida mano tan suave como en ese entonces.
- Aun estoy molesto- miraba hacia enfrente, mientras arrugaba la frente.
- Perdón – no podía decir nada más.
- ¿Por qué lo hiciste?- sus ojos no me veían para nada, aun así los míos no se apartaba de su rostro. Es que lo había extrañado tanto, aun si me había ido por mi cuenta, en ese entonces pensé que sería lo mejor.- ¿no piensas contestar?- guarda silencio nuevamente- creo que el viajar te ha dejado mudo.
- Perdón.-
Había llegado de pasada no podía quedarme mucho tiempo, mejor dicho no podía permitirme quedarme mucho tiempo, me iría antes de que explote de mi corazón, haciendo que cometa un acto que lastimaría a otros.
- Jonghyun ¿eres tú?....- sonrío para la persona que se acerca diciendo mi nombre.- pero si ya eres todo un hombre, tan guapo.
- Hola Tía ¿Cómo ha estado?-tan cálida como siempre, tan sonriente, él había heredado esa sonrisa de ella.
- Apareció hoy en la academia ¿puedes creerlo?– voltee al escuchar su voz alegre que hizo vibrar mi cuerpo- pensé que el exceso de ejercicio me había provocado alucinaciones.- otra sonrisa robada descaradamente de mis labios. Un pedazo menos de mi corazón ¿Cuánto más pensaba quitarme?-
- ¿De verdad?, ay mi niño- acaricio mi mejilla con cariño, esa señora por la que me llenaba de culpa, culpa de mis horrendos sentimientos.- tus padres me habían dicho que no sabían dónde estabas, no lo podía creer que padres tan desobligados.
- Hoy te quedaras aquí ¿verdad?- una pregunta soltada repentinamente.- tienes que… me lo debes-
- Claro que se quedara, hare unos pastelillos para que comas, chocolate ¿no?- salió de la sala directo a la cocina mientras seguía murmurando los ingredientes que necesitaría.
- Jjong, vamos – empujo de mi cuerpo hasta llevarlo a su cuarto.
Solo unos días, tan solo unos días, lo suficiente para volver a grabar su rostro en mi mente y perfumar mis pulmones con su aroma. Mis ojos no lo pierden de vista ni un solo instante, le veo abanicar su cuello con una mano como si esta le fuera a dar el aire necesario y resoplar con un puchero adorable entre esos labios rosas. Toma mi mochila, casi arrebatada de mi cuerpo y se la lleva con un sonrisa traviesa.
- Dormirás conmigo. Lo he decidido- sus afilados ojos me voltean a ver diciendo en ellos que no tengo opción.
- Pero Key se razonable, es muy pequeño para los dos y aparte existe un cuarto extra aquí en tu casa.- me acerco a tomar mi mochila, no podía quedarme en ese lugar. Era demasiado peligroso… para él.
- No…- sus manos ponen por su espalda mi mochila impidiendo que mis manos la tocaran. – te quedas aquí.- Siempre tan caprichoso.
- Key..yo-
- Ahórratelo…-tapo mi boca con su suave mano –me voy a bañar y mas te vale seguir aquí cuando regrese.- sus ojos me fulminaron. Asentó mi mochila y agarro unas ropas- por cierto prepárate que saldremos esta noche-
- Acabo de llegar… Key…- intente negarme, me sentía cansado.
- He dicho. Ya dormirás después.- una sonrisa se cruzo por su rostro antes de cerrar la puerta para irse al baño de la casa.
Suspire resignado, dirigí mis pasos hasta aquella cama con edredón rosa con blanco y tire mi cuerpo con pesadez, tocando mi cabeza una suave almohada blanca, tan mullida, cerré mis ojos con fuerza al clavar mi nariz en ese objeto, aspirando ese aroma, su aroma.
~*~
- Jjong- llego corriendo hasta mi lado para tomarme del brazo, haciendo que mi corazón palpitase-me dijo que sí.-
- ¿De verdad?- se había vuelto algo normal el sentir mi corazón destrozado-
- Si – me grito con notoria felicidad- no sabes cuánto me gusta- sus ojos brillaban frente al sol dejándolos ver de un color miel-
- Si lo se te lo pasas diciendo a cada momento- un poco de molestia se escapa entre mis palabras. Pero no podía hacer nada.
- Ya lo sé-le había deprimido, otra vez-
- No pues ya verás que con este si funcionara- falsas palabras de aliento, eso era lo que le decía con una sonrisa en el rostro como si de verdad deseara eso. Solo para que tus ojos no se entristezcan
¿Cuántas veces no vi tu mano agarrarse con otras? ¿Cuántas veces no vi tus labios chocarse con otros? ¿Cuántas veces no sentí mi corazón desgarrarse? No podía hacer nada. Era mi primo. Los Kim. Kim Jonghyun y Kim Kibum por ese apellido no podía hacer absolutamente nada. Porque me habían enseñado que quererte de esta manera que lo hago está mal. Porque al entender de una vez mis sentimientos decidí huir. Porque lo intente tanto… pero al final fallé, al final mi cerebro no pudo dar órdenes claras o se dejo convencer por mi torpe corazón y regrese a ti.
~*~
- ¡KIM JONGHYUN!- un peso se sentía en mi cuerpo, algo distinto al cansancio.- ¡Kim Jonghyun!- no digas ese apellido, llámame Jonghyun sin apellido –Kim Jonghyun…. Despierta de una buena vez.- un fuerte golpe hizo que abriera mis ojos.
- No… sabia que esas suaves almohadas podrían servir de arma asesina-talle un poco mis ojos, en tan solo unos minutos quede dormido.-
- Vamos, báñate y vístete, en veinte salimos-
- ¿Bromeas?
- No… -se quito de mi espalda- y ahora solo te quedan 19 minutos por holgazán.
--*--
Las luces cegaban mi vista, la música retumbaba por todo el lugar la gente se movía al ritmo de ella, cabellos golpeando rostros, pies pisando otros, y el alcohol en la venas de los clientes del lugar.
- ¡Vamos! por ahí están Minho y los demás-me tomo de la mano para llevarme entre la gente y soltarla al encontrarse con sus amigos, abrazándolos uno por uno. – el es mi primo Jonghyun- una radiante sonrisa se curvo en sus delgados labios.
- Mucho gusto- me había acercado a esa bolita que ocupaba unas mesas del club.-
- Acaba de venir de la orilla del mundo-se rio, demostrando una vez mas su maravillosa sonrisa.-
- Hola soy Minho, el es Woohyun, Onew, Luna, Jessica, Yoona y esta hermosura-le dio un beso en la mejilla al chico que traía encima de las piernas- Es Taemin.
- ¿Hermosura? No soy una chica, entiéndelo soy guapo-le mando una mirada severa al de ojos grandes.
- Si amor eres ¡Guapísimo!-le abrazo más cerca de él.
- Así son siempre no les tomes importancia- susurro a mi oído, ah pero cuanta envidia les tenia.
Como las horas iban pasando les veía bailar.
El alcohol entraba lentamente por mi cuerpo, haciendo efecto en el. Relajándome lentamente, mis ojos lo buscaban, hacia unos minutos había desaparecido del lugar y lo encontré… bajando el poco alcohol que había ingerido. Movía sus caderas sensualmente junto las ajenas el pelinegro le susurraba al oído mientras el sonreía de a ratos.
Masoquista…
porque mis ojos no dejaban aquella escena, porque mi corazón le gustaba grabar ese tipo de escenas para lastimarse solo y alejarme de él.
El líquido en mi vaso de cristal se escurrió por el piso al soltarlo.
- ¿Vamos a bailar?- mire a la rubia que había a un lado mío, la cual desde un principio me había coqueteado descaradamente; rosando accidentalmente su mano por mi pierna o tratando de hacer conversación por medio de susurros.
- Claro-
Enojado, lo estaba pero no tenía derecho a estarlo, distraerme era la mejor opción. Y ella era eso… una distracción. Mis manos tomaron su delgada cintura acercándola a mi cuerpo, su mirada no se apartaba de mi rostro, coqueteándome con sus ojos. Deslizando sus delgadas manos por mis brazos acercándose más a mi cuerpo mientras el ritmo de la música cambiaba, era hermosa, divina, con una fresco aroma que desprendía desde su cuerpo para adentrarse a mi nariz, piel suave, incitante. Pero a pesar de todo… no era Key.
- ¿Me permites?- esa voz hizo que mi mirada se apartara del rostro de la chica, siendo llevado del otro lado de la pista, empezando a moverse al ritmo de la música… tan hipnotizante como siempre, cautivándome nuevamente- ¿Qué hacías con ella?
- ¿perdona?- la pregunta me había descolocado, y sus acciones me ponían nervioso, sus brazos se habían enredado por mi cuello.
- Se te rejuntaba y coqueteaba ¿Qué acaso no te diste cuenta? ¿acaso te gusta y por eso la sacaste a bailar?-quería pensarlo pero no sabía si seria real, quizás me hacia falsas ilusiones.
- ¿acaso… estas celoso?- le tome de la cintura, deteniendo mi corazón, esperando una respuesta… olvidándome de todo, su cuerpo se detuvo, me miro fijamente su respuesta podría destrozarme, lo sabia… trague saliva y cerré mis ojos para agarrar valor-
- Si- como siempre aun mas rápido que mis reflejos, antes de abrir mis ojos, una calidez topo con mis labios y la electricidad recorrió mi cuerpo, solo duro unos segundos pero lo suficiente para descontrolar mi corazón- y mucho.
--*--
El frio viento chocaba de frente contra nuestros rostros, haciéndole tiritar un poco su cuerpo, era tan adorable contrayendo su cara, intentando ocultar el frio que sentía.
- Y ¿por qué estabas tan coqueto con Woohyun?- no lo pude evitar esa imagen que ahora estaba más que grabada en mi mente no paraba de torturarme.
- Porque parecías muy inmerso en tu propio mundo- me reclamo- siempre ha sido así, llega un momento en el que te pierdes en ti mismo y me ignoras.
- Yo… espera ¿siempre?-le voltee a ver un poco confundido, y pude ver sus mejillas teñirse.
- Eres un tonto ¿lo sabes? –adelanto unos pasos con rapidez lo vi alejarse, para alcanzarlo y rodearlo con mis brazos.
- ¿No me vas a decir?-le susurre en su oído-
- No, tú no eres el tonto…-suspiro- el tonto siempre he sido yo, porque siempre te contaba de mis nuevos novios o gustos-hizo una pausa-¿sabes por qué lo hacía? Lo hacía porque quería ver alguna reacción en tu rostro… algo que me dijera que sentías lo mismo que yo…pero siempre sonreíste y me animaste… después pensé que esto era un sentimiento no correspondido.- susurro mientras posaba sus manos encima de las mías.- eso ya no importa.-el silencio nuevamente -Jonghyun…tengo frio- le abrace mas fuerte a mi cuerpo protegiéndolo del frio nocturno, que congelaba su cuerpo-
- Key… te amo- deje que mi declaración se colase por sus oídos junto con el sonido del viento, una secreta declaración; una donde no dudara de mis sentimientos. Volteo su cuerpo con lentitud mirándome directamente a los ojos reflejando los míos en ellos combinados con suaves brillos de una noche estrellada, agarro mis mejillas con sus manos… un frio contacto.
- Yo también- la unión de nuestros labios nuevamente fue inevitable, suave, pausado y tan dulce… éramos dos locos enamorados. Esa noche dormimos en diferentes habitaciones.
--*--
Dicen que el amor te vuelve una persona infantil y siempre creí que era una total tontería, no había conocido otra parte del amor que no fuera el dolor mismo pero a partir de ese instante pude comprender a los enamorados que decían aquellas palabras.
Éramos como dos niños, tan infantiles, tan sonrientes, tan enamorados… en las mañanas cuando mis tíos se iban a trabajar Key… abría con sigilo la habitación donde dormía y se colaba entre mis sabanas, pasando sus brazos por mi cuerpo y dejando un beso en mi rostro con cada “despierta” que salía de su boca, hasta que por fin abriera los ojos y entonces dejaba un beso en mis labios con un “buen chico” y volvía a salir de la habitación corriendo como niño que ha cumplido su travesura. Amaba su comportamiento… como cuando aun con sus padres en casa al menor descuido de ellos robaba un beso de mis labios y huía nuevamente. Podía verlo enviarme besitos volados atraves del cristal cuando iba por él a su academia de baile, y a la hora del almuerzo una lucha entre nuestros pies se llevaba acabo debajo la mesa.
- Vente conmigo-palabras que salieron sin permiso alguno de mi boca.
- ¿cómo?-pero lo pensé después de todo no era mala idea, me acerque a él que se encontraba del otro lado del sillón pues veíamos algún programa cualquiera.
- Necesito agarrar tu mano sin miedo- susurre mi entras tomaba una de sus delgadas manos que posaban en una de sus rodillas, con la otra mano tome su barbilla para que mirara- besar tus labios cuando quiera-pose mis labios en aquellos rosas- sin escondernos-quiero amarte sin miedo, Key- sus mejillas se tiñeron de un ligero carmesí cuando dije esto último.-
Deseaba tenerlo conmigo a todo momento y él me provocaba de vez en cuando pero aun había algo que me detenía, ver la cara cariñosa de mi tía me partía el corazón, ella siempre fue como una madre para mi, cuidaba y daba mimos tanto como si fuera su hijo. La señora más dulce que haya conocido… pero no podía evitarlo, Kibum era el único para mí.
- Ah… no… Key, tenemos que detenernos- intente decir algo coherente, aunque era totalmente estúpido en ese momento. Había intentado dar varios asaltos e insinuaciones después de proponerle que se fuera conmigo. Pero dado que era el mayor de los dos tenía que tener un poco de consciencia… Estúpido decirlo cuando la persona que mas amas y deseas es alguien de tu misma sangre.
- ¿Por qué?...- sus labios se deslizaban por mi cuello dejando besos suaves en el, podía sentir su cálida respiración chocar contra mi piel lo cual hacia que mi mente dejara de procesar-
- Porque…- sus manos empezaron a colarse dentro de la sport de mi pijama, masajeando mi abdomen, tome sus muñecas bajo presión- no – intente alejarlo, pero él no quería- Key No.
- Yah! ¿Por qué no?... –le mire a los ojos y pude notar que se cristalizaban – ¿que acaso no me deseas? ¿Soy el único que se emociona con la presencia del otro? O es que acaso has cambiado de opinión- su voz se quebró ante la última pregunta-
- No es eso… es que…- era cobarde, era un idiota… -siento que esto está mal- lo solté, siempre me contradecía, lo amaba, lo deseaba ansiaba cada instante a su lado pero al mismo tiempo me maldecía por llevarlo a un mal camino, porque una vida a mi lado no sería vida, siempre señalado, repudiado quizás y no quería que eso le pasara… yo era la mancha en su vida.-
- No lo está- tan seguro de sí mismo, se deshizo del agarre de mis manos y tomo mi rostro entre las suyas.- ¿desde cuando hacer el amor con quien amas está mal?
- Pero tú y yo… Key… -deslice mis manos por su estrecha cintura deseaba tanto estrecharlo entre mis brazos y fundirnos en uno solo-
- ¿Sabes porque creo que nos enamoramos aun siendo familiares?- cuestiono de manera suave-
- Porque el destino es una perra- maldije una vez más a ese dichoso destino que le gustaba jugar con las personas.
- No Jonghyun… - alzo de nuevo mi rostro para que le mirara- yo pienso que el enamorarnos era inevitable, aun si tú fueras un perro y yo un zorro nos hubiéramos enamorado, el hacernos familia solo hizo que el trabajo de encontrarnos fuera más fácil, para no desperdiciar tiempo precioso en el que podemos amarnos- dejo un beso casto sobre mis labios- adoro tener el mismo apellido que tu, y saber que de todas las maneras posibles que existan en este mundo estamos unidos, porque hasta la misma sangre que corren por mis venas, corren por las tuyas. – mi piel se erizo por completo al escuchar sus palabras. ¿Cómo no enamorarme de este pequeño ángel? Siempre robando un trozo de mi corazón. Las dudas desaparecieron y nos entregamos completamente. Conocí sensaciones que en mi vida había probado, el adictivo sabor de su piel, el sonido melodioso de sus gemidos, la gloria de nuestra unión. Todo acerca de él era perfecto.
He planeado una vida para nosotros, un nosotros en otro lugar, me lo llevare lejos, un lugar muy lejano donde nuestros sueños puedan ser realidad, andaremos tomados de la mano sin que nadie nos juzgue, le besare tiernamente enfrente de la fuente más hermosa de la ciudad, le llevare a citas, mil y un citas o quizás más y le regalare mil poemas.
Lo amare tan intensamente que no necesitara nada más.