Capítulo XIV: Hinata Hyuga
Un beso, solo un casto roce de labios bastó para que Sasuke y Naruto se pusiesen rojos hasta las orejas, la música instrumental seguía su curso, las parejas seguían bailando y unos cuantos mirándolos, se miraron y de un golpe se soltaron, el rubio se perdió en los corredores que dirigían a la habitación que él ocuparía esa noche, dejó a Sasuke en la pista, sin saber qué hacer ¿Seguirlo? ¿Dejarle ir? ¡Qué dilema! Gaara tenía los ojos abiertos como platos, ¿Había visto bien? ¿Sasuke había besado a alguien que no era él? Sai y él estaban juntos, Sai rabiaba por lo bajo, mirando a Sasuke. El chico pelirrojo y él hablaban de cosas triviales, pero todo se detuvo al momento de ver esa escena.
—Maldito…—Masculló Sai, disculpándose con Gaara dibujando una sonrisa falsa. Se dirigió a la mesita en donde dejaría su copa de vino, suspiró hondo antes de dejar caer la copa de cristal al suelo. —pobrecita…— Una sonrisa irónica apareció en su rostro.
—¿Qué hice… Por qué…?— El chico rubio estaba en una de las habitaciones asignadas a su familia, la habitación estaba iluminada solo por una pequeña lámpara, colocada en uno de los buró, las rosas rojas desprendían un agradable aroma. La luna colaba sus rayos plateados por la ventana y a él no le importaba.
—¿Viste eso, Dei-chan?— Sasori acariciaba su pequeño vientre, mirando a Deidara con una sonrisa dibujada en los labios.
—Pensé que era extraño, digo… Naru, creí que él era…— Deidara lo miraba confundido, abrazándolo fuertemente.
—Puede que sea bisexual o… Esté confundido— Murmuró Sasori mirando hacía donde un azabache caminaba hacia los sanitarios.
—“¿Por qué? ¿Por qué yo…? Solo me dejé llevar por el momento, sí… Yo amo a Gaara”— Algunos pensamientos inundaban la mente de Sasuke, él estaba frente al enorme espejo, mojando su níveo rostro, tratando de poner en orden sus pensamientos.
—¿Por qué lo hiciste?— Gaara apareció tras él en un momento inesperado, esto hizo que el Uchiha se exaltara.
—Impulso— Fue la seca respuesta.
Gaara no dijo nada más ¿Qué era eso que sentía? ¿Rabia? ¿Impotencia? ¿Celos? Imposible, él nunca sentía celos, mucho menos de Sasuke, además solo eran amigos, y amantes ocasionales. No podía sentir eso por su mejor amigo, solo estaba asustado, sí eso. ¿Asustado? ¿Por qué? Porque temía que alguien dañase a Sasuke, sí.
—Gaara— Sasuke lo movió por tercera ocasión, sacándolo de sus pensamientos.
—¿Eh?
—Vámonos, nos esperan— Le miró sin emociones.
Gaara solo asintió ¿Quién los esperaba? ¿Para qué? ¿Qué diablos tenía?
Itachi miraba con frialdad la escena que Sasori y Deidara le regalaban, ambos, abrazados, Deidara acariciando el vientre del chico de rostro angelical, el otro, sonriendo ampliamente, sonrojado y con los ojos llenos de amor, aquello le hubiese parecido hermoso si ellos dos fueran desconocidos, pero… No, amaba al rubio más que a nada y, ese chico de cabellos rojizos se lo había quitado.
—Itachi-san… Sé que nuestro matrimonio es arreglado… Pero… Me gustaría que usted ocultara mejor sus emociones en público ¿Sí? Es decir, sé que ama a Deidara-san, pero… Yo seré su esposa y no quiero que me tengan lástima por eso… ¿Entiendes, verdad?— La mujer de cabellos azules le miraba con una bella sonrisa.
Fue entonces que cayó en cuenta, Konan no merecía ese trato, Konan era otra persona y no merecía sufrir o ser señalada por la sociedad debido a sus tonterías.
—Perdóname— Le besó la frente, con una sonrisa eso hizo sonrojar a la chica.
Todo eso pasaba frente a la atenta mirada del rubio mayor de los Uzumaki.
—¿Por qué lo hiciste, Naru?— Sai estaba abrazado al rubio menor, sonriendo débilmente.
—No lo sé… Yo— Naruto se recargó en el pecho de su primo.
—¿Te gusta… El Uchiha bastardo?— Estaba mal, muy mal, algo en el pecho dolía… Y dolía mucho.
—No… Yo… No lo sé— Una lágrima se perdió entre las ropas de Sai. —Pero yo… No soy gay…— Susurró mirando a Sai.
—No dijiste eso cuando lo besaste o… Cuando yo te besé— Sonrió falsamente.
Naruto solo desvió la mirada, se soltó del abrazo sutilmente, Sai entendió eso y salió de la habitación, Naruto miró por la ventana, todo completamente hermoso, las flores y árboles adornaban la estancia, los pajarillos estaban ya en sus nidos, algunos eran visibles, otros no tanto.
—A veces me pregunto ¿Cómo estaría si no te hubiese conocido? ¿Estaría en el lodo como cuando murió Hinata? Él era el único que le había sacado una sonrisa sincera, no quería enamorarse, no quería porque… Sasuke amaba a Gaara, su mirada lo decía todo, Gaara el único en su mente, eso le ¿Dolía? ¡Sasuke maldición! ¿Por qué tú…?
—“No… No quiero enamorarme… No quiero amarte Sasuke, no quiero… Pero tus labios”— Las lágrimas llenaban su rostro, ¿Enserio Había olvidado a Hinata? Porque lo que sentía por Sasuke era lo mismo que sintió por Hinata en dos años ¡Dos años!
—Naru… Tsunade-sama quiere hablar contigo— Sai le miró con una sonrisa falsa en los labios.
—Enseguida voy…— Se limpió las lágrimas sin quitarse de la ventana.
—Yo te escoltaré— Sentenció, ¿Naruto estaba llorando? Pero…
—Gracias.
Ambos caminaron sin ganas por los pasillos, ¿Cuánto tiempo había pasado? Ya no había invitados, y si los había eran solo unos cuantos. Saludó a algunos, ignoró a otros cuantos. Solo quería saber que quería Tsunade-sama e ir a dormir.
—Dobe…— Sasuke al mirarlo al otro extremo de los corredores lo ignoró, trató de no prestarle atención.
—Nos vemos, solo los quieren ver a ambos— Señaló con la cabeza a Sasuke, quien estaba a unos metros de ellos. Naruto suspiró hondo y tomó las manijas de la enorme puerta de madera.
—Voy a entrar— Avisó ¿Dónde quedó el tocar la puerta? ¿Dónde quedó el “buenas noches”? Tsunade miró a su nieto, se veía mal, quizá era…
—¿Qué ocurre?— Hablando de modales, Sasuke entraba después del rubio y los miraba con una interrogante.
—Hemos decidido adelantar la boda, dos semanas para la fiesta de compromiso y un mes para la boda— Fugaku miraba a su hijo sin emociones.
—Dado que se llevan muy bien ¿No?— Tsunade los miraba con una sonrisa picara.
Sasuke tomó un tono carmesí en las mejillas, Naruto solo miró al suelo, Tsunade sintió una punzada de dolor, esa escena se le hacía muy familiar. Sasuke notó el semblante triste y decaído del rubio, los miró con total enfado.
—¿Pero quién quiere casarse con ese dobe ahora?— Se mofó, más sin embargo eso en lugar de reconfortar al rubio, hizo que sus ojos se llenasen de agua salada.
—El teme tiene razón, pero… Da igual ¿Verdad?— Sonrió débilmente, Sasuke se sintió la peor basura. —Si eso era todo, buenas noches— El rubio se fue, sin más, aceptando las ordenes de sus familias, aceptando las palabras crueles del Uchiha.
—Dobe…— Sasuke lo siguió, acto que descolocó a su padre, Sasuke se veía ¿Preocupado? ¿Por qué? Sasuke nunca se había preocupado por alguien que no fuese Gaara o el mismo.
—¿Qué quieres?— Murmuró mirando hacia la nada.
—¿Estás bien?
—Sí— Mintió caminando hacia su habitación.
Gaara miraba a Sasuke, ese rostro, esa preocupación… ¿Lo perdería? No es que le preocupara eso, pero… No quería estar solo.
Decidió ir al jardín, alejarse de Sasuke un momento, después podría hacer tantas cosas sucias con él, cerca de su prometido, oh, sí que lo haría. Inspiró sintiendo la frescura de la noche, escuchando los ruidos de los grillos, el agua de la fuente correr, el paisaje era hermoso, escuchó unos sollozos en la banca de metal que había allí. Suspiró y se acercó, una bella chica de ojos color perla trataba de callar sus sollozos ocultando su rostro entre sus enguantadas manos.
—¿Estás bien?— Se regaño mentalmente, era obvio que no estaba bien —¿Puedo sentarme?— La chica lo miró con una sonrisa forzada y asintió, limpiando sus lágrimas con sus manos.
—Buenas noches— Saludó educadamente la señorita.
—Ah, soy Gaara, Sabaku no Gaara— Le tendió la mano —¿Cuál es tu nombre?— Le miró curioso.
—Soy Hinata, Hinata Hyuga— La muchacha de nívea piel le sonrió.
—¿Por qué una preciosa chica como tú llora?
—Yo… Creo que… Creo… Que…. Él… M-me olvidó…— Susurró sonrojada, con lágrimas en los ojos.
—No te preocupes, nadie se olvidaría de una belleza como tú— intentó darle ánimos. La chica solo atinó a sonrojarse violentamente.
Hinata Hyuga, ex prometida de Uzumaki Naruto, quien ahora es prometido de Sasuke Uchiha, la muchacha sobrevivió, luchó durante un mes contra la muerte, era cierto que Orochimaru había dicho que estaba muerta, pero no era así; ella había quedado en coma, pero nunca muerto, pero querían que el rubio sufriera unos meses a que estuviese en el hospital por tiempo indefinido, con lo que no contaban era que Hinata se recuperaría rápidamente y… Pidió ver a Naruto, le contaron todo, todo, desde su “muerte” hasta el compromiso de Naruto con Uchiha Sasuke, nadie a excepción de las familias Uchiha y Uzumaki sabían porque se unían, los demás sabían que era amor a primera vista.
—Sa… Ah… Más— El cabello rojizo de Gaara estaba perlado de sudor, ambos cuerpos se entregaban a la pasión desenfrenada.
—Mhp…— Sasuke gemía más bajo que Gaara, si alguien los escuchase, le reprenderían.
—Ah…— Gimió cuando ambos se vinieron, manchando la cama.
—Buenas noches, Sasuke salió de su interior y le dio la espalda, acomodándose entre las sabanas azules.
—“Lo perderé”— Tan frío, como nunca antes…
Frialdad pura.
—Kya— Un gritito de nena salió de los labios del rubio.
—Sigues gritando como nena— Shikamaru se sentaba en el borde de la cama, mofándose de él.
—¡Cállate-ttebayo!
—¡Silencio, van a despertarlo!— Temari los miraba molesta, meciendo a su bebé en sus brazos.
—¡Lo siento, chibi!— Le susurró Naruto con una sonrisa.
El bebé era hermoso, rosadito y blanco, él deseaba tener uno propio, con Hinata hubiese sido… Hinata… ¿Qué pasaría si ella aun viviera? Se casarían, tendrían hijos y… ¿Ya? ¡Qué aburrido! Pero qué hermoso… Tener un bebé con la persona amada, suspiró hondo mirando a Shikamaru y Temari que veían a su pequeño con una sonrisa en sus labios, con amor.
—“Yo tendré mis propios hijos y serán como su padre-ttebayo…”— el rostro de cierto azabache lo invadió… Un momento —¡¡¿¿Qué??!!— Gritó fuertemente y salió corriendo de la habitación cuando el pequeño comenzó a llorar.
Se dejó caer pesadamente en el suelo de su habitación, cerró los ojos y se sonrojó.
—“Quizá yo podría… Enamorarlo…”— Sonrió para sus adentros, no se rendiría, además… No traicionaba a su chica de ojos color perla, porque ella ya no estaba, él debía ser feliz, él lo sería, no quería seguir llorando la perdida, no señor, no lo haría.
—“Adiós amor… No puedo seguir llorando por ti… Perdóname, Hinata”— Miraba por la ventana, la familia Hyuga iba subiendo a su auto, esa noche solo había visto a Neji y su prima, la hermana menor de Hinata. La luna era testigo de su adiós, un adiós formal, en donde dejaba claro que Hinata era su pasado y su presente sería otra persona.