Capítulo XVI: Máscaras
—Voy a morirme… Lo haré— Sus ojos soltaban lágrimas, estaba en el lavabo de su habitación, lavándose los dientes, acababa de devolver su desayuno, su bicho le daba peleas matutinas.
—No morirás, tonto—Deidara apareció atrás de él, mirándolo por el espejo.
—Hay veces en las que creo que... Mi bicho me matará— Murmuró cambiando parte del texto que realmente le iba a decir.
Deidara le dio un beso en la mejilla y salió del baño, pues ya estaba lista la tina con los aceites y aromas favoritos de su niño de ojos bonitos, Sasori solo suspiró hondo y comenzó a desvestirse, retiraba con suma delicadeza cada prenda de su níveo cuerpo, pisó los resbalosos azulejos blancos del baño, sosteniéndose de la pared, metió un pie para comprobar que la temperatura era la correcta, sonrió ampliamente al comprobar que efectivamente, estaba bien.
—“Hay veces en las que creo que haberte conocido fue un error, Dei… Pero te amo… Y no podría alejarme, perdóname”— Se sentía tan mal consigo mismo, Deidara amando a Itachi, él solo causándole problemas.
—“No puede dejarme esperando… No otra vez”— Sasuke y Naruto tenían una ¿cita? ¿Se podía llamar de esa forma? Solo que Sasuke llevaba más de media hora de retraso.
Gaara estaba sentado en una de las mesas de aquel bar, bebiendo, desahogando sus penas con Sasuke, quien estaba a su lado, fastidiado. ¿Acaso Gaara no pudo beber en el departamento? ¿Por qué ese nuevo berrinche?
—¿Fue Sai?— Se atrevió a preguntar el Uchiha, Gaara solo asintió y sus ojos se llenaron de lágrimas, Sasuke se sintió tan mal que solo lo abrazó, muy fuerte, no queriendo soltarlo.
Ambos iban en el auto de Sasuke, ya había anochecido, Sasuke abrió los ojos enormemente al mirar aquel adorno color azul, le recordaba a cierto rubio ¡Su cita! ¿Cómo se le olvidó? Maniobró ágilmente el volante e hizo que Gaara callera del asiento trasero.
—¡Imbécil! ¿Qué te pasa?—Gaara estaba ebrio, pero eso no quería decir que no sintiera.
Por más rápido que condujo no lo encontraría, era obvio pues; habían pasado dos horas. Se quedó sorprendido, eso no era posible, él… Allí estaba, con el cabello mojado, con las ropas escurriendo, ese chico era diferente a todos… A pesar de la lluvia, del tiempo esperado, él allí estaba.
—¡Naruto!— Sasuke le llamó en cuanto se bajó del auto, el rubio solo sonrió débil y falsamente.
—No te creas importante, es solo que no hay nadie ne la mansión y… ¡Tonto! ¿Por qué me haces esperar? ¿Crees que estaría aquí toda la noche? ¿Crees que siempre te esperaré?— El rubio estaba molesto, le reclamaba, su voz se escuchaba decepcionada, lastimada…
—Lo siento— Sasuke se sintió realmente mal, nunca en su vida había sentido eso.
—No importa— Un estornudo salió de sus labios.
—Ven, llamaré a la mansión y ordenaré que preparen un baño con agua tibia, hoy no regresarás a casa— Sasuke lo tomó de la mano y lo subió al auto, en el lugar del copiloto. Naruto miró a Gaara, eso no le hacía gracia.
—Ignóralo, está muy borracho— Sasuke miró de reojo a Gaara, quien los miraba sin emociones.
—Sasuke, hoy me meteré en tu cama— Murmuró Gaara entre dientes, Naruto no le entendió mucho, pero Sasuke sí.
El transcurso a la mansión Uchiha fue muy corto, Sasuke y Naruto no se hablaban, Gaara se había quedado dormido, el Uchiha solo estaba pensando como disculparse, aunque eso implicaba rebajarse, su orgullo, él no podía hacer eso.
—¡Sasuke!— Al momento de bajar, Sasuke se encontró con una mata de color azul grisáceo pegada a su pecho, unos ojos lilas mirándole con ¿Amor?
—Suigetsu…— Musitó mirándolo fríamente —¿Qué quieres?— Le restó importancia, le abrió la puerta a Naruto y sacó a Gaara con ayuda del rubio.
—¿Quiénes son?— Suigetsu miraba con molestia a Naruto y Gaara.
—Él es Gaara— Le mostro al chico de cabellos rojos inconsciente que llevaba en sus brazos. —Y ese dobe, es mi prometido, quiero respeto, así que suéltame— Ordenó, en ese instante Suigetsu lo soltó y miró al rubio quien tenía un sonrojo en las mejillas.
—¿Y yo que soy?— Le miró con molestia.
—Es obvio que eres mi pasado, Naruto es mi presente— Dijo sin más.
—“Miente tan bien…”
—Sasuke Uchiha yo no me rendiré— Amenazó mirando al rubio quien tomaba a Gaara de un brazo.
—Sasuke es mío— El comentario sorprendió a todos, más a Sasuke, pero eso era actuación ¿No? —Así que será mejor que lo dejes, Sasuke es el hombre que amo y… No toleraré que andes rondando cerca de él— El rubio hablaba firme, él sabía que parte de eso era actuación y lo demás era real, Sasuke era suyo.
—Ya escuchaste— Una sonrisa de autosuficiencia se apoderó del Uchiha.
Suigetsu no hizo más que maldecir por lo bajo y dar media vuelta, ahora tenía una semana libre, podría meterse allí y hacer que Sasuke se enamorase de él definitivamente. Que Sasuke amase a Gaara no significaba que no había salido con nadie más, al contrario había hecho hasta lo imposible por sacarlo de su mente y corazón.
—Vaya lío del que me sacaste— Rió el Uchiha al acompañar a Naruto hasta la habitación que ocuparía, las sirvientas se habían encargado de Gaara, ambos caminaban por los enormes pasillos, doblando aquí, doblando acá, ambos con tanta tranquilidad.
—Teme…
—¿Dime?— Sasuke lo miraba con una sonrisa, muy pocas veces sonreía y eso el rubio lo sabía mejor que nada, las únicas veces que lo vio sonreír cuando estuvieron juntos una semana fue: Cuando Gaara llamaba, cuando miraba el cielo y cuando el gatito apareció en sus vidas.
—¿Dónde está Kyubi?— Murmuró embobado con la sonrisa de Sasuke.
—En mi departamento ¿Quieres ir? Aun es temprano, ven— Sasuke le tomó la mano y corrió con él escaleras bajo, dio la orden de que cuidasen a Gaara, él ya volvería por la mañana. Parecían dos adolescentes enamorados, corriendo, escapando, el estomago de Naruto quería salir de su cuerpo, su corazón latía apresurado y no era debido a la carrera.
En el auto hablaban de sus días, dejando de lado los desplantes de Sasuke y las rabietas de Naruto, todo iba bien, incluso hablaron de cómo sería su vida como un matrimonio, al parecer ambos estaban ansiosos y nerviosos ¿Por qué? Quién sabe, solo querían llegar al departamento y ver al gato.
—Llegamos— Sasuke lo condujo hasta el tercer piso, subieron escaleras, Naruto se aferró inconscientemente a la mano de Sasuke, quien no dijo nada, una calidez lo invadía, abrió la puerta y escucho unos maullidos proveniente de su habitación.
—Primero báñate y luego te doy a mi bebé— ¿Mi bebé? —“En todo caso sería nuestro”
Naruto asintió y se metió a la ducha, las gotas de agua caían libres por su bronceado cuerpo, resbalándose hasta sus pies, limpiando cada uno de sus poros. La espuma baja libre, Sasuke miraba todo esto con un sonrojo en las mejillas, había olvidado cerrar la puerta, rápidamente se fue a la sala, acariciaba al minino, la ropa que Naruto usaría la había dejado en la cama, no se atrevería a mirarlo a la cara luego de semejante espectáculo.
—“Tiene un buen…”— Se sonrojo al mirar a Naruto saliendo, sus ropas le quedaban algo grandes, claro, el era más alto, sonrió entregándole al gato.
—Kyubi sigues siendo hermoso-ttebayo— Restregó al minino contra su mejilla.
—Es que su padre lo cuida bien, ¿no?— Sasuke sonrió acariciando la cabeza del minino
—“Espero que cuides bien de nuestros hi…” — Se sonrojó —¿Planeas tener hijo, teme?— Le preguntó desviando todos sus pensamientos.
—Claro, serán hermosos, de ojos azules y…— Optó por cerrar la boca.
Un silencio incomodo los invadió, ninguno sabía que decir.
Sasuke miraba embobado al rubio que dormía a su lado, ¿Cómo habían llegado a dormir juntos? Fácil, Gaara detestaba que alguien durmiese en su habitación, Sasuke no te atrevía a dormir allá, Naruto no quiso dormir solo y ahora estaban allí en la suave cama, abrazados, ambos cuerpos moldándose perfecto al otro, ambos tibios.