Capítulo XX: Antes de la tormenta.
Caminaba por las calles con la duda impregnada en el rostro ¿Gaara enserio le dejaba el camino tan fácil? ¿De verdad eso era verdad? El cielo estaba gris, y el clima era lo bastante frio como para no desear salir en toda la tarde, pero él estaba allí, en las calles casi vacías, caminando evadiendo miradas y evadiendo a las personas. Sus ojos azules mostraban preocupación, alegría y un sinfín de emociones y sentimientos. Realmente le hacía feliz que Gaara renunciase a Sasuke, pero temía que fuese una jugada sucia.
Una gota cayó en la punta de su nariz, suspiró profundamente y siguió caminando, en menos de lo que pensó, se soltó la lluvia del siglo, sonrió internamente, culparía a Gaara si pescaba un resfriado. Caminó hasta llegar al semáforo, donde esperó para poder pasar, miró al frente y… Lo que divisó lo dejó sin palabras, sin duda alguna era Hinata, en el auto de los Hyuga, acompañada por Neji, su estomago de revolvió, su vista se nubló… Eso no era una ilusión. La chica le devolvió la mirada, con miedo.
—Naruto— Le llamaron por atrás, cubriéndole con el paraguas.
—Sakura-chan— Sonrió mirando a la chica de cabellos rosas, cuando intentó regresar la mirada hacia el auto, ya no estaba, solo estaba el semáforo marcando el paso para las personas.
Ambos se dirigieron al hospital, hablando de cosas monótonas, cruzando algunas calles llenas de agua ya, mojando sus cabellos, su ropa, ya que el viento travieso había hecho volar por el lugar el paraguas de Sakura.
—S-Sasori…— El hilo de voz apenas y era percibido por el nombrado quien estaba en el suelo, con un charco de sangre.
—D…— Y las palabras murieron en sus labios, estaba en el suelo de su habitación, en un charco de sangre, con un afilado cuchillo a los pies de la cama, manchando las sabanas de color perla, Sasori tenía la respiración agitada, estaba llorando, era obvio que él no atentaría con su vida mientras llevase al bebé en su vientre.
En un ágil movimiento Deidara levantó al chico de cabellos rojizos, llevándolo con Tsunade, quien se encontraba en la mansión descansando un poco antes de ir con Sasuke de nuevo.
—¡Abuela!— El rubio gritó lo más fuerte que pudo, atrayendo la atención de su abuela.
Al analizar a Sasori, la rubia descubrió que el chico de cabellos rojos había sido atacado ¿Por quién? No tenía idea, pero las heridas no eran tan profundas, además, parecía que la sangre no era solo de ese chico bonito. ¿Quién se había colado en la mansión Uzumaki para hacerle daño a Sasori? ¿Por qué? ¿Minato, Sasori? Algo había allí, esta no era la primera vez que lastimaban a alguien cercano a ella, Deidara de pequeño tuvo los mismos cortes que Sasori.
—¿Naruto?— Sakura movió del brazo a su amigo que se había quedado mirando perdidamente aquel automóvil negro, mojado por la lluvia que aun seguía salpicando todo a su paso.
—Ah, discúlpame… Estaba.
—Naruto, e-es… H-hina…— La chica de cabellos rosas se había quedado sin habla, frente a ellos, bajando del automóvil color negro estaba la chica de ojos color perla, la hija mayor de los Hyuga, no era una ilusión, de eso estaban seguros, su mente no les jugaba sucio, porque la chica que tomaba la mano del rubio estaba tibia, porque la cálida sonrisa era la misma, porque las lágrimas… Las lágrimas, podía tocarlas con sus manos pálidas.
Las lágrimas del rubio bajaban por sus mejillas, podía tocar la suavidad de la chamarra color lila de Hinata, podía tocar su largo cabello, podía sentir su corazón latir al mismo ritmo que el suyo.
Mientras tanto, en el hospital de los Uzumaki, estaba Sasuke sentado en la cama, más recuperado, esa chica ¿Por qué le había dicho todo aquello? ¿Quién era? ¿Por qué le dijo…?
Flash Back
La molestia que sentía al escuchar a aquella chica de cabellos rubios era de lo peor, al escuchar como lo adulaba, tenía las ganas más grandes de asesinarla.
—¡Que lindo!— Pellizco una de sus mejillas, no soportó más y le lanzó una mirada cargada de desprecio.
—¡Tonto!— Una almohada voló hacía su cabeza, en un ágil movimiento logró esquivarla, mirando a la persona que estaba en la puerta y responsable de que aquel artefacto casi lo matase.
—¡¿Quién te crees?! ¡Me vengaré Karin!— Sasuke le apuntaba con el dedo índice a su amiga, estaba molesto, hastiado de seguir en el lugar, pero nada podía hacer.
—¿Qué quieres?— Se molestó al escuchar el como la puerta se abría, por un instante creyó que Karin seguiría molestándole, pero al mirar a la persona que estaba en el marco de la puerta se sorprendió, esos ojos… ¿Dónde los había visto?
—Necesito hablar con usted, le prometo que no me llevará más de cinco minutos— La chica lo miraba decidida.
—Habla…— Sasuke estaba interesado en lo que la mujer le diría.
—Cuida de Naruto-kun, él es una persona muy sensible y… Él… Él te quiere, estoy segura, por eso te pido que lo cuides mucho… Por favor— Era casi una súplica, una súplica desde el fondo del corazón, la chica sin decir nada más, dio media vuelta. —Porque si no lo haces, yo me encargaré de que él no se te vuelva a acercar ni un centímetro.
—La chica de la fiesta, eres tú…— Sasuke la miró fugazmente antes de que ella saliera —La que hizo que Naruto se quedara mal…— Pero esas últimas palabras apenas y fueron audibles. Sai le había comentado lo que había pasado a grandes rasgos con esa muchacha.
End Flash Back
Quizá ella era de quien todos hablaban la chica perfecta, la ex novia de Naruto, la mujer que podría llevárselo de su lado, algo que no permitiría… No ahora que sentía algo por ese rubio de ojos azules y piel canela.
—Quiero adelantar la boda— Sentenció recargándose en el escritorio de la rubia con mucha dificultad, sus heridas seguían frescas, la noche había caído rápidamente y la rubia se aseguró de dejar a Sasori rodeado de muchas personas.
—Aun no se ha hecho la fiesta de compromiso aun no se ha hecho— La rubia lo miraba con molestia, le había dicho claramente que no debía levantarse por ningún motivo de la cama.
—Entonces, apresúrela…— Se desplomó en el suelo, cubriendo una de sus heridas sangrantes.
—¡Eres terco!— La rubia rápidamente lo llevó hasta la habitación donde debía estar.
—¿Lo hará? ¡Solo hágalo maldición!— Gruñó al sentir las manos frías de la rubia chocar contra su tibia piel.
—¡Cállate! Ya, lo haré. —El Uchiha sintió alivio, mucho alivio, miró por la ventana, el brillo de la luna se veía amenazante esa noche.
Sus ojos dorados se veían amenazantes al chocar con la luz plateada de la luna, su sonrisa macabra estaba ensanchada, la punta de sus dedos golpeaba con el terciopelo rojo de su sofá, sus cabellos negros, lisos se colaban por su cara, delineando su encantadora belleza.
—Me vengaré, Tsunade… Lo haré— Sus palabras estaban cargadas del mayor odio que alguien hubiese sentido, pero él tenía sus razones de sobra, tenía todo planeado y para ello usaría a Sasori, ese chico le ayudaría bastante en todos sus planes.
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—No lo sé, Dei-chan… No lo recuerdo— Sollozaba en los brazos de su amado, abrazándolo fuertemente, sin querer soltarle.
—Deidara, no le presiones— Itachi, el inmutable Uchiha estaba allí, como siempre, sin importar nada.
—Perdona…— Se disculpó abrazando al rubio.
Estaban tomando té, en la sala, Deidara tenía entre sus piernas a Sasori, sentados en los cojines, sobre el suelo… Itachi solo los miraba de vez en cuando, la noche era fría, las luces apenas y estaban encendidas, quizá algo fuerte venía, al menos eso intuía Tsunade, no, estaba segura que algo malo pasaría, después de todo, su hijo, Minato murió luego de que antes habían atentado con la vida de su hijo Deidara.