Capítulo III: Somos diferentes.
La lluvia golpeaba suavemente los enormes ventanales de esa mansión, los invitados llegaban con sus respectivas parejas, otros tantos solos, unos más llegaban en grupo de cinco o más personas, todos los trajes eran elegantes por donde los mirasen. El Uchiha menor estaba nervioso, esperando a Gaara, quería verlo y al mismo tiempo no. Le ponía de nervios el ver a ese chico de cabellos rojizos, Gaara no lo acompañó debido a que Sasuke tuvo que arreglar algunas cosas más para la fiesta. A sus 18 años era maduro y responsable.
La familia Uzumaki llegó en un lujoso automóvil negro, la matriarca de la familia llevaba un vestido con tonos de rojo, negro, ceñido a la cintura y suelto de abajo, con lazos, moños y demás adornos que le daban un sensual pero, también elegante aspecto. Sakura Haruno, la mejor amiga de Naruto por supuesto que estaba invitada, toda su familia lo estaba, la muchacha de cabellos color rosa llevaba un elegante vestido blanco, con encajes en color negro, unos guantes negros, su cabello rosa lo llevaba recogido de enfrente.
Deidara no iba con ellos, se había adelantado, igual aún no llegaba, Naruto, el más joven de la familia Uzumaki vestía un smoking en color negro, un pañuelo en el bolcillo en color dorado, y una camisa que contrastaba con el rubio de su cabello, simplemente hermoso. Sai, usaba un smoking en color azul marino y una camisa blanca, con el pañuelo en el bolsillo de color blanco.
— Felicidades, Konan… Itachi es un buen partido— Las amigas de la chica de cabellos azules sonreía a sus invitadas. Todas vestidas lo más elegante posible, con joyas aquí, allá.
—Lo sé, Ino… Pero él…— No terminó de hablar porque una chica de cabellos rojos la interrumpió.
—Propongo un brindis por los futuros esposos— Levantó su copa Karin Uzumaki, prima lejana de Naruto y Sai, mejor amiga de Konan. Su bebida se movía en la copa, ese delicioso “Strawberry Moons” Era la delicia de los dioses, según las mismas chicas que lo bebían.
La noche estaba entrando en su máximo esplendor, la luna estaba en lo más alto, siendo cubierta de vez en vez por las nubes, la lluvia se había apaciguado. Deidara estaba en una de las mesas sirviéndose ponche, estaba hastiado de la fiesta, de la cara de Konan, del mismo Itachi, ¿Es que acaso no podía darse cuenta de lo que sentía? ¿Acaso no se daba cuenta de que su indiferencia y su amabilidad lo lastimaban? Suspiró hondo y bebió de golpe, todo el contenido de la copa.
—Dei-chan— Hablando del rey, Itachi estaba con muchas copas encima, ahora en cuando no quería ni verlo, más para terminar de joderlo lo abrazó.
—De nada sirve estar entre tus brazos… Si no estoy aquí…— Susurró para sí mismo recargándose en el pecho del moreno y haciendo una seña con su cabeza, dirigida al corazón del Uchiha mayor.
— ¿Dijiste algo?— Itachi lo miró esperando cualquier cosa, pero solo recibió una negación.
—Ah, Itachi él es Sasori— Sonríe Deidara mirando con dulzura a un chico de cabellos rojos, sus ojos eran una extraña combinación de café y morado, cuando este pelirrojo se posó al lado de los mayores, Deidara se soltó del abrazo de Itachi y abrazó a Sasori —Es… Mi pareja…— Soltó sin más.
—Ah… Eso… ¡Qué bien!— Itachi fingió estar feliz ¿Fingir? ¿Por qué esa noticia no le agradaba? ¿Por qué sentía que quería matar a ese mocoso de rostro angelical? ¿Por qué Deidara abrazaba a ese niño y no a él?
Sai por su parte, estaba recargado en uno de los enormes balcones, mirando hacia la nada, mantenía una sonrisa en su rostro; observaba como el viento mecía las ramas de los árboles, el cómo las hojas se desprendían y volaban libremente hasta caer a la fuente que estaba en medio del enorme jardín. ¿Quién estaba allí? ¿Acaso era…? No, era imposible. Sin darle mucha importancia al asusto entró a buscar a su primo rubio, tenía que decírselo ahora.
Las chicas estaban brindando, quedando cada vez más ebrias, Konan solo pintaba una sonrisa fingida en su rostro, era cierto que la boda era arreglada, también era cierto que ella no estaba enamorada de Itachi y nunca lo estaría, puesto que amaba con toda su alma a su primer amor el difunto Nagato.
Sasuke estaba recargado en uno de los pilares blancos y redondos de la sala de baile, Gaara no apareció en toda la fiesta, su hermano ya hasta estaba comprometido con Konan y Gaara… Desaparecido, miró una figura muy peculiar, un rubio, se le acercaría y charlaría un rato con él, sabía que se hastiaría de un momento a otro. Se acercó lentamente al rubio y se detuvo al ver a “su copia barata” acercarse firmemente a ese rubio.
—Naruto, yo quiero…— Sai se detuvo a escasos centímetros del rubio, quien lo miró sin comprender mucho sobre la actitud de Sai.
—Dime, Sai ¿No hay confianza?— Susurró dibujando una sonrisa dulcificada.
—Sí— Tomó aire —Naruto, desde que nos conocimos hace ocho años atrás, tú… Yo… Yo te amo Naruto, yo…— Titubeó, pero al no ver reproche en el rostro del rubio continuó, lo único que le mostraba era sorpresa —Nunca te lo dije, pues estabas enamorado de Hinata y… Ahora, no pido que aceptes mis sentimientos, solo que… Ya no podía seguir callando, si me odias después de esto, yo entenderé— Finalizó tomando aire fuertemente.
—Yo ya lo sabía, Sai… Pero no estaba seguro de ello… Yo— Naruto de detuvo al ser interrumpido abruptamente por Sai.
—No tienes que responder nada, no ahora Naruto— Sai dio media vuelta, fue a tomar más alcohol, estaba indispuesto ahora.
Sasuke había escuchado todo lo que Sai había dicho, se quedó sorprendido, Sai no era de esas personas que titubeaban con nada, a menos que… Ese rubio realmente le importaba ¿Qué tenía de especial? Ahora lo averiguaría, pues no era normal que él mismo tuviese una pequeña obsesión por hablarle.
—Hola…— Intentó entablar una conversación con el rubio.
—Hola… Eh… ¿Cómo dijiste que te llamas?— Sonrió inocente.
—No lo dije— siguió mirándolo mientras se llevaba la copa del ponche frutal a la boca.
—Bueno, soy Naruto Uzumaki— Le tendió la mano.
—Sasuke Uchiha— Dijo, sin más.
—Eres una persona poco habladora— Comentó Naruto, realmente había querido decirle aburrido, pero se lo guardó.
—No soy muy sociable si es lo que quiero saber, y también me considero aburrido— Miró hacía la nada.
—¡Leíste mi mente!— El rubio se sorprendió ante la maestría del Uchiha al “leer” su mente.
—Eres un dobe— Se molestó el Uchiha mirándolo con fastidio.
—¡Tú eres un teme antipático! ¿Cómo te atreves a decirme dobe?— El rubio se molestó cuando el de cabello azabache le llamo dobe.
—¡Eres fastidioso!— Lo miró con desdén, realmente eran tan diferentes.
—Muérete Uchiha bastardo— Dicho esto último Naruto se fue a hacerle compañía a Sakura ¿Cómo se atrevía ese mocoso a decirle dobe? ¡Nadie le decía dobe! Ahora, esa era la guerra, sí la guerra.
—Exageras, no puedes declararle la guerra cuando solo dijo lo que pensaba— Sakura miraba de reojo al Uchiha menor quien estaba hablando con un pelirrojo.
—Él se lo busco, Sakura— Terminó el tema.
La velada continuo sin ninguna interrupción, Gaara había llegado bastante tarde, pero había llegado al fin y al cabo, Tsunade se entretenía hablando con un viejo amigo, Jiraiya, Deidara bailaba un lento vals con su pequeño de ojos bonitos, sí, así le llamaba, Itachi fulminaba con la mirada a ese niño de rostro angelical, él ya lo había bautizado de esa forma, todas las amigas de Konan estaban tiradas en algún lugar de la pista, a último momento llegó la familia Hyuuga o lo que quedaba de ella, Hiashi Hyuuga, Hanabi Hyuuga y Neji Hyuuga. Naruto al verlos soltó un lastimero suspiro y le sonrió débilmente a Neji, quien solo le hizo un ademan de saludo y se fue con la familia, su familia.
Sasuke seguía molesto, ese niño rubio era un engreído, no entendía como su copia barata podía estar como una colegiala enamorada, solo por él, si que Sai era extraño. Dirigió una mirada disimulada cargada de curiosidad hacía el rubio, pero su sonrisa de autosuficiencia se borró al notar al rubio con un rostro de frustración y… ¿Dolor? ¿Eso era dolor?