Capítulo IV: Máscaras.
—Abrázame fuerte y no me sueltes, Naruto-kun…— Una suave voz le hablaba al oído, al abrir los ojos miró a su alrededor, los verdes pastos eran bañados por los rayos dorados del sol, el cielo estaba azul, muy azul, sus ojos aún no se acostumbraban a tanta luz, mantenía una cálida sonrisa, sincera. Viró la cabeza hacía la derecha y observó a su prometida, Hinata Hyuuga, la mujer más hermosa que sus ojos habían visto, tierna, dulce, alegre. La mujer por la que estaba dispuesto a luchar siempre, siempre. —Naruto-kun…— En cuanto el miró hacia el frente, el paisaje dio un giro tremendo, los verdes pastos estaban secos, el cielo era gris y una tormenta se avecinaba, el rubio abrió los ojos temiendo muchas cosas, apretó la mano de su novia, sintió algo extraño, la chica de ojos como la luz de la luna se desvanecía entre su agarre, no podía detener su amor, se iba y él no podía hacer nada para detenerlo.
— ¡Hinata, Hinata, Hinataaaaa!— Gritó lo más que sus pulmones le daban. Pero ella no se detuvo. Después todo se volvió blanco.
—Naruto, Naruto— Una voz muy familiar le llamaba suavemente, le movía.
Una amarga lágrima rodó por su mejilla, una sola lágrima que sus ojos derramaron, abrió los ojos mirando todo a su alrededor, nuevamente su cabeza le estaba jugando malas pasadas, si seguía así, terminaría desquiciado.
—Sai… Perdóname— Le regaló una de sus sonrisas más brillantes que tenía, miró a su alrededor, estaban en una bella cafetería al estilo italiano, el suelo era adornado por una alfombra en tonos carmesí, las sillas por igual, rojo, el techo era simplemente para quedarse con la boca abierta, manteles blancos y largos. Las personas hablaban a su alrededor, Sai lo miraba con preocupación.
—¿Qué ocurre? ¿No estás cómodo?— Le preguntó con una de sus características sonrisas.
—Estoy muy cómodo, tranquilo— Colocó sus manos encima de una de Sai, se ruborizó al instante, Sai solo le sonrió.
—Esto es increíble, nunca pensé que aceptarías tener una cita conmigo…— Sai tenía una mirada diferente, de esas que solo le muestras a la persona que amas y esto pudo notarlo cierto pelirrojo que iba entrando a ese mismo café junto a Sasuke, quien solo hizo un gesto de desprecio y se sentó a tres mesas de Sai.
Naruto y Sai, dos personas tan parecidas y a la vez tan diferentes, disfrutando una velada llena de risas y sonrisas, dos personas jóvenes con sueños por delante, con amigos y ¿enamorados? Gaara y Sasuke salieron antes de ese lugar, el chico de cabellos carmesí estaba muy molesto y deprimido, lo cual lo notó inmediatamente Sasuke.
—Sasuke… Yo… Yo…— Gaara estaba llorando en el regazo de su mejor amigo, después de ver un pequeño beso entre Sai y Naruto, Gaara decidió que era mejor irse, ya no podía soportar mirar a ese rubio, a ese chico con sonrisa zorruna, no podía y no quería. —Yo amo a Sai… Desde que le conocí— Esto le cayó muy mal a Sasuke, quien ya lo sospechaba, pero por necio o por lo que fuera, no quería creerlo. —Yo lo amo, pero… Pero— Por primera vez en toda su vida, Sasuke lo miraba desarmado, muy diferente al arrebatador, frio y calculador Gaara que él conocía.
— ¿Así que Naruto está soltero? Las noticias vuelan rápido, querida— La mujer de cabellos rojos hablaba con todo el desprecio que podía.
—Pobrecillo, su novia esa se murió y lo dejo solito, mal, mal— Se mofó una chica de cabellos rubios.
—Pues, veamos qué pasará, mi primo el bastardo no puede quedarse con la herencia, no señor, es mía— Miró con odio por la ventana, Karin, odiaba a Naruto debido a que él había sido nombrado heredero universal cuando se comprometió con Hinata.
La lluvia golpeaba su cuerpo con fiereza, estaba mojado, sus rubios cabellos delineaban su rostro, corría desesperado por las calles de Konoha, dobló en una esquina y golpeó a una persona que caminaba con el rostro abajo y las manos en los bolsillos.
—Mira por dónde vas— Regaño un chico de cabellos azabaches.
—Lo siento…— Dijo mirando a la persona que estaba enfrente, su sorpresa fue grande al ver quién era. —Teme…— Susurró al mirarlo, su sorpresa fue aún más grande cuando él Uchiha menor no se inmutó.
—Hoy no, no quiero…— Estaba totalmente con los ánimos en el suelo.
—Vamos a mojarnos juntos ¿Sí?— El rubio lo miró con una sonrisa a lo cual, Sasuke no pudo negarse y así caminaron ambos, sin decir nada, sin hablar, no era necesario.
—Oye Usuratonkachi ¿Qué haces mojándote aquí?— El moreno se detuvo y miró al rubio.
—No he tenido unos días agradables—
—Eso no parecía cuando estabas con mi copia barata— Se mofó Sasuke.
—Es Sai— Defendió el Uzumaki.
—Dobe, no tengo a quien más decirle, pero… Estoy enamorado y no correspondido— Sasuke se sorprendió de cómo fue tan fácil decirle eso a ese mocoso.
—Ah… ¿Cómo? Pero tú, el gran Uchiha Sasuke ¡Por dios!— Se burlaba el rubio.
—¡Es enserio!—
—Perdón ¿Pero estás bien?— Le miró el rubio preocupado.
—No…—
—Es que eres un teme, además no eres atractivo y… No eres amable— Hablaba tranquilamente el rubio, por alguna razón se había detenido el mar desesperado de su pecho.
— ¡Cállate dobe! ¡Tú eres peor!— Se defendía infantilmente Sasuke.
—Pero Sasu-chan— Naruto soltó una risotada al ver la cara de Sasuke. —Oye Sasuke, ¡la cacatúa de tu cabeza se bajó!— Siguió riéndose a lo cual Sasuke solo ponía una cara de pocos amigos.
— ¡Uzumaki me vengaré de ti!— Berreaba Sasuke.
—Ne, teme… Eres agradable a tú manera— Esto desarmó completamente a Sasuke —Tienes unos ojos profundos y muy lindos— Le regaló una sonrisa.
—Pues, gracias, tus sonrisas sinceras también son lindas—
— ¿Sinceras?— Preguntó confundido.
—Cuando te conocí sonreías falsamente—
—Eso es porque… Porque, todos alguna vez hemos necesitado máscaras, tú las usarás cuando enfrentes a ese chica que te gusta y no te corresponde, ¿no? Fingirás estar bien aunque estés mal ¿Verdad?— Golpe bajo, Sasuke por primera vez conoció a alguien que sonreía para evitar preocupar a los demás, alguien tan igual a él.
—Adiós dobe, fue grato hablar contigo, pensé que eres demasiado Usuratonkachi— Se rió y se fue, dejando a Naruto sonriendo, la lluvia había parado, que extraño, no se había dado cuenta cuando ni a qué horas.
—“Ese teme es interesante, me agrada aunque me hace rabiar”— Naruto miraba por donde se había ido Sasuke.