Capítulo V:
Sus ojos se mantenían fijos hacia el roble de hojas frescas y verdes que se apreciaba a través de la ventana. Sonreía abiertamente, sus bellos ojos mostraban la alegría contenida de antaño, ya no había lágrimas y mucho menos sollozos, solo una sonrisa pura. Las cortinas eran movidas por el viento frio que pasaba.
—Estaré muy pronto contigo… Espérame—
*** Flash Back***
—Pues, nuestros pequeños están comprometidos oficialmente, se casaran cuando cumplan la mayoría de edad que será en 5 años, hasta entonces, disfruten su noviazgo mis pequeños— La rubia matriarca de la familia Uzumaki miraba con orgullo a su pequeño rubio. En la sala de la enorme mansión Hyuuga se encontraban Los señores Hyuuga, la matriarca de los Uzumaki y los dos pequeños, quienes se miraban con un sonrojo cubriendo sus mejillas.
—Bien, Tsunade-sama, me alegra de que esté contenta con nuestra hija. — El padre de Hinata no tenía más que una falsa máscara de felicidad. Era obvio que no le importaba nada, solo unir las familias; Hinata no era su preferida, pero sí la más bonita de sus hijas.
Los dulces años para ambos muchachos de ahora 17 años el rubio y 16 años la chica de ojos color perla. Habían tomado mucho cariño el uno por el otro, era más que cariño, puesto que cada uno daría su vida por el otro sin que dudarlo ni un instante, eso quería decir que… ¿Era amor?
—Hinata, sujétate fuerte y no vayas a soltarte— Naruto y su prometida estaban cabalgando en los jardines de la mansión Uzumaki eran amplios y llenos de rosas de diferentes colores, rosas pálidas, rojas, blancas y la favorita del rubio, en color morado.
—Sí, Naruto-kun— Un color carmesí inundaba las mejillas de la chica, se aferraba fuerte al cuerpo de su amado, no quería soltarlo por ningún motivo. —“Cuando estoy así con Naruto, siento que esta felicidad no se acabará jamás, que estaremos juntos siempre y nada nos podrá separar”— Pensaba la chica recargada al hombre del rubio.
La noche llegó acompañada con el frío característico de ella, el más joven de los Uzumaki estaba junto al lago con Hinata mirando las estrellas, Naruto miró a Hinata y ella le devolvió el gesto, se miraban intensamente, Naruto no dudó un momento más y la besó, el primer beso de la joven pareja, nunca antes se habían atrevido, quizá era la pena o simplemente inocencia, pero ese sería el primero en tantos años.
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—Ellos se casaran en poco menos de dos años, cuando la señorita Hyuuga cumpla la mayoría de edad. — Kabuto miraba con una sonrisa a un hombre pálido de cabellos negros, quien solo sonreía.
—Así que falta menos de lo que pensaba, para ese entonces ella debe desaparecer. — Orochimaru es el nombre de éste hombre.
—Pero… ¿enserio lo hará?— El joven de cabellos grises- estaba preocupado por esos dos muchachos. Suspiró mirando a su amante quien sonreía y lo abrazaba fuertemente.
—Sé que es egoísta, pero es necesario, Kabuto— Y sin más lo besó, un beso dulce, cargado de tantos sentimientos que él mismo no supo identificar.
*** End Flash Back***
—Qué lindo departamento, Gaara. — Sai estaba de visita en casa de Gaara a petición de éste había ido a tomar un café y algunas chucherías.
—Te vi mal hace un rato, Sai… Por eso te invité— Murmuró Gaara pasando hasta la cocina con Sai atrás de él, ambos se sentaron en una de las sillas de allí, ambos ya con una taza de café entre sus manos. —El problema es ese rubio ¿Verdad?— Gaara lo miraba sin emociones, con esa típica inexpresividad y frialdad propia de él.
—No te mentiré, Gaara, no a ti. Sí, él es mi problema más grande, lo amo, Gaara— Dijo Sai sin titubear ni un solo instante y esto solo ocasiono que al chico de cabellos rojos se le rompiera el corazón en mil fragmentos.
— ¿Desde cuándo?— Gaara sabía que estaba pisando terreno peligroso, peor igual, no se detendría.
—Desde hace nueve años Gaara, desde que me marché a Italia, pero perdí las esperanzas cuando esa chica, Hinata estaba en medio de los dos, cuando ella era su prometida y yo solo su primo, quien sonreía a pesar de sufrir, para serte sincero me sentí muy bien cuando ella se fue, sé que soy egoísta, pero no puedo evitarlo, Gaara— Sai por primera vez se expandía en alguna conversación. Gaara esa su amigo desde los siete años, quizá era quien conocía más de él que otra persona.
— ¿Qué harás ahora? Lo besaste— Murmuró Gaara mirándolo intensamente, no había reproche en su voz, pero sí en su mirada aguamarina.
—Él me rechazó, sabía que eso pasaría, pero también sé que llegará a amarme, lo hará, estoy seguro— Sai ni bien terminó de hablar y la puerta del departamento se abrió, era Sasuke quien venía mojado, con la ropa adherida al cuerpo, más esto le importo poco cuando vio a Sai allí.
—Copia barata— “saludó” con una sonrisa fingida.
—Uchiha bastardo— Le sonrió Sai, una sonrisa falsa, como todas.
—Estaré en mi habitación— Soltó el Uchiha con despreció al mirar la cara de Gaara.
—Yo me voy Gaara, perdóname por los problemas causados— Sin más el Uzumaki se fue de allí, dejando a un Gaara hecho un mar de confusiones.
Sasuke estaba en la ducha, mojándose con el agua que caía de la regadera, recordaba unos ojos azules penetrantes, muy profundos y místicos como el mismo mar. Escuchó un ruido proveniente de afuera de la ducha, no hizo el menor caso, no importaba, pero se equivocó, sintió unos brazos aferrándose a su cintura, fue cuando cayó en cuenta que… La soledad no era tan cálida, se dejó abrazar, no importaba más, al girarse su cabeza le jugó una mala pasada, vio ese par de ojos azules mirándolo con insistencia, cerró los ojos y al abriros quien estaba enfrente era un chico pelirrojo que sin dudarlo lo besó, el Uchiha se sorprendió pero cayó en los brazos de Gaara.
—Todo está como lo habíamos planeado, ella ya no está y él esta desolado— Un hombre de cabellos largos y negros sonreía mirando a un rubio caminar con paso lento por el camino de rosas que llevaba hasta la mansión Uzumaki.
—Kakashi… N-no— Un joven de cabellos castaños estaba en la sala junto a su amado, el tío de Naruto, Kakashi Hatake, hijo del difunto esposo de Tsunade.
—Nadie nos mira— Susurró acariciando el cuerpo de su amante.
—Yo sí— Naruto tenía un tic en uno de sus ojos, los miraba con una sonrisa.
—Naru-chan— Kakashi se lanzó al rubio para abrazarlo fuertemente, era su pequeño sobrino.
—Iruka-sensei, buenas tardes— Naruto se libró del agarré de Kakashi y se dirigió a su futuro tío de cabellos castaños, quien a su vez era su profesor de literatura.
—Kakashi, que falta de educación la tuya, no vuelvas a hacer eso— Tsunade lo “regañaba”.
—Tsunade-sama— Le sonrió —Nosotros venimos a darles la invitación para la boda— Sonrió entregándoles un sobre con la respectiva invitación.
—Parece que este joven ya pudo amarrarte. — Tsunade bromeó, a pesar de no aceptarlo ella quería mucho a Kakashi, tanto como si fuera su hijo, tanto como había querido a su hijo, Minato.
Entre risas, abrazos y unos cuantos regaños para el rubio menor de los Uzumaki pasó la tarde en la mansión, la familia era muy unida, incluso a veces los sirvientes sonreían con solo escuchar las platicas de la familia.
Sasuke y Gaara envueltos entre las sabanas, uno siendo utilizado y él otro por despecho, igual no importaba mucho, así eran ellos, se utilizaban, se odiaban, se lastimaban, eran amigos y a veces amantes.