Capítulo VIII: Compromiso
*** Flash Back***
—Hinata, Hinata… No— Su rostro era la viva imagen del dolor, se contraía y estaba rojo. ¿Cómo era posible eso? Su preciosa chica de ojos color perla estaba siendo trasladada a la clínica de los Uzumaki para operarla de emergencia, Tsunade era quien se haría cargo de ello. Sin embargo Orochimaru, su primo, impidió que la mujer rubia llevase a cabo la intervención sus argumentos eran que ella estaba lo bastante nerviosa para cometer un error, pero había algo detrás de todo.
—Orochimaru— La mujer rubia se levantó de su asiento y miró al mencionado quien iba saliendo de la sala de operaciones, el hombre la miró con parsimonia y después miró a todas las personas que estaban en la sala, los padres de la chica estaban muy afectados, pero sin duda alguna; Naruto era el peor de todos.
—Hice todo lo humanamente posible… Pero…— Negó con la cabeza mirándolos con un dejo de culpa y ¿tristeza? Naruto lo fulminó con la mirada y al instante sus ojos se cristalizaron, sus dulces orbes azules estaban cargados de lágrimas, pero sobretodo: dolor.
—No, no… No es cierto ¡Hinata!— Un desgarrador grito salió de los labios del chico rubio, sus ojos estaban llenos de angustia, desconsuelo… Sus orbes azules estaban cristalizadas, amenazando con soltar las lágrimas en cualquier momento, negó repetidas veces con la cabeza, hasta que… Entró en su primera de muchas crisis nerviosas que tendría. Sus familiares lo tranquilizaron con un sedante. Antes de caer en la inconsciencia se preguntó ¿En verdad era cierto? ¿Enserio estaba muerta? Eso era mentira… Debía serlo.
/ / / / / / / / /
El día del funeral fue corto, más de lo que ellos esperaban, asistieron los familiares más cercanos, sus amigos, lo más cruel fue que a nadie dejaron acercarse al ataúd, nadie debía ver el cuerpo sin vida de la hija mayor de los Hyuuga. Kiba y Shino, comprometidos desde los 14 años estaban presentes apoyando a su mejor amigo, a pesar de todo; ellos lo querían como un hermano. Ino Yamanaka en ese entonces mejor amigo de Deidara estaba con ellos, ya que el hermano mayor de Naruto no estaba en la ciudad ni mucho menos en el país. Ella se encargó de llevar algunas flores para la familia. Naruto estaba en el suelo llorando sobre la tumba de su amor, todo estaba hecho, sollozaba sin importarle nada, sus lágrimas amargas caían como cascadas por sus tostadas mejillas.
Sai y Sakura sostenían al rubio para que no se desplomara allí, apenas y podía mantenerse solo, la falta de sueño y alimento le estaban pasando la factura. Sin duda era el día más doloroso para todos. Neji Hyuuga no lloraba, no lo hizo en toda la ceremonia, no se lamentaba cosa muy extraña para todos.
Noches enteras de llanto, de suplicas y sobretodo dolor, era lo que el rubio menor Uzumaki había pasado por dos largos meses. Quizá un poco más, pero todo cambió cuando apareció ese Uchiha gay, quien por cierto le caía muy bien.
***End Flash Back***
—Así que la unión de nuestras familias salvará a ambas corporaciones ¿Correcto?— La mujer rubia de grandes proporciones miraba con parsimonia al patriarca de la familia Uchiha quien se encontraba en el estudio de su enorme mansión, el sofá era en color carmesí, muy cómodo por cierto, los cuadros que allí había eran extraños y a la vez tan místicos.
—Es correcto, Tsunade-sama. Eso significa que…— Tragó fuerte, miraba distraído la repisa llena de libros.
—Yo no quisiera que mi Naruto se uniera con… Él, pero… No hay opciones— En un momento la matriarca Uzumaki perdió el control, ella sabía mejor que nadie que su nieto menor no era un objeto el cual podía dar y negociar como si nada, igual también sabía que su nieto no diría “No”.
—Exacto— Murmuró Fugaku mirando a la mujer rubia.
—Naruto y Sasuke están comprometidos, lo haremos oficial en tres días en la mansión…— Fue interrumpida abruptamente por el padre de Sasuke.
—En la mansión Uchiha— Sentenció ofreciéndole una taza de té a la rubia, quien solo asintió ante tal “arreglo”. Terminando la charla ambos hablarían con sus hijos para hablar y por la tarde ambas familias se verían para poner todo en orden y tener los preparativos para la fiesta de compromiso.
— ¡¿Qué?!— El chico no tomó del todo bien la noticia, miró a quien le informaba con odio. Esa noticia lo había sorprendido a tal grado que se levantó del sofá negro en donde estaba sentado.
—Debes hacerlo, luego puedes divorciarte, Sasuke— Miró sin emociones a su hijo, estaban en el departamento de este último. —Puedes fingir amor, solo por un tiempo y ya— dijo fríamente.
—Padre yo… Amo a…—Se quedó sin palabras y un color carmesí tiñó sus mejillas.
—Lo sé, pero él no podrá salvarnos de la quiebra. Sasuke solo es un favor— Sasuke estaba en desacuerdo, pero su padre era su padre y por él haría muchas cosas, y casarse con ese dobe rubio era una de ellas.
—Bien, lo haré padre— Suspiró casi inaudible, su padre le agradeció con una sonrisa y sin más se fue, por la tarde iría por él para ver a los Uzumaki y arreglar todo de una vez por todas. Eso es lo que querían ¿No? Ya estaba, no había vuelta atrás, esperaría un poco más para confesarle a Gaara que lo amaba, solo un poquito, porque no es que fuera a enamorarse verdaderamente de Naruto ¿Verdad?
En la mansión Uzumaki una mujer rubia miraba con desaprobación a un rubio de ojos azules quien tenía un ligero puchero en sus labios.
— ¡Me niego! ¡No soy gay!— El rebelde rubio estaba mirando a su abuela con las mejillas sonrojadas.
—He dicho— Cortó la mujer mirándolo severa, estaban ambos en el jardín de la mansión.
—Pero no tendré hijos— Seguía haciendo pucheros.
—Nadie habló de que los tendrías, Naruto— Ella lo miraba con una cara de reprobación, si bien sabían que su nieto adorado podía quedar embarazado debido a sus genes no quería verlo en ese estado… Todavía.
Estaba hecho, ya se haría todo por la tarde, la familia Uchiha los visitarían para hablar sobre los preparativos para anunciar el compromiso y la boda. Sasuke y Naruto al mirarse se sonrojaron, ¿La razón? Era un misterio. El Hijo menor de los Uchiha le contó a Gaara cuando su padre se fue, sin embargo este pareció estar más que feliz, al fin Sai estaría libre, sin ese rubio maldito, pero algo le preocupaba y no sabía que… Por su parte Sai estaba que mataba a su abuela y a Sasuke, le quitaban a Naru-chan otra vez, estaba molesto y eso lo sabrían muy pronto.
—Felicidades…— Soltó sin ánimos, le mostró una de las sonrisas más falsas que tenía y el rubio lo notó inmediatamente.
—Yo… Perdóname…— Se lanzó a abrazar al hermano mayor de Sasuke —Debo hacerlo… Sasori no merece que yo lo abandone con un bebé y… Perdóname Itachi—Sentía tan raro el decir bebé, el lugar en el que estaban no era el mejor para hablar, pero… ¿Cuándo un parque había sido un buen lugar para hablar? Había niños corriendo por todos lados, flores de todos colores y árboles verdes y frondosos, un día llevaría a jugar a su chibi Sasori… Un día podría mirar a Itachi como un simple amigo… Ahora estaba ilusionado con su pequeñito que venía ne camino.
—Lo sé, Dei-chan—Susurró, sintió algo muy raro en su interior… Sasori también le decía Dei/chan a Deidara y eso… Le molestaba.
Se quedaron un rato más hablando allí, mirando a los pequeños que jugaban en las resbaladillas y columpios, corrían por todos lados ¿Ese era el adiós? Apenas se habían dicho los sentimientos tan puros que se tenían y era hora de separarse. Que cruel resultaba ser todo, quizá un día podrían verse y hablarse como dos simples amigos, pero mientras eso ocurría harían cada quien su vida lejos del otro, para no caer y serles infiel a sus respectivas parejas. Sin embargo no contaban con que el embarazo de Sasori era de alto riesgo y cualquier cosita por más mínima que fuese, traería consecuencias fatales para él y su chibi.