Las campanadas del aquel gran reloj de pared marcaron las doce. Como doce golpes en el que corazón. Miro mi reloj y compruebo que este ya ha cambiado la fecha. Dos de mayo. Ya hace catorce años desde que te marchaste.
Siempre que llega este día recuerdo todo como si fuera ayer. La llamada de mi agente. Su voz entre cortada diciéndome que habías muerto. Mi llegada al tanatorio. Tu funeral. Y tu entierro.
Recuerdo que por aquel entonces no pude evitar culpar a Toshi de tu muerte. Él había destrozado lo que con tanto esfuerzo construimos solo por que él “ya no podía seguir cantando canciones tristes”. En aquel tiempo pensaba que era una solemne tontería aquella explicación de porqué quería acabar con la banda. Por su culpa te había perdido, por su culpa tú ya no seguías conmigo, por su culpa ya no tenía tu sonrisa, tu hilarantes y alocadas ideas que me animaban un día malo y me hacías olvidar por un rato ese malestar. Por su culpa ya no tenía a mi gran amigo y secreto amor conmigo.
No puedo dormir. Desde un tiempo a esta parte sufro de insomnio y mis ritmos se han visto alterados. Duermo durante el día y estoy desvelado por la noche.
Me levanto de mi cama, me calzo mis zapatillas de estar en casa y me dirijo a la cocina para “desayunar”. Me sirvo un vaso de leche que me bebo prácticamente de un trago y me dirijo al salón con la intención de leer las noticias en mi iPad, pero veo mi piano…
Y una fuerza, que no sé describir, me invita a tocar alguna melodía en él.
Comienzo tocando acordes al azar, dejando que mis dedos acaricien la suavidad del recubrimiento de marfil de las teclas blancas. Me encanta este ambiente cálido que siento cuando toco el piano, es un ambiente mágico, el tiempo desaparece para mi, logro evadirme de la realidad y me sumerjo en ese mundo tan maravilloso que es la música.
Poco a poco y sin que mi conciencia lo quisiera realmente me doy cuenta de que mis dedos empiezan a tocar ‘Without you’. Esa melodía lenta, suave, apacible que bien podría ser una nana al piano, pero no.
Esta canción que solo compuse para ti, pensando en ti, en el vacío tan inmenso que me dejaste y que es imposible que se vuelva a llenar. Este espacio que te ganaste en mi corazón y que solo tú ocupabas nadie jamás podrá igualar, llenar o sustituir.
¿Cómo debo amarte?
¿Cómo podré sentirte?
Sin ti…
Y te recriminé el hecho de que no sintieras como yo, el que no sintieras lo mismo que yo sentía por ti. Y sentí como al perderte todos mis sentimientos comenzaban a pudrirse por dentro, pudriéndome a mí también. Porque se quedaron encerrados, sin un destinatario, sin nadie que los recibiera, sin una manera de escapar. No sabía qué hacer con ellos. Así que los dejé guardados, escondidos dentro de mí, lamentado el que tú nunca los hubieras correspondido, lamentado el que nunca jamás te los podría entregar.
Te amo y fui herido por ti
Me di cuenta de la profundidad de la palabra amor
El día que llegaste diciendo que tenías una de nuevo novia, sentí que me arrancabas el corazón sin piedad. Desde que terminaste con la anterior conservé la esperanza de poder enamorarte, pero no lo logré, de nuevo fallé. Ese día, al llegar a casa, recuerdo que destrocé todo lo que tenía a mi alcance. Otra vez te me habías escapado, y yo sin darme cuenta. Estaba tan cegado, mi amor por ti me había dejado tan ciego que no veía más allá, y jamás me planteé la posibilidad de que pudieras conocer a otra persona.
Hasta que logré entender que me faltaban “complementos” para, al menos, tener una mísera oportunidad de poder conquistarte. Así que decidí amarte en la distancia y aprendí que si te veía bien yo estaba bien, y me prometí a mi mismo que la mejor manera de amarte era no hacerte mal, y procurar que por mi parte siempre estuvieras bien.
Al gran cielo sin fin… una vez mas…
Dirijo mis ojos pudiendo observar, con algo de dificultad, alguna que otra estrella esforzándose por destacar en el cielo. Y quiero creer que alguna de ellas eres tú, las mas brillante y bonita del universo, y que desde allí arriba me cuidas y me guías.
Y sé que estás orgulloso de todo lo que hemos logrado hasta ahora y también sé que nos estás ayudando a lograrlo, porque esto es lo que siempre habíamos querido.
¿Cómo debo amarte?
¿Cómo podré sentirte?
Sin ti…
Pero la cruda realidad me golpea. Y es que tú físicamente no estás aquí para abrazarte, para tocarte, para hablar, para que me aconsejes…
Y es que me faltas tú, todo tú.
Sin quererlo, una lágrima escapa de mis ojos, y dejo de tocar porque en ese momento tomo conciencia de que mi corazón vuelve a doler de manera insoportable cada vez que te recuerdo, y que me siento vacío desde que no estás aquí, y que desearía con toda mi alma tenerte de regreso porque tu ausencia se me hace insoportable, porque jamás he vuelto a ser el que era desde que aquel día te marchaste sin mi a un lugar donde no puedo alcanzarte, pero…
… Aunque no podré verte nunca más
Tu memoria vivirá siempre en mi corazón
Así es como es el amor
Así que no voy a decir… adiós.