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Magia en un corazón de acero por A Mustang Elric

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Nada de esto me pertenece, Fullmetal alchemist es creación de Hiromu Arakawa & Harry Potter es creación de J.K. Rowling

Notas del capitulo:

No es plagio, esta publicado en Fanfiction. 

Agosto 30

7:30 a.m.
Edward Elric abre los ojos al sentir la calidez del sol en su rostro y lo primero que observa es un rostro pálido y de cabello negro que se encuentra dormido pacíficamente a su lado.

El rubio se sienta en la cama y estira sus brazos al momento que bosteza e intenta levantarse, cosa que no pudo hacer debido a que el azabache despierta y lo jala para terminar arriba del pequeño cuerpo de Edward.

– ¿A dónde crees que vas Elric? –Roy Mustang mira de forma burlona al rubio quien suelta un bufido.

– ¿A dónde crees Mustang? Me voy a casa, tengo hambre y estoy cansado. Además no me has dado la nueva misión y… ¡Quítate de encima que pesas! –El azabache ríe a lo que el rubio lo empuja con fuerza intentando quitarlo, cosa que no logra debido a la fuerza de Roy.

–Bien, bien. Te quiero en la estación de trenes dentro de dos horas, empaca ropa de todas las estaciones, nos iremos durante un año –Roy se levanta de la cama y se pone sus bóxer frente a Edward quien se quedo con la boca abierta –Cierra la boca Elric, como si no me hubieras visto antes.

–Bastardo, no te veía a ti –Edward se sonroja y voltea su mirada hacia la pared de color azul zafiro, tal como los ojos de Mustang –Es solo que… ¿Dijiste un año? ¿Nos? ¿¡Que te hace creer que me iré contigo un año a quien sabe donde!

–Haber…Creo que lo harás porque es una misión, es una orden, y ocupas supervisión…además de que sigues siendo menor de edad y por lo tanto mi responsabilidad –Roy mira burlonamente a Edward quien lo mira molesto.

–No te necesito, no necesito TU supervisión, ni soy tu responsabilidad –El rubio se cruza de brazos y se comienza a vestir.

–No te estoy preguntando acero, son órdenes directas del Führer. Te quiero ver en la estación de trenes en dos horas y no repliques –El rubio se cruza de brazos y resignado comienza a trenzar su cabello y comienza a vestirse.

–Muy bien, ¿Me dirá de que es la misión, Coronel? –El morocho niega con la cabeza a lo que el rubio se dirige a la puerta –Lo imagine. Me voy, no llegue tarde porque me devolveré y usare la excusa que usted no se presento –Edward cerró la puerta y bajo las escaleras con el corazón latiéndole con fuerza, se iría con Mustang todo un año a quien sabe dónde y a hacer quien sabe que.

Aunque él no quisiera aceptarlo en voz alta, su corazón y su cerebro le recriminaban el amor que comenzó a sentir por el azabache desde hace un tiempo.

Edward desayuno rápidamente algo ligero, su estomago no quería alimentos, sentía algo extraño en el estomago y eso no le gustaba.

Se baño con agua caliente disfrutando la sensación de relajación que recorrió su cuerpo.

–Edward, creo que deberías desayunar otra cosa, cuatro tostadas con mermelada no son un desayuno –Alphonse Elric miró preocupado a su hermano quien se trenzo su cabello rápidamente y se dirigió a la puerta.

–Al, fueron dos tostadas con mermelada y dos con cajeta, no tengo tiempo para comer algo más, ya voy tarde y Al… Cuídate mucho hermano –Edward abraza a su hermano menor con cariño y abre la puerta para salir.

Edward llegó a la estación de trenes faltando media hora para la llegada del Coronel por lo que se reprendió mentalmente por tan temprana hora y se puso a leer en una banca.

El azabache llego faltando cinco minutos para las 10 a.m. y se acerco silenciosamente al rubio quien estaba metido en su lectura.

– ¿Tienes mucho esperando Elric? –Edward se sobresaltó y lo miró feo a lo que Roy rió.

–Debiste llegar aquí a las 9:30 a.m. tienes 25 minutos de retraso, Coronel bastardo –El rubio miró molesto al azabache quien rió divertido.

–De hecho, tengo media hora aquí, pero quería saber cuánto tiempo soportarías sin mi hermosa presencia, pero el tren sale a las 10, así que tenemos que irnos –El rubio le lanza una mirada de odio al azabache quien se dirige a un lugar solitario seguido por el rubio.

– ¿Estás seguro de que es por aquí? Yo no veo nada más que una plataforma y….-El rubio no pudo continuar debido a que el Coronel lo empujó con fuerza contra la pared de ladrillos que indicaba el número de la plataforma 7 y 8.

Roy Mustang tomó su equipaje y el del rubio y asegurándose que nadie los viera, corrió hacia la misma pared donde empujo a Edward y apareció en una nueva estación de trenes.

Buscó con la mirada al rubio y lo encontró sentado en el piso, hecho un ovillo con su piel pálida.

– ¿Qué demonios fue eso bastardo? –Edward se encontraba muy molesto, ¿Quién demonios se creía Roy Mustang para aventarlo contra su voluntad a una pared de ladrillos? … ¿Pared de ladrillos? ¿¡Atravesó una pared de ladrillos! -¿Dónde demonios estamos?

–Edward Elric, bienvenido a la plataforma 7 y ¾. El tren que se encuentra ahí –Dijo el morocho señalando un gran tren azul con detalles en dorado – Es un tren que conecta el mundo de la alquimia, con el mundo de la magia.

El rubio miraba atónito al morocho quien se puso a caminar hacia el tren dejando atrás al alquimista de acero.

– ¿Esto es una broma verdad? La magia no existe Coronel, creí que hasta una persona con…tantos años de experiencia e investigaciones lo sabría –Dijo el rubio sin perder la oportunidad de insinuar la avanzada edad del coronel quien cumpliría treinta el veinticinco de septiembre.

–Elric, creas o no la magia si existe, preferiría hablar de esto contigo dentro del tren, ahora sube –Roy comenzó a empujar a Edward dentro del elegante tren y lo condujo a un compartimiento privado reservado solo para ellos dos.

Al entrar al compartimiento, Edward puso su equipaje a su lado derecho mientras Mustang se sentó frente a él dejando su equipaje en el suelo.

– ¿Y bien? –Dijo un molesto rubio quien actuaba de forma agresiva para ocultar su nerviosismo.

– ¿Y bien qué? –Edward le dirigió una mirada molesta a Roy quien sonrió mostrando sus perlados dientes –Iremos a Londres, llegaremos en aproximadamente diez horas y nos quedaremos dos días en el caldero chorreante –Edward levantó una ceja confundido –Es como… una especie de hotel, en fin, el 1 de Septiembre iremos a la estación de King Cross y tomaremos un tren para partir a Hogwarts, la escuela de magia y hechicería donde asistirás.

– ¿Magia y hechicería? ¿Y se puede saber qué demonios tienes que hacer tú en todo esto? ¿Esa es la maldita misión? ¿Dónde está Londres? –Edward comenzó a recriminar todo lo dicho por el Coronel quien esperó paciente a que el rubio terminara de quejarse.

– ¿Terminaste? No me dejaste terminar acero, iras a la escuela de Hogwarts a investigar sobre los padres de Harry Potter y yo encajo en todo esto porque como ya te lo dije, necesitas información y esto puede llegar a ser un poco peligroso según lo informado por el director Albus Dumbledore, y Londres está en otro mundo, en un pais llamado Inglaterra–Edward se quedo callado buscando más preguntas (quejas) y Roy abrió un libro de alquimia para comenzar a leer.

– ¿Por qué tengo que ir yo? ¿Qué se supone que tengo que investigar sobre los padres del tal Potter? ¿Qué demonios harás tú? –Edward sonrió con suficiencia al ver la mirada exasperada del azabache quien dejo su libro a un lado y cruzo sus dedos entre sí depositándolos suavemente sobre su regazo.

–Tienes que ir porque entraras a todas las clases y eres el militar más joven por lo que puedes pasar por estudiante y ser amigo del "Trió Dorado" como les nombran en la escuela, tenemos que investigar su muerte, porque ocurrió y como ocurrió ya que se encontraron restos de círculos alquímicos en el suelo de su sala, además yo tengo que estar cerca de ti por lo que conseguí que Albus me dejara estar en la escuela a cambio de…algo que tendré que hacer todo el año escolar, "intercambio equivalente" –Edward rodó los ojos y se dedicó a mirar la ventana aburrido mientras sentía la penetrante mirada zafiro del azabache.

Pasó media hora y el compartimiento seguía igual de silencioso exasperando al rubio.
Roy se dedicaba a leer con rapidez cada línea del libro y Edward se arrepintió de no haber llevado un buen libro en su maleta ya que el otro ya lo había terminado, pero las prisas no le dejaron agarrar más que varios cambios de ropa, ropa interior, zapatos y cepillo de dientes.

–Elric –Edward volteo a ver al azabache quien lo miraba profundamente –Olvide darte esto –Roy le entrega al rubio una carta escrita con tinta esmeralda y un sello morado cerrándola.

– ¿Qué demonios es esto? –Roy se encoge de hombros y vuelve a su lectura a lo que el rubio comienza a leer cada línea- ¿Es una broma no? ¿De dónde sacare galeones? Además, ¿Dónde demonios esta Gringotts? –El azabache le quita la carta al rubio y comienza a leer.

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA

Director: Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo del Winzengamot, Confederación Internacional de Magos).

Querido señor Edward Elric

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Al saber que usted es de otro mundo, nos tomamos la libertad de buscar a su tutor para transferir su dinero a una cuenta en el banco de Gringotts ubicado en el callejón Diagon en forma de galeones.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente,
Minerva McGonagall

Subdirectora

– ¿Mi tutor? ¿A quién se refiere? –Edward le quita la carta de las manos a Roy y vuelve a leerla intentando encontrar alguna pista de lo que se refería.

– ¿Qué no puedes dejar de hacer preguntas? Yo soy tu "tutor" acero, ahora si no te molesta quiero leer… a menos que quieras hacer… otras actividades –Roy levanta la ceja de forma insinuante causando un gran sonrojo en el rostro del rubio.

–Pervertido, ¡estamos en un tren! ¡Tu lee idiota! yo dormiré, despiértame cuando lleguemos a Londles o como se llame –El rubio se recostó en el sillón y lo último que escucho antes de quedarse dormido fue un "Es Londres Edward, dulces sueños"

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Eran aproximadamente a las 7:45 p.m. y en el vagón privado de los alquimistas reinaba un gran silencio.
Roy no dejó de observar al rubio dormir, cada gesto, cada poro, cada parte de su piel. No podía evitar preguntarse hace cuanto sentía eso por Edward, el no podía…no de Edward… ¿Cómo era posible que él, el hombre más mujeriego de Central se enamorara de un adolescente?
Edward tenía un poco más de media hora despierto y no se atrevía a mover ningún musculo por los nervios al sentir la profunda mirada del azabache clavada en su cuerpo.

–Llegamos Elric, despierta ya –El azabache sacude el pequeño cuerpo del rubio por la cintura quien se despierta (levanta) totalmente sonrojado.

–Ya desperté, suéltame idiota –el rubio empuja levemente el cuerpo de Roy quien le dirige una mirada coqueta.

–Cálmate acero, como si te tocara donde no lo eh hecho ya –El moreno se acerca al rubio recostándolo de nueva cuenta en el asiento y posicionándose arriba del cuerpo de Edward.

– ¡Tu lo dijiste! ¡Ya llegamos! Ahora quítate de encima ¿Nadie te ha dicho que pesas? Creo que yo sí, ¡Hoy! ¡En la mañana! –Edward trata de apartar el cuerpo del azabache quien ríe y deposita un casto beso en los labios del rubio y comenzó a acariciar su muslo derecho.

–No creas que esta noche te salvas Edward –El Coronel se levanta y acomoda su camiseta.

Edward notó por primera vez a Roy y se avergonzó al ver al Coronel tan bien vestido comparado con él, que llevaba su típica ropa.

Roy Mustang vestía unos pantalones negros con una camiseta de manga larga color azul zafiro que hacia resaltar un poco mas sus ojos; Todo eso completado con unos zapatos negros y un saco largo color negro que le hacía lucir casual y elegante al mismo tiempo.

Edward Elric en cambio, usaba su típica playera negra con sus pantalones de cuero negro, su chaleco negro con plateado y su saco rojo con el símbolo alquímico en la espalda y las botas.

"Necesito comprar otro estilo de ropa" pensó el rubio avergonzado y sin quitar la mirada en el azabache que se sintió algo incomodo.

– ¿Qué tanto me ves Elric? –Roy frunció el seño y uso todo su autocontrol para evitar sonrojarse, ¡Aun no entendía como un chiquillo de quince años podía sonrojarlo! ¡A él! ¡El famoso alquimista de fuego! ¡El hombre más mujeriego de central! ¿Cómo demonios podía ser posible?

– ¿Eh? –Edward se sonrojó de golpe y volteo la mirada al notar que se quedo viendo al Coronel más tiempo de lo que quisiera admitir- Es que… ¿Quién dice que te estaba viendo a ti?

Roy bufó y salió del compartimiento cargando su maleta y la de Edward.

–Yo puedo cargar mi equipaje Mustang –Dijo Edward, pero al ver que el azabache no le hizo caso suspiro y camino con ambos brazos doblados en su nuca.

El rubio estaba maravillado al ver toda la ciudad, los autos, edificios, aparatos. ¿Por qué había todo eso en Londres y no en Amestris?

–Cierra la boca Elric, hay moscas –Edward miró molesto al azabache e ignoro el comentario.

– ¿Por qué hay todo esto? ”sea… En Amestris no hay estos autos, aparatos y…los edificios no son así de grandes… ¡Es genial! –Los ojos de Edward brillaron con emoción observando todas las luces del Londres nocturno.

–Fácil, estamos en 1993, y antes de que preguntes no tengo la mas mínima idea de porque este mundo esta avanzado como ochenta años, pero en fin –Suspiro cansado y poniendo su mano enguantada sobre su boca que se abrió por causa de un bostezo – Es hora de ir al caldero chorreante –Roy acerco sus labios al oído izquierdo del rubio y le susurro sensualmente –No olvides que esta noche recompensaras lo de la mañana.

El rubio se estremeció y se sonrojó mientras el azabache lo iba dejando atrás junto con las maletas.

–Bastardo, creí que él llevaría las maletas –Edward suspiró y corrió con las maletas en la mano.

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Al llegar al caldero chorreante, aproximadamente a las 8:30 p.m. el azabache sube a la habitación que compartiría con Edward dejando al rubio solo en el piso de abajo, ya que Edward uso el pretexto de que moría de hambre.

En realidad el rubio sentía nervios de estar solo con Roy en un lugar donde no conocía a nadie.

Edward pidió un café negro y tomo un sorbo frunciendo el seño y evitando escupirlo, estaba muy caliente.
Se quedo sentado mirando a la nada como por media hora hasta que escucho un ruido a su lado derecho.

–Hola, ¿Está ocupado este asiento? Es que todos los lugares están ocupados –Quien había interrumpido al alquimista era una chica pelirroja de cabello largo y ojos color azul.

–Eh, no –Edward sonríe- Siéntate –La pelirroja se sentó y el rubio le dio la mano en señal de saludo, saludo que la pelirroja acepto gustosamente– Soy Edward, Edward Elric.

–Ginny, Ginny Weasley –Respondió la pelirroja con una sonrisa y un pequeño y delicado sonrojo en sus mejillas.

Ginny iba a preguntar algo a Edward pero un hombre apuesto de cabello negro y ojos oscuros se paro detrás del rubio.

–Edward, es tarde y mañana hay muchas cosas que hacer, si no te quieres despertar te obligare a tomar leche –Edward frunció el seño y se despidió de Ginny con un beso en la mejilla poniendo a la pelirroja mas roja que su cabello, gesto que no agrado al morocho, que hizo una mueca molesta al ver al rubio (SU rubio) besando la mejilla de la pelirroja.

Los alquimistas comenzaron a caminar con dirección a los dormitorios y al llegar a su habitación él azabache volvió a acercar sus labios al oído de Edward y coloco una mano alrededor de la cintura del rubio.

–Esta noche me recompensaras lo de la mañana, acero –Roy se acerco de forma seductora al rubio quien suspiro y correspondió al beso apasionado que le proporciono el mayor al momento que ambos caían a la cama.

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Agosto 31
1:00 p.m.

El día siguiente Edward bajó adormilado por algo de tomar, de preferencia un café muy fuerte.
El rubio bajó con unos pantalones negros que usaba para dormir, su cabello trenzado, una chaqueta negra, sus guantes y con la playera negra, dejando descubierto su cuello mostrando las marcas dejadas por el azabache la noche anterior.

Edward no se cubrió el cuello porque le gustara mostrar los chupetones, si no porque el distraído del rubio no había notado las marcas en su cuello, hombros, abdomen y muslos.

Edward pidió de nuevo un café y bebió un sorbo, y aunque se quemo la lengua se lo trago.

– ¿Edward?-Ginny llego acompañada por dos gemelos pelirrojos y se acerco con una sonrisa al rubio.

–Oh, hola Ginny –Edward sonrió y se percato de la mirada confusa de su nueva amiga- ¿Qué ocurre?

–Eh…Edward, ¿Qué te paso en el cuello? –El rubio tomó una cuchara observando su reflejo y notó unas manchas en su cuello.

– ¡Oh esto! –Edward se puso nervioso y busco rápidamente una excusa creíble –Es que yo…ayer comí… pan de...calabaza, ¡si pan de calabaza! Y yo soy alérgico a la calabaza, solo son…manchas de alergia no te preocupes–Ginny no parecía convencida pero le sonrió al rubio.

–Ellos son Fred y George, mis hermanos mayores –Edward saludo a los pelirrojos que le miraron incrédulos como diciendo: "No son manchas de alergia" y miraron al rubio con complicidad y las cejas levantadas –Chicos él es Edward.

–Y dinos, Edward, ¿De dónde eres? Nunca te habíamos visto aquí y eso que venimos todos los años –Le pregunto Fred, ¿O era George? Al rubio quien se quedo pensando unos segundos.

–Yo…-Edward se puso nervioso y la voz mental de Mustang le vino a la cabeza diciendo: "Si te preguntan, somos de New York y nunca has asistido a una escuela de magia y hechicería, fuiste educado en casa los últimos dos años" –Yo… Soy de New York.

– ¿Iras a Hogwarts?-Preguntó la pelirroja con sus ojos azules brillando de emoción y sus mejillas encendidas.

–Eh… Si –Dijo el rubio tomando su último sorbo de café y levantándose –Bien, tengo que irme, hay cosas que tengo que comprar y un gusto conocerlos chicos, un gusto volverte a ver Ginny –Edward le dedico una sonrisa coqueta a la pelirroja quien le contesto con otra sonrisa y un sonrojo más grande y notorio –Y por favor, díganme Ed.

–Mucho gusto Ed, oye… ¿No eres un poco joven para tomar café negro? –Pregunto el pelirrojo que tenía un lunar en el cuello, a diferencia de su hermano. "Ventajas de ser observador" pensó Edward al saber que ya sabría diferenciarlos, solo necesitaba saber quién era el que le acababa de hablar.

–Eh…No lo creo, bebo café desde hace años –Dijo Edward con una sonrisa nerviosa, ¿Cuántos años se supone que tiene?

– ¿Y cuántos años tienes ahora Ed? –Pregunto la pelirroja que no dejaba de sonrojarse.

–Yo… -"Haber, actualmente quince…y mi edad fingida es… once en primero, doce en segundo, trece en tercero" –Tengo trece años, oigan… espero no les moleste mi pregunta pero… ¿Quién es quién? –Dijo el rubio mirando a los gemelos quienes sonrieron.

–Yo soy Fred-Dijo el pelirrojo que tenía una pequeña cicatriz en la ceja izquierda.

–Yo soy George-Secundó el pelirrojo con el lunar en el cuello y Edward sonrió por poder saber quién era quién.

–Bien, hasta luego chicos –Dijo Edward con la mano derecha alzada en señal de despedida y comenzó a caminar hacía la habitación dejando a los pelirrojos mirando con mirada de: "Yo sé que te gusta" a la pequeña Weasley.

Edward subió nervioso a la escalera llegando a la habitación veintiséis, habitación que compartía con Roy Mustang, SU Roy Mustang, porque aunque el morocho nunca lo supiera ni lo aceptara, Edward pensaba en él como suyo.

–Vaya acero, era hora de que llegaras –El azabache terminó de abrocharse la camiseta color negro y miro de pies a cabeza al rubio quien se incomodó -¿No crees que deberías cambiarte? Hoy iremos al callejón Diagon, mañana partiremos a Hogwarts, y cúbrete el cuello.

Edward se sonrojó y le dedicó una mirada molesta al azabache.

–No tendría que cubrirme si cierto hombre se hubiera aguantado y no me hubiera desvelado –Edward se quitó la playera negra y se puso la camiseta blanca de manga larga que su hermano le regalo con el pretexto de: "Usas demasiado negro, un poco de blanco no te ara mal Edward".

El rubio se puso los pantalones de cuero negro, sus botas, sus guantes, abotonó la camiseta blanca y se agarro sus cabellos dorados con un lazo negro en una coleta alta.

Roy voltea a ver a Edward para saber si ya estaba listo pero inmediatamente se arrepintió al ver tan atractivo al rubio, el azabache no podía mover su mirada del cuerpo y rostro de Edward quien notó su profunda mirada sobre él pero siguió arreglándose como si nada para llamar la atención de Roy.
…l azabache tenía que admitir que Edward ya no era un niño, sus facciones y cuerpo cambiaron mucho desde que se volvió alquimista estatal y ahora era todo un hombre.

Edward tomo un maquillaje en crema poniendo un poco en una esponjilla y maquillándose delicadamente el cuello.

– ¿Qué haces Edward? No me digas que ahora usas maquillaje –El rubio se sonrojó y continuo pasando la esponjita con maquillaje por su cuello.

–Cubro los estúpido chupetones que me dejaste anoche por descuidado, y no uso maquillaje, pero como eres un descuidado tengo que cargar con algo para cubrirme esto –Dijo señalando uno de los chupetones y Roy volteo la mirada acomodando su cabello, seguido de eso se colocó su perfume con un olor a madera, perfume que el rubio amaba locamente.

La pareja de alquimistas salió de la habitación y salieron por una puerta donde se encontraron una pared de ladrillos.

– ¿Qué demonios es esto? ¿Y que se supone que aremos aquí?- Dijo Edward con algo de temor en su voz.

– ¿¡Qué demonios estas pensando! Enano pervertido –Roy toco varios ladrillos con un "palo de madera" y las paredes se abrieron dejando paso a un gran callejón que se dividía en varias calles con muchos locales en ellas.

–Wow, esto es… ¡Genial! –Edward corrió hacía el callejón dejando atrás al azabache que segundos después corrió en busca del rubio.

Después de minutos buscando a Edward, Roy lo encontró dentro de la librería leyendo la contraportada de un libro.

– ¡No vuelvas a perderte así Edward! ¿Qué tanto ves? –Roy quito el libro que el rubio sostenía y leyó el titulo en voz alta y con algo de incredulidad - ¿Ciento y un hechizos para enamorar?

Edward se sonrojó y le arrebató el libro al azabache.

–Quería ver que tanta estupidez le ponen a estos libros, es científicamente imposible enamorar a alguien diciéndole unas cuantas palabritas "mágicas"... Bien, necesito encontrar los libros que ocupare para este año y…-Edward mira la lista y comienza a reír bajo la mirada confusa del Coronel.

– ¿Qué es tan gracioso Elric? –Edward vuelve a ver la lista y mira a Roy quien lo miraba molesto y se suelta a reír de nuevo sosteniendo su estomago con su mano derecha.

– ¡Tú! ¡Maestro! ¿¡Es una broma! –Edward continuo riendo- ¿Cómo tendré que decirte? ¿Señor Mustang? Vaya Coronel, no te imagino dando clases.

–Exageras tu reacción Elric, no seas infantil –Roy evito su sonrojo y lo miró con una mirada malévola –Recuerda que puedo reprobarte, yo que tú trataría de llevarme bien con el nuevo profesor –Roy observo que Edward dejó de reír y lo miro molesto soltando un "Bastardo" mientras iba a buscar los demás libros.

Terminaron de comprar los libros, túnicas, calderos y demás cosas y se dirigieron por lo más importante, las varitas.

–Eh…Buenas tardes, ¿Hay alguien? –Edward se sentó en una silla y un anciano se asomó por una estantería.

–Buenas tardes, Soy Ollivander y…-Ollivander observó al azabache y sonrió- ¡Roy Mustang! Varita de nervio de corazón de dragón, madera de cedro, doce centímetros, inflexible si no mal recuerdo.

–Hola señor Ollivander, y si, usted recuerda muy bien mi varita –Edward miró confundido a ambos hombres quienes hablaban felizmente –Esta vez vengo a comprarle una varita a este niño de aquí.

–Buenas tardes, soy Edward Elric-Dijo Edward estrechando la mano de Ollivander quien tomo una cinta y comenzó a medir a Edward quien se confundió y se asusto un poco.

–Edward Elric…-Ollivander tomo una varita y se la entrego al rubio- Agítala.

Edward la agitó y causo que una llamarada de fuego callera en el saco de Roy quien lo aventó al suelo y comenzó a pisarlo causando la risa de Edward.

–Me parece que no… ¿Qué tal esta? –El anciano le entregó otra varita al rubio quien la agito causando que un jarrón se rompiera en pedazos.

Varias cosas sucedieron con otras quince varitas hasta que Ollivander tomo otra.

–Creo que esta es…Agítala Edward –Edward la agito un poco y un brillo dorado salió de la punta de la varita causando una sonrisa en Ollivander – Pelo de unicornio, madera de cerezo, catorce centímetros, flexible.

Roy pagó la varita de Edward y salieron.

–Ro…Coronel, ¿Cómo es que podemos hacer magia si somos de otro mundo? –Edward no apartaba la vista de la varita y Roy lo miró tiernamente, a pesar de todo Edward seguía siendo un niño y al descubrir la magia no podía evitar el emocionarse con todo, cosa que lo hacía verse tierno.

– ¿Sabes algo Edward? No todos los alquimistas pueden hacer magia, solo unos cuantos logran pasar de Amestris a este mundo, y solo los alquimistas pueden hacer magia –Roy no dejaba de mirar tiernamente al rubio y luego vio una heladería – ¿Te gustaría un helado? –Edward asintió extrañado por la conducta de su coronel y ambos se dirigieron a la heladería.

Roy pidió un helado de vainilla y Edward pidió uno doble de vainilla y chocolate; se quedaron en la heladería como media hora, Edward leyendo uno de los libros y Roy observando al rubio.

–Edward, creo que deberíamos irnos a comer algo, ya son las cuatro de la tarde y yo no traigo nada en el estomago más que un café y un pan y a lo que imagino, tu no traes nada más que el café, cosa rara en ti, ya que comes mucho –Edward miró molesto a Roy y se levanto de la silla.
Antes de salir Edward observo como un chico de cabello azabache y anteojos se encontraba leyendo algo y no pudo evitar pensar que el chico era atractivo, inmediatamente se reprendió mentalmente, el no era gay….Solamente le gustaba Mustang, ¿Verdad?

Los alquimistas fueron a comer al caldero chorreante donde se encontraron a Ginny quien se intimido un poco con la presencia de Roy, por lo que solo saludo de lejos a Edward.

Edward se excuso a la hora y se dirigió a la habitación diciendo que se encontraba cansado y dejo a Roy solo quien comenzó a platicar con una mujer rubia de buen cuerpo y piernas largas que no dejaba de coquetearle al moreno, quien después de un rato se disculpo y se retiro a la habitación con un número telefónico en la mano.

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Septiembre 1

10:00 a.m.

Roy despertó y sacudió a Edward sin levantarse de la cama tratando de despertarlo.

–No quiero despertar aun –El rubio se movió y termino abrazando el pálido cuerpo del azabache quien se sorprendió y sonrojó mirando tiernamente a Edward volviendo a sacudirlo.

–Edward, Edward despierta –El rubio abre los ojos y observa que abrazaba a Roy causando un sonrojo en sus mejillas y separándose rápidamente del cuerpo que tanto lo volvía loco.

–Lo...Lo siento Ro…Coronel…yo…-Edward se sonrojó de nuevo y se colocó la playera negra bajo la mirada de Roy.

–No…No te preocupes Ed…Elric –Roy no quitaba la mirada del hermoso cuerpo del rubio y al notar que Edward notaba su mirada volteo nervioso a otro lado–Entrare a bañarme y bajare a desayunar, no tardes, tenemos que estar en la estación antes de las 12:00 p.m.

Roy entró al baño y Edward, que seguía en bóxers, se sentó en la cama recargando su rostro en sus manos que se encontraban sobre sus muslos.

"No Edward, no debes de enamorarte de él, ¡es un hombre!, además, jamás de fijaría en ti" pensaba el rubio soltando unas pequeñas lagrimitas "Idiota, ¿Cómo puedes llorar por eso?"

Roy Mustang salió del baño ya vestido con unos pantalones de vestir color negro, una camiseta color blanca, saco negro y zapatos negros.

Edward entró al baño dejando la habitación sola debido a que el Coronel bajó a desayunar algo.

Media hora después el rubio bajo y se sentó a un lado del morocho pidiendo algo ligero para comenzar su día.

Comieron en silencio y al terminar partieron a la estación de trenes de King Cross esperando que fuera la hora para poder partir, por raro que suene los alquimistas apenas se dirigían la palabra, Edward se dedicaba a leer los libros de las materias que tomaría y Roy se dedicaba a ser acosado por mujeres, tratar de leer libros de alquimia, ser acosado por mujeres, mirar el reloj cada cinco minutos y ser acosado por mujeres.

Las 11:50 a.m. llegaron pronto y Roy se levanto sacando a Edward de su mundo y ambos caminaron hacia una plataforma, precisamente la plataforma 9 y 10 o más bien conocida por los magos como las plataforma 9 ¾.

–Adivinare, ¿Tenemos que atravesarla de nuevo no? –Roy asintió y con una mirada malévola aventó a Edward contra la pared y luego él la atravesó soltando una risita y con los ahora baúles donde cargaban su equipaje.
– ¿Estás bien acero? –Edward lo miró con una expresión de: "Si las miradas matasen…"

– ¡ROY MUSTANG! ¡No me vuelvas a aventar así! –Edward termino pálido como la última vez y Roy sonrió para sí mismo, dejo los baúles y empujó al rubio hacia el tren que comenzó a partir hacia la escuela poco después de que Edward y Roy entraran al tren.

La pareja de alquimistas se sentó en un compartimiento vacio y Roy cerró las cortinas causando un estremecimiento de miedo en Edward.

–Tenemos cosas que aclarar antes de que entres a Hogwarts, primero que nada, no puedes usar alquimia a menos que sea una emergencia, no puedes decir que eres de otro mundo, ni se te ocurra decir que eres del ejercito, tienes trece no quince, y tienes que llamarme señor Mustang o profesor Mustang, no bastardo, no idiota, no Mustang, al menos cuando estemos en clases –Edward bufó y Roy frunció el seño- ¿Alguna queja Elric?

–No señor –Edward rodó los ojos y Roy bufó esta vez - ¿Algo mas Co…Señor Mustang?

–Pues…-Roy volvió a colocarse encima de Edward que no sabía ni cómo, ni cuándo, tenía al azabache sobre él, besándolo y acariciándolo apasionadamente.

– ¡Dios mío Mustang! ¡Eres un pervertido! ¡Estamos en el tren rumbo a la escuela! Alguien podría entrar y…. ¡Te recuerdo que pesas! –Roy comenzó a reír y se levanto de encima de Edward sentándose frente a él –Se te está haciendo costumbre hacer eso…-Edward comenzó a sentirse nervioso y volteo la mirada con dirección a la puerta –Yo… Iré a tomar aire.

Edward salió corriendo del vagón y llego hasta el final del tren observando como la estación se veía cada vez más lejana.

–Si me aviento ahora no pasara de que ruede unos cuantos metros y me fracture algún hueso, tal vez me rompa algún hueso como máximo, cosa que dudo… si me aviento ahora podre correr hacia la estación y huir y… ¡Esto es tan estúpido! –Edward se empezó a golpear la frente con la mano izquierda y suspiro, ya comenzaba a arrepentirse de ir con Roy a hogwarts, ¡y ni siquiera habían llegado!

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una castaña de cabellos enmarañados que salió corriendo hacia donde él estaba con unas cuantas lagrimas en los ojos, sin percatarse de la presencia del rubio.

–Estúpido Malfoy, ¡Ya me tiene harta con su estúpido insulto! ¿Y que si soy una sangre sucia? Pareciera que no conoce otro insulto y…-La castaña se percata de Edward y se sonroja- Yo… Lo siento, creí que estaba solo… -la chica de cabellos castaños estaba a punto de entrar al tren cuando el rubio le hablo.

–No te preocupes… ¿Estás bien? Si quieres quédate… por cierto, soy Edward, Edward Elric-dijo el rubio con una sonrisa preocupada estirando su mano.

–Yo… Soy Hermione Granger, y sí, estoy bien –Hermione tomó con un poco de timidez la mano izquierda del rubio y se sonrojó.

–Pues, no es de mi incumbencia pero no me gusta ver llorar a las chicas bonitas –Dijo el rubio sonrojándose furiosamente causando que la castaña volteara la mirada sonrojada.

–Yo… Gracias Edward, es solo una estupidez, no te preocupes –Edward sonrió y pensó: "Esta chica es muy linda, la invitare a sentarse conmigo, sirve y no estoy solo con el estúpido de Roy"

–Ed, dime Ed, oye Hermione, ¿Te gustaría ser mi amiga? Es que soy nuevo y no conozco a nadie en la escuela –Edward volvió a sonrojarse, ¿Qué tenía esa chica que le hacía sonrojarse tanto?

– ¡Claro Ed! Oye, ¿Te molestaría si me sentara junto a ti en el tren? Es que no eh encontrado compartimiento –Hermione le sonrió a Edward quien le respondió con una sonrisa más grande y se dirigió a la puerta de entrada del tren.

–Estas de suerte Hermione porque yo ya eh encontrado un compartimiento, pero lo comparto con… un nuevo profesor, espero no te moleste –Dijo Edward al momento que entraba al tren seguido por Hermione.

–No, no me molesta, ¿A ti te molestaría si invito a dos amigos a sentarse con nosotros? Te agradaran, Harry es gracioso y Ron es…ehmm… ¿Te molestaría? –Dijo la castaña con otro sonrojo y entrando al vagón donde se encontró con un hombre muy apuesto de cabello azabache y piel pálida que hablaba con otro hombre de piel pálida y cabellos castaños.

–Para nada Hermione, entre más gente mejor –Edward le sonreía mucho a la castaña, Roy al ver esto no pudo evitar ponerse celoso –Eh… Señor Mustang, ella es Hermione Granger, espero no le moleste que ella y sus amigos se sienten con nosotros –Dijo Edward tratando de evitar la mirada de Roy, Hermione le veía confundida, ¿Por qué tenía que avisarle al morocho como si le pidiera permiso?

–No Elric, no hay problema; Chicos él es Remus Lupin, un viejo amigo y será el nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras –Roy miraba hacia la puerta donde se veían pasar muchos alumnos.

–Mucho gusto, Y usted, señor Mustang, ¿Que enseñara? –Pregunto la castaña tratando de entablar una conversación debido al silencio incomodo que se sentía.

–Pues, es una nueva materia que se ejercerá en el colegio, es la materia de alquimia –Hermione miró asombrada al morocho, ella esperaba un maestro mayor, no un hombre joven y apuesto.

– ¿Alquimia? Eh…He leído un poco sobre ella, es fascinante –Edward rodó los ojos y sonrió divertido al tiempo que unos chicos entraban al compartimiento con un poco de timidez.

– ¡Hermione! Aquí estabas, estábamos preocupados –Hablo un chico de cabello color azabache y ojos verdes esmeraldas con unas gafas y Edward inmediatamente lo reconoció como el chico apuesto que estaba leyendo en la heladería.

–Lo siento Harry, es que me encontré a Edward y decidí sentarme con él, no les avise porque sabía que me encontrarían, perdón –Los chicos asintieron en señal de aceptación y Hermione sonrió.

–Yo soy Edward Elric, mucho gusto, ¿Gustan sentarse? –Dijo Edward con una sonrisa sincera esperando la aceptación de los adolescentes.

–Claro, gracias Edward –Dijo un chico pelirrojo, de ojos azules y pecas en la cara; Ese chico le recordaba un poco a los gemelos que conoció el día anterior.

Los dos adolescentes se sentaron un poco incómodos al notar la presencia de los mayores pero comenzaron a platicar entre ellos.

– ¿Y de dónde eres Edward? –Pregunto el pelirrojo captando la atención de parte del Coronel que rogaba que Edward recordara lo que le dijo.

–Soy de New York, es la primera vez que asisto a un colegio de magia, y mas que se encuentre tan lejos de casa –Edward mintió con tanta naturalidad, Roy pensaba que el chico fácilmente podría ser actor.

– ¡Genial! ¿Y tus padres vinieron contigo o viniste solo? –continuo la castaña al recordar haber visto al rubio subir al tren sin despedirse de nadie, eso sí, empujado por el azabache, ¿Serian familiares? No se parecían en nada.

–No, mi madre murió cuando yo tenía diez años y mi hermanito nueve, y el bast…. Idiota de mi padre se fue de casa cuando yo tenía cinco años –Dijo el rubio sin mostrar ninguna expresión en el rostro, pero todo se reflejaba en sus ojos, cosa que solo la castaña y el Coronel pudieron notar.

–Lo siento mucho Edward –Dijo Hermione avergonzada –No debí preguntar, fue una pregunta tonta.

–No te preocupes Hermione, no pasa nada, eso fue ya hace años –Dijo el rubio mostrando una sonrisa.

– ¿Y entonces tienes un hermano? ¿No vino? –Pregunto Ron con un chocolate en la boca.

– ¡RONALD! No se habla con la boca abierta –Hermione comenzó a regañar al pelirrojo, escena que era muy divertida a la vista de los nuevos profesores, Harry y Edward.

– Mi hermano tiene es un año menor que yo, tiene cator...doce años y se llama Alphonse, lamentablemente la tía Pinako no dejo que viniera –Edward volvía a mentir con tal naturalidad que Roy comenzó a pensar en que otras cosas Edward pudo haber mentido como para que él no lo notara; Si bien era cierto que Alphonse y Edward estuvieron viviendo un tiempo con las Rockbell, era invención eso de que la señora Pinako no lo dejo asistir, ya que ella ni siquiera estaba enterada que el mayor de los Elric partiría.
El azabache observaba al rubio reír e inconscientemente una sonrisa se asomo por su rostro, una sonrisa que demostraba total ternura.
El carrito de golosinas llego al vagón y todos menos Roy compraron algo, Hermione una varita de regaliz, Harry unas ranas de chocolate y unas grageas, Ron una pluma de azúcar, dos ranas de chocolate y unas grageas, Edward compró unas grageas y dos ranas de chocolate y el profesor Remus varias tabletas de chocolate y ranas de chocolate.

El carrito de las golosinas se fue y los cuatro alumnos comenzaron a platicar animadamente bajo la mirada de los futuros profesores.

–Y Ed, ¿Ya sabes en que casa entraras? O por lo menos ¿Sabes a cual quieres entrar? –Edward negó con la cabeza y Harry le sonrió- Espero quedes en Gryffindor, no importa donde quedes, ruego por que no sea en Slytherin, me caes lo suficientemente bien como para que seas una serpiente– Edward lo miró confundido y Hermione le secundo explicándole.

–Cada casa se representa con un animal, Gryffindor es el león, todo Gryffindor tiene honestidad, valor, fuerza, audacia, coraje y lealtad. Los Slytherin son representados por la serpiente, todos son… "ambiciosos, astutos y determinados" –Dijo la castaña levantando los dedos y haciendo comillas –Los Hufflepuff son representados por el tejón, son justos, leales y pacientes. Y por último, los Ravenclaw, representados por el águila, creativos, eruditos e inteligentes.

–Sabes Hermione, aun me pregunto cómo es que no quedaste en Ravenclaw, con eso de que eres tan inteligente y amas leer –Hermione miro al pelirrojo con cara de: "¿Es enserio?" y suspiro.

–Ron, nos hemos enfrentado a no sé cuantas cosas y aun te preguntas ¿Porque estoy en la casa de los leales, audaces, honestos, fuertes y con valentía?-Ron miró apenado a la castaña y Edward se soltó a reír.

–Vaya Hermione, ¿No eres del comité de bienvenida? Te sabes de memoria las casas –Edward se quedo pensativo bajo la curiosa mirada de todos.

– ¿En cuál casa crees que quedaras, Ed? –Harry miró interrogante a su nuevo amigo rubio y le dio una mordida a la rana de chocolate.

–Ni idea, Hufflepuff queda descartada, no soy nada paciente –Edward probo una gragea e inmediatamente la escupió -¡Asco! ¡Mi lengua! –Edward comenzó a tallarse la lengua con su mano enguantada, Roy y Ron lo miraban con risa mientras que Harry, Hermione y el profesor Lupin lo miraban con curiosidad.

– ¿De qué era, Ed? ¿Tan mal te supo? –Hermione miro preocupada al rubio que seguía tallándose la lengua como loco.

– café… ¡CON LECHE! ¡Odio la leche! ¡Sabe a vomito! –Todos en el vagón se soltaron a reír y Edward se cruzo de brazos con resignación –Vaya amigos, se burlan de mi –Edward fingió llorar con dramatismo y todos volvieron a reír.

–Ed, lo sentimos es solo que…-Hermione soltó la risa de nuevo bajo la incrédula mirada de Edward que la miraba con un puchero -¿Por qué odias tanto la leche? La gragea era de café con leche, ¿Cómo tomas entonces el café? –Todos pararon de reír y Edward se volvió a cruzar de brazos.

– ¡Sabe a vomito! ¡No sé cómo pueden tomarla! Yo tomo puro café negro, odio la leche –Los menores lo miraron confundidos, ¿Cómo un adolescente de "trece" años toma café negro?

Los chicos siguieron conversando, los profesores de vez en cuando intercambiaban miradas o palabras, cada uno se dedicaba a leer sobre su materia.
De pronto el tren se paro con brusquedad causando desconcierto en todos los alumnos que viajaban dentro; El profesor Lupin se excuso y salió a ver qué había ocurrido, Ron y Hermione decidieron ir con él, tenían unas cosas que hablar y necesitaban hablar de ello sin Harry.

Los dos alquimistas y el joven mago azabache se miraban confundidos, un frio comenzó a recorrer el cuerpo de los tres y los vidrios se empañaron y a pesar de que cerraron la puerta del vagón una mano huesuda, gris, viscosa y con pústulas abrió la puerta, dos criaturas como esas llegaron poco después y comenzaron a succionar con fuerza algo de las caras de los tres hombres dentro del vagón.

Cuando succionaron a Roy, el azabache comenzó a recordar la guerra de Ishval, todo lo que hizo, lo que ocasionaron él y los demás militares.
Cuando succionaron a Harry, fue con mayor fuerza, recordó unas escenas con una brillante luz verde y una mujer pelirroja, lo último que recordó antes de desmayarse fue un grito diciendo su nombre con desesperación.

Con Edward fue igual, succionaron su esperanza y su felicidad haciéndole recordar todo, la muerte de Nina, cuando encontró el cuerpo de su madre, a su hermano en esa armadura, las miles de veces que estuvo a punto de morir, cuando realizo la transmutación humana, cuando perdió su pierna, cuando la puerta se llevo a su hermano, cuando perdió su brazo, escucho el grito de su hermano llamarle cuando estaba desapareciendo por la puerta y lo último que el alquimista dijo antes de desmayarse fue: "Lo siento, Al"

Harry Potter despertó quince minutos después del incidente con las criaturas, su piel se ve pálida y tenía sudor frio por todo su cuerpo.

– ¿Qué...Que paso? –El joven azabache sintió un mareo y vio al rubio desmayado en el otro asiento -¿Ed? ¿Edward, estás bien? –El profesor Lupin se acerco a Harry y le dio un trozo de chocolate.

– ¿Estás bien, Harry? Edward esta desmayado, come eso, te hará bien –Remus estaba a punto de salir del vagón cuando Harry le interrumpió.

– ¿Qué paso? ¿Qué eran esas cosas? –Harry estaba exaltado, Hermione lo abrazó en señal de apoyo y Harry se mordió el labio inferior, no le había gustado ese grito.

–Eran dementores, guardias de Azkaban, estaban buscando a Sirius Black, si me disculpan, tengo que hablar con los conductores, Roy, cuando Edward despierte dale esto –Remus le entrego otro pedazo de chocolate y salió del vagón.

–Edward, Edward despierta-Roy Mustang sacudía con fuerza el cuerpo de Edward –Edward, si algo te pasa tu hermano me matara y soy demasiado guapo y joven para morir, ¡Despierta Elric! –Edward abrió sus ojos color ámbar y el color regreso al rostro de Mustang que estaba mas pálido que nunca, aunque Roy no quisiera admitirlo, temía que algo grave le pasara a su rubio y la excusa de su hermano era eso solamente, una excusa.

– ¿Qué demonios ocurrió? ¿Por qué me desmaye? ¿Qué eran esas cosas? –Edward empezó a preguntar rápidamente sin dar tiempo a los demás para responderle.

–Eran dementores, según el profesor Lupin. Edward, ¿Tu también escuchaste eso? –Edward miró confundido a Harry y el azabache continuo- Un grito, de una mujer.

–No, nadie grito, solo… olvídalo. ¿Cuánto falta para llegar? Me siento mal y quiero algo dulce, creo que voy a vomitar –El rostro del rubio se notaba pálido, Roy le entregó el trozo de chocolate y Edward lo comió gustoso – ¿Alguien más sintió lo que yo?

–Cuando salimos con el profesor Lupin, unos dementores se acercaron a nosotros, el profesor Lupin uso no se qué hechizo y corrimos para acá, pero yo sentí tristeza, como si nunca más pudiera ser feliz –El pelirrojo se estremeció al terminar de hablar y dejo a los demás hombres y a la castaña pensando.

El resto del viaje fue en silencio, estaban sentados así:
Edward recargado en la ventana, Hermione a su lado y Harry a un lado de la puerta; frente a ellos estaban Roy, recargado en la ventana y por lo tanto frente a Edward, y Ron sentado frente a Harry.
Edward leía un libro sobre transformaciones, Roy veía el paisaje, Ron roncaba recostado en el asiento, Hermione dormía recargada en Harry, y Harry se dedicaba a ver la pared frente a él, pensando en la voz que escucho.

Los estudiantes ya se habían cambiado y esperaban pacientes la llegada al colegio.

El profesor Lupin no había vuelto y ya faltaban unos minutos para llegar a Hogwarts, todo el tren estaba silencioso debido al incidente con los dementores.

Finalmente el tren paró y todos los estudiantes bajaron, los de primer año fueron con Hagrid que también se llevo a Edward con una mirada de miedo.

¡De por si el rubio tenía un complejo de su estatura! No podía evitar sentirse algo intimidado al ver el gran tamaño de Hagrid.

Los alumnos de primero, junto con Edward llegaron poco después de que los demás alumnos, desde segundo hasta séptimo año, se hubieran acomodado en las mesas.
La profesora McGonagall llamó a los alumnos dentro del gran salón, Edward se asombro al ver el techo, era hermoso.
El alquimista de acero busco con la mirada al Coronel pero no lo encontró, espero a ser llamado por la profesora McGonagall mientras jugaba con sus dedos, el rubio sentía muchas miradas en su cuerpo y eso lo ponía un poco nervioso, no volteo a ver a nadie pero de reojo pudo ver que un chico pálido, de cabellos rubios que usaba un uniforme con toques en verde lo miraba con mucha atención.

Finalmente la profesora McGonagall le nombro y pasó frente a todos, por raro que suene, al alquimista de acero le temblaban las piernas, se sentó en el banco y el sombrero seleccionador comenzó a hablar.

– ¡Edward Elric!, un prodigio-El sombrero comenzó a hablar fuertemente pero bajo la voz en la siguiente oración- ¿Quién diría que tendría a un brillante alquimista en esta escuela? –Edward se puso pálido y el sombrero volvió a hablar fuerte –Me preguntó donde podrías quedar, eres muy justo y leal, perfecto para un Hufflepuff, eres muy inteligente también, digno de un Ravenclaw, en cambio, cuando te lo propones, eres muy ambicioso para conseguir tus objetivos, serias capaz de hacer todo por conseguirlos, siempre y cuando no lastimes a nadie inocente, tienes determinación y astucia también, lo que te aria perfecto para un Slytherin –Muchos murmullos se escucharon entre todas las casas, Edward enfoco su vista en el trió dorado y observo que ellos lo miraban preocupados, casi rogando porque no lo dejaran en Slytherin, el sombrero continuo –Sin embargo, tienes mucha fuerza, tanto física como emocional, eres valiente, demasiado, te has enfrentado a cosas que nadie aquí podría imaginar, tal vez alguien si, solo una persona, eres audaz y con valor en tu corazón, nunca te das por vencido, y espero que no lo hagas con lo que más deseas en este momento -El rubio se sonrojo de golpe.

– ¿Puedes decidirte de una vez? No me gusta que estés husmeando en mi mente y en mis pensamientos privados–Toda la conversación fue llevada en voz alta, todos los alumnos, incluso algunos maestros se preguntaban sobre la vida del adolescente.

–Paciencia muchacho, ya vi todo lo que has hecho todos estos días así que tranquilízate, no descubriré algo más que no haya descubierto ya, odias las reglas ¿No?, ya eh decidido tu casa, Hufflepuff queda descartada, eres justo, sí, pero no eres paciente y tu futuro se encuentra en otra casa, Ravenclaw queda descartada, si eres muy inteligente, pero tu destino se encuentra entre dos casas, Slytherin y Gryffindor, yo tengo mi decisión, ¿Tu a donde querrías ir? –Edward se confundió temiendo su destino en su futura casa y el sombrero seleccionador continúo hablando bajo la atenta mirada de todo el alumnado y profesorado en el Gran salón- Slytherin no es buena para ti, Gryffindor es tu mejor opción, tienes muchas cualidades de ambas casas pero tu valentía es sobresaliente, arriesgando tu vida en notables ocasiones con tal de defender a muchas personas, felicidades Edward Elric, eres todo un Gryffindor.

Aplausos se escucharon en toda la mesa de Gryffindor, era la selección de casa más extraña que había tenido Hogwarts, muchos se preguntaban, ¿Qué misterio ocultaba Edward Elric?

El rubio se sentó junto a sus nuevos amigos y localizo a Ginny con la mirada que le dedico una gran sonrisa, sonrisa que el rubio le devolvió gustoso.

–Felicidades Ed, eres todo un león –Dijo Ron causando una pequeña risa en Edward –Agradezco que no hayas quedado con las serpientes.

–Gracias Ron, me alegro de haber quedado en una buena casa, Slytherin tiene algo que… No me convence, tengo un mal presentimiento sobre algunos alumnos de esa casa –Edward suspiró y el director se dirigió a hablar.

–Bienvenidos, bienvenidos a otro año en Hogwarts, me gustaría darles algunas palabras antes de que comience nuestro gran banquete –Un anciano de barba bastante larga comenzó a hablar sin apartar la vista de Edward y Harry –Me gustaría darle la bienvenida a unos nuevos profesores en Hogwarts, el profesor R. J. Lupin, que será el próximo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, ¡Buena suerte profesor! –Aplausos se escucharon por el Gran Salón mientras el profesor Lupin se levantaba de la silla y se volvía a sentar después de unos segundos.

– ¡Qué bien! Fue el que les dio el chocolate chicos –La castaña miraba sonriente a sus amigos sin parar de aplaudir.

–Nuestro profesor de cuidado de criaturas mágicas a decidido retirarse después de tanto años para poder pasar más tiempo con los miembros que le quedan, sin embargo, me complace anunciar que su lugar será reemplazado por nuestro guardabosques, Rubeus Hagrid –Mas aplausos, incluso gritos de parte de Gryffindor, se escucharon por el Gran salón mientras Hagrid se levantaba moviendo un poco la mesa, causando que varias copas se cayeran al suelo.

Ron, Harry y Hermione eran los que aplaudían con más entusiasmo, Edward se preguntaba por qué tanta emoción departe del trió dorado pero se limito a sonreír y aplaudir con fuerza, ya luego les preguntaría.

–Me complace anunciar también, que una nueva materia será impartida este año, la materia será de alquimia, y será enseñada por el nuevo profesor, Roy Mustang –Unos cuantos aplausos se escucharon junto a varios cuchicheos, el anciano de barba blanca miraba a todos lados en busca de su nuevo profesor –Profesor Mustang, ¿Dónde está?

Un hombre de piel pálida y cabellos negros, entro por la puerta del Gran Salón con una mirada seria causando una entrada dramática.
Era un hombre apuesto, su mirada demostraba frialdad, una mirada que no muchos podrían soportar, sus ojos eran oscuros, era alto y vestía una camiseta de manga larga blanca, pantalones, saco y zapatos negros y su cabello despeinado.

–Lamento la demora, profesor Dumbledore, tuve que ver unos… Pequeños inconvenientes antes de entrar –Muchos grititos de adolescentes se escucharon, no podían negar que era un hombre apuesto, incluso más de lo que consideraban al ex profesor anterior de DCAO, Gilderoy Lockhart, aunque claro influye el hecho de que Gilderoy tendría unos treinta y ocho años y Roy Mustang apenas cumpliría treinta.

–Oh, no se preocupe profesor Mustang, justo ahora lo estaba presentando, ¿Gusta tomar asiento?- El azabache asintió y camino hacia la mesa de profesores lentamente, muchas chicas lo miraban con sonrojos o sonrisas coquetas, cosa que molestaba mucho al rubio.

–Finalmente –Dijo el director captando la atención de todos y callando los chillidos de las jóvenes brujas adolescentes –Por orden del ministerio, Hogwarts será protegido por los dementores de Azkaban hasta el momento en que sirius Black sea capturado. Los dementores estarán en todas las entradas del terreno y aunque nos hayan asegurado que su presencia no perturbara nuestras actividades diarias, les daré unas palabras de advertencia: Los dementores son seres viciosos, incapaces de distinguir lo que están cazando con lo que se les interpone en el camino, por consiguiente debo advertirles a cada uno de ustedes, que no les den ninguna razón para lastimarlos –Las palabras de Dumbledore eran cada vez más serias, su mirada no se apartaba de Edward y Harry quienes lo miraban con mucha atención con interés de descubrir el porqué los dementores los atacaron en el vagón- No está en la naturaleza de un dementor, el acto de perdonar. Deben saber, la felicidad se puede hallar incluso en los momentos más oscuros –El director apaga una vela con el paso de su mano – Solo deben recordar, como encender la luz –Dumbledore pasa de nuevo la mano por a un lado de la vela y se vuelve a encender.

"Increíble, alquimia de fuego sin usar ni un circulo ni los guantes que usa Ro… El coronel" –Edward no apartaba la mirada de Dumbledore, ese hombre era fascinante para él.

Los alumnos terminaron de cenar y se dirigieron a la sala común.
Edward fue detrás de Harry y Ron. Se sorprendió al observar las escaleras que se movían, se pusieron delante de un cuadro de una mujer que estaba "cantando" y los chicos comenzaron a decirle la clave.

La dama gorda no los dejaba pasar y siguió "cantando" hasta alcanzar un grito que se suponía, tenía que romper la copa que tenía en su mano, cosa que no consiguió, por lo que la rompió ella misma contra la pared.

Todos se cubrieron los oídos por tal grito hasta lograr, después de tanta insistencia, poder entrar a la gran sala común.

Los chicos se dirigieron a los dormitorios, a Edward le toco dormir junto con Harry, Ron y un chico llamado Neville Longbottom.

–Harry –Dijo el chico de cabellos negros y piel un poco pecosa –Creo que tú…deberías cuidarte mas, estos dos últimos años has sido muy descuidado, y ahora con eso de que Sirius Black escapó de Azkaban para… Bueno, tu sabes –Neville no estaba seguro de continuar lo que iba a decir por lo que callo.

–Intentar matarme, puedes decirlo Neville –Harry se quito las gafas y se recostó en la cama.

–Harry, perdón por entrometerme pero… ¿Por qué ese hombre quiere matarte? –Edward se recostó en su cama, al lado derecho de Harry y miró preocupado a su nuevo amigo.

– ¿No lo sabes, Ed? –Ron se sorprendió, todos conocían al famoso Harry Potter, ¿Cómo era posible que Edward no supiera su historia?

–Voldemort –Ron se estremeció y Harry frunció el seño –Mató a mis padres cuando tenía un año de edad, intento matarme a mí pero no lo logro debido al sacrificio de amor que hizo mi madre al dar su vida por mí, el resultado de esa maldición fallida, fue mi cicatriz –Harry se levanta un mechón de su rostro mostrando la peculiar cicatriz en forma de rayo en su frente –Se supone que Sirius Black era un mortifago, al desaparecer Voldemort, el fue encerrado en Azkaban, y al parecer quiere terminar lo que Voldemort empezó, quiere acabar conmigo –Edward miraba con asombro al azabache, ¿Cómo era posible que un loco quisiera matar a un niño de un año de edad?

– ¿Por qué ese loco intento matarte? ¡Tenias un año de edad! ¿Qué demonios le pasa? –Edward no salía de su asombro, ¿Quién demonios era ese Voldemort? ¿Por qué intento matar a Harry tan pequeño?

–Ni yo mismo lo sé Edward… Cambiando el tema… ¿Ya saben que materias optativas tomaran chicos? –Dijo el azabache suspirando y jugando con sus dedos.

–Yo tomare alquimia, adivinación, estudios muggles y cuidado de las criaturas mágicas, ¿Y ustedes? –Pregunto el rubio bostezando.

–Creo… que yo también tomare esas, ¿Qué dicen chicos? –Ron se acostó en su cama y espero la respuesta de sus compañeros de habitación para dormir.

–Estoy de acuerdo, excepto por alquimia, suena algo complicado, ¿No creen? –Neville se acostó en su cama y callo dormido sin recibir la respuesta a su pregunta.

–Estoy de acuerdo en tomar alquimia, para que Dumbledore haya puesto una nueva materia debe de ser interesante, buenas noches chicos –Los magos le respondieron al azabache y todos se durmieron, el viaje era muy cansado.

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Septiembre 2
El día comenzó y con ello comenzaron las clases.
Edward Elric despertó con mucho esfuerzo y entro al baño para ducharse y arreglarse, los chupetones que le proporciono el morocho aun no desaparecían por lo que tenía que ponerse maquillaje, por más que lo odiara.

– ¿Edward? ¿Ya estás listo? –Era Harry quien saco al rubio de sus pensamientos –Ron y Neville siguen dormidos, ¿Quieres bajar a desayunar?

–Claro Harry, ¿Vamos? –Los adolescentes despertaron a Ron y Neville antes de bajar a desayunar y recoger sus horarios.

–Tenemos alquimia dos horas seguidas, ¿No crees que es mucho? –Edward negó y se metió un pedazo de pan a la boca, Harry lo imito y siguió revisando su horario.

–Harry, ¿Quieres dejar de estresarte viendo el horario y comer? Falta una hora para que comiencen las clases, mejor disfruta y come –Dijo el rubio metiéndose otro pedazo de pan a la boca y tomando un sorbo de jugo de naranja.

–Lo siento Ed, es solo que… Después de la comida tenemos pociones, transformaciones y adivinación, las primeras dos son algo pesadas, no tengo ganas de soportar a Snape –Harry suspira y comienza a desayunar unos huevos revueltos.

– ¿Quién es Snape? Como sea, te comprendo, yo no tengo ganas de soportar dos clases con Mustang –dijo Edward dirigiendo su mirada hacia la mesa de profesores donde se quedo mirando al alquimista de fuego durante unos segundos.

–El profesor Snape es… ¡Me odia! Bueno… yo también lo odio pero… ¡Quita puntos por todo a Gryffindor! Oye, ¿Cómo conoces al profesor Mustang? –Dijo Harry notando que Edward se quedo viendo al morocho de ojos zafiro.

–Yo… El es mi tutor, pero no le digas a nadie –Dijo el rubio sonrojándose –Como sea, mira, ahí viene Hermione –Dijo Edward golpeando delicadamente el brazo izquierdo de Harry con su brazo derecho en señal de insinuación.

– ¡Edward! –Harry se sonrojo y Hermione lo miro extrañada al momento que se sentó frente a los chicos.

–Buenos días, ¿Harry, estás bien? Te ves rojo –Hermione se sirvió un poco de jugo de calabaza y se sirvió unas tostadas con mermelada y un poco de huevos.

–Si Herms, estoy bien –Dijo el azabache mirando mal al rubio que se encogió de hombros- ¿Ya sabes que materias tomaras Hermione?

–Sí, tomare alquimia, cuidado de las criaturas mágicas, adivinación, runas antiguas, estudios muggles y aritmancia –Los jóvenes magos se quedaron viendo con la boca abierta a la castaña que mordió una tostada, tomo un sorbo de jugo y los miro extrañada -¿Qué ocurre?

–Hermione, ¿Cómo tomaras todas esas materias? ¡Son todas las que tenemos por elegir! Además, adivinación y ruinas antiguas son a la misma hora –Harry hacia un esfuerzo para evitar un infarto, ¡Eran demasiadas materias!

–Ese es mi problema Harry, como sea, nos vemos en la clase de alquimia en una hora, McGonagall me habla –La castaña tomo el ultimo sobro del jugo de calabaza y se retiro.

– ¿Tu viste cuando termino de comer o soy un distraído? –Pregunto Edward extrañado al no notar cuando su amiga termino su desayuno.

–No Ed, yo tampoco vi cuando termino de comer, esa chica me asusta a veces –Harry tomó otro sorbo de jugo de calabaza y continuo desayunando.

Edward vio llegar a Ron al Gran Salón y tomo esa como una oportunidad para hablar con el Coronel, necesitaba saber que tenía que investigar precisamente, o que podría preguntarle a Harry ya que el chico no tiene ningún recuerdo de sus padres, eso sería un inconveniente.

–Harry, tengo que irme, nos vemos en el salón, te dejo con Ron –El alquimista rubio se levantó de la mesa antes de darle la oportunidad de responder a Harry, le dirigió una mirada de "tenemos que hablar" al Coronel y salió del Gran Salón, seguido poco después por el alquimista de fuego.

Edward llegó al aula donde Roy daría clases y se puso a esperarlo pacientemente… bueno, en realidad no dejaba de dar vueltas por toda el aula.

Minutos después el azabache entró con una mirada pacifica.

– ¿Qué te trae por aquí Elric? ¿Extrañaste mi presencia? –Dijo burlonamente el Coronel al momento que se sentaba en el escritorio.

–No te creas tan importante Mustang, tenemos que hablar –Edward volteo hacia la puerta asegurándose de que no hubiera nadie y suspiro –No tengo ni la mas mínima idea de cómo investigar sobre la muerte de los Potter, Harry tenía un año de edad cuando ellos murieron, no tiene ningún recuerdo sobre ellos.

–Hmm, sin duda eso será un inconveniente, pediré un permiso especial para que podamos salir al Valle de Godric a investigar lo más pronto posible –Edward lo miró confundido y Roy sonrió –Los Potter tenían su domicilio anteriormente ahí.

–Bien, ¿Algo más? –Edward volteo de nuevo a la puerta para asegurarse que no hubiera nadie.

–Sí, me tome la libertad de buscarte un lindo traje militar, tendrás que usarlo cuando vayamos al Valle de Godric, no repliques, es una orden –Edward miró molesto al Coronel, volvió a voltear hacia la puerta, y al asegurarse que no hubiera nadie (como por tercera vez), le dio un casto beso al Coronel causando una mirada asombrada en su rostro.

–Bien, ¿Cuándo me pagaras lo de los chupetones, Mustang? –Edward miró de forma retadora al azabache antes de irse a sentar al notar que los demás alumnos comenzaron a llegar.

Edward tomo asiento junto a Harry, Hermione se sentó junto a Ron y a los minutos el salón estaba lleno, ¡Que rápido pasa el tiempo cuando se encuentra con el alquimista de fuego!

–Eh… Buenos días alumnos –El de ojos zafiros mostraba un nerviosismo que se quito al observar suspiros de parte de varias brujas –Bien, para comenzar, ¿Quién puede decirme que es la alquimia? –La castaña y el rubio levantaron la mano rápidamente causando una sonrisa en el azabache –Señorita Granger.

–La alquimia combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se era capaz de lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna. En el plano espiritual de la alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la oración y el ayuno. Uno de los alquimistas más destacados es Nicolas Flamel, quien se dice, logro crear la piedra filosofal y lograr así la inmortalidad, otro podría ser Von Hohenheim, quien se dice logro transformar los metales en oro y dio a conocer el zinc –Hermione recito de memoria lo que había leído en libros, al mencionar el nombre de Hohenheim a Edward se le abrieron los ojos con sorpresa.

–Eh… Bien señorita Granger –Roy trataba de asimilar la información dicha por la adolescente –Señor Elric, ¿Quisiera complementar la información?

–La alquimia es una disciplina mítica y medieval, casi mágica, siendo esta que se describe cercana a la química. Mediante la alquimia se varía la forma y organización de la materia, incluso hasta el nivel subatómico, pudiendo cambiar por ejemplo, los átomos de plomo por otros de oro, o transformar una barra de plomo en una estatua de la misma masa que se tenía. Para la alquimia se precisa de un círculo de transmutación, medio para canalizar la energía del alquimista a lo largo de la reacción de transmutación. Esta reacción se basa en el principio de intercambio equivalente, que dice: "Para obtener algo, debes dar algo del mismo valor" –Edward dijo todo eso sin mover la vista de la pared, diciendo todo de memoria y causando la impresión de Hermione que comenzó a hojear todo el libro para encontrar lo dicho por el rubio.

–Gracias, señor Elric –Roy comenzó a escribir varias cosas en el pizarrón mientras todo el salón miraba confundido al rubio y a la castaña.

No falto mucho para que la clase empezara a platicar de cualquier tontería, Hermione seguía buscando en que se equivoco y Edward estaba dibujando el círculo de transmutación que su adorado alquimista de fuego tenia grabado en sus guantes.

– ¿Cómo supiste todo eso Edward? –El rubio levanto la vista y se encontró con la mirada confundida de Harry.

–Digamos que yo también amo leer, me pase todo el verano leyendo libros de todas las materias que hay en la escuela –Harry no parecía convencido e intento ver lo que el rubio dibujaba, cosa que no logro porque Edward cerró la libreta con fuerza.

– ¡Silencio! –Roy miró de forma fría a todo el salón que inmediatamente se calló, la mirada del alquimista de fuego intimidaba –Los tres pasos de la transmutación alquímica son los siguientes: La comprensión, la descomposición y la reconstrucción.

–Profesor, ¿De qué sirve la alquimia? Es solamente la historia de la química antes de ser llamada así-Dijo un rubio de tez pálida que miraba aburrido el pizarrón.

– ¿Cuál es tu nombre jovencito? –Pregunto el azabache con una mirada arrogante en el rostro, causando varios suspiros de parte de las chicas del aula, incluida Hermione.

–Soy Draco, Draco Malfoy- Respondió el rubio con arrogancia viendo a los ojos al morocho, después de unos segundos volteo un poco la vista, ni siquiera el gran Draco Malfoy lograba soportar la penetrante y gélida mirada del Coronel.

–Bien, señor Malfoy, tal vez usted piense así, pero la alquimia no es solo química, ciencias, medicina, astrología y etc. La alquimia es una práctica muy útil, yo mismo soy un alquimista, y uno muy bueno debo admitir –El azabache comenzó a ponerse sus guantes y sonrió – Yo tuve el honor de conocer a un gran alquimista ya nombrado por la señorita Granger cuyo nombre no mencionare para darle más dramatismo, el es un brillante alquimista, y también tuve el placer de conocer a sus hijos, unos jóvenes que a la edad de ocho y nueve años lograron comprender muchas cosas de la alquimia –Roy se recargo en el escritorio y se cruzo de brazos con una sonrisa, Ed al escuchar que el morocho hablaba de él, se sonrojó un poco y miró atento al pelinegro – A la edad de diez años el mayor hizo algo que no muchos podrían hacer, fue algo que no debió haber hecho pero me sorprende que haya podido lograrlo, y más aun que haya podido sobrevivir a eso, ahora él es uno de los alquimistas más jóvenes, también es un chico brillante y muy inteligente y debo admitir, por más que me pese decirlo, tal vez ahora no pueda, pero en algún futuro el podrá superarme en combate –Edward miró sonriente a Roy y sus ojos brillaron, no podría creer que el azabache pensara eso de él –Ahora, sobre mi hay poco que decir, yo contaba con el titulo de: "el alquimista más joven" hasta que el hijo mayor de este alquimista se dio a conocer, solo es necesario decir que mi nombre o el nombre que me dicen de donde me conocen es: Roy Mustang el alquimista de fuego, sobre usted, señor Malfoy, debo decirle que si no tiene interés en la materia le agradecería que saliera, no necesito a alguien que no tenga el interés de aprender en esta aula–Todos soltaron pequeños cuchicheos entre sí, Draco Malfoy lo miró bastante molesto y Roy estaba a punto de volver a comenzar con la clase cuando una joven le hizo una pregunta.

–Señor Mustang, ¿Por qué le llaman el alquimista de fuego? –Pregunto una chica de cabello negro azulado y ojos color azul cielo.

Edward simplemente abrió los ojos y pensó para sí mismo: "Mala pregunta, el Coronel se pondrá arrogante"

–Gracias por tu pregunta jovencita, me llaman así porque soy de los pocos alquimistas, por no decir el único actualmente que controla la alquimia de fuego, esta alquimia es una de las más peligrosas y también muy complicada de aprender, si a ustedes les interesa aprender sobre la alquimia y algún día quieren lograr hacer algo como esto –Dijo el azabache tronando sus dedos y logrando que unas llamaradas salieran por sus guantes rodeando toda el aula causando el asombro de todos debido a que Roy controlaba las llamas –Tienen que empezar por estudiar, aprender, apuntar y quedarse callados en clase –termino Roy Mustang con una mirada severa y continuo escribiendo en la pizarra.

– ¿Fuego eh? ¿Eso quiere decir que no sirve de nada su alquimia cuando llueve verdad, señor Mustang? –Edward miró maliciosamente al azabache causando la risa de muchos alumnos.

– ¡Basta! Puede que piensen que soy un inútil bajo el agua, pero en realidad, mientras yo me encuentre seco, puedo lograr separar los átomos del hidrogeno y el oxigeno y junto con algún encendedor o algún cerillo puedo lograr una explosión, cinco puntos menos a Gryffindor, me gustaría hablar después de clases con usted señor Elric-Reproches se escucharon de parte de los Gryffindor y Roy continuo escribiendo.

Las dos horas de clases pasaron rápido y los alumnos salieron muriendo de hambre, todos menos Edward, quien tendría que quedarse a solas con el "bastardo" del Coronel.

–Me gustaría que evitaras esa clase de comentarios, Elric. Te recuerdo que tengo el poder de reprobarte –Roy comenzó a regañar al rubio quien simplemente se quedaba pensando en su mundo personal, algo que pensó Edward hizo que se sonrojara captando la atención de Mustang - ¿Me estas escuchando Edward?

–Lo siento, no lo volveré a hacer, no es mi culpa que sea un inútil en la lluvia –Roy mira de forma fría al rubio causando un escalofrió en su cuerpo –Lo siento, ya, ¿Puedo irme?

–No –El azabache lanza un hechizo a la puerta causando que se cerrara con llave –No quiero que te disculpes así Edward.

– ¿Entonces como…? –Roy le dio una mirada lujuriosa y Edward se sonrojó con fuerza.

–Antes de empezar la clases me preguntaste que si cuando te pagaría eso que se te empieza a notar en el cuello, no hay mejor momento que el ahora –Roy acorraló a Edward contra la pared y comenzó a morder el lóbulo de su oreja.

– ¡Roy Mustang! ¡Estamos en un salón de clases! –Roy continúo con su labor de morder la oreja del rubio causando muchos estremecimientos en el cuerpo de Edward quien comenzó a desabotonar la camisa blanca del azabache y comenzó a besar desde el hombro izquierdo de Roy hasta llegar a su mandíbula.

–Sabía que no podrías resistirte acero –El azabache se alejo de forma divertida y miro la despierta entrepierna del rubio –Diviértete en clases –Roy estaba a punto de salir del aula cuando Edward le quito la varita de la mano con un hechizo.

–No comiences lo que no quieras acabar Roy –Miró de forma molesta y retadora al morocho al momento que se acercaba a besarlo con fuerza y pasión.

Media hora después, Edward Elric sale del aula de alquimia y se dirige al Gran salón, mientras camina se cubre los chupetones con un poco mas de maquillaje y cuando llega se encuentra con sus amigos.

– ¿Qué tanto quería el señor Mustang que te retuvo media hora? –Pregunto Harry notablemente preocupado.

– ¿Eh? ¡Ah! No me retuvo media hora, me regaño y cuando salí me dirigí a la biblioteca –Edward se sirvió algo de comer y un jugo de naranja.

– ¿Qué tanto tenias que hacer en la biblioteca? Tardaste mucho –A Harry se le hizo raro el hecho de que saliendo de clases Edward quisiera ir a la biblioteca, ni siquiera Hermione hacia eso.
–Eh…Yo…Tengo que irme, ¿Dónde está el aula de pociones? –Edward se levantó apresurado al ver entrar a Roy, no sabía porque pero no se sentía bien para soportar la gélida mirada del azabache sobre él.

–En las mazmorras, ¿A dónde tienes que ir? –Respondió el pelirrojo mientras que Edward salió corriendo del Gran salón gritando un "¿Me podrían ver en la sala común antes de ir a clases?"

Harry suspiro y se dedico a terminar su comida, Ron y Hermione se miraron confundidos y se encogieron de hombros.

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Notas finales:

Espero les haya gustado.
Espero sus dudas, quejas, comentarios, ideas, etc.
XOXO 


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