Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Todo de ti por TeruB

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Segundo capítulo, este es un poco más largo que el anterior, pero creo que la longitud va a variar mucho depende de los sucesos jaja. Gracias por leer ^^

Hiro llegó a su apartamento pasada la medianoche completamente ebrio. Tal y como Makoto había predicho, su cuenta fue pagada por Takamasa. “Porque ya me lo pagarás luego” le había dicho riendo.

-“De verdad ese tipo me mima demasiado” –pensó con cierta diversión

En la sala vio unas cuantas cajas con algunas leyendas hechas con marcador. En seguida salió de una de las dos recámaras un hombre alto llevando una caja más entre los brazos.

-Hiro, no me di cuenta cuando llegaste, bienvenido. – le dijo amablemente

-¡Osu! – le contestó el castaño que apenas y podía caminar

-Veo que te la pasaste muy bien – le dijo depositando la caja que traía en el suelo

-Pues, sí, supongo –dijo Hiro arrastrando las palabras mientras se sentaba en el sofá - ¿Ya empacaste todo?

-Solo faltan algunas cosas, ya que los muebles son del apartamento no hay mucho que me pueda llevar. Además ya compré muebles para el otro apartamento así que voy a tener que dejar algunas cosas. Puedes hacer con ellas lo que quieras.

-¡Qué suerte la tuya! No llevas trabajando ni seis meses en tu compañía y ya obtuviste un ascenso y hasta te asignaron a la sucursal de Tokyo. Maldito Toshiki suertudo – le dijo Hiro con una mueca

Toshiki estalló entonces en carcajadas. La imagen de su compañero de piso ebrio y echando maldiciones era un espectáculo digno de verse.

-¡Nada de suerte! Tuve que partirme el lomo para conseguir lo que tengo.

-Naaaah. Tú le diste el trasero al jefe, eso fue lo que ocurrió. No hay otra explicación. – y de no supo donde le llegó un manotazo a la cabeza que terminó de marearlo aún más, si eso era posible.

-Trabajo, mocoso, trabajo. Ya te llegará a ti la hora de hacer horas extras y mostrar siempre buena cara a tus malditos jefes para que entiendas mi martirio.

-¡Eso duele! Además soy tan solo tres años menor que tú, ¿a quién crees que le dices mocoso?

-Al mocoso que no sabe lo que es ganarse la vida.

-Ya hablas como todo un “adulto responsable” – le dijo en tono de burla – antes eras cool.

-Anda ya, lo que tú digas. Vete a dormir que no tengo tiempo ni ganas de discutir con un niño alcoholizado.

-¿Cuándo te vas?

-En dos días, ya está todo arreglado, te voy a dejar la llave y la dueña vendrá por ella después.

-Ok

Toshiki de pronto puso una cara de niño travieso y se acercó al oído de Hiro.

-Ya serás libre de traer a Miho-chan a casa a pasar la noche – le dijo con un tono burlón y se soltó a reír

-¿Y quién es el mocoso ahora?... la iba a traer aunque no me dieras permiso, idiota. –le dijo Hiro sonrojándose

-¡Tan liiindo!-dijo Toshiki abrazando a Hiro y meciéndolo entre sus brazos – onii-chan te va a extrañar cuando esté lejos haciendo dinero en Tokyo

-¡Déjame, idiota! ¡Me sofocas! – le gritó Hiro pataleando y forcejeando

-Te dejo si le das a onii-chan un beso de buenas noches

-¡Qué con eso de “onii-chan”! Suéltame viejo pervertido – le contestó Hiro tratando de apartar al más alto quien lo soltó de pronto y se echó a reír una vez más

-Es tan gracioso cuando te enojas – le dijo conteniendo las lágrimas de risa

-Sí, sí… ¿quién es el que se comporta como niño? – se quejó entre dientes el castaño – Ya me voy a dormir, no me interesa seguir siendo tu bufón personal –Estaba a punto de irse cuando escuchó la voz de Toshiki

-Hiro

-¿Ahora qué? –volteó de mala gana

-Espero que te vaya bien. Cuídate – le contestó el otro con una mirada casi paternal llena de afecto

-¿Qué, de repente te volviste senil? Hablas como si te fueras a morir no a mudar. Esas palabras dímelas cuando estés saliendo por esa puerta. – se volvió no sin antes regalarle una amplia sonrisa.

Dos días más tarde Toshiki se había ido. El apartamento se sentía bastante vacío ahora que no estaba, después de todo habían vivido juntos desde que Hiro llegó a la ciudad casi tres años atrás y desde el principio habían sido buenos amigos, a pesar de la afición de Toshiki de molestarlo a la menor provocación. Aunque jamás lo admitiría en voz alta realmente para él, Toshiki había sido casi como un hermano mayor, siempre había sido amable con él y de cierto modo su presencia aminoraba la soledad que sentía al estar lejos de su familia. Ahora se sentía un poco como aquel muchacho desorientado que no sabía mucho acerca de la vida en la ciudad. Aunque, precisamente gracias a su compañero, se había adaptado rápidamente y se había hecho de muchos amigos.

Se preguntó qué estarían haciendo sus hermanas pequeñas a quienes había dejado con la cara bañada en lágrimas y a quienes había visto escasas veces desde que dejó el pueblo donde vivía. Suspiró, apagó las luces y fue hasta su cama oyendo el ruido de sus propios pasos que ahora le parecía más fuerte.

A la mañana siguiente lo despertó un insistente timbre que no dejó de sonar hasta después de que él hubo abierto la puerta. No le sorprendió ver a una exuberante pelirroja de cuerpo escultural frente a él, ya se imaginaba que iría ese día, tan solo lamento que no llegara unas horas más tarde cuando él se encontrara en estado de vigilia y no en pleno sueño. Se trataba de la dueña del edificio donde rentaba apartamento.

-Como siempre haciendo esperar a una dama –le dijo con un tono arrogante cuando el castaño abrió la puerta –además con ese aspecto de vagabundo a esta hora

-Lo siento por lo de la dama, me disculpa con ella cuando la vea y por lo otro no hay mucho que pueda hacer cuando vienen a tocar mi puerta a las siete de la mañana en domingo – le contestó Hiro quien odiaba levantarse temprano

-Como siempre, justificando tu holgazanería. ¿Y? ¿me vas a invitar a entrar o me vas a dejar afuera con este frío?

-Está en su casa – le dijo con sarcasmo el chico

-De eso no te quepa duda, niño – le dijo mientras lo apartaba para entrar y se sentaba en el sofá

-¿Le ofrezco algo? – le dijo Hiro para evitarse más reclamos que por cortesía

-Sí, gracias, un té. Porque supongo que no tienes nada más que ofrecer

Hiro suspiró y fue a poner la tetera en la estufa, después regresó y se sentó en el otro sofá.

-Supongo que vienes por el asunto del cuarto vacío. Toshiki me dejó la llave, me dijo que te la entregara.

-Lo sé. Pero no es necesario. Tan solo venía a decirte que voy a poner la habitación en renta.

-¿Tan pronto?

-¿Qué querías? ¿Vivir aquí pagando la mitad de la renta? – le contestó con sarcasmo

-Bueno, no, tiene razón, es sólo que no me acostumbro aún a la ausencia de Toshiki y será extraño tener a alguien viviendo aquí de pronto. Pero en todo caso, ¿por qué se molestó en venir hasta aquí para decirme eso?

-Porque, a pesar de todo, tengo una muy buena relación con tus padres y ellos me pidieron que tratara bien a su vástago. Así que te voy a dejar escoger a tu próximo compañero de piso.

-¿Escoger?

-Sí, alguien con quien te sientas cómodo. Ya que se lo prometí a tus padres debo cuidar de ti, aunque si por mí fuera te dejaría en calle. – dijo entre dientes - Así que cuando reciba alguna llamada para rentar el cuarto lo enviaré aquí y tú tomas la decisión. ¿Está claro? –Hiro asintió  con la cabeza – bueno, eso era todo. Me retiro – dijo levantándose

-¿Eh? ¿Qué pasa con el té?

-No lo necesito. A diferencia de ti, yo estoy muy ocupada. No sé cómo tus padres tuvieron un hijo tan inútil como tú. Deben estar agradecidos de tenerte lejos donde no puedas malinfluenciar a tus hermanas.

“¡Esta mujer!” pensó irritado

La dueña estaba en la puerta cuando volteó de repente y le dijo en un tono más amable y sonriendo por primera vez:

-Asegúrate de llamar a tus padres de vez cuando. No hagas que se preocupen.

-Lo haré – Le contestó él devolviendo la sonrisa antes de que la puerta se cerrará tras ella.

A pesar de todo lo que le decía, Hiro sabía que la dueña era una mujer de buen corazón y más amable de lo que parecía a simple vista. Además le debía mucho ya que si no fuera por ella probablemente no hubiera sido capaz de instalarse en la ciudad para poder ir a la universidad, ya que les había rentado el departamento a muy buen precio y aunque sus padres pagaban la renta, él tuvo que encontrar un trabajo de medio tiempo para poder pagar sus otros gastos.

Miró el reloj y decidió aprovechar que ya estaba levantado para empezar su día.

Esa misma noche no muy lejos de ahí, un rubio se encontraba sentado en una banca en medio del parque terminando de fumar el último cigarrillo que le quedaba. Estaba cubierto de golpes con un labio roto y la playera rota. Aunque hacía tanto frío que se preguntó si el invierno llegaría pronto no llevaba nada para cubrirse. Exhaló la última bocanada de humo y tiró la colilla al piso mientras se recargaba en el respaldo. Era la enésima vez que se iba de casa, pero esta vez no pensaba volver. Estaba harto y cansado.

“No, ya no pienso volver. Ya no me importa lo que les pase.” Pensó con amargura apretando los puños inundado de ira y frustración. Y a pesar de todo no sentía ganas de llorar, hacía mucho tiempo que había dejado de derramar lágrimas. Antes hubiera ido llorando a refugiarse a casa de su tío, pero ahora tenía otras maneras de olvidar, aunque fuera por momentos, su situación. Además no quería vivir toda la vida dependiendo de otras personas. Si iba a salir adelante, lo haría por sí mismo, completamente solo.

Suspiró.

-Por ahora debo encontrar un lugar donde refugiarme de este maldito frío – se dijo a sí mismo – podría ir a casa de Hikaru, pero tampoco quiero molestarlo tan tarde… también podría tan solo buscar algún tipo que me permita dormir en su casa… o mejor dicho, que me permita pasar la noche ahí…

Metió las manos a su bolsillos y su mano se topó con una moneda. La sacó y sonrió.

-Dejaremos que tú decidas hoy – dijo mientras lanzaba la moneda al aire antes de atraparla nuevamente…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).