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Flash Back por Tail End Charlies

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Notas del capitulo:

Las partes en cursiva son recuerdos.

Flash Back

 

Sentado en una silla te dedicas a observar a Shindong y a su novia, que ha ido a visitarlo. Ocupando el sofá hablan entre susurros, mirándose de forma cómplice, creando su propia intimidad entre tanta gente que se pasea por el salón, y piensas que son el máximo exponente de la pareja enamorada. Sientes envidia, porque sabes que si no estuvieras en Super Junior tú también estarías en esa situación, que te hace sentir incómodo pero enternecido, todo a la vez. Desvías la mirada y te quedas mirando a Leeteuk, el cual está en el balcón hablando con Siwon. No oyes lo que dicen, pero supones que bromean, ya que el líder no para de reír. Entonces te sientes melancólico y quieres retroceder siete años, que es cuando todo terminó.

 

Pero eso no es posible, ¿verdad? Así que sólo te queda recordar, rememorar cuando tenías… ¿Cuántos? ¿Diecisiete años? Sí, diecisiete, y la SM te escogió y lo conociste a él, que con diecinueve años parecía más joven que tú, más frágil.

 

Hola, soy Park Jung Soo.

 

Y sonrió y tú te quedaste en blanco. Nunca te había pasado algo así, tu cerebro se había desconectado y sólo lo veías a él y a su hoyuelo. Te percataste que tu corazón empezaba a latir de forma desenfrenada y podrías haber jurado que te sonrojaste. No entendías nada. Él te miraba paciente, expectante, esperando a que hicieras o dijeras algo.

 

Kim Young Woon.

 

Incluso habías creído que se te había olvidado tu propio nombre, así de trastornado te había dejado el chico frente a ti, que ensanchó su sonrisa. Entonces supiste que esa sonrisa era la más bonita que habías visto en tu vida. Aún lo sigues creyendo.

 

Vuelves a la realidad. La parejita del sofá ha salido, Siwon tampoco está en el balcón, pero Leeteuk sí. Se ha apoyado en la barandilla y mira hacia la calle. Estás tentado de acercarte, pero te lo piensas mejor y te quedas donde estás, porque en el fondo sabes que no es una buena idea. Aunque las ganas de estrecharlo entre tus brazos siempre están ahí y siempre lo estarán, para que vas a engañarte. Suspiras apenado, ya son demasiados años haciendo ver que sólo os une una bonita amistad.

 

Desde el debut que no habéis vuelto a hablar de eso. Es un tema tabú, el cual ignoráis y sorteáis como si fuera a quemaros. Pero de esa manera es como si nunca hubiera existido y eso te hace daño, porque esos dos años a su lado fueron los mejores de tu vida. Temes preguntarle si ese sentimiento sigue en él, nada te demuestra que siga sintiendo algo por ti. ¿El fanservice? Eso no quiere decir nada, puro teatro. Cuántas veces te has acercado a Sungmin, ¿y qué? Sólo sois amigos. Quizá para el líder el KangTeuk sólo es fachada, pensamiento que te provoca un nudo en el estómago.

 

Recuerdas cuando empezaste a acercarte al que aún no era conocido como ”Leeteuk”. Poco a poco creasteis una amistad que fue creciendo, pero tú querías más, lo querías todo de él, lo querías a él. La homosexualidad no estaba (ni está) bien vista en Corea, así que te pasaste un año disimulando lo mejor que supiste, porque tenías miedo de que él se enterara y te odiara. ¿Jung Soo odiando a alguien? No, él no es capaz de algo así, pero en esa época el temor era superior a ti.

 

Trabajabais duro para poder alcanzar vuestro sueño, pero siempre teníais tiempo para vosotros; paseos, compras, restaurantes de comida rápida, cines… Fue en uno de ellos donde todo comenzó. Oyes las risas de Donghae y Hyuk y te centras. Tu ángel sigue acodado en la barandilla. ¿Habrá olvidado él ese día? Para ti es como si fuera ayer, lo único que no recuerdas es la película que visteis, pero todo lo demás sigue tan fresco: el olor a palomitas, el ir y venir de los trabajadores, los cuchicheos de las pocas personas en esa sala medio vacía, el calor de su cuerpo sentado a tu lado.

 

Tu nerviosismo cuando cubrió con su mano la tuya y te besó. Un segundo intentando asimilarlo y se lo devolviste, enredando vuestras lenguas, olvidándoos de todo mientras acariciabas su mejilla y saboreabas su boca. Minutos, horas, el tiempo pasó demasiado rápido. Cuando os separasteis él no te miraba, estaba sonrojado, temblaba, tenía tanto miedo como tú.

 

Te quiero, Young Woon.

 

Fue un susurro, pero lo oíste claramente, como si lo hubiera gritado. Tus latidos se aceleraron y sólo sonreías. Entrelazaste tus dedos con los suyos y juntaste ambas frentes.

 

También te quiero, Jung Soo.

 

Claro que no recuerdas qué película era, os pasasteis la hora y media siguiente besándoos como si estuvierais intentando recuperar el tiempo perdido. Salisteis del cine sonriendo y rozando vuestras manos, nada más. Te hubiera gustado decírselo a todos con los que te cruzabas, pero debíais disimular; ante los demás vuestra amistad seguía como siempre, a solas os dedicabais el uno al otro. Dos años así.

 

Sungmin y Yesung han encendido el televisor. Están viendo We Got Married donde, precisamente, salen Leeteuk y Kang Sora. No sabes por qué, pero algo te dice que al líder le gusta esa chica. Te destroza, pero debes reconocer que hacen buena pareja.

 

—¿Creéis que hay algo entre ellos? — preguntas como si tal cosa, pero esas palabras te han quemado la garganta.

 

—Ella no sé, pero creo que Teuki está enamorado hasta los huesos — dice el conejo con seriedad, convencido de lo que acaba de pronunciar, y a ti te acaba de romper el corazón.

 

No puedes despegar los ojos de la pantalla. Sólo es un programa de televisión, de hecho, tú también participaste, pero es distinto, entre tu compañera y tú nunca hubo esa complicidad que hay entre tu líder y Kang Sora; lo ves, lo notas, hay algo que te inquieta. Alguien pone una mano en tu hombro y da un suave apretón (tú quieres pensar que ha sido una caricia), giras levemente la cabeza y ves a Teuki, que te sonríe antes de sentarse con los otros dos a ver WGM.

 

Siempre te amaré, Young Woon.

 

¿Acaso te mintió? No, en su momento fue una declaración sentida, pero las circunstancias han cambiado, vosotros habéis cambiado.

 

—Estás muy callado.

 

Leeteuk te mira con interés, parece que de verdad le preocupa tu mutismo. Tú sonríes con tristeza y niegas con la cabeza para luego levantarte.

 

—Voy a dar una vuelta.

 

—Pronto cenaremos.

 

—No te preocupes, no tardaré.

 

Y notas su mirada pegada a tu espalda mientras sales del piso. Paseas sin una dirección clara, sólo andas distraídamente, los recuerdos yendo y viniendo por tu mente ya colapsada. Erais dos adolescentes sin saber nada de la vida viviendo vuestro primer amor. Dos pequeños inconscientes enamorados. Vuestra primera vez, qué vergüenza; estabais nerviosos y ansiosos, sin saber realmente que debíais hacer. Dijo que no, pero estás seguro que le dolió una barbaridad.

 

Finalmente lo disfrutasteis, pero fue algo tan efímero que quizá lo soñasteis. Fue decepcionante y os dejó desencantados.

 

La próxima vez será mejor, te lo prometo Jung Soo.

 

Sonríes de forma inconsciente al recordar las otras veces, esas sí que son dignas de recordar. Te obsesiona el que Leeteuk haya olvidado eso, que lo haya olvidado todo, que no le dé importancia, que haya dejado de amarte cuando tú aún sigues muriendo por él. Te sientas en el banco de un parque. Estás cansado, tanto física como mentalmente. El corazón te pesa, te parece un peso muerto y te gustaría lanzarlo bien lejos. Estás harto de todo, nunca te habías sentido tan solo. Deseas tenerlo a tu lado, como antes. Volver a tener diecisiete años y vivirlo todo de nuevo junto a él.

 

Tu móvil comienza a sonar, lo sacas del bolsillo y ves que se trata de tu ángel. No sabes si descolgar o no, supones que te llama para decirte que la cena está lista, aunque te gustaría que te llamara para decirte otra cosa. Ignoras el aparato y vuelves a paso lento a tu hogar, donde te espera la deliciosa comida que ha preparado Wookie y una mirada reprobatoria por parte de Teuki por no descolgar cuando te ha llamado.

 

Pero en realidad no tienes hambre; desde que te has levantado esta mañana que tu humor está por los suelos y no entiendes por qué. Todo ha ido como siempre, sin sobresaltos ni nada reseñable… Quizá es por eso, porque todo es como siempre cuando tú esperas un acercamiento por parte de Leeteuk, que te diga que te ama o que ha dejado de hacerlo, que te diga que se acuerda de todas vuestras primeras veces o que ya ni recuerda cuando os conocisteis. Aunque la última vez que hablasteis de vuestra relación, terminasteis.

 

Llevabais dos años como pareja, escondiéndoos de los demás. Nadie sabía lo que ocurría cuando estabais a solas. Todo os iba bien, pero mejoró cuando os dijeron que ibais a formar parte de un grupo junto a otros diez chicos, los cuales nunca sabrían lo que hubo entre vosotros (y después de cortar tampoco se lo dijisteis). Enseguida os llevasteis de maravilla con el resto, descubriendo que teníais muchas cosas en común. Jung Soo y tú estuvisteis más unidos que nunca. Pero entonces todo se precipitó.

 

—¿Me ayudas a recoger la mesa? — Alzas la mirada de tu plato y ves a Leeteuk de pie a tu lado. Ni siquiera te has percatado que los demás ya se han levantado y están desperdigados por el piso.

 

El líder sigue esperando una respuesta que no llega, ya que directamente te levantas y coges unas cuantas cosas para llevarlas a la cocina. Te sigue. Está demasiado cerca, no lo ves, está detrás de ti, pero lo notas. Dejas las cosas en el fregadero y te dispones a irte cuanto antes, su cercanía te daña, pero pone una mano en tu brazo y te para.

 

—¿Qué ocurre, Young Woon?

 

Te estremeces. Siempre que oyes tu nombre salido de sus labios notas una descarga placentera recorrerte por entero; después de siete años, puedes contar con los dedos de una mano las veces que se ha referido a ti como “Kangin”, tanto a solas como delante de otras personas. En cambio, a ti se te hace difícil llamarlo por su nombre real, siempre te lleva a un pasado remoto que cada vez te es más doloroso.

 

—Pues nada, ¿no puedo tener un mal día?

 

No te cree, sabe que le escondes algo, pero no puedes ser sincero, ese es un tema prohibido, no habláis de ello, lleváis siete años haciendo ver que dos años de vuestra vida no existieron. Aun así te mueres por saber si tu ángel sigue sintiendo algo por ti.

 

—Esa chica, Kang Sora, ¿te gusta? — preguntas con firmeza, aunque por dentro eres todo miedo. Depende de lo que te responda sabrás si aún queda algo entre vosotros. Se encoge de hombros y duda antes de responder.

 

—Es guapa. — Tú niegas con la cabeza.

 

—No te he preguntado eso.

 

Los segundos se alargan, pero él no dice nada, supones que sí que le gusta (o algo más), pero que antes de hacerte daño prefiere quedarse callado. No necesitas más, sales de la cocina y te sientas en el sofá junto a Heechul y Kyuhyun.

 

Super Junior ya se había formado. Llevabais meses ensayando y un día, después de mucho esperar, os dijeron que ibais a debutar. Los doce saltasteis de alegría y Jung Soo y tú os abrazasteis como si el mundo fuera a terminarse. Os despedisteis de los demás y salisteis a dar un paseo. Llevaba un rato callado, pensativo, y tú empezaste a inquietarte.

 

Por el bien del grupo, sería mejor que lo dejáramos.

 

En el fondo sabías que tenía razón, si alguien se enteraba de vuestra relación podría ser muy perjudicial para vosotros, para vuestros nuevos amigos, para Super Junior. ¿Qué pasaría si la compañía descubría que Park Jung Soo y Kim Young Woon mantenían una relación más allá de la amistad? Cualquier posibilidad de hacer lo que más os gustaba se os negaría, se cerrarían todas las puertas.

 

Y aun a pesar de saber que esas palabras eran ciertas, no pudiste evitar que el corazón se te empezara a resquebrajar. Esa noche hablasteis largo y tendido, sopesando los pros y los contras, lo que era mejor para ambos. ¿Qué era más importante, el sueño de vuestra vida o el amor de vuestra vida?

 

Estamos haciendo lo correcto, ¿verdad?

 

Quiero creer que sí.

 

Nos esforzaremos por ser los mejores, que el dolor que sintamos de ahora en adelante no sea en vano.

 

Será duro.

 

Lo sé.

 

No hubo promesas de ningún tipo, tampoco palabras de consuelo. El debut de Super Junior significó la ruptura de vuestra relación, y aunque en algunos momentos se te hizo difícil seguir adelante, allí estabas junto a los demás, junto a él, cosechando éxitos y alabanzas.

 

No puedes dormir, así que antes de empezar a dar vueltas en la cama, terminando por despertar a los chicos, decides levantarte y salir de la habitación, echándote en el sofá. Pensaste que ese sentimiento por Leeteuk terminaría pasando, pero no fue así, estar todos los días a su lado no te ha ayudado, sólo ha hecho que fuera a más.

 

Finalmente decides salir al balcón. Aunque el verano está por terminar se está bastante bien a la intemperie. Miras como parte de Seúl se extiende ante tus ojos, las luces de las calles opacando las estrellas. Calles que recorriste con tu ángel cuando las preocupaciones eran algo lejano, cuando sólo eráis dos jóvenes enamorados que disfrutaban de su mutua compañía. ¿Dónde están esos dos jóvenes?

 

—¿Te arrepientes?

 

Das un leve respingo, no lo has oído llegar y te ha asustado un poco. Leeteuk se para a tu lado, los dos mirando el horizonte. Te sorprende la pregunta, ¿ya se puede hablar del tema? ¿Siete años son suficientes como para tratarlo con madurez?

 

—A veces. Hoy más que nunca.

 

—¿Por qué hoy?

 

—No lo sé, me he despertado nostálgico. ¿Y tú, te arrepientes?

 

—A veces.

 

Os quedáis en silencio, tu boca llena de preguntas que quieren salir, pero tú las reprimes todas. Quizá hay cosas que es mejor que sigan sin tener respuesta. Pero ya sabes que de vez en cuando duda de vuestra decisión; algo es algo, podría haber dicho que es lo mejor que pudisteis hacer. Te sientes a gusto, tranquilo, el silencio de la noche roto por el sonido de algún coche que pasa de tanto en tanto. De forma inconsciente os habéis ido acercando, un cambio de posición y vuestros brazos se tocan. Necesitas saberlo, aunque la respuesta no te guste, pero lo necesitas.

 

—¿Sigues sintiendo algo? — preguntas con temor muy bien disimulado. El corazón te late con rapidez ante lo que Leeteuk pueda responder. Entonces él sonríe y asiente con la cabeza.

 

—Incluso más que el primer día. — Dejas salir el aire que no sabías que estabas reteniendo y sientes que todo está bien, que esos siete años han sido un simple paréntesis, que en cualquier momento podéis retomarlo. Tu ángel deja de sonreír y te mira nervioso, la voz le tiembla. — ¿Tú no?

 

—Por supuesto que sí, incluso más que el primer día.

 

Ríe con suavidad y tú sonríes sólo porque el ríe, es una escena un poco boba. Ahora que todo ha quedado claro tus preocupaciones vuelan lejos. Aún hay algo entre vosotros, no todo ha terminado. Un día estaréis juntos de nuevo y volveréis a ser felices como pareja. Ya deseas que llegue ese momento. Coges su mano y entrelazas los dedos, todo de forma natural, como si lo hubierais hecho el día anterior. Leeteuk te da un suave apretón y apoya su cabeza en tu hombro mientras oyes como suspira contento.

 

Te amo, Jung Soo.

 

Te amo, Young Woon.


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