Tal vez…. Si fuera un poco más guapo, un poco más listo, si fuera especial o si fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte ¿Quién eres?
El mismo tren de siempre, las mismas personas, el mismo tú, el mismo yo; nada cambia, y eso es lo que me molesta.
Muchas veces cuando te miro recuerdo cómo fue que te vi por primera vez.
Perdí el directo y decidí irme en tren, algo que jamás había hecho a pesar que vivo en frente de la estación. Subí a este, nada fuera de lo normal, hasta que…. Apareciste tú:
Venías un poco apurado, apenas y lograste entrar al tren, yo solo te observé; y, desde ese momento… no puedo dejar de pensar en ti: en tus dulces ojos color azul intenso aunque jamás demuestren alguna expresión, tu cabello del castaño y lacio, tu físico espectacular, eres alto, mucho más que yo, siempre con un par de auriculares en tus oídos, observando siempre el ventanal.
Vamos a la misma escuela, y por amigos se cómo te llamas: Soubi Agatsuma.
Entras al tren, con tus manos en los bolsillos y los auriculares puestos, y enseguida me ruborizo al vete; de seguro ni te imaginas que llevo mi ropa más bonita…, te sientas en frente de mi, miras de nuevo al ventanal… bostezas…. Por alguna razón, se inundan mis pupilas.
Al parecer te percataste que lloraba, de pronto me miras, te miró y suspiras extrañado.
No aguanto la vergüenza y cierro los ojos secándome las lágrimas, tú apartas la vista.
Mi corazón se acelera… apenas y puedo respirar, encojo los hombros y con mis manos aprieto fuertemente mi pantalón; me hago pequeñito y me pongo a temblar.
Y así pasan los días, de lunes a viernes, como las golondrinas del poema del Bécquer, de estación a estación; enfrente tu y yo, va y viene el silencio.
De pronto me miras, te miro y suspiras, yo cierro los ojos tú apartas la vista, mi corazón se vuelve a acelerar, apenas y puedo respirar, me hago pequeñito y me pongo a temblar.
Pero… no quiero que pase como la última vez, quiero hablarte saber más de ti, saber más que solo tú nombre, que tú sepas el mío, tus gustos, mis gustos, en fin… solo, quiero conocerte.
Y entonces ocurre, despiertan mis labios:
-S-so…u...bi....-s..an - pronuncio tu nombre tartamudeando mientas el color de mi cara aumenta-.
Tú no respondes, solo me miras… supongo que piensas: Que chico más tonto. No no lo aguanto más; ¡me quiero morir!
Apenas se abren las puertas del tren salgo corriendo, mirando hacia abajo, tropecé con mucha gente, pero no me importaba ¡solo quería huir! Soy un estúpido como pensé que tú podrías haberte fijado en mí, un chico demasiado bajo y con cara de niña.
Llego detrás de un salón, las lágrimas comienzan a salir; lo he decidido: no volveré a subir al tren ¡jamás! Tal vez te haga un favor así.
Los días pasan, ya van dos semanas desde la última vez que te vi, como pude ser tan tonto… pensar en hablarte, ¡puag! ¡Soy repugnante!
El directo está atrasado, si no me apuro llegaré tarde, con este ya serán 4 retardos, uno más y me regresan. Pues supongo que tomaré el…. ¡No! No ¡! De seguro estarás ahí… pero… ¡no definitivamente no iré!
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¿Qué carajos hago en el tren? No puedo evitar un pequeño tic en mi ojo derecho; y de pronto apareces tú, igual que siempre, enserio no cambiaste nada desde hace dos semanas.
Alzas la mirada y me vez en frente de ti, solo sostengo la mirada, mi corazón se acelera.
Pero… el tiempo se para y te acercas diciendo:
-Yo no te conozco y ya te echaba de menos, ¿Dónde habías estado?
No lo podía creer, ¿Me estabas hablando? ¿Me extrañaste?
-a… pues…. Yo… (// ¡Deja de tartamudear!//) había decidido tomar en directo, por cuestiones de tiempo llego más rápido.
-Oh… ya veo, y dime ¿Cómo te llamas?
-Yo…-no puedo evitar mis mejillas coloradas- Ritsuka Aoyagi.
Y así entablamos una conversación que duro todo el camino, durante mucho tiempo hablamos así, comenzaba a conocerte, estaba muy feliz, tanto que cada mañana rechazo el directo y elijo este tren.
Y ya estamos llegando, mi vida ha cambiado, solo porque tu estas en ella, y hoy es seguro que te diré lo que siento, aunque tengo miedo de que me rechaces, tengo que intentarlo, definitivamente este once de marzo será especial,
-Soubi… yo te-…
-¡RITSUKA CUIDADO!
Me tomas la mano, llegamos a un túnel que apaga la luz.
Todo está oscuro, tú tienes sujeta mi mano, escucho tu respiración hacerse más lenta, tus ojos comienzan a cerrarse, te observo un poco más de cerca: tienes un golpe en la cabeza, al igual que yo. Hay personas que lloran, comienza a oler a sangre. No aun no quiero perderte, tengo que decirte lo que siento, pero mis ojos comienzan a cerrase; te comienzo a buscar.
Te encuentro la cara, gracias a mis manos, me vuelvo valiente y te beso en los labios.
-Rit…su…ka… te quiero.
Dices que me quieres, sonrío, al fin lo conseguí…
y yo te regalo el último soplo de mi corazón...