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Negocio de miseria por Dark Engel

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Notas del capitulo:

Gracias a casiinii y a  rosa de muerte, no se porque no salió la respuesta a tu review pero te contestio aca: no hay pedofilia, tranquila :) y jjiraiya esta conmigo... estamos pasandola bomba jaja ^^

A todos, espero que les guste.

 

2

 

“Querubines”

 

*

 

POV Jonatán

 

Me convertí en cliente asiduo al burdel, siempre invitaba copas a los que se me acercaban… pero no me metía con ellas, ni con ellos. Había jovencitos de catorce años y chicas desde los quince. Tomaba nota de todo eso, veía y solo sonreía. A la espera de un movimiento en falso para poder ganarme la confianza de Cristina y así poder atrapar a los que estaban detrás de los negocios turbios del burdel.

 

Como todas las noches, veía si había alguien que me pudiera reconocer. Con un suspiro de cansancio vi a mi alrededor y todo parecía ser “normal” aunque cotidiano sería la palabra correcta.

 

En uno de mis paseos al lugar, oí que alguien gritaba. Gritaba mucho, sonaba a un chico… guiado por mis instintos intenta hallar el origen de donde estaba aquel joven. La infraestructura era amplia, una parte constituían los cuartos donde iban los que pagaban tiempo con los muchachos o muchachas. La otra era el bar y la zona donde bailaban.

 

Noches atrás, había visto en escena a uno de los chicos bailar. Era como si mi mente no estuviera ahí… el cuerpo de aquel joven se movía al compás de una música electrónica. Su cabello caía en cascada hasta un poco  más allá de sus hombros y era rubio. Era delgado y de piel blanca, sus ojos verdes se clavaron en los míos…

 

…llenos de ternura. Se me encogió el corazón al imaginar que aquel muchachito se vendía por dinero. Parecía un ángel, un precioso ángel salido de un cuadro antiguo. Con labios gruesos, carnosos. Parecían pétalos de rosa, una rosa con espinas… peligrosa y tentadora.

 

La sola visión de aquel cuerpo moverse hizo que mi cuerpo reaccionara, más no dejaría que eso tomara el control de mí mente.

 

Sacudí la cabeza y me concentre en buscar a la persona que podría estar en peligro. Se oía desde el final del pasillo. Las luces tintineaban y a paso seguro avance hacia donde provenían los gritos.

 

Llegue a la habitación y abrí la puerta, no estaba listo para lo que vi… un hombre de unos cincuenta años tenía agarrado del cuello al chico que había visto bailar la noche pasada. Sus grandes manos estaban aferradas al cuello del chico, mientras que intentaba sodomizar al niño que lo miraba aterrado.

 

Los ojos verdes que la anterior noche se toparon con los míos, ahora lucían con miedo. Con terror, apenas y podía respirar…

 

Sus gritos se habían escuchado ya por todo el pasillo, entre al cuarto y con furia lo aparte del aterrado niño que ahora estaba en posición fetal.

 

Con una fuerza que desconocía en mí, el viejo fue a parar a la pared. Donde un golpe seco me indico que había chocado y ahora su asqueroso cuerpo estaba tirado en el piso con un corte en la parte de atrás de la cabeza.

 

-¡Alec! –exclamo alguien. Era Cristina. -¿Cariño, estas bien? Mírame. –el chico levanto la mirada con ojos llorosos y la abrazo. –ya, ya. Estoy aquí… todo está bien. –al parecer, noto que estaba allí y suspiro. –gracias, de no ser por usted…

 

-De nada, solo venía pasando y lo oí. –me excuse.

 

-Rhonda, saca a este vejete mal nacido y cambia de habitación a Al. –mando. – ¿Sr?

 

-Ian, me llamo Ian. –mentí.  

 

*

 

-Se lo agradezco mucho. –dijo el chico luego de que todo pasara. Cristina me llevo a un cuarto y con una sonrisa, me dejo a solas con él. –Me alegra que hubiera estado por ahí en ese momento.

 

-No te preocupes. –dije y quise levantarme pero el chico no me dejo. Se acercó a la puerta y el cerro por dentro. –Acaso no puedo irme. –ironice.

 

-No puedes, déjame agradecerte primero. –insistió y me quise apartar. –No te cobrare tranquilo…

 

-Y si no quiero.

 

-Por favor… déjame hacerlo. –susurro detrás de mi espalda. Rodeándome con sus delgados brazos, al sentirlo tan cerca de mí no pude evitar estremecerme y desear más, mucho más.

                                   

Acerco su rostro a mi cuello y paso su nariz, poniéndome la carne de gallina. Tan solo pasando su nariz por mi piel, estaba a milímetros… intente pensar en otra cosa, el inmobiliario del cuarto constaba de una cama, bastante grande en realidad, una velador, un pequeña sala de descanso y un ropero.

 

-Este es tu cuarto. –pregunte mientras sentía sus manos meterse en mi ropa.

 

-Ajá… -susurro y con movimientos lentos, hundió sus labios en mi cuello. Pasó su lengua por toda la extensión y pasó su lengua por mi mejilla. Algo dentro de mí pareció despertar y haciendo caso omiso a mi lado lógico. Me entregue a los placeres que aquel ángel traído del mismísimo cielo podía hacerme sentir…

 

…lo tome por la cintura y aprovechando que estaba con el torso descubierto mordí su cuello. Un gemidito escapo de sus labios y hundí mis dientes un poco más, sin llegar a dañar su piel de seda.

 

-Bésame. –dijo en un murmullo, su cabello olía delicioso… un olor a rosas y algo más. –por favor… bésame. –pidió. Lo tumbe en la cama poniéndome arriba de él y contemplándolo, se veía tierno. Con las mejillas ardiendo y los labios entreabiertos… a la espera de que yo bajara a por ellos…

 

Coloque una mano en su nuca y delinee sus labios con mi lengua. Lleno de una adrenalina que no había sentido jamás, uní nuestros labios y me abandone a su sabor, a su prohibido y delicioso sabor.

 

Debía tener por lo menos dieciséis… a lo mucho. Pero que más daba, solo contaba el momento.

 

Sus labios eran suaves, se estremeció al sentir mis manos viajar por su espalda y quedarse allí… gimió al sentir como mi lengua buscaba a la suya y como con desesperación se frotaron desesperadas una de la otra.

 

Nuestros jadeos y gemidos llenaron el cuarto. Mis manos se movieron por su cuerpo, intentando retener cada parte…

 

-¿Cómo te llamas? –musito luego de que nos quedáramos sin aire, luego del beso que nos dimos.

 

-Jonatán.

 

-Jonatán. –repitió. –Ven aquí… -estábamos frente a frente, recostados en su cama. Con una mano, alcance su rostro y acaricie sus labios. Delineando el contorno y perdiéndome en esos orbes verdes que parecían brillar el doble. Sentí la textura, la suavidad… busco mis labios y me reí, pase mis dedos por su mejilla y me quede allí. Admirando su belleza… tan andrógina y peculiar.

 

Estaba perdido, tan perdido que solo podía pensar en devorar esa boquita que me tenía loco.

 

Sus brazos se enredaron en mi cuello y con una apremiante necesidad… me beso, me beso como nunca alguien me había me besado en mi vida ¿Cómo este niño lograba despertar en mí algo que nadie, absolutamente nadie había logrado?

 

Respondí al beso, sintiendo esa necesidad. Buscando saciar mi deseo en sus labios, logrando acallar mis gemidos en su boca y los suyos en mi boca. Exquisito. Perfecto.

 

Las piernas de Alec eran blancas, suaves y me encantaban. Mientras le besaba le quite la ropa que le quedaba y gimió. Acaricie sus piernas lampiñas y me deleite en la belleza del chico que me estaba robando la razón a cada beso, a cada lamida que me daba. Su lengua parecía saber mejor que yo mismo mis puntos débiles.

 

Me sorprendí al sentir como me separaba de él y me miraba desde arriba, ahora tomando el control de la situación, me quito la camisa… lentamente, torturándome a cada roca de su piel con la mía. Junto nuestros pechos y se froto contra mí, cada vez más calor…

 

Dejo que volviera devorar su cuello y se concentró en quitarme el pantalón. Me sentía en otra dimensión, aquellas manos recorriéndome… me estaban enloqueciendo más. Me empujo contra la cama y movió su cuerpo contra el mío. Yo estaba aún con bóxer y al verlo así… solo provoco que mis ganas de poseerlo fueran aún peor de lo que ya eran.

 

Se movía contra mi miembro, ya erecto que pedía atención a gritos. Él suyo también, Alec estaba sonrojado y sudado. Con una sonrisita y los ojos sumidos en el deseo… me quito el bóxer y mordió mis pezones. Enviando descargas de placer a todo mi cuerpo, logrando que mi vista se distorsionara por algunos momentos y viera todo blanco.

 

Le tendí mis dedos, los tomo y los ensalivó. Dándome total luz verde para que pudiera penetrarlo. Estaba tan excitado que dolía, lastimaba pero quería seguir sintiendo ese exquisito placer que me proporcionaba solo con sus caricias.

 

A tientas busque su entrada, mi miembro vibro con la idea de entrar a ese lugar que prometía ser un paraíso. Alec se mordió el labio y luego de un rato estaba gimiendo, pidiendo por más. Totalmente de acuerdo con él, le bese y saboree una vez más su cavidad bucal. Se apoyó en mis hombros y con mucho cuidado, empezó a bajar por la extensión de mi sexo. Respirando entrecortadamente y con obvia incomodidad, tome su miembro y le masturbe para que no le doliera tanto.

 

-Jonatán. –dijo con la voz rota. –yo soy Alec. –informo, sonreí como estúpido y gemí por la estrechez del cuerpo que estaba frente a mí. Estaba tan apretado que me asfixiaba, lo que prometía ser un paraíso… no me defraudo, sino que era muchísimo mejor de lo que imaginaba. Estaba que ardía, su cuerpecito se arqueaba mientras empezaba a saltar sobre mí. Lleno de adrenalina, enterré mis uñas en sus caderas y fui subiendo hasta llegar a sus labios.

 

Lo bese lleno de algo que no sabía cómo explicarlo, era increíble. Estábamos gimiendo, llenos del placer que nos recorría cada parte de nuestro cuerpo. Enredo sus bracitos en mi cuello y succiono mi labio. Estaba cabalgándome, estaba viéndolo entrar y salir, disfrutando de lo hermoso que se veía.

 

Podía notar lo condenadamente bello que era, sus cabellos estaban húmedos por el sudor y este bajaba hasta su cuello. Rodeo mis hombros con sus manos que se pasearon por mi anatomía… jadeaba, gemía y yo embobado ayudaba con su movimiento de pelvis.

 

-Ahh. –jadeo cuando quedo bocabajo, enterró el rostro en las sabanas. Y se aferró a lo que pudo cuando empecé a embestirle con rudeza pero no descuide la ternura que me inspiraba. A cada estocada se arqueaba, metía y sacaba mi sexo. Viendo cómo se desesperaba por más, arremetía más fuerte, gimiendo como posesos parecíamos ajenos a lo que pasaba fuera de la habitación.

 

No importaba.

 

No mientras yo estaba saciando mi deseo con Alec, nada importaba.

 

Su rostro tenía una expresión que mostraba lo que su cuerpo también me decía. Estaba perdido en el placer que le daba, con una última embestida, profunda y ruda… vi estrellitas, como en los dibujos animados.

 

Todo fue blanco y de no sé qué color mientras la culminación del acto sexual nos llegó. El orgasmo nos alcanzó a pesar de que yo no quería terminar… con un fuerte gemido término también, mis dedos se llenaron de su esencia. No salí de su interior hasta que sentí que me vaciaba por completo.

 

Con cuidado, salí de su interior. Con curiosidad, me lleve mis dedos a mi boca, disfrutando del sabor del chico y me derrumbe a su lado. Feliz, completamente perdido.

 

Acaricie su espalda desnuda, con la yema de mis dedos. Recorriendo hasta sus nalgas, me maraville de su palidez y suavidad. El chico era perfecto de donde se le viera. Luego del gusto viene el disgusto y me pregunte ¿Con cuántos más había estado antes de mí?

 

-¿Qué pasa? –pregunto y se volteó. Sus ojitos estaban claros y disimule mi repentino mal humor con una sonrisa forzada.

 

-Nada, ¿Cuánto…?

 

-Oh. –desvió la vista mientas se mordía el labio. –no quiero cobrarte.

 

-Está bien, no me importa. –respondí.

 

-Solo la mitad. Fue lo que Cristina me dijo que te cobrara. –susurro con algo de timidez. –son 700.

 

 

Busque mi pantalón el dinero y se lo tendí, bajo la mirada y se me quedo viendo.

 

-¿Volverás? –buena pregunta, pensé.

 

¿Debía volver…?

Notas finales:

No sé que decirles en realidad, espero que les haya gustado y me digan que tal va :) el prox capi lo bajo el jueves o viernes, si es posible antes. Cualqueir cosa pregunten ^^


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