Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The cute and the beasts por Deathrider

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo chicas!

¿Me habéis echado de menos? *_*

Como prometí, traigo el segundo capi de esta historia experimental XD No sé si habré conseguido darle el matiz que pretendía, pero eso lo dejo a vuestro juicio.

No os distraigo mas, espero que lo disfrutéis.

No es que hubiese esperado algo diferente, sabía exactamente que lo que pasaría, pero aun así albergaba una pequeña una esperanza de que al día siguiente, Natsuki hubiese recordado algo del incidente de la noche anterior.

Todo transcurrió con tal normalidad que hasta le molestaba. Cuando el mayor despertó pesadamente, como solía hacerlo, pareció un poco confuso al no estar en su cama, pero no pareció preocuparle demasiado ya que le sonrió y le dio los buenos días.

Por supuesto Syo se había preocupado de vestirlo, hubiese sido raro despertarse desnudo junto a él.

Sabía que eso pasaría, ya sabía perfectamente que Natsuki no recordaba nada de lo que hacía cuando salía Satsuki, pero saberlo no impedía que doliese de aquella manera sobrehumana.

El mayor se levantó, desperezándose y dispuesto a prepararse para ir a clase, aún era un poco temprano, pero solía ser lento por las mañanas.

Syo lo imitó y se levantó de la cama, no pudo dar ni dos pasos y cayó de rodillas al suelo. Maldición, Satsuki lo había destrozado, le dolía increíblemente el trasero y sentía un dolor punzante en las ingles.

-¿Eh? ¿Qué pasa Syo-chan? ¿No te encuentras bien?-. Se inclinó un poco sobre él, tendiéndole la mano.

Se sonrojó, apartando la vista.

-Estoy bien, no te preocupes.

Idiota, ¿De quien era la culpa de que estuviese en ese estado? Suya, aunque no recordase nada era culpa suya y de nadie más. Él era el único que lo había atado y violado de aquella manera tan cruel.

Miró a los ojos a su compañero y sintió una gran culpa al ver aquella despreocupada sonrisa, él seguía tendiéndole la mano.

No, no podía culparle,  ni siquiera sabía de la existencia de Satsuki. Su amigo jamás haría algo así siendo totalmente consciente. Pensar en aquello le entristecía en cierta manera. No es que le hubiese gustado que Natsuki le hiciese tal cosa, pero le hacía pensar el hecho de que jamás correspondería sus sentimientos.

Se aferró a su mano y Natsuki tiró de él, ayudándolo a ponerse en pie.

-Aún te duele el pie ¿No? Por eso no puedes andar bien.

“No exactamente”

-Si, aún me duele un poco, pero no te preocupes no es nada serio.

-¿Cómo pretendes que no me preocupe por ti? Eres mi mejor amigo.

Dolía, la cercanía que tenían dolía mucho. Ser amigos le permitía permanecer junto a él sin preocupaciones, pero a la vez hacía que los separase una barrera inquebrantable, aquella barrera que los amigos no traspasaban.

-De verdad, no tienes que hacerlo, piensa que en clase voy a estar todo el día sentado.

Natsuki suspiró con frustración, ya sabía lo cabezota que era su pequeño amigo.

-De acuerdo, pero te voy a acompañar hasta tu clase y me tienes que prometer que vas a ir a que te mire el pie la enfermera.

-Si no me queda más remedio…-. Se cruzó de brazos, poniendo una mueca de enfado bastante adorable a los ojos del rubio.

-Buen chico Syo-chan.

Natsuki se acercó a él y le acaricio la cabeza como se suele hacer con los niños pequeños para tranquilizarlos.

Que cruel… ¿Por qué tenía que ser tan amable? Preferiría que fuese más frio con él, así la situación no se le hacía aun más difícil.

Entró en la ducha andando como podía.

Que vergüenza, ahora mismo sus andares parecían los de un compás, rezaba por que nadie asociase aquello con algún hecho pervertido, por muy verdad que fuese.

Dejó correr el agua hasta que salió caliente y el baño empezó a llenarse de vapor. Entró a la ducha, colocándose bajo el chorro de agua.

Era reconfortante, sentir el agua recorrer todo su cuerpo le hacía pensar que se podía llevar todo lo malo con ella por el desagüe. Que práctico sería aquello.

Dirigió una mano a su trasero. Como se esperaba, tenía sangre, al menos ya estaba seca. Se lavó cuidadosamente, puesto que le dolía bastante. Esperaba que sanase pronto, no le hacía demasiada gracia no poder andar apropiadamente.

Salió del baño ya completamente vestido. Aquél día llevaba manga larga, ya que el roce de la corbata que hubo anudada alrededor de sus muñecas había dejado marcas rojizas. No le apetecía tener que dar explicaciones sobre aquello.

-¿Estás listo ya?-. Natsuki pasaba por su lado para entrar al baño a lavarse los dientes.

-Si, todo tuyo.

Se sentó sobre la cama y preparó los libros que necesitaría ese día.

No iban a la misma clase, pero ya tenía por costumbre esperar al rubio para salir de la habitación y caminar hasta el hall. Una estúpida costumbre, si, pero se habían acostumbrado a ello desde que habían entrado en la academia.

Se echó hacia atrás, apoyándose en los codos. Natsuki siempre tardaba mucho en ducharse, que irritante, no había tanto que lavar.

Los recuerdos de la noche anterior volvieron. No sabía como sentirse con respecto a eso, tenía una mezcla de emociones que acababa siendo demasiado compleja como para ser explicada.

Lo primero que sentía era vergüenza, por haber estado en una situación tan comprometida, odio, odio hacia Satsuki por hacerle una cosa así, también sentía mucha impotencia de no haber podido siquiera defenderse a si mismo, siendo tan débil… Pero el sentimiento más fuerte y dominante en medio de todos ellos era la culpa, ¿Culpa? Si, había sido forzado, pero ¿Hasta que punto? Si bien era cierto que había sido violado, muy en el fondo, cuando contemplaba la figura del rubio embistiéndolo cruelmente, se había sentido realmente bien.

Era repugnante, en cierto modo le había gustado estar así con Natsuki, bueno, con su cuerpo, ¿Cómo podía pensar algo así en aquella situación? Debía de estar perdiendo totalmente el juicio.

El ruido de la puerta del baño lo sacó de su línea de pensamientos. Se giró y vio como salía Natsuki, con una simple toalla puesta. Abrió los ojos desmesuradamente.

No estaba acostumbrado a aquello, puesto que ambos solían salir ya vestidos del baño.

-¿Uh? ¿Ocurre algo?

Syo se había quedado con la boca desmesuradamente abierta, mientras que toda su cara había adquirido un color rojo intenso.

-Perdona, no me he acordado de coger mi ropa antes de irme al baño-. Abrió su armario, agarrando el uniforme.- Bueno, no importa, los dos somos chicos al fin y al cabo.

El rubio se giró a mirar a su amigo, que seguía sin moverse ni un ápice.

-Syo-chan, ¿Te encuentras bien?-. Se acercó a él y le puso la mano en la frente.- Vaya, ¡Estas muy caliente!

“Claro que estoy caliente idiota, pero de otra manera muy diferente a la que estas pensando”

-¡No es nada! V-ve y vístete de una vez, ¡Es de mala educación pasearse medio desnudo delante de la gente!

El rubio enarcó una ceja y se rascó la cabeza, pensativo, su pequeño amigo estaba muy raro esa mañana.

-¡Ah! ¿Syo-han esta nervioso por qué voy medio desnudo?

-¡¡¡¿QUÉ?!!!-. Su rostro se desfiguró en una expresión indescriptible.

Natsuki rio con ganas mientras despeinaba al rubio.

-Tan adorable Syo-chan… Eres como una dulce colegiala-. Seguía riendo, divertido.

-¡Basta!-. Apartó la mano de su compañero de un manotazo.- Estas tardando demasiado, me voy ya.

Se puso en pie como pudo y se dirigió a la puerta.

-¡E-ey! ¡Syo-chan! ¡Espera! Te he dicho que te acompañaría a clase.

-No, gracias.

Salió de allí, tenía que hacerlo, no podía seguir comiéndose con la mirada a su compañero de cuarto.

Consultó la hora en el móvil, aún eran las 8:00 y hasta las 8:30 no empezaba su primera clase.

Se recargó en la pared, suspirando, quizás no debería haber salido de esa manera del cuarto, Natsuki iba a pensar que volvía a estar enfadado con él, y no era así, más bien estaba enfadado consigo mismo.

¿Qué podía hacer durante esa media hora que faltaba? Era demasiado pronto para ir a clase, así que solo le quedaba la opción de pasar a buscar a Ren. Para él no era necesaria ninguna excusa tonta y seguro que se ponía contento de que fuese a buscarlo para ir a clase.

Se dirigió hasta su habitación, el pasillo tan sumido en el silencio que daba un poco de miedo. Llamó a la puerta con unos golpes muy ligeros, lo mas suaves  que pudo, aunque suponía que ya estarían despiertos no quería arriesgarse.

Fue Masato quien le abrió la puerta. Pese a ser tan temprano ya estaba perfectamente vestido y en su cara no había ni el mas mínimo rastro de sueño.

-Buenos días Kurusu-san.

-Ah, b-buenos días Hijirikawa-san-. Aunque nunca le había dicho alguna palabra desagradable o hecho algo, aquel chico le intimidaba con su seriedad.

-¿Has venido a buscar a Jinguuji?

-Si, sé que aún es temprano pero…

-Lo lamento-. Suspiró.- Aún no se ha levantado.

¿Hasta que punto podía llegar a ser vago Ren? ¡Ni siquiera él dormía tanto!

Entró apresuradamente a la habitación, hasta estar frente a la cama del rubio, que dormía apaciblemente entre las sabanas, abrazado a la almohada.

-¡Tú bastardo despierta!-.Cogió un extremo de las sabanas y tiró de ellas destapando a su amigo.- ¡¿Cómo Puedes dormir con la luz que entra?!

Ambos, Masato y Syo, se quedaron de piedra, acababan de descubrir que Ren tenía la costumbre de dormir completamente desnudo.

-¡¡¡Jinguuji!!!-. El peli azul gritó con todas sus fuerzas.

El rubio abrió sus ojos pesadamente, intentando enfocar la vista.

-¿Mmhn?-. Se estiró un poco, desperezándose.- ¿Qué pasa con tanto escandalo por la mañana?

-R-Ren, ¿Tienes por costumbre d-dormir así?-. Syo lo señaló mientras miraba hacia otro lado.

-Oh, ¿Cómo?

-¡Desnudo, idiota!

Ren soltó una carcajada mientras se ponía de pie, tapándose con las sabanas.

-Claro, es más cómodo.

-¿Quieres decir que has estado durmiendo desnudo desde que compartimos cuarto?-. Masato le miraba con reproche, pero totalmente sonrojado.

-¿Hay algún problema con eso?-. Se acercó a él.

Ren tenía el pelo totalmente revuelto y su cara aún era bastante somnolienta, con los ojos entrecerrados.

-C-claro que es un problema, es desagradable, deberías ponerte algo para dormir al menos.

-Pero Masato… Yo siempre estoy preparado por si decides hacerme una visita nocturna.

El peli azul dio un respingo y se puso tenso, como cada vez que Ren le llamaba por su nombre, como hacían de pequeños.

-Idiota…

Masato se dio la vuelta y cogió su mochila, saliendo de la habitación sin decir nada, dando un portazo.

-La misma historia de siempre…-. Syo se rascó la cabeza bajo su sombrero.- Pobre Hijiriawa, no deberías tomarle el pelo así, parece que le molesta bastante.

El rubio no dijo nada, solo lo miró y sonrió ampliamente.

-¿A que debo tu visita tan temprano?-. Se dirigía al baño, arrastrando las sabanas de su cama.

-B-bueno, pensaba que podríamos ir juntos a clase, si tú quieres.

-Que detalle-. Su voz salía resonando desde el baño.- Dame unos minutos.

Cuando el rubio salió ya estaba correctamente peinado y su cara ya lavada, aunque cubriendo su cuerpo únicamente con las sabanas.

-Apuesto lo que quieras a que has vuelto a pelearte con Natsuki-. Cogió la ropa de su armario y la tiró encima de la cama para comenzar a vestirse.

-¡¿P-por qué dices eso?!

-Ya te lo dije, tu solo vienes a verme cuando te peleas con él, ¿Cuánto tiempo hacía que no venias a buscarme para ir a clase?-. Se anudó la corbata ligeramente, como solía hacer.

Syo apartó la mirada. Era cierto, estaba siendo egoísta, había pasado a considerar a Ren su plan de escape, no estaba siendo nada junto.

-Y-ya… Lo siento… Me iré pues.

Puso marcha hacia la puerta, pero cuando tenía la mano en el pomo la mano de Ren se posó sobre la suya.

-Ey, no tan rápido, ya que me has sacado de la cama tan temprano al menos ten el detalle de acompañarme a clase.

-Claro-. Syo lo miró y sonrió.

Ambos salieron de la habitación, pero el pequeño dio un pequeño traspié, se le había olvidado su estado y al emprender la marcha el dolor volvió a ser presente.

Ren lo sujetó por el hombro con firmeza, evitando que cayera.

-¿Aún te duele el pie?

-N-no, no es eso, no te preocupes-. Intentó andar nuevamente, pero el dolor era persistente, haciéndolo tambalearse.

-Sea lo que sea deberías ir a que la enfermera te revisara.

-S-si, no te preocupes, iré cuando acaben las clases.

Ren pasó su brazo por la espalda del pequeño, ayudándolo a mantenerse firme.

-Al fin y al cabo no ha sido mala idea que vegas a buscarme, te podré acompañar hasta clase.

Vaya, se volvía a ver en una situación bastante humillante junto a Ren, aquello se estaba convirtiendo en costumbre al parecer. Se sentía bastante avergonzado por aquello, pero no negaba que así resultaba mucho más cómodo andar y gracias a que el rubio lo sujetaba con firmeza se evitaba hacer movimientos extraños.

Al fin llegaron a clase y cada uno se dirigió a su asiento.

Syo se dejó caer muy lentamente contra la dura silla, sabía que aquello iba a doler. Así fue, el contacto de la silla con aquella zona dolorida no era precisamente agradable, pero debería aguantar hasta que las clases terminasen.

Sería una mañana muy larga.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Cuando sonó el timbre no tardó ni un segundo en levantarse y dirigirse a la salida. Si se daba prisa llegaría a tiempo para ayudar a Syo a cambiar de clase, como le había prometido. Aquella mañana Syo se había marchado aparentemente enfadado, aunque no entendía muy bien el por qué no iba a faltar a su palabra.

Cuando vislumbró la puerta de la clase aceleró el ritmo y se asomó a tiempo para ver como Ren se acercaba a su amigo y le ayudaba a ponerse en marcha, sujetándolo por los hombros.

Cuando los tuvo en frente el más alto le sonrió, Syo lo miró fijamente y apartó la mirada bruscamente, parecía nervioso.

-¿Q-qué haces aquí?

-He venido a acompañarte a tu siguiente clase, como había prometido.

-Ah, mmh… No es necesario… Ren ya me está ayudando así que…

Natsuki se quedó quieto mirándolos fijamente un momento, con su expresión totalmente seria.

-Oh, eso es genial Syo-chan, nos vemos a la hora de la comida entonces-. Sonrió ampliamente, juntando sus manos.- Luego nos vemos.

Se esfumó lo más rápido que pudo por el pasillo. No solía sentir vergüenza ni tenía sentido del ridículo en cierta medida, pero en ese justo momento se había sentido ridículo y había tenido que desaparecer de su vista de inmediato.

Ren se rascó la cabeza.

-Mph… Eso ha sido un poco raro, me he sentido hasta mal.

-¡No tienes por qué sentirte mal! ¡No tiene por qué ir siempre detrás mio!

-Syo… A ti… ¿No será…?-. Lo miró inquisitivamente.

-¿A mi qué?-. Con cara de pocos amigos.

-¿A ti no te gustará Natsuki?

El pequeño se giró violentamente hacia su amigo y le cubrió la boca con las manos.

-¿Q-q-q-qué estas diciendo?

Ren sonrió picaronamente bajo las manos de Syo. Su cara era demasiado expresiva y acompañada con su impulsivo carácter no hacia otra cosa que evidenciar la respuesta.

Cogió las muñecas del menor y las apartó de sus labios con delicadeza.

-Tranquilo, no voy a decir nada a nadie, ¿No confías en mí?

-¡Te digo que no es eso!-. Empezó a andar como pudo hasta la siguiente clase.

El mayor sonrió, divertido, ¿No se daba cuenta de que era demasiado evidente? Lo siguió y le ayudó a dirigirse hasta la siguiente clase, no dijo nada más, puesto que no quería recibir una lluvia de golpes por parte del pequeño.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

La clase había empezado hacía ya bastante rato, pero no había escuchado ni una sola palabra.

No sabía por que se encontraba en aquel estado de confusión. No había por que estar así, y menos por haber visto que Syo prefería la ayuda de Jinguuji antes que la suya. Era perfectamente normal, ¿No? Es decir, ellos iban a la misma clase después de todo, era mucho más cómodo de aquella manera.

Aunque en su cabeza lo entendía perfectamente y sabía que era muy lógico no podía evitar sentirse desconcertado. Estaba más que acostumbrado a la compañía del pequeño, siempre habían estado juntos desde que eran apenas unos críos y había seguido siendo así mientras crecían.

Todo empezó a cambiar al entrar a la academia. Syo había empezado a distanciarse lentamente, seguían yendo juntos a muchos lugares y hasta compartían habitación sin ningún tipo de problema, pero el pequeño parecía guardarle las distancias.

Intentaba por todos los medios portarse bien y no enfadarle, ya que sabía que era bastante susceptible, pero aun así lo que acababa consiguiendo era despertar el mal genio del rubio, alejándolo aún más. Y aquello dolía, dolía ver como su amigo, su mejor amigo, lo cambiaba por otro.

Quería que las cosas fuesen bien entre ellos, pero no lo conseguía por mucho que se esforzase, ¿Qué más debía hacer?

Para más inri, la situación se había complicado extrañamente. Pese a no recordarlo, había dormido en la misma cama que Syo. Por mucho que se estrujaba los sesos no conseguía recordar que había pasado. Podía recordar como se había escabullido a su lado, recordaba como Syo había protestado y habían empezado una amistosa pelea, él por quedarse y su amigo por echarlo. Había sentido un golpe en su cara y después, ¿Después qué? Nada, no le venía nada a la mente, negro, todo negro, después se había despertado en la cama del pequeño, con su pijama puesto.

No podía negar que era algo bastante extraño, aquello le sucedía a veces, perder fragmentos de memoria. Era como si esas horas no hubiesen existido para él.

¿Habría pasado algo en ese intervalo de tiempo que no conseguía recordar? ¿Algo que hubiese hecho a Syo estar de aquel humor? Tendría que esforzarse en recordar, no quería estar separado de él así por mucho más tiempo.

El estridente timbre que indicaba el fin de la clase lo sacó abruptamente de sus pensamientos. Sus compañeros empezaron a levantarse de sus asientos y sus amigos ya lo esperaban para dirigirse a la cafetería todos juntos.

Por el momento trataría de no darle tantas vueltas al asunto, ahora tenía que concentrarse en las clases como de costumbre.

Salieron al pasillo hablando distraídamente, mejor dicho, ellos hablaban mientras Masato les acompañaba en silencio. Al principio había resultado un poco incomodo aquello, pero poco después pasaron a entender que era parte de su carácter y empezaron a apreciar sus silencios.

Entraron a la cafetería, donde la mayoría de los estudiantes ya se reunía, aglomerándose en los mostradores en busca de su tan merecido almuerzo.

Divisaron la mesa donde solían sentarse, sus compañeros de la otra clase ya estaban sentados en ella.

-¡Hola chicos!-. Otoya se adelantó, sentándose a la vez que los saludaba a todos.

Natsuki buscó a Syo y se colocó a su lado. El pequeño lo miró sin mucho interés y él le sonrió.

-¿Cómo ha ido la mañana Syo-chan?

-Bien…

-Vamos Syo-chaaaaaaaaaan, ¿Aún estas enfadado conmigo?-. Le pellizcó la mejilla.

-¡No!-. Le apartó la mano.

-¿Entonces qué es lo que…?

-Ey, traigo lo que habías pedido.

Ren apareció con dos platos de comida en sus manos, poniendo uno delante del pequeño rubio.

-Ah, muchas gracias Ren, no tenías que haberte molestado.

-Que menos, en tu estado mejor que no estés demasiado tiempo de pie.

El más alto se sentó al otro lado del pequeño, empezando a degustar su comida, Syo hizo lo propio.

Sabía que era irracional, pero muy en su interior estaba empezando a  sentir rabia. No había motivos, eso era más que obvio, pero aun así la sensación no desaparecía, era como si lo estuviesen haciendo a un lado poco a poco, y no le gustaba.

Ren observó a Natsuki divertido, ver la expresión que tenía ahora en su rostro le parecía curioso. Era obvio que estaba empezando a darse cuenta de que algo iba mal, pero su capacidad para procesar aquella información era demasiado lenta. No le extrañaba que su amigo perdiese los nervios cada dos por tres.

Syo comía tranquilamente totalmente ajeno a los pensamientos de los dos chicos que habían sentados a sus lados. Se moría de hambre, después del “ejercicio” que había estado haciendo la noche anterior ahora necesitaba recuperar fuerzas.

-Ey, tienes algo en tu cara-. Ren lo señaló mientras sostenía el tenedor con la otra mano.

-¿Mh? ¿Dónde?-. Se frotó la cara, tratando de limpiarse.

-Justo aquí-. Lo limpió son el pulgar de su dedo y se lo llevó a la boca.- Parece que el amor atonta ¿Eh?

El pequeño quedó tan sorprendido por aquella frase que hasta se le cayó el tenedor al suelo. Aquel bastardo… Sabía que no debería de haber confiado en él. Al fin y al cabo conocía a Ren y sabía lo que disfrutaba incomodando a la gente.

-¿Cómo?-. Natsuki pareció mostrar interés en aquello.

-¿No lo sabías? Al parecer Syo esta enamor…

-¡¡GYAAH!!-. El menor se apresuró a taparle la boca al rubio.- ¡N-n-no le hagas caso a Ren! ¡No hace más que decir tonterías!-. Empezó a reírse nerviosamente intentando disimular, cosa que solo provocó que los demás le prestasen toda su atención.

-¿Kurusu-kun está enamorado?-. Nanami juntó sus manos, como aplaudiendo la noticia.

-¡N-no! ¡Claro que no! ¡Que tonterías!-. El nombrado estaba totalmente rojo.

-¡Apuesto lo que quieras a que está enamorado de Haruka-chan!-. Otoya parecía bastante divertido con la idea.

-¿Q-qué estás diciendo Ittoki-kun? Estoy segura de que no es eso-. La chica bajó la cabeza, totalmente avergonzada.

-¡No les hagas ningún caso Nanami!-. Syo ya estaba desesperado por recuperar el control de la situación.

Todos rieron ante las reacciones del pequeño rubio, no paraba de gritarles a todos que se callasen de una vez  y blasfemar a diestro  siniestro.

A ninguno le cabía duda alguna de que la persona que le gustaba a Syo era Nanami, ¿Quién si no?

Natsuki por su parte se mantenía sumido en sus pensamientos. Se había quedado boquiabierto ante la noticia, para empezar, su amigo no le había dicho nada de todo aquello, era la primera noticia que tenía sobre el asunto, ¿Acaso Syo ya no confiaba en él? No acababa de creérselo.

Por otra parte, le picaba la curiosidad por saber quien debía ser esa persona, todos apuntaban a que era Nanami-chan, pero el discrepaba. Algo le decía que tenía que ser otra persona.

El timbre que anunciaba el fin dela hora de la comida sonó, indicándole a todos que tenían que volver a sus clases de inmediato.

Natsuki se dispuso a ayudar a su amigo a levantarse, pero observó como Ren ya lo estaba haciendo. Se quedó un rato mirándolos fijamente, el mayor pasaba su brazo por su espalda y los sujetaba del hombro, siendo así un punto firme de apoyo para él.

Algo se removió en su interior, ¿Podía ser que la persona que le gustaba a Syo fuese Ren? No, era de loco. Quería descartar esa ridícula idea de inmediato, pero cuanto mas tiempo pasaba mirándolos más intensidad ganaba en su mente. Su pequeño amigo siempre se iba corriendo al cuarto del alto cuando algo iba mal, y desde hacía unos días lo hacía cada vez con más frecuencia.

No era una idea tan alocada después de todo, es decir, con lo pequeño y adorable que era Syo, más que con una chica, se le veía mejor con un chico como Ren. Era alto, protector y cariñoso, después de todo era justo perfecto para su amigo.

Eso era lo que pensaba, pero un sentimiento de celos también se hacía cada vez más fuerte, ¿Aquello iba a apartar a Syo de él? ¿Dejarían de pasar tiempo juntos? ¿Syo no lo volvería a acompañar a ningún lugar? ¿Preferiría estar con Ren a partir de ahora?

“¿No te das cuenta? Te va a abandonar”

Se llevó las manos a la cabeza. Si no eran ya suficientes las pérdidas de memoria, también estaba aquello, de vez en cuando podía escuchar como una voz en su cabeza le hablaba claramente.

“No te puedes fiar de nadie Natsuki”

“Basta, silencio, ¡Cállate de una vez!”

Le empezaba a doler la cabeza, odiaba cuando eso pasaba. Aquella voz le daba miedo, cada vez que la oía todo su cuerpo temblaba entero. Ya desde temprana edad empezó a oírla, al principio no decía gran cosa, así que podía ignorarla, pero con el paso del tiempo se fue haciendo cada vez más frecuente que le hablase.

“No tienes que temerme, yo voy a cuidar de ti, como he hecho siempre”

¿Iba a cuidar de él? ¿A que se refería con todo aquello? El no necesitaba que nadie lo cuidase, estaba bien como estaba.

Seguía luchando por hacer que esa maldita voz en su cabeza desapareciese de una maldita vez cuando notó que alguien le tocaba el hombro.

-Shinomiya-kun, ¿Te ocurre algo?-. Nanami lo miraba con suma preocupación.

-¿Eh? Oh, no, no es nada Nanami-chan, no tienes que preocuparte, es un simple dolor de cabeza-. Agitó su mano quitándole importancia al asunto.

-¿En serio? Parecías bastante afectado, quizás sería mejor que fueses a descansar a tu habitación, yo avisaré a Ringo-sensei.

-¿Harías eso? ¡Qué amable Nanami-chan! Creo que sería una buena idea ir a descansar un rato.

La chica le sonrió ampliamente mientras ladeaba la cabeza y Natsuki le devolvió el gesto y se puso de pie.

-¿Necesitas que te acompañe?

-Eso no será necesario, no pierdas tiempo de clases.

-No, insisto, me preocupas.

El chico decidió no discutir más sobre aquello y dejó que la chica lo escoltase hasta la habitación.

La escena sin embargo no pasó para nada desapercibida por Syo, que los miraba de reojo. Sabía que Nanami y Natsuki siempre se habían llevado muy bien, pero ahora que los estaba viendo marcharse juntos un temor le invadió, ¿Había dejado de interesarle la chica sólo por que se parecía a su perrita y había pasado a palabras mayores? A Natsuki siempre le habían encantado las cosas monas, y no podía negar que la chica era del tipo de su amigo.

No, no podía ser, ignoraría aquello. No le importaba, no le importaba aquello, no tenía la más mínima importancia para él.

Se auto convenció para poder pasar lo que le quedaba de clases. Cuando llegase a su habitación ya habría tiempo para sonsacarle información a aquel torpe.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

El resto del día había pasado con total normalidad para ellos y ahora se dirijian a sus respectivas habitaciones.

Ren caminaba lentamente, siguiendo el ritmo que imponía Syo, aunque a decir verdad ya no caminaba con tanta dificultad como aquella mañana, eso debía ser buena señal.

Lo acompañó hasta la puerta de la habitación y se despidió de él.

-Ya sabes, si me necesitas estoy en mi habitación.

-Muchas gracias Ren.

El pequeño cerró la puerta y caminó hasta su cama, dejándose caer pesadamente. Había sido un día totalmente agotador y era reconfortante poder al fin relajarse sobre una mullida cama.

-¡Bienvenido Syo-chan!

Reparó en su compañero, estaba sentado en su escritorio escribiendo algo, pero ahora había girado la silla para mirarlo.

-Oh, estabas aquí, no me había dado cuenta.

-Si, esta mañana me empezó a doler un poco la cabeza y Haruka-chan se empeñó en que viniese a descansar.

-Ya veo…

Lo que le faltaba, nada más llegar se ponían a hablar de ella.

-Que mona, es agradable cuando una chica tan adorable se preocupa, ¿Verdad Syo-chan?

-Um… Si, supongo…

¿Qué demonios era aquello? Nunca lo había escuchado hablar de Nanami de aquella manera tan ¿Aduladora?

-Es difícil no cogerle cariño.

Basta, ya había tenido suficiente. No estaba dispuesto a quedarse a escuchar todo aquello.

Se levantó y se fue directo al baño.

-Ey, ¿Dónde vas Syo-chan?-. Se levantó, siguiéndole, dispuesto a seguir su conversación.

-¿No es evidente que al baño? Tengo que darme una ducha.

-¡Genial! Déjame que te lave la espalda, como cuando éramos pequeños-. Emocionado, con los ojos iluminados.

-¿Estás loco? De ninguna manera ¡Me voy a bañar yo solo!

Comenzó a cerrar la puerta, pero el más alto la retenía, sujetándola con fuerza.

-Syo-chaaan estaaaaan tímido, ¡Cuando éramos pequeños nos bañábamos siempre juntos!

-¡De eso hace mucho tiempo ya!-. Mientras seguía empeñado en cerrar la puerta.

-Aún recuerdo como decías: ¡Natsu-chan, bañémonos juntos por favor! Ahhh~ Eras tan adorable.

-¡C-cállate de una vez idiota!

Seguía intentando cerrar la puerta a toda costa, pero el maldito de Natsuki tenía más fuerza de la que aparentaba. En su constante forcejeo sus dedos empezaron a resbalarse, haciendo que soltara la puerta repentinamente, esta impactó contra la cara del mayor, haciéndolo caer al suelo.

-¡¡Waaah!! ¡N-Natsuki! ¿E-estás bien?

Se inclinó rápidamente, dispuesto a ayudar a su amigo a levantarse.

-¿No tienes una forma más agradable de hacerme salir?

Se quedó petrificado. No podía ser cierto, ¿Aquella era la voz de Satsuki? Pudo confirmar que así era cuando vio como el otro alzaba la vista. No llevaba sus gafas puestas y goteaba un poco de sangre por la nariz, debido al golpe que acababa de recibir.

Syo se agachó rápidamente, cogiendo las gafas de su amigo, cuando se dispuso a ponérselas Satsuki lo sujetó por las muñecas, mientras se levantaba.

-¿Aún sigues rondando a Natsuki? Que persistente, y más después de lo que te hice.

-Somos compañeros de habitación, es normal que esté cerca de él casi todo el tiempo.

El mayor dejó ir una risita.

-Sabes perfectamente que no es eso a lo que me refiero-. Lo empezó a arrinconar contra la pared del baño.- ¿Tanto te gustó lo de ayer que has estado persiguiéndolo?

-¡Más quisieras bastardo! Te odio…

-Escúchame bien chibi-chan, aléjate de Natsuki si no quieres saber lo que es bueno.

-¿De qué estás hablando? ¡No voy a hacer lo que tú me digas! ¡¿Y a quien llamas chibi-chan?!

-Si no vas a hacerme caso voy a tener que hacerlo por las malas.

Apretó al pequeño contra su cuerpo, haciendo presión en su entrepierna con la rodilla.

-¡Ey! ¡Para de una vez! ¡Pervertido!

Haciendo caso omiso a sus gritos agarró su camisa, abriéndola, haciendo que todos los botones saltasen por el suelo.

-¿Tanto deseas que Natsuki te toque?-. Acarició uno de sus pezones suavemente, provocando  que se pusiese erecto.

-¡C-cállate!

Su cuerpo estaba reaccionando en contra de su voluntad. No podía evitarlo, notar como el rubio lo tocaba de aquella manera… Por mucho que supiese que no se trataba de Natsuki realmente.

-Que sucio… Teniendo esta clase de pensamientos por tu amigo-. Le susurraba a la oreja mientras frotaba con su rodilla, insistentemente.- Me gustaría saber que cara pondría si lo supiese, seguro te despreciaría…

-¡No! ¡Para de una vez!

Hizo acopio de todas sus fuerzas y le colocó las gafas como pudo, dado que aún las llevaba en su mano.

El rubio se quedó quieto unos instantes, parpadeando confuso.

-¿Uh? ¿Syo-chan?

Miró extrañado a su amigo, puesto que se encontraban extremadamente cerca, y Syo tenía su camisa desabrochada totalmente. No recordaba como habían llegado a aquella situación.

-¿Qué es lo que…?

El pequeño lo miraba con una expresión que no acababa de descifrar, ¿Era miedo eso? ¿Syo le tenía miedo a él? Tendió su mano, dispuesto a acariciarle la mejilla, y en los ojos de el rubio empezaron a agolparse lágrimas.

-¡S-syo-chan! ¿Qué te pasa? ¿He dicho algo malo?

-Y-yo…-. Su voz estaba quebrada y temblorosa.- Natsuki yo… Hay algo que tengo que decirte…

Se escucharon unos golpes en la puerta que los interrumpieron.

-Espera un segundo.

Natsuki se alejó de su pequeño amigo. Syo estiró el brazo, haciendo el amago de detenerlo, de mantenerlo junto a él, pero el otro ya estaba demasiado lejos para alcanzarlo.

¿Qué había estado apunto de hacer? ¿Iba a confesarle sus sentimientos? ¿Cómo se le podía haber ocurrido semejante estupidez? Satsuki tenía razón, por muy adorable que fuese a la vista de Natsuki estaba seguro de que si se enteraba de lo que sentía por él se asustaría, y jamás podrían volver a ser como antes. No estaba dispuesto a perderlo de esa manera, tenía que conseguir mantenerlo a su lado, aunque fuese simplemente como un amigo.

-¡Oh! ¡Nanami-chan! Bienvenida.

Se puso tenso al escuchar aquello ¿Qué hacía ella aquí?

Se colocó la camisa como pudo, dado que faltaban varios botones, y se dirigió al dormitorio. Natsuki estaba de pie en la puerta y Haruka del otro lado, en el pasillo.

-Hola Natsuki-kun, como has faltado a las ultimas clases he pensado que te haría falta esto, he tomado apuntes para ti, así no perderás el ritmo de las clases.

La chica sonrió cordialmente mientras le tendía aquella pequeña libreta.

-¡Que amable Nanami-chan! ¿Quieres pasar?-. Se hizo a un lado, ofreciéndole a la chica que pasase dentro.

-¡Oh no, no! No quisiera molestaros-. Agitó las manos.

-No es molestia, ¿Verdad Syo-chan?-. Estiró de la mano de la chica, haciéndola entrar.

-Oh, hola Syo-kun.

-No, no es molestia.

Apretó los puños con fuerza, de repente la presencia de ella se le antojaba más que molesta ¿Es que Natsuki no se había dado cuenta de que estaba a punto de decirle algo importante? No, claro que no, ¿Cómo iba a darse cuenta? Parecía que no lo conociese, Natsuki no se daba cuenta de nada nunca.

-Um… Bueno, yo creo que me voy a ir un momento.

-¿Eh? ¿Dónde vas Syo-chan? Es muy tarde.

El pequeño se dirigió a la puerta pero antes de que la abriese su amigo lo detuvo.

-¡¿Quieres dejarme tranquilo de una vez?! ¡¡Piérdete!!

Abrió la puerta y salió corriendo sin siquiera cerrarla.

-¿Q-qué le pasa a Syo-kun? ¿He hecho mal en venir?-. Haruka parecía bastante intranquila ante la situación.

-No lo sé Nanami-chan… No sé que puedo haber hecho…-. Se rascó la cabeza, bastante confuso.

“Mira que llegas a ser idiota”

No, otra vez no, desde hacía unos días se hacía cada vez más constante aquella maldita voz.

“Ni siquiera recuerdas lo que tu mismo le has hecho, que cruel…”

Se llevó la mano a la frente, intentando calmar el maldito dolor de cabeza que le sobre venía.

“Yo no le he hecho nada malo, jamás lo haría”

La voz en su cabeza se rio, pero después de eso dejó de atormentarlo. Se sentía intranquilo, todo aquello estaba tornándose muy extraño, cada vez perdía la memoria con más frecuencia, y aquella maldita voz cada vez se hacía más presente. No se olía nada bueno.

-Nanami-chan, lo lamento, voy a ir a buscar a Syo, mejor hablamos mañana.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Había salido casi sin pensarlo, ignorando por completo el maldito dolor que tenía su cuerpo, ¿Dónde demonios se suponía que iba a ir? Tarde o temprano tendría que volver a su cuarto y ver a su amigo, pero no ahora, no con ella allí, era más de lo que podía soportar.

Salió a uno de los jardines. Eran bastante amplios, allí al menos podría estar tranquilo. Por alguna razón aún seguía corriendo, huyendo, sus piernas parecían no querer detenerse por mucho que su cerebro pensase que ya era suficiente, que ya podía parar. Seguro que Natsuki ni siquiera se había molestado en seguirle.

Estaba ya cerca del lago cuando notó un fuerte tirón que lo detuvo en seco, haciéndolo impactar de espadas contra la persona que lo había parado.

-¡¡Ey!! ¡¿Dónde diablos vas con tanta prisa?!

Aquella persona le dio la vuelta, haciendo que lo mirase.

-Ren…

-Te he visto salir disparado desde uno de los patios y te he seguido ¡¿Qué pasa?!

Aquello le superó, ya no pudo retener las lágrimas y las dejó ir, desconsoladamente. Todo su orgullo se vino abajo y lloró como lo hacían los niños, escandalosamente. Las comisuras de sus labios se torcían hacia abajo, mientras intentaba retener los sollozos inútilmente.

-E-ey, Syo, ¿Qué ha pasado?

No podía siquiera hablar, lo único que hacía era taparse los ojos son su antebrazo.

Ren suspiró y lo abrazó protectoramente, estrechándolo con fuerza.

-Duele, ¿Verdad?-. Acarició sus cabellos con ternura, intentando calmarlo.- El amor duele, es un sentimiento desconcertante.

Syo no decía nada, se aferraba con fuerza a las ropas de su amigo mientras no podía dejar de llorar.

-Pero ¿Sabes Syo?-. Lo apartó un poco para poder mirarle.- Yo jamás te haría llorar de esa manera.

El mayor limpió una de las lágrimas que caían, inútilmente, ya que caían sin parar, una tras otra, mojando las mejillas del pequeño.

Ren se agachó para estar a su altura y lo besó tiernamente en los labios mientras acariciaba sus finos cabellos dorados.

Syo no hizo nada, tampoco tenía fuerzas. Lo único que podía sentir era aquel sentimiento desgarrador por todo su cuerpo, haciendo que se sacudiese por los sollozos.

-Si fuese yo, no dejaría que llorases por mí de esta manera.

Ren lo besaba en la frente, en la nariz, en los labios, tiernamente, casi en un imperceptible roce, temiendo que con cualquier movimiento brusco fuese a partirlo en pedazos.

Era desgarrador, amar a alguien de aquella manera lo estaba matando. No entendía para nada a aquella persona. Estaba Natsuki, su mejor amigo, que lo quería y mimaba hasta la saciedad, pero que sabía que jamás iba a desarrollar esa clase de sentimientos por él, y luego estaba Satsuki, su otra odiosa personalidad que parecía que estuviese dispuesto a todo por hacerlo sufrir si no se apartaba de su amigo.

Intentar entenderle era como intentar atrapar estrellas con sus manos… Estaba destruyéndolo lentamente.

Notas finales:

¿Qué tal ha estado? Ya os avisé de que habría un poco de RenxSyo (los adoro XD)

En fin, solo me queda pediros vuestra opinión XD

Espero no tardar en actualizar, nos leemos mis amores ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).