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Mujercita. por Ciel Phantom

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Notas del fanfic:

kkm no me pertenece... ..... ....

ustedes saben lo que sigue.

Mujercita.

 

Resumen.

 

Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.

Napoleón I

 

Capitulo Único.

 

Cuando vi el carruaje alejándose del Castillo del Pacto de Sangre, mi corazón dio un salto. Muchos de mis recuerdos más felices se quedaban entre sus murallas.

 

La casi extraña pero tierna mueca que se dibujaba en los ojos azules de Gwenldal, la indudable seguridad que me envolvía entre sus portentosos brazos. Era una de ellas.

 

La complicidad de los gestos de Conrad ante mis travesuras. Las recordaría por siempre.

 

La inteligencia y consejos de quien se convirtió en mi mejor amiga y confidente, esa mujer que con sus ideales feministas me dio las bases para hoy decir que seré, no solo una gobernante adecuada, sino una excelente guía para mi pueblo. De Anissina he aprendido mucho.

 

La picante picardía de Yosak, me mostraron que aun en medio de una tempestad debemos encontrar un motivo para reír, porque una risa bien puede ser la solución a muchos problemas.

 

De Cheri, podría decir muchas cosas, sin embargo, lo más marcado sin duda fue la forma en que con su frágil tacto de madre me señalaba mis defectos, me mostro como ser una dama en cuanto a vestimenta y alhajas.

 

Gisela fue una gran maestra, se que en mi próximo puesto no requeriré de conocimientos médicos, sin embargo, quiero ser capaz de ayudar a quien se encuentre a mi lado, quiero ser útil en todo.

 

 Gunter me señalo que siendo un mujer, siempre apelaran a mis sentimientos, debo controlarlos, no dejarme llevar, mantenerme firme ante cualquier dificultad.

 

Sin duda todos ellos dejaron algo en mí, me mostraron que el mundo aun es un lugar bello, que aun existen personas buenas, que si yo doy amor, este me será devuelto con creces.

 

Pero, aun con esta hermosa vista alejándose de mis pupilas, hoy recuerdo la sonrisa amable de Yuuri, quien por muchos años me ofreció una amistad limpia y desinteresada, así como una familia cálida y un lugar, que apesar de mi soledad y dolor, llegue a considerar mi hogar. A él, a quien llegue a llamar padre, fue mi tabla de salvamento, un oasis en medio de mi desesperación. En bastantes ocasiones me moleste, siendo adolecente no comprendía la verdad detrás de las acciones del Maou. Ahora con más años encima me da risa pensar en todas las tonterías que llegue a increparle. Él siempre sonreía, con delicadeza colocaba su mano sobre mi cabeza y con voz suave me decía:

 

—Algún día entenderás.

 

Solo rezongaba indignada. Y corría, corría con todas mis fuerzas hacia el consuelo que me ofrecía mi otro padre.

Wolfram, ¡oh! Wolfram. El príncipe mazoku, mi príncipe azul. Será en mi vida, mente y corazón siempre el ideal del amor entregado, sincero, desinteresado. Mas que mi padre fue mi templo, mi refugio, mi protector. Junto a él nada temía, a su lado, siempre pude reír de verdad, acompañada por él podía llorar mi desgracia, la cual ocultaba a los demás.

 

En muchos aspectos nos parecíamos, a los dos nos embargaba la soledad y la distancia del ser amado, para mí, la madre pérdida, para él, el prometido ausente. Cuantas veces no nos consolamos mutuamente, y cuando las lagrimas ya no eran suficientes, entonces solo su presencia me era suficiente para calmar mi sentir.

 

Fue Wolf quien me envió a la academia militar, quien me instruyo en el arte de la espada y la equitación, fue él quien aguantaba, con cabeza gacha, los reclamos por mis travesuras. Fue él quien me incentivo a tener mi primer novio, quien compartió con migo algunos de los secretos masculinos, quien me enseño el arte de la coquetería sin caer en lo vulgar, a demostrar elegancia y poderío, a ser una reina.

 

Fue Wolfram quien no siendo mi padre ni biológico, ni legal, me cuido cuando caía enferma. Siempre lo encontré en aquellas noches de fiebre al lado de mi cama, recargando sobre la orilla. Yo tomaba su mano y con susurros agradecía el tenerlo conmigo.

 

Hoy cuando salí del Pacto de Sangre él no estaba para despedirse, se que lo hizo por no verme llorar, creo que a estas alturas hemos derramado suficiente lagrimas, además no es un adiós, sino un hasta luego.

 

Yuuri se disculpo por su ausencia, yo asentí sin darle mayor importancia, si lo conocía, y estoy segura de que sí, el estaría detrás de alguna columna o pared, escuchando, callando y deseándome el mejor de los futuros.

 

 

 

 

Después de tres días de viaje, por fin puedo ver la imponente construcción del castillo de Surutia, mi gente me espera en la plaza, se ven animados y alegres.

 

La mayoría son gente humilde y el reino no es de los mas glamorosos, pero he tenido un buen ejemplo de regencia y dedicación, por ello me esforzare.

 

Saludo desde el carruaje, estoy cansada, sin embargo debo demostrar mi aprecio a aquella bienvenida.

 

Los saludos protocolares no se pueden evadir, así que tarde cerca de tres horas para llegar a la que ahora será mi habitación.

 

Mis maletas esperan, suelto un suspiro antes de levantar la primera y comenzar a desempacar.

 

Casi di un grito, entre mis ropas una pequeña hoja de papel esperaba a ser leída. Sin duda era la letra de Wolfram. La tome con manos temblorosas. Mis labios se estremecían al igual que mi corazón.

 

Greta, mi mujercita:

 

Se amable, pero no fácil...

Se digna, pero no orgullosa...

Rie, pero no a carcajadas...

Mira, pero con rescato...

Sé dulce, pero no empalagues...

Platica, pero con mesura…

Escucha, pero no siempre creas…

Se alegre, pero no frívola…

Ama, pero con cautela...

Se MUJER, pero no muñeca...

 

Atte: Tu padre que te ama y te apoyara siempre.

 

Wolfram Von Bielefeld.

 

Llore, llore como nunca antes, no de miedo o de añoranza, el dolor nada tenía que ver con mi llanto. No, el príncipe, mi príncipe, acaba de mostrarme una nueva emoción, y razón para mis lágrimas.

 

Lo único que pude contestar a eso lo susurre al viento. Esperando que aquellas palabras llegaran a sus oídos y a su corazón.

 

—Yo también te amo, papá Wolfram.

 

Fin.


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