- K - Kaworu... estás bien...
- ¿Te alegras de verme, Shinji?
- Claro que sí, yo... lo que hice...
- ¿Qué pasa? ¿Te arrepientes? No lo hagas, tú cumpliste mi deseo. Gracias, Shinji.
- ¡No digas eso! ¡No puedes agradecerme el que te mate! Es horrible.
- Horrible... no, para mí fue satisfactorio, saber que no me odiabas.
- Nunca te odié.
- Si, lo sé, tú no me odias. Me hiciste feliz. Entonces, Shinji, ¿vendrás conmigo? ¿te quedarás conmigo? Quiero ver qué es lo que sientes.
- Si...
- Lejos de la humanidad, del Evangelion, de familia y amigos, lejos del dolor, de la confusión. No pienses en nada, ni en el tercer impacto, ni en tu padre, ni en la primera niña... Aquí solo estamos tú y yo, nada más, nada que te pueda hacer daño. Una existencia sólo para nosotros.
Todo se difuminó, todo lo que estaba sucediendo ya no sucedía, simplemente nada más existía. Tan solo un espacio azul, ondulante, como un mar en calma.
Shinji estaba flotando, como llevado por sus pensamientos, pero pronto recuperó la consciencia y se levantó, mirando a su alrededor, buscando...
- ¿Kaworu?
Tras unos instantes él apareció a su lado, sonriendo.
- Has venido. Entonces, quieres verme.
- Si, no quiero estar sólo.
- Soledad ¿eh? Pero podrías no estar solo gracias a otros, pero estoy yo.
- Es que sólo estás tú.
- Sólo estoy yo porque tú lo has querido así, porque sólo me necesitas a mí. Verme a mí, ¿es así?
- No lo sé...
- ¿Por qué desvías la mirada? ¿Te sientes inseguro?... Yo también me siento así ¿sabes?
- ¿Tú? ¿por qué?
- Por ti. Tu inseguridad me hace sentir inseguro. Porque yo, Shinji, existo por ti y tú ni siquiera sabes lo que sientes por mí.
Shinji se quedó perplejo, observando el rostro triste pero decidido de Kaworu. Sus palabras le dolían, ya que eran ciertas, y por ello sentía como si lo estuviera traicionando de alguna manera.
- Yo... quiero estar aquí, contigo.
- ¿Sí?
Kaworu esbozó una sonrisa de medio lado mientras se acercaba a Shinji.
- Dime, Shinji, ¿qué sientes por mi?
- Yo...
Shinji se puso muy nervioso, ya que no tenía claro que responder a aquello, y se ruborizó un poco.
- Tú... no me odias y... quieres estar conmigo...
Mientras decía esto Kaworu se colocó frente a Shinji con la cara a escasos centímetros de la de él, que mantenía la mirada baja todo el rato, visiblemente avergonzado.
- ...pero... – continuaba Kaworu - ¿qué más, Shinji? Quiero saber qué más. Yo... me enfadaba mucho cada vez que me rechazabas, cuando me decías que no te gustaba, era tan frustrante...
- Lo siento.
- ¿El qué?
- Haberte hecho daño, no lo pretendía... en ningún momento...
- Lo lamentas... pero entonces, ¿cuál es el cambio?
- Es que entonces me sentía incómodo a tu lado.
- Yo no te gustaba.
- No... pero... ahora eres la única persona con la que me siento bien.
- Entonces ahora te gusto.
- Sí... – la voz de Shinji bajó el tono al decirlo, algo avergonzado por lo que estaba admitiendo y por la intensa proximidad del rostro de Kaworu, que cada vez se acercaba más al suyo. Podía sentir su respiración en la cara.
- Y ahora mi proximidad ¿te resulta desagradable?
- No. Siento...
- ¿Qué?
- Anhelo...
- Mmm... Siempre quise saber qué hubiese pasado si yo te gustase entonces...*
Kaworu fue apagando sus palabras mientras se acercaba un poco más y, sujetando el rostro de Shinji, lo besó. Mientras, el escenario a su alrededor cambiaba, convirtiéndose en el antiguo cuarto de Kaworu, donde lo había besado por primera vez.* Pero esta vez fue diferente, Shinji correspondió a ese beso, a ese deseo y fuerza que volcaba Kaworu en él, y no con miedo y rechazo, como la otra vez, si no con impaciencia, acercándose instintivamente a él.
Kaworu, al darse cuenta de esto, sintió una especie de presión en el pecho pero era algo agradable. El sentirse correspondido en vez de saciar sus deseos, los aumentaba. Sentía calor, calor… y una imperante necesidad.
Cuando sus labios se separaron, Kaworu ya no permitió que la distancia creciera mucho más y comenzó a acariciar el tembloroso cuerpo de Shinji, bajando por su cintura, desnudándolo, desnudándose...
- Es extraño... es un sentimiento agobiante, ansioso... pero muy agradable, ¿es esto querer? Querer a alguien... sentir como si el corazón no bastase para contenerlo... ansiar estar dentro de tu corazón y de tu cuerpo...
- No digas esas cosas... es tan vergonzoso... – Shinji estaba completamente colorado.
- ¿Qué es lo que te da vergüenza? ¿Acaso no te gusta? ¿No se siente bien cuando te toco?
- Si, precisamente por eso....
- Pero si te gusta no tienes de qué avergonzarte... Y no puedes negarlo, tu cuerpo reacciona bajo el mío... ¿no quieres unirte a mí, tanto de corazón como de cuerpo?*
- Sí, sí que quiero...
- Ahora ¿aceptarás mis sentimientos?... ¿y los tuyos?
- Sí... si yo... te quiero...
Pero ya eran sólo murmullos jadeantes.
Deseos, pasión, presión, ansiedad, calor... todo estaba a flor de piel.
- Quiero... transmitirte lo que siento... desbordar mi corazón en el tuyo... estar dentro de ti, llegar a ti.
- Ah...
Shinji se aferraba a la espalda de Kaworu con fuerza, abrazándolo, lo que hacía que Kaworu se apretara, a su vez, más contra él.
- Kaworu, te quiero...
Sentirse correspondido, amado.
Todo lo que siempre quisieron y una eternidad para vivirlo.