— Disculpa— dijo el jodidamente hermoso hombre a mi lado. Su tono era extraño, reunente y muy controlado. Como si la palabra "disculpa" fuera en otro idioma para él.
Después del incidente con mi dona, amablemente se ofreció a comprarme otra. En realidad compró toda una caja, y si me ofreciera unas cuantas donas más no me negaría. Enserio. Volvimos a la banca donde había quedado mi anterior manjar. Estar en compañía de ese hombre me hacía sentir… Incómodo. Totalmente.
— Descuida, fue mi culpa por haber sido tan…
— Usuratonkashi — completó el hombre a mi lado, le miré con un puchero.
— Me encantaría dejar a un lado los insultos — comenté, mientras tomaba asiento y le daba una mordida a mi dona, sin importar si se viera maleducado.
Escuché una risa ronca y ahogada. Era el hombre a mi lado.
— Definitivamente no sabes distinguir entre un insulto y un halago.
Me sonrojé al recordar que intenté insultarlo diciéndole que tenía cara de niña. ¿Era eso un halago?
— Mira... — lo encaré y casi vomitaba. Su belleza me enfermaba — Disculpa si tomaste lo de cara de niña como un halago… o insulto. Es que tú me dijiste la verdad, cara de zorro, y yo no podía decirte cara de top model porque eso definitivamente no sonaría como un insulto, eso sonaría como si estuviera coqueteando contigo porque eres muy guapo y yo no es… — me detuve porque él comenzó a reír — Sí, bueno — volví a morder mi dona y hacer como si no le conociera, pero en realidad, no lo conocía. Él seguía riendo, incluso me pareció ver una lágrima caer por su mejilla, ¡pero qué pasaba con éste! — ¡Bueno, basta ya, teme! — exclamé un poco enfadado.
Él se sostuvo el estómago, pero aún esbozaba esa sonrisa, oh no, su sonrisa.... Maldito, incluso así se veía guapo.
— Ah… perdón, perdón — dijo mientras se secaba un ojo — No era m intención reírme de ti — No, pues gracias por aclararlo. Me miró y esbozaba una sonrisa traviesa y altanera; de verdad iba a vomitar si no alejaba mis ojos de él— entonces… ¿Te gusto? ¿Soy guapo?
Me atraganté.
— ¡NO! — negué gritando y mirándolo con los ojos desorbitados r13; Sólo que de todas las personas en este parque mis feromonas decidieron que contigo serian compatibles.
— Hormonas — dijo como si me corrigiera.
— Feromonas. El creer que una persona es atractiva se basa en las feromonas. Respondes positivamente a alguien cuyas feromonas son compatibles con las propias, que crees que te estás enamorando. Pero son sólo reacciones químicas; nada serio o profundo.
Su rostro se iluminó. Él sonreía y aquella sonrisa llegaba a sus ojos.
— ¿Entonces estás enamorado de mí, dobe? — preguntó divertido.
Gemí. Aquella palabra, “dobe”, ya me había dicho bastantes veces así. Una confianza extraña había surgido entre nosotros.
— ¡Eres imposible, teme!
Seguimos hablando por varias horas, nos terminamos la caja de donas y hasta fuimos por más. Hablamos sobre nuestros intereses y la vida. Mayormente hablé yo y él sólo se reía o burlaba de mí. Le di un nombre falso, Iruka Umino. No sé por qué, pero sentí que decirle mi nombre no era conveniente. Él se llamaba Hatake Kakashi, y parecía que tenía un pequeño negocio propio, de no sé qué. Realmente de lo poco que me contó sobre él, era completamente diferente a mí, excepto en algo. Amábamos las donas. Para nada le conté sobre mi compromiso, quizás porque albergaba la esperanza de que cancelara y… ¿y luego qué?
— Quiero verte mañana —me dijo antes de despedirnos.
Debía volver, mis padres seguramente se habrían asustado y… era de noche. Yo no debía de estar con un hombre en un parque a solas, no cuando ya estaba comprometido. Enarqué una ceja.
— Por supuesto señor — lo saludé de manera militar — sus deseos son ordenes
Él sonrió, pero esta vez la sonrisa no llegó a sus ojos.
— Hablo enserio.
— Sí, yo también — dije no muy seguro de eso. Nunca había hecho un amigo así de rápido. Pero debía volver a Nueva York…
—Mañana. Aquí. A las 5:00 pm, ni un minuto tarde —dijo mientras se acercaba y me daba un beso en la mejilla a modo de despedida.
Se alejó de mí despidiéndose con la mano. Sólo pude ver cómo se alejaba a paso calmado.
Y esa fue la última vez que le vi.