Siempre dices que ésta si será la última vez, pero mientes no puedes estar sin él....
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El ruido de la puerta cerrándose de golpe y haciendo vibrar las ventanas le hizo notar la presencia de la persona que se hallaba allí, frente a él, mirándole juguetón con aquellos ojos esmeraldas. Dejo de apilar legos y le miro en silencio.
-Hola-saludo sin ningún rastro de emoción en su tono de voz, el chico delante de si torció su boca en una señal de desprecio y se agacho a su altura. El albino apenas le miro.
-¿Qué haces pelusa?-pregunto el rubio acercando su mano para sujetar el pálido rostro del niño frente a él, este solo le miro con sus grandes e inexpresivos ojos grises.
-Un castillo-susurro sosteniéndole la mirada de forma desafiante, Mello dejo escapar una risilla entre dientes y atrajo aquel pequeño rostro para besarlo brusco.
-Un castillo ¿no sabes hacer otra cosa Near?-investigo divertido en un tono que advertía malicia, el aludido suspiro y solo cerro los ojos, el rubio al ver aquello frunció el ceño-¡Contéstame enano!-rugió desafiante, el albino abrió los ojos mirando a Mello sin expresión alguna-¡Near!-chillo el adicto al chocolate apretando el agarre del rostro del menor.
-¿Se supone que debo contestar Mello?-dijo con un tono frió, el aludido se relamió los labios y acercó su cara a la de Near, este solo le miraba desafiante.
-Se supone que lo hagas-susurro con un tono agresivo aunque bajo, el albino se estremeció al sentir como el aliento de aquel rubio chocaba contra su boca, olía chocolate.
-Estoy cansado Mello-murmuro, el rubio solo respiro su olor, una fragancia a limón y frutas cítricas, paso su nariz por la pálida mejilla y lo olisqueo un poco más.
-Hueles bien-susurro besándole la mejilla. Near suspiro, siempre era así, cada vez que aquel chico azotaba la puerta, segundos después terminaban así….Él quería evitarlo, pero siempre que quería parar, siempre que quería alejarse el rubio lograba que cayese rendido a sus pies, entregándose a los abrazos y besos de aquel arrogante rubio de ojos esmeraldas; pero esta vez no ¡esta vez le pondría un alto a la situación! Tenia que hacerlo.
-Mello…-pronuncio con voz ahogada al sentir que el rubio lamía su mejilla hasta descender a su cuello, dejando un rastro de saliva, se estremeció-Mello…no me estas escuchando-objeto intentando separarlo de si, empujándole por los hombros. No lo consiguió el rubio era mucho mas fuerte y solo le atrajo mas hacia si y le mordió brusco el cuello.
-¡Ah!-se quejo sintiendo como los dientes se enterraban en la pálida piel de su cuello, logrando que sangrase un poco-Mello me haces daño-acoto revolviéndose incomodo, pero con un tono de voz indiferente.
El rubio le mordió con mas fuerza y Near enterró las uñas en sus hombros.
-Cállate-ordeno cuando por fin le soltó, el albino quiso alejarse pero Mello no se lo permitió y comenzó a lamer la herida que le había echo en el cuello.
-¿A que juegas?-pregunto dejándose hacer resignado.
-¿Sabes Near? Tu sangre no es diferente a la de los demás, pero sabe diferente, deliciosa como mis chocolates-canturreo en un tono sádico parando de lamer la herida para apreciar como aquel liquido carmín manchaba el blanco y siempre limpio pijama de Near, era muy llamativo.
-¿A que juegas Mello?-repitió la pregunta en un tono duro, el aludido rió.
-Somos un par de masoquistas Near ¿lo sabias?-investigo Mello acercándose a los labios de su acompañante, el poseedor de los ojos grises le miro a los ojos.
-¿Masoquistas?-interrogo neutro.
-Me pregunto Near… ¿Me esperas? ¿Esperas por mí? ¿Esperas que azote esa puerta?-señalo el rubio haciendo rozar sus labios; el albino suspiro.
¿Esperas por mí?
La pregunta resonó en su cabeza, le dio la razón al de ojos verdes si esperaba por él, si vigilaba la puerta de reojo, si temía que un día ya no apareciese. Y lo comprendió mientras el esperase ansioso tras aquella puerta jamás podría ponerle un fin a su tortura, sonrió.
Tu sangre sabe diferente…
-Te espero Mello, siempre lo hago -murmuro con un tono sincero ahora siendo el que se acercaba a besarle, feroz, brusco, agresivo, mordiéndole el labio inferior de la misma manera que Mello lo había echo con su cuello, la sangre no tardo en salir. Resbalo por la barbilla del rubio al momento que ambos se devoraban la boca en un beso hambriento y desesperado.
Cuando se separaron el rubio sonrió complacido al ver como Near se relamía su sangre de los labios.
-Tu sangre también sabe diferente Mello… - rió divertido el menor mientras se acercaba a lamerle la barbilla- exquisita como el chocolate-continuo con una sonrisilla sádica.
El rubio esbozo una pequeña sonrisa.
-Masoquistas, pequeño Near masoquistas-dijo complacido.