PORQUE SÍ SE PUEDE VIVIR SÓLO DE AMOR
Alguien dijo alguna vez que no se puede vivir solo de amor…
Porque es alguien fuerte y sin embargo no puede protegerse a sí mismo. Porque ha elegido un camino que seguir, pero aún así muchas veces duda sobre si esa ruta es la correcta. Porque se ha permitido caer en la oscuridad al olvidar todo lo que significaba estar en la “luz”. Porque en realidad…es completamente distinto a mí.
Yo, que soy débil y me protegí huyendo. Yo que nunca pude elegir un camino, así que fui forzado a tomar uno en el que no creía. Yo que quisiera regresar a la luz, aunque me siguen arrastrando a las sombras.
Muerto hace mucho tiempo, movido por los hilos de un amigo que no me pudo dejar ir, siendo obligado a vivir un futuro que creé con mi sacrificio, pero que en nada se parecía a lo que imaginé cuando me entregué a la muerte… Aquellos a los que quería proteger se mueven ahora por un sendero al que no estaban destinados, hundiéndose cada vez más en el espeso pantano sin fondo del que quería librarlos, dejándose tentar por la oscuridad del mundo… Y todo es mi culpa. El que Nagato terminara de caer en la oscuridad y arrastrara a la dulce Konan consigo, es una de las muchas consecuencias de mi error.
Inicialmente, no tenía yo mayor consciencia que un muñeco de plástico. Nada recordaba yo, avanzando por el escenario de este mundo bajo los comandos de quien fue mi amigo, moviéndome quizás hacia adelante, quizás hacia atrás o quizás incluso en círculos, incapaz de saberlo al no ser otra cosa que una sombra diluida de algo que ya no tenía derecho a existir; sin que mi existencia perteneciera a ningún lugar o tuviese ninguna razón de ser aparte de seguir los comandos que me eran impuestos. Estando tan cerca y a la vez tan lejos de estar vivo, el mundo que veía a través de estos ojos no parecía más real que una película o una fotografía a blanco y negro… un mundo completamente irreal y fantástico, al cual no podía pertenecer y en el que no había nada que valiera la pena. Un mundo que no me provocaba ninguna emoción…
Mi “existencia” en el mundo consistía de obedecer las órdenes que Nagato quisiera darme y mi utilidad dependía únicamente de mi capacidad para cumplirlas; sin pensar, sin tener consciencia, sin tener recuerdos… No era otra cosa que una “extensión” de su cuerpo, una herramienta que sólo él podía utilizar y que dependía de él para seguir moviéndose…
Luego encontré a Sasuke, que tan diferente era a mí, recorriendo un camino manchado de oscuridad por su propia voluntad…por su propio deseo. Uchiha Sasuke, el heredero de un imperio que se derrumbó ante sus propios ojos y de una maldición que le fue consumiendo, hasta ahogarlo en el odio.
Era de noche… Una fría y lluviosa noche otoñal de luna menguante en el País del Fuego. Bajo los comandos de Nagato me movilicé por aquel bosque oscuro a toda velocidad y subiéndome a lo alto de un arce, contemplé con mis ojos sin brillo la fotografía de un mundo al que no pertenecía y que no me causaba ninguna emoción. La aldea de Konoha… Con los rostros de los anteriores Hokage tallados en la gran roca del fondo, con todas las pequeñas casas protegidas por una gigantesca muralla y grandes torres de vigilancia en las que ninjas observan día y noche en busca de enemigos.
Todo parecía ir normal. Nadie notó mi presencia, pude contemplar la ciudad de luces titilantes y asegurar que no había ningún cambio significativo. La reconstrucción ya casi había terminado, la gente parecía tranquila; era un mundo pacífico que debía de seguir avanzando lentamente, regenerándose poco a poco hasta que fuese el momento de erradicarlos… Di algunas vueltas alrededor de la aldea, en busca de cualquier anomalía que pudiese considerarse relevante y en el momento justo en que me disponía a movilizarme hacia el siguiente punto… Le vi.
Sentado en la rama más alta de un gigantesco árbol, empapado por la lluvia y temblando de frío, su mirada perdida entre las pequeñas casas como si buscara algo, como si esperara encontrar algo que hiciera correcto o equivocado el camino que había decidido seguir sin encontrar nada… Me detuve sin saber porqué, me mantuve alejado de su vista sin entender lo que hacía y le contemplé… Contemplé su silencio y su quietud, contemplé la nostalgia convertida en lágrimas que pronto se unieron con la intensa lluvia, contemplé su resignación convertida en un infantil sollozo. Me quedé allí, sin hacer otra cosa que observarlo hasta que la frustración de su corazón infantil al no encontrar una respuesta para sus dudas o una razón para el dolor de su alma, le llevaba a huir una vez más de aquella aldea perseguido por sus propios recuerdos…
Por primera vez, la fotografía monocromática e insensible que representaba el mundo que veían estos ojos, se tiñó de un color… El suave y algo cálido color de Sasuke… No fue algo repentino e instantáneo, como quizás hubiese sido mejor para mí, sino gradual e imparable… Con cada uno de sus constantes y casi rutinarios regresos a esta aldea, mi mente se fue llenando de su imagen, con cada una de las nuevas expresiones que mostraba creyendo que no había nadie allí para verlo, sentimientos que no conocía empezaron a brotar en mi pecho y antes de saberlo, mi mundo entero se había teñido de él…
Incluso cuando jamás hablé con él, incluso cuando jamás toqué su cabello o sentí su mirada dirigida hacia mí… incluso cuando jamás pensé en dejar que supiera sobre mi existencia o sobre la realidad de estas noches en las que antes de que me diera cuenta de lo que hacía, me encontraba merodeando en los alrededor de Konoha, esperando poder verlo una vez más. Sasuke se las arregló para darle cuerda a esa marioneta, entregándole una consciencia, una libertad sincera y más aún, un corazón… Le dio sentido a mi “vida”
Sin saber que con cada uno de sus regresos a esta aldea, estaba haciendo que mis sentimientos por él se volvieran más intensos, y sin llegar a enterarse jamás de mi existencia, poco a poco, él me dio una razón para vivir…
En el momento en que esta marioneta se encaprichó con Sasuke, haciéndose consciente de su propia existencia individual, los sentimientos y recuerdos que “Yahiko” dejó en este cadáver comenzaron poco a despertar… No soy el “Yahiko” que Nagato y Konan una vez amaron, porque el alma de “esa persona” se fue mucho antes de que hubiera empezado a ser consciente de mi existencia.
Aún así soy “Yahiko”, porque en su cadáver –que es ahora mi cuerpo- quedó su esencia; recuerdos y sentimientos que se convirtieron en una realidad para mi, convirtiéndose por tanto en la “identidad” de esta marioneta. En MI identidad.
Todo gracias a que le conocí un día por pura casualidad… a que sorprendentemente volví a toparme con él en otras dos ocasiones. Al hecho de que, cuando tuve suficiente consciencia de mi mismo y suficiente independencia como para decidir que quería esperar por él en este lugar, él siguió viniendo…
Por años, él siguió viniendo, como si esperara algo. Siguió viniendo una y otra vez, con la constancia rutinaria de alguien que desea de todo corazón que algo milagroso ocurra en su vida…Algo capaz de cambiarlo todo…
¿Cuál es el milagro que espera de esta ciudad? Si pudiese descubrir la respuesta de esa única pregunta, haría todo lo que estuviese en mi poder y más aún para hacerlo realidad. Porque he visto pocas veces su rostro de felicidad y demasiadas su rostro de tristeza… Porque incluso si mi consciencia se inició por sus sollozos, lo que más deseo es verle sonreír; equilibrar la balanza de sus sonrisas y sus lágrimas… No. Más que equilibrarla, deseo llenar su vida de tantas sonrisas que no pueda recordar las lágrimas; que no tenga que recordar cómo se siente llorar. Incluso cuando sólo soy una marioneta que se volvería inútil si su titiritero decidiera abandonarla, incluso cuando no debería de existir en este momento y por tanto, no debería de conocerlo…
Porque su sola existencia me hace pensar que quizás en realidad estoy vivo… Puede que ahora mismo, mi cuerpo sea un cadáver y mi identidad no sea otra cosa que el eco distante de una vida que se extinguió hace mucho tiempo, pero estos sentimientos son reales y están vivos, en este momento, en este lugar… Mi amor por él es lo único que me conecta a este mundo, es lo único que me ha unido con esta fotografía, volviéndome parte de ella…
A veces pienso que igual que quisiera cumplir sus sueños, desearía poder hablarle para volverme el confidente de todos sus secretos y que desearía tocarle, porque mi egoísmo hace que quiera ser lo único que se refleje en esos hermosos ojos negros.
Pero no lo haré. “Yahiko” ya no pertenece a este mundo e interferir con él solo podría llamarse un error… entrelazar mi destino con el suyo no le causaría otra cosa que dolor. Un sufrimiento y una tristeza que no quiero causarle; porque si sus lágrimas han de ser igualmente derramadas, el que sean para mí solo me haría sentir más culpable. Por eso lo único que puedo hacer es contemplarle, de la misma manera en que lo he hecho siempre…
Desde lejos, sin interrumpirle…
Porque solo gracias a mi amor por él, es que estoy realmente vivo ahora…