CAPITULO 3: LISTOS PARA LA AVENTURA
El silencio todavía envolvía la sala, nadie sabía que decir frente a la propuesta de L. Todos se miraban para ver quien era el valiente que hablaría en aquel momento. Al final, Mello rompió ese silencio, ya no podía aguantar más tiempo con esa incredulidad.
_¿Universidad? ¿Estás diciendo que quieres que vayamos... a la universidad?
L se lo quedó mirando intentado saber que había de raro en la palabra universidad, o mejor dicho, que había de raro en ir a la universidad para entretenerse un poco.
_Exactamente, yo no lo hubiera explicado mejor _dijo el detective con una sonrisa, como si eso fuera lo más divertido del mundo.
Otro silencio volvió ha aparecer a la habitación. L volvió a concentrarse en la miguitas de pastel que aún seguían en su plato, como si nadie hubiera abierto la boca en toda la noche. Mello aún se lo seguía mirando, y al ver que su compañero ya había dado por zanjado el tema y no volvería ha decir nada sobre él, decidió replicar otra vez.
_A ver L, nadie de aquí quiere ir a la universidad _le dijo con una sonrisa, como si todo el mundo supiera que era la estupidez más grande dicha nunca, y terminó diciendo con un poco de repugnancia mientras se levantaba_ todos sabemos bastante como para perder el tiempo en... ese lugar.
_No es un lugar asqueroso Mello, es una universidad. La gente va allí a aprender.
Mello se dejó caer sobre el respaldo del sillón y se puso una mano a la cabeza mientras suspiró abatido. Era imposible debatirle nada a ese chico.
_¿Universidad?_ dijo un poco en voz soñadora Matt. Mello levantó la mirada y se quedó mirando al pelirrojo con la boca abierta, no terminaba de creerse que su compañero hubiera aceptado la propuesta de L así sin más_. Sí, podríamos ir. Sería muy divertido.
_¿Pero que dices, perro? ¿Ahora vas contra mi? ¿Es que has perdido el... _el chico se quedó unos segundos callado como si buscara las palabras exactas para describir a su compañero_ poquísimo sentido común que te quedaba?
_No _respondió Matt que se quedó mirando a su compañero_ solo creo que seria muy divertido.
_Bien dicho, Matt. Ya verás Mello que nos lo pasaremos muy bien. Será como si fuera un juego _continuó L.
_Pues para ir a jugar allí prefiero quedarme en casa, comiendo... mi chocolate _le replicó Mello con los ojos brillantes y mirando fijamente la tableta de chocolate que tenia entre las manos_. A ver... _dijo volviendo la mirada hacia sus compañeros de nuevo pensado que no era posible que todos estuvieran de acuerdo con L. Seguro que lo que sucedía era que tenían miedo de dar su verdadera opinión_ Beyond, ¿a que tu no quieres ir a perder el tiempo con esos mocosos infelices e... inferiores?
Beyond se lo quedó mirando sin decir nada, como si estuviera pensando su respuesta y al final dijo con una sonrisa maléfica en la cara:
_Sí que me gustaría ir a ver como sufren esos malditos críos. Podría ver cuales son sus puntos débiles y si me intentan hacer algo que no me gusta... les mataré... sin piedad. Sí... seria... interesante _el gemelo pronuncio lentamente cada palabra como si estuviera viendo en ese momento que ya iba corriendo detrás de los estudiantes para matarlos.
Mello se dio por vendido, así que buscó ayuda en otro compañero, se giró hacia el lugar donde estaba sentado Near haciendo su torre de naipes.
_Pelu... sa... _Mello se lo quedó mirando sin decir nada y sin decirle nada más, se giró hacia el lugar donde estaba Watari_. Watari, ¿por qué no dices nada para poner un poco de cordura en esta sala?
_A mi me parece bien que vayáis un tiempo a la universidad. L tiene razón, puede que os ayude a resolver cosas y, además, os podéis entretener mucho con los otros chicos.
Mello bajó la cabeza derrotado, pero aún no tenia muy claro eso de ir a la universidad y estudiar con todos aquellos chicos tan... ¿normales? Bien, había perdido una batalla, pero la guerra aún estaba servida y haría todo lo posible para hacer entrar en razón a sus compañeros con tal de no ir a estudiar con aquellos... raritos.
_Vamos, como veo que todos estáis de acuerdo conmigo, voy a hacer los últimos preparativos _dijo L mientras salía del salón.
_¡Eh! _le gritó Mello, pero L ya no estaba allí.
L subió a su habitación y encendió los ordenadores para empezar a escribir los expedientes académicos falsos de sus compañeros.
Sin que se diera cuenta, el sol volvió a salir y envolviendo a L, que seguía trabajando, habían siete platos vacíos donde unas horas antes yacían unos pasteles de fresas y nata. En aquel momento, alguien llamó a la puerta de la habitación del muchacho. L se la quedó mirando mientras terminaba de saborear los restos del pastel que cubría la cucharita.
_Adelante _dijo el joven detective sin quitarse la cucharita de la boca.
La puerta se abrió y entro en la sala Mello. L se quitó la cucharita y dijo con una sonrisa:
_¿Que te pasa? Vaya ojos tan rojos llevas. ¿Te encuentras mal?
Mello se lo quedó mirando sin decir nada y de repente se acercó a L, coló una mano al sillón donde estaba sentado el chico en aquel momento y dijo mirándolo fijamente:
_Cambia de opinión. No me hagas estar con esos... idiotas.
_¿Aun estás con eso de la universidad? _preguntó L con una sonrisa.
_Sí _dijo Mello con casi un gemido de indignación, se giró y dio unos pasos hacia la puerta. Se paró y volvió a decir mientras se giraba para mirar de nuevo al detective_ no he dormido en toda la noche pensando en que tendré que rebajarme al nivel de aquellos desgraciados que no saben nada.
_Vamos, Mello _continuó el detective levantándose y acercándose al chico_ no te pongas así. Verás que tienes un 99% de probabilidades de que te lo pasarás... más que bien.
En aquel momento, entró Watari en la sala con su habitual sonrisa:
_Buenos días, señoritos L y Mello.
_Buenos días, Watari _respondió L.
Mello se giró sin decir nada y se quedó mirando al hombre que acababa de entrar en la sala. Watari miró a Mello sin borrar la sonrisa y le dijo a L volviendo de nuevo su mirada hacia él:
_¿Está preparado, señorito?
_Sí _contestó L mientras cogía unos papeles de encima de la mesa_. Y tu _volvió a decir girándose para mirar a Mello_ piénsalo.
Watari y L se fueron de la habitación dejando allí a un desconcertado Mello.
Cuando se hizo de noche L organizó una reunión en la sala para explicarles a todos que ya estaban inscritos en la universidad, y que ya había alquilado el lugar donde vivirían.
_¿Tan rápido? No tuviste tiempo de proponérnoslo ayer y... ¿ya está todo? _preguntó Mello.
_Exactamente _respondió L con una gran sonrisa al ver lo eficiente que había sido en tan solo un día_. ¡Ah! Casi se me olvida, las clases las empezamos mañana. Es que no podía esperar ni un día más, será muy divertido... ¿verdad, Mello?
Todos se quedaron mirando a Mello sin decir nada, no sabían como L aún tenia ganas de buscarle las cosquillas al chico después de saber que no estaba de acuerdo con la idea de ir a estudiar, y aún más sabiendo lo impulsivo que era. Mello cerró los ojos como si intentara relajarse un poco, mejor dicho, como si intentara controlarse para no sacarle la pistola a L. La mano de Mello fue automáticamente al lugar donde la tenia escondida, y allí empezó una horrorosa lucha interior para cogerla o no. Al final, suspiró y bajó la mano derrotado.
_Bueno _siguió diciendo L como si no hubiera sucedido nada_ como veo que todos tenéis ganas de ir a preparar todo lo que necesitáis, dejaré que os marchéis.
Watari, Beyond y Near se levantaron al momento y salieron de la sala sin decir nada, no sin antes de que Beyond se quedará mirando a su hermano como si esperara el momento adecuando para matarlo por las tonterías que les obligaba a hacer. Matt se quedó mirando a Mello sin decir nada y al final también se marchó. Mello abrió los ojos y se quedó mirando fijamente al detective, como si su mirada fuera su pistola y con un simple pestañeo saliese la bala, pero sin decir nada se levantó y se marchó.
_Mello _le llamó antes de que el chico rubio saliera de la sala.
Mello se paró y se puso las manos en los bolsillos del pantalón. El chico de ojos azules dibujó una sonrisa y dijo con un suspiro arrastrando las palabras lentamente:
_Ya has ganado L, como... siempre _L se lo quedó mirando sin decir nada_. Lo siento, pero sigo en contra de ir a esa maldita universidad.
_Mello, ¿que quieres que haga para que vengas?
El chico se quedó en silencio y L pensó que ya lo había conseguido. Sabía perfectamente el punto débil de Mello y podía jugarlo a su favor. Entonces Mello dijo con voz baja y lenta otra vez:
_Nada _L se lo quedó mirando sorprendido, nunca se haría imaginado que Mello le dijera “nada”_ no hace falta nada porque no pienso moverme de Wammy’s House... nunca.
_Mello _le dijo L con un susurro pero lo suficientemente fuerte para que el chicos de ojos de zafiros lo oyera_ si vienes te compraré todas las tabletas de chocolate que quieres durante un mes, te lo prometo.
Al escuchar aquello Mello se paró de nuevo, como si los pies se le hubieran apegado al suelo con pegamento rápido. Un silencio recorrió la sala sin que nadie se moviera ni un milímetro. Lentamente, se giró para mirar al detective y dijo:
_¿Tantas como quiera?
_Todas las que quieras durante un mes_ volvió a decir L_ pero tienes que venir con nosotros. ¿Qué me dices?
Mello se quedó pensando su respuesta durante un rato, pero sin decir nada más se giró y empezó a marcharse de nuevo. L se lo quedó mirando sorprendido de que aquellas palabras no le hubieran afectado.
_¿A dónde vas?
_Bueno _dijo el chico girándose de nuevo hacia su compañero_ tú eres el que manda, ¿no? Tanto si quiero como si no, te tendré que obedecer. Pero si tanto insistes que vaya contigo a esa entupida universidad... lo haré, no pienso discutir más. Bueno, salimos mañana, ¿no? _Mello se quedó mirando su reloj de pulsera_ es mejor que me lleve prisa para hacer la maleta.
L se quedó mirando como el chico desaparecía por la puerta sin decir nada más. El detective sonrió y dijo con un susurro:
_Es que nadie puede estar en contra mía y menos con los chocolates, Mello. Observa como solo con decir la palabra chocolate se domesticó. Suerte que yo tengo más fuerza de voluntad y no me pueden sobornar.
En ese momento, entró de nuevo en el salón Watari con una gran sonrisa y dijo:
_Señoriíto L, le trigo un trozo de pastel.
_¿Pastel? _preguntó con una sonrisa mientras se quedaba mirando el trozo de pastel que aun tenia el hombre entre sus manos_ ¡Pastel!
Watari puso el plato sobre la mesa sin que L apartara la vista de él ni un solo segundo. En el momento que el chico escuchó el clic que indicaba que el plato ya había aterrizado sobre la lisa superficie de la mesa, se lanzó sobre su victima sin esperar ni un segundo. Watari se lo quedó mirando y dijo con una sonrisa:
_Suerte que usted tiene más fuerza de voluntad, señorito.
L levantó la mirada y dijo incorporándose mientras se alejaba un poco del pastel:
_Y la tengo, Watari. Solo que seria una gran pena desperdiciar este trozo de pastel tan delicioso y exquisito que usted me ha traído _haciendo un gran esfuerzo con tal de no volver a atacar el dulce.
_¿Quiere que me lo lleve? _preguntó el hombre sin borrar su sonrisa.
_¡No! _respondió con un gritó mientras volvía a acercarse al plato_. Quiero decir _intentado recuperar la compostura_ cuando lo termine te lo puedes llevar.
L terminó en un abrir y cerrar de ojos el pastel, se quedó mirando a Watari con una sonrisa y sin decir nada más se marchó a su habitación para preparar su equipaje. Todo indicaba que eso seria el principio de una gran aventura.