CAPÍTULO 33: EMPRENDIENDO EL VIAJE
El detective terminó de prepararse para el viaje, no llevaba muchas cosas, según él. Solo dos bolsas de mano, una de ellas llena de deliciosas provisiones para el viaje, y la otra con su portátil. También llevaba tres maletas llenas de ropa y documentos que les serían útiles, como carnets falsos, distantes tarjetas de crédito con una suma considerable de dinero... Beyond ya estaba esperándole en el salón, cargando con una sola maleta, tenían que ir de viaje una semana, así que consideró que no hacía falta mucho más. Al cabo de poco, L apareció delante de él, cargando todo el equipaje. El ojirojo se lo quedó mirando sorprendido, no se podía creer lo que veían sus ojos.
_¿Sabes que solo nos vamos una semana? _le preguntó, todavía incrédulo.
_Sí _le respondió tranquilamente el detective, como queriéndole decir que cogiera más cosas_ pero vamos a investigar un caso, tenemos que ir preparados por lo que nos podamos encontrar.
Ambos chicos salieron, cada cuál con sus pertenencias, ya que el ojirojo no hizo la más mínima intención de ayudar a su hermano, aunque este tampoco se lo pidió. A fuera, Matt, Mello, Near y Watari estaban de pie en la entrada, esperándoles.
_Nos vamos _les informó el detective.
_Cuídense mucho los dos _dijo Watari, sosteniendo un pañuelito blanco para secarse las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos.
_No nos vamos para siempre Watari. No te pongas así... _le dijo el detective, poniéndose el pulgar en la boca para morder su uña ansioso, no sabía muy bien como reaccionar ante el exagerado comportamiento de su tutor.
_Es que nos dejan durante una semana _repuso de nuevo el hombre, pasándose el pañuelo por los ojos.
_Chicos, pasadlo bien _interrumpió Matt mirándolos con una sonrisa.
_Por supuesto, será muy divertido visitar esos orfanatos _le contestó el detective, con su voz de indiferencia, de tal manera, que el pelirrojo no supo si lo dijo sinceramente o era un sarcasmo.
_Si, muy divertido... _siguió Beyond con la voz tan seria y mostrando tal desagrado que todos se lo quedaron mirando.
_Eso sí, como dijo Watari, os cuidáis _agregó Mello, sonriendo.
_No os preocupéis por nosotros. Antes de que os deis cuenta volveremos a estar aquí _el detective esta vez sonrió, agradecido, y desordenó el cabello rubio de su protegido, obteniendo un cálido abrazo por su parte. A los pocos segundos, Matt también se lanzaba efusivamente hacia el detective, abrazándolo, junto con el rubio, mientras cierto albino los miraba con algo de celos en los ojos. El detective se dio cuenta de eso, y le llamó con voz autoritaria_ Nate...
Por su parte, Near, escondió la lave sonrisa que apareció en su rostro bajo su cabello, para después abalanzarse también sobre el detective. L se dedicó a desordenar cálidamente el cabello de sus tres sucesores, y poco después, se separaron, mientras a Watari le salían más lágrimas debido a la emoción del momento.
_Miyuki no sabe nada de esto, así que no se lo digáis _dijo Beyond en tono de orden, todavía con mala cara luego de ver la escena. A decir verdad, estaba furioso, furioso con su hermano, siempre era quien recibía todo.
_Beyond, ¿tú no quieres un abrazo? _preguntó Matt con una voz exageradamente empalagosa, acercándose lentamente al ojirojo para abrazarle.
_Un paso más... y te rajo... _le advirtió este, mirándolo con furia.
_Está bien... yo solo quería abrazarte... _siguió el pelirrojo, entristecido.
_¿Y si nos pregunta? _interrumpió Mello, que por su parte, si se acercó al ojirojo, y choco los puños con él.
_Pues os inventáis algo, no quiero que ella lo sepa.
_De acuerdo, id _concluyó Mello, mirándolos a los dos con una sonrisa.
Los dos gemelos se marcharon, dispuestos a empezar ese esperado viaje, tenían que llegar a la estación de tren que les llevaría a Chugoku. Sería un viaje agotador, ya que tendrían que estar todo el día en el tren. Matt, Mello, Near y Watari observaron como ambos desaparecían en la lejanía, para después ir cada cuál por su lado. Watari tenía que llevar a Near al instituto, no sin que antes el pequeño desayunara, mientras que Matt y Mello fueron directamente a coger el coche para ir a la universidad.
El pelirrojo subió en su preciado coche rojo, al igual que hizo Mello. El primero encendió el motor del vehículo, que ese día le recibió con un rugido mucho más fuerte que de costumbre, o eso pensó Matt, pero la verdad era que el silencio que se respiraba en el ambiente era muy frío. El pelirrojo no podía evitar mirar a Mello de reojo de vez en cuando, parecía que este estaba más cerca de él cuánto más quería que se alejara, pero no se atrevía a gritárselo a la cara, ya que su “amiga”, la pistola, siempre estaba dispuesta a atacar. Cuando llegaron a la universidad vieron a Miyuki esperando en los bancos del aparcamiento, con los brazos cruzados delante del pecho y el ceño fruncido. Los dos chicos empezaron a sospechar de ella, por dos motivos, primero, nunca se acercaba a ese lugar, y segundo, había llegado mucho más temprano que de costumbre, estaba claro que les estaba esperando.
_Es Miyuki... nos está esperando, ¿verdad? _dijo Matt, mirándola temeroso, en ese momento, esa chica daba miedo.
_Parece que quiere explicaciones de algo, está furiosa _le respondió como si nada el rubio.
Matt estacionó el coche lentamente, y ambos chicos bajaron de él. La muchacha se acercó a ellos con paso decidido y les preguntó con voz autoritaria, reclamándoles una explicación lo suficientemente buena para su pregunta:
_¿Venís solos? ¿Dónde están Lue y Ryuuga?
_Tuvieron que ir a hacer unos recados... _le respondió Matt, mientras intentaba inventarse algo sensato con tal de no delatar a sus compañeros. Mello no aleaba la mirada de él, poniéndolo más nervioso y haciendo que le constara más pensar la respuesta_ creo que hoy no vendrán.
_¿Sucede algo? _preguntó Mello rápidamente, como forma de esquivar su próxima pregunta.
_Nada _les respondió más tranquila, no tenía por qué pagar la culpa con esos dos tortolitos.
Los dos muchachos se miraron, y finalmente, junto a Miyuki, empezaron a andar hacia el centro. Cerca de la entrada, Kayla, Matsuda y Light estaban hablando animadamente, a pesar de que el castaño no prestaba mucha atención a lo que decía su amiga, estaba esperando la llegada del azabache para saludarlo, aunque solo fuera con un simple movimiento de cabeza, sin que nadie los viese. En ese momento, pasaron por delante Matt, Mello y Miyuki, sin los gemelos, cosa que le sorprendió y le decepcionó, mucho, cayéndole encima como un vaso de agua fría. Kayla se dio cuenta de ello, y miró al lugar donde tenía fijada la mirada su amigo, sorprendiéndose también de no ver a los hermanos.
_Que raro, ¿cómo es que no están los gemelos?
Light se la quedó mirando, asustado, ¿lo habían descubierto? La chica lo miró, mientras él intentaba buscar una repuesta coherente para que no viera que estaba esperando con mucho deseo a ese escuálido azabache.
_Puede que se hayan dormido... _respondió al fin, forzando una risita sarcástica, intentando camuflar su nerviosismo y su decepción, que iban en aumento.
Lejos de allí, los gemelos ya se encontraban viajando en tren. El detective estaba leyendo un libro que le había regalado Watari para que no se aburriera por el camino, mientras que Beyond estaba sentado delante de él, sin moverse, y mirándolo fijamente, parecía más bien la estatua del detective. L levantó la mirada, topándose con la de su gemelo, y le dijo, volviendo a concentrarse con el libro:
_¿No te aburres, Beyond?
_No, aunque preferiría que todo esto terminara ya. No aguanto viajar contigo _le respondió, mirándolo de mala manera.
_Venga, no será tan malo. Además, averiguaremos más acerca de Miyuki, ¿o no era eso lo que querías? _le preguntó, con voz pícara, solamente por el puro placer de fastidiarle. Como respuesta, Beyond desvió la mirada, observando el paisaje que pasaba a gran velocidad por delante de ellos.
A la hora de comer, una azafata se acercó a ellos, sosteniendo entre sus manos dos cartas con el exquisito menú que gozaban los de primera clase. Sin embargo, el detective la rechazó cordialmente, pidiéndole ocho pastelillos, mientras que Beyond le pidió solamente un bote entero de mermelada de fresa. La muchacha se los quedó mirando, riendo entre dientes, creyendo que era una broma, pero al darse cuenta de que los muchachos hablaban en serio, se lo trajo.
_¿Puede hacerte una pregunta? _rompió el silencio el detective, observando como su hermano se ponía la cucharilla repleta de mermelada en la boca.
_Rapidito _le respondió el ojirojo, todavía con la cucharilla en la boca, degustando los restos de mermelada que quedaban en ella.
_¿Por qué no podemos empezar de nuevo? Beyond eres mi hermano y...
_¿Te importó mucho que fuera tu hermano en aquel momento? Creo que no.
_Pero éramos pequeños y... no quise analizar lo que había sucedido...
_Mejor callate... _le ordenó, mirándolo de forma asesina_. Nadie tiene derecho a ganarse mi cariño _le aseguró.
_¿Miyuki Asano? _le preguntó de repente el detective, mirándolo expectante, imaginándose la muy probable respuesta evasiva por parte de su hermano.
Beyond se lo quedó mirando en silencio. La imagen de la chica le apareció en la mente. Quería saber sobre ella, si lo descubría todo, podía llegar a entenderla mejor. Aunque había otra parte de él que no quería saberlo, que prefería seguir en la incógnita. Pero apareció L y lo convenció a seguir buscando. No quería sobrepasar el límite y que la chica se fuera de su lado, pero ahora ya no podía dar marcha atrás. Sabía demasiado, y quería terminar de unir todos esos cabos.
_Ponla lejos de eso, Miyuki Asano es solo una compañera, nada más _le respondió finalmente. Suspiró, pensando en la chica, nunca antes había encontrado una muchacha como ella. Era independiente, siniestra y psicópata, aunque ella misma lo negara. Además, ese toque de misterio que envolvía su vida, le daba un atractivo que nunca hubiera podido imaginar.
_Como quieras _L se volvió a concentrar en el libro.
La noche fue dando su presencia en el cielo, y los gemelos ya estaban llegando al hostal que les había reservado Watari. Era un sitio pequeño, parecía muy pobre, y podían asegurar que casi no pasaba nadie por allí. Eso les daría la suficiente intimidad para llegar a las respuestas que estaban buscando. Pero L, en verlo, empezó a refunfuñar de la poca cosa que era ese lugar.
_Watari, ha hecho mucho _le reclamó Beyond_. Además, aquí solo estaremos dos noches.
_Vale... _aceptó, a regañadientes, como un niño al que le niegan un helado.
Los dos entraron y se dirigieron a la mesa situada en el fondo de la sala. Detrás de ella un muchacho los estaba esperando con una sonrisa en los labios.
_Bienvenidos sean, señores _les saludó el chico.
_Hola, tenemos reservada una habitación _le respondió L.
_¿Nombre?
_Ryuuga Hideki.
El recepcionista empezó a buscar el nombre en la lista de clientes, mientras el detective no dejaba de mirar a su alrededor, hastiado. Cada vez le gustaba menos, en las paredes había un montón de fotos antiguas, que dedujo que serían de la cantidad de propietarios que tuvo anteriormente el lugar, además de las horribles cabezas de animales disecados, colgadas en algunas paredes precariamente. Beyond se acercó a ellas, sin ningún signo de fastidio en su expresión, y las observó curioso, deduciendo en cuestión de segundos como había sido realizado el corte y con que tipo de hoja. Al poco rato, el detective se encontraba a su lado, con las llaves de la habitación en la mano. Ambos subieron las escaleras hasta llegar a la primera planta. Buscaron la habitación numero 5, que se encontraba al final del viejo pasillo. L introdujo la llave en la puerta, esperando una habitación mejor que el resto del hostal, pero al abrirla se encontró con una habitación tan pequeña que con mucho trabajo cabían las dos camas.
_¡No puede ser!
_Pasa y calla _le ordenó Beyond.
Entraron en la habitación, haciendo prácticamente acrobacias debido al poco espacio que tenían para andar. El ojirojo miró por la ventana, la cuál era tan pequeña que casi no entraba la luz de la luna.
_Está empezando a nevar _dijo, girándose para mirar a su hermano, que parecía en estado de shock.
_¿Nos vamos? _preguntó L, levantándose de repente.
_¿Dónde? Porque yo de aquí no me muevo, fuera hace frío, y al menos aquí tenemos comida y una cama _le dijo firmemente, recordándole que tan importante eran esas dos últimas cosas. L se lo quedó mirando, tenía razón. Además, Watari había conseguido encontrar aquello en un tiempo récord. Tenía que aguantarse.
Por otro lado, en su pequeño piso, Miyuki terminaba de prepararse la cena con lo poco que le quedaba, ya no tenía dinero para comprar alimentos, y a penas tenía ahorrado lo suficiente para pagar el maldito alquiler. Suspiró abatida, mirando con desgana la lata de sardinas y el trozo de pan seco que sería su cena. Su vida no había sido un camino de rosas, pero al menos esperaba tener todas las noches un plato de comida decente en la mesa.
En ese momento, pensó en la mirada rojiza y amenazante de Lue, no había ido a clase aquel día, pero al siguiente le dejaría en claro que no rebuscara más en su pasado, o sino le denunciaría. Aunque eso no lo podía hacer, se arriesgaba a que descubrieran todos los engaños en los que había participado. Estaba atada de pies y manos delante de ese muchacho, que la iba desnudando lentamente sin piedad. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, y se levantó para cerrar la ventana. Cuando se volvió a sentar notó algo rozando su pie, miró hacía abajo, encontrándose con Black. Lo cogió entre sus brazos y se marchó a su habitación, tapándose bien con las gruesas sábanas. El gatito maulló, acurrucándose entre los brazos de la chica.
_Eres tan bonito _susurró, acariciándole la cabeza tiernamente_ lástima que no tengo mucho para alimentarte...
El gatito le lamió la mejilla en señal de cariño, y ella no pudo evitar recordar a Lue cuando le lamió la sangre de la cien. Otro escalofrío le recorrió el cuerpo, y se cubrió aún más con las sábanas. En verdad ese gatito se parecía a Luzaky, y no le gustaba admitirlo, pero le costaba mucho alejar de su cabeza a ese chico. Aunque estuviera investigando su vida a sus espaldas, no le podía odiar; aunque sabía que tenía aire de psicópata, no le podía odiar, porque en el fondo, ella se parecía mucho a él, demasiado.
_¿Por qué no habrá venido hoy, B? _le preguntó al gatito. Este se la quedó mirando, como si estuviera intentado traducir las palabras a su idioma, después maulló nuevamente como respuesta_. Esto estúpido... creo que me estoy volviendo loca por momentos. No puede gustarme, simplemente no puede... _se dijo para ella misma, riendo de forma sarcástica.
Posteriormente, abrazó al gatito contra su cuerpo, y sin darse cuenta, se quedó dormida.