CAPÍTULO 37: BURNING CLAWN
L y Beyond se sentaron en una de las camas del cuarto, esparciéndola posteriormente de papeles, querían examinar lo que habían encontrado en el orfanato Delop Hilad. Cogieron la carpeta y observaron la primera hoja, parecían informes de castigo que explicaba lo que les dijo Trébol.
_Orfanato Delop Hilad, Kaoly Dumn, 23 de enero de 2010, visita la sala de restauración del comportamiento, causa: saltarse el horario de descanso. 28 de enero de 2010, causa: levantar la voz a un profesor. 7 de febrero de 2010, causa: ir a su habitación diez minutos más tarde de la hora marcada... _leyó el detective en voz alta para que también lo escuchara su hermano.
El chico siguió leyendo las causas de las visitas a, como les dijo Trébol, la trituradora. Era horrible escucharlas, no tenían ningún sentido. ¿Y qué pasaba si había ido a dormir diez minutos más tarde? ¿Y qué si le había levantado un día la voz a un profesor? Ella era una persona, tendría sus malos momentos.
Beyond cogió el siguiente documento que se encontraba dentro de la carpeta, el informe de ingreso, junto con otra hoja que parecía el expediente de la muchacha. Por su parte, el detective, cogió la fotografía de la chica para compararla con la de Misaco Loreen. No se parecían mucho, pero compartían algunos rasgos, como era el caso de la tristeza reflejada en sus ojos, y la falta de la sonrisa que alegraría su rostro. Luego, dejó las dos fotos a un lado y se dispuso a analizar los planos que Kaoly y Trébol realizaron para escapar.
_Beyond, dibuja bien esta muchacha, ¿no crees?
_Sí, casi tan bien como Miyuki _le respondió el ojirojo, revisando también el croquis del orfanato.
_¿Te imaginas una competición entre ellas? ¿Quién crees que ganaría, Miyuki o Kaoly? _siguió L divertido, imaginándose la respuesta de su gemelo.
_Miyuki _respondió sin dudarlo.
L se lo quedó mirando con una sonrisa, para luego volver a concentrarse en los documentos. Ese día el tren salía más tarde de la hora habitual, así que tenían que pasar la noche en él, cosa que no le terminaba de gustar al detective. ¿Pasar la noche con todos esos pasajeros juntos? ¿Cómo ratas? Imperdonable.
A la hora marcada, ambos se dirigieron al anden que les indicó el revisor para emprender el viaje hasta Tohoku. El tren silbó, indicando que podían empezar a subir. Entraron, todo estaba lleno de gente, de todas las edades. Sin duda, no podían aguantar viajar a todos sitios en tren. Se dirigieron a los vagones de primera clase, esperando que estuvieran completamente vacíos, pero se encontraron con una mujer obesa que llevaba un vestido rosa muy estrecho para su cuerpo, y con un hombre con traje que estaba leyendo el periódico. Los dos chicos se sentaron lo más lejos posible de ellos, y volvieron a sacar los papeles de los dos orfanatos. Estuvieron un rato en silencio, hasta que una azafata se acercó ofreciéndoles algo para beber, así que decidieron hacer un pequeño descanso para después emprender de nuevo el trabajo.
La noche fue cayendo sobre ellos y el tren no tenía que parar en ninguna estación, así que aquellos pasajeros serían los que pasarían la noche con ellos. Ambos hermanos prefirieron no dormir, tenían que custodiar muy bien los documentos. Cuando por fin llegaron a la estación, ya era la tarde del día siguiente. Los dos muchachos se dirigieron al hotel, el cuál era muy grande y lujoso, y subieron a la habitación que les había dicho la chica de cabellos rubios y ojos castaños que había en la puerta para recibir a los clientes. L abrió la puerta, encontrándose con una inmensa habitación de color blanco, llena de muebles muy elegantes. El detective suspiró aliviado, no se veía capaz de dormir otra vez en una habitación pequeña después de pasar la noche en un tren. Se dirijo a la terraza, también muy espaciosa. El paisaje que ofrecía era hermoso, a un lado, se levantaban las grandes montañas y al otro lado el mar.
El chico regresó a la habitación, donde Beyond estaba dejando las maletas a un extremo de esta y decidieron, antes de que se hiciera tarde, alquilar un coche al concesionario que había delante del hotel. Al regresar, ya estaban un poco cansados, así que decidieron que por aquella noche lo mejor sería ir a dormir.
Casi sin darse cuenta se hizo de día y los dos emprendieron el camino hacía el orfanato. Esta vez, el trayecto era largo, ya que la ciudad a la que iban se encontraba a una hora en coche desde el hotel. Durante el camino intentaron imaginarse como sería ese tercer orfanato, pero al final decidieron no hacerse muchas ilusiones, el último les sorprendió demasiado. L decidió poner la radio y escucharon la noticia del cierre del orfanato que repetían desde hace dos días. Dibujó una sonrisa, ya estaba todo solucionado, mientras que Beyond lo miró de reojo y le dijo con arrogancia:
_¿No te cansarás nunca de resolver casos? Siempre la gente dándote las gracias... agobiante.
_No, los casos no me cansan, ciertas personas... sí _le respondió tranquilamente el detective, mirándolo también se reojo.
_¿Te estás refiriendo a alguien cercano? _lo miró de mala manera, frunciendo el ceño, estaba claro que hablaba de él.
_No me dirijo a nadie en concreto, solo lo digo, y quien se sienta aludido, pues para él será.
Ambos volvieron a quedar en silencio, Beyond con intenciones asesinas recorriéndole la mente, y L sonriendo, imaginándose las no muy disimuladas intenciones de su querido hermano. Cuando llegaron al orfanato, comprobaron que era distinto a los otros que habían visitado. Este estaba llenos de colores y dibujos y con niños felices y jugando por el patio. En la entrada había un cartel con letras de colores que decía: Centro de adopción Burning Clawn.
Los gemelos se acercaron a la puerta de entrada, una verja de color verde con dibujos de flores. El detective presionó el timbre y casi al momento escucharon la voz del conserje por el altavoz.
_Si, ¿en que les puedo ayudar?
_Buenos días, quisiéramos hablar un momento con el director del centro _le respondió el detective.
_Un momento.
En ese momento, la puerta se abrió, y los dos chicos entraron en el recinto. Como pensaban, era muy diferente a los anteriores. Se escuchaban las risas de los niños, canciones infantiles de fondo... Los dos muchachos se acercaron a una sala con grandes ventanales, donde estaba trabajando un hombre que iba vestido con una camisa de color amarillo y pantalones tejanos. En verlos, fue a encontrarlos y dijo.
_¿Ustedes son los que llamaron? _les preguntó educadamente.
_Sí, me llamo Ryuuga Hideky, él es mi hermano. Quisiéramos hablar un momento con el director, si es posible _le respondió L, sospechando un poco de la amabilidad del señor, no quería llevarse ninguna sorpresa nuevamente.
_Bien, seguidme.
Lo siguieron por los pasillos del centro hasta que llegaron a una puerta cerrada, con unas letras doradas que indicaban que era la sala del director. El hombre tocó dos veces con los nudillos a la puerta, y dijo mientras la abría:
_¿Señor director? Aquí hay dos chicos que desean hablar con usted.
_Diles que pasen _respondió el director.
El hombre les dejó pasar y se marchó. Los dos chicos entraron en la sala y se acercaron a la mesa, donde un hombre joven y vestido con traje les estaba esperando extendiéndoles la mano.
_Buenos días, muchachos _les saludó el hombre con una amable sonrisa.
_Buenos días _respondió L, encajando las manos con él.
Beyond imitó a su gemelo y los tres se sentaron, ya estaba claro que ese hombre sería mucho mejor que la directora anterior.
_¿En que os puedo ayudar? _les preguntó el hombre con curiosidad.
_Pues verá, queremos que nos dé información sobre una ex-alumna del centro, somos policías y nos han enviado aquí para llevarnos los documentos _le respondió el detective, con voz seria.
_¿Cómo se llamaba?
_Urquina Haedo _se adelantó Beyond.
_¿Cuando estudió aquí esta chica? _volvió a preguntar el hombre, no se acordaba de ella.
_Estuvo aquí hasta el año 2000, ese mismo año la adoptaron.
_Siento no serviros de mucha ayuda, pero yo soy director desde hace dos años, y no tengo mucha información sobre los alumnos anteriores _se excuso el hombre, pensando en lo que podría hacer para ayudarles_ pero buscaré lo que pueda en el ordenador.
_Bien, gracias.
El hombre empezó a teclear algo en el ordenador, y negó con la cabeza, para luego volver a escribir. Los dos chicos estuvieron mirando como el director iba tecleando, borrando repetidas veces lo que escribía.
_¡Bingo, Urquina Haedo! _anunció finalmente con alegría. Se levantó, dirigiéndose a la impresora, esperó un poco y salieron los folios que había encontrado. Se sentó de nuevo y se los entregó a L_. Aquí tenéis todo lo que os puedo ofrecer, no tengo mucho más.
L pasó la mirada por los papeles, allí estaba el ingreso, el expediente y los documentos de su adopción y defunción. Luego, levantó la mirada hacia el hombre y le dijo:
_¿No tendrá por el ordenador una foto de la chica?
El director imprimió la fotografía que tenía en el archivo, y se la entregó nuevamente al detective, el cuál la miró con curiosidad. A diferencia de las dos chicas anteriores, que debían tener una edad parecida, esa era una niña pequeña. Le pasó la imagen a su gemelo, que la miró atentamente, era una niña con el pelo muy corto de color castaño claro y los ojos marrones.
_¿Nos podría proporcionar algún número de contacto con el antiguo director? _le preguntó el detective.
_No está permitido, pero si queréis puedo llamarle y entonces os dejo el despacho para que habléis con él _le respondió el hombre luego de pensárselo un rato.
_De acuerdo.
El hombre cogió el teléfono fijo que tenía sobre una montaña de papeles y empezó a marcar el número. Durante unos segundos todos se quedaron en silencio, casi conteniendo la respiración, cuando de repente se escuchó la voz del ex-director del orfanato:
_Dígame.
_¿Señor Tond? Hoy han venido dos chicos que trabajan para la policía y quieren información sobre una ex-alumna suya. Urquina Haedo.
_¿Urquina Haedo? No me suena ese nombre.
_Estudió aquí hasta el año 2000, he encontrado su expediente académico.
_¡Ah, ya me acuerdo de ella!
_Le paso con los chicos para que hable con ellos.
_Muy bien.
El detective cogió el teléfono mientras el director salió del despacho para dejarles solos. L puso el altavoz para que su hermano también lo pudiera escuchar, y la voz del ex-director resonó por toda la sala:
_Buenos días, chicos. ¿En que os puedo ayudar?
_Buenos días, señor. Queremos que nos diga todo lo que sepa acerca de Urquina Haedo _le informó L autoritario, pero a la vez con cordialidad.
Mientras tanto, Beyond cogió un lápiz y se lo dio al detective, el cuál sacó una pequeña libreta de su bolsillo para anotar todo lo que le dijera el hombre.
_Pues... Urquina Haedo, era una chica muy agradable, se relacionaba con todos sus compañeros. No es que fuera muy alegre, pero se llevaba bien con todos, aunque al principio era un poco distante y no decía mucho. Era muy inteligente, tanto que los profesores se sorprendían y tenían que mandarle tareas más elevadas de nivel.
_Sabemos que la chica fue adoptada y murió en un incendio poco tiempo después _agregó L.
_Sí, entró a los 5 años al orfanato y estuvo los 5 años siguientes con nosotros, a los 10 la adoptaron. Lamentablemente dos años después nos llegó la tiste noticia de su muerte.
_¿Sabe como murió?
_Nos informaron de que hubo una explosión en una parte de su casa, debido a un exceso de calor en la caldera, y el fuego se extendió por toda la vivienda. Sus padres adoptivos no estaban, y la niña no pudo salir _lo dijo con voz triste al recordar ese terrible suceso.
_¿Nos puede informar sobre como encontrar a sus padres adoptivo?
_¿Queréis encontrarles?
_Sí, puede que ellos nos puedan dar más información sobre la chica.
_Pues siento deciros que eso va a ser un poco difícil.
Los dos gemelos se miraron interrogativos, y L volvió la vista al teléfono, el hombre se había quedado en silencio.
_¿Por qué? _le preguntó de nuevo detective, con curiosidad.
_Porqué el padre de la chica está en la cárcel, resultó ser un maltratador. Asesinó a varias mujeres con las que estuvo. Entre ellas, la mujer con la que adoptó a Urquina.
Los chicos se quedaron un momento en silencio, sorprendidos. ¿Cómo podía ser que les resultara tan complicado encontrar a las chicas a la primera? Parecía que todas se divertían poniéndoselo difícil, pero no se rendiría hasta saber quienes eran.
_Gracias por atendernos _se despidió L.
_De nada, ha sido un placer.
Se oyeron los pitidos intermitentes, anunciando que el hombre ya no estaba en la línea. Beyond se quedó mirando la foto de la niña que aun tenía entre sus manos, y L le dijo:
_Todavía tenemos que averiguar algunas cosas, pero por ahora, no tenemos nada más que hacer. Hemos visitado los tres orfanatos, y estos documentos son nuestras únicas pistas.
_Tienes razón, pero lo curioso es que... aunque hemos ido al foco del asunto, parece que las tres se estén escondiendo.
_Sí, yo también me había dado cuenta, además de que las tres han desaparecido. Un grupo de amigas que desaparecen todas... curioso _se dijo el detective casi para si mismo, ahora más que nunca estaba convencido de que su teoría tenía mucho sentido.
_Miyuki Asano, muerta; Misaco Loreen, desaparecida; Kaoly Dumn, desaparecida y Urquina Haedo, muerta...
_Es mejor que nos vayamos y estudiemos el asunto más tranquilos _concluyó L mientras se levantaba.
Beyond lo imitó y se marcharon de la sala, bajaron las escaleras, y el conserje estaba junto con el director, esperándolos.
_¿Ya habéis terminado? _les preguntó el director.
_Sí, gracias por su atención _respondió el detective, tendiéndole la mano.
_De nada chicos, si necesitáis algo más ya sabéis donde encontrarnos _encajó su mano con la detective y luego con Beyond, sonriendo.
Ambos salieron del orfanato, ya era de noche. Subieron al auto y el detective encendió el motor, mientras le decía a su hermano:
_¿Sabes que lo más curioso? Si me hubieran dado este caso sin decirme que eran todas amigas, hubiera pensado que había algún asesino suelto.
_Imposible. Un asesino las habría matado directamente, no haciéndolas desaparecer primero. Además, sería un imbécil si las matara de una forma tan ridícula como un accidente de tráfico o un incendio.
_Es cierto, pero parece que todas ellas se hubieran puesto de acuerdo para irse...
Mientras hablaban, llegaron a la ciudad donde estaba el hotel en el que se hospedaban. L fue circulando por distintas calles, no encontraba un maldito aparcamiento, y final tuvo que estacionar el coche bastante lejos del hotel.