CAPITULO 2: GAME OVER
L llegó al Orfanato con una sonrisa de superioridad después de haber conseguido detener al hombre que quería asesinar a aquella pobre chica.
Se estaba haciendo de noche, y los faros se iban encendiendo para iluminar todas las calles. El chico, entró en la casa y vio que la puerta del salón estaba entre abierta. Un pequeño hilo de luz salía de ella, así que decidió acercarse para ver quien era. Corrió la puerta lentamente y se encontró con Watari, el cual estaba sentado en el gran sofá rojo que había en el salón.
_¿Qué tal ha ido, señorito L?
_Muy bien, es que soy el mejor _respondió el detective mientras entraba en el salón y dejaba sobre la mesa una pequeña caja. Luego, se levantó, fue hacia el armario y cogió un plato y una cucharita. Volvió al mismo sitió y se sentó de cuclillas en el suelo_. He conseguido atrapar a ese asesino. Estoy seguro en un 98% de probabilidades que no hay nadie más inteligente que yo.
_Bájate esa superioridad _L y Watari se giraron hacia la puerta de entrada para ver quien era. Allí, se encontraron de pie a Beyond con cara de pocos amigos_ por que crees que te ha salido tan bien la jugada, ¿eh? ¿A quien le pediste ayuda? A mi, así que también es gracias a mi que esa mujer esté viva, aunque hubiera preferido que la hubieran matado. Ahora tendrá que esperar una cosa que es evidente que pasará, la muerte.
_Muy bien _dijo L aun con el pecho aún hinchado por la superioridad respeto a sus compañeros y el resto del mundo_ pero si no lo recuerdo mal, hermano, un 99% del caso lo había resuelto yo. Así, que tu ayuda ha sido solo un 1%, que como puedes ver es mucho menor que lo que yo he hecho. Por lo tanto, mi trabajo es mucho más eficiente que el tuyo.
_Vamos señoritos, no os peleéis, que no es para tanto. Lo más importante es que la chica este bien _dijo Watari con tal de frenar esa pelea entre hermanos.
Beyond miro a su gemelo y luego se marchó sin decir nada. El detective quería reprocharle que en realidad todo era gracias a él, el gran L, y que su hermano no tenía nada que hacer en todo aquél cuento.
Watari se quedó mirando a L, que tenia una gran sonrisa mientras abría la caja casi con las manos temblando de la emoción que sentía.
_¿Qué es eso, señorito Lawliet? _le preguntó curioso Watari.
_Es un regalo de la mujer que he salvado, dijo que estaba muy agradecida conmigo así que me invitó... a unos pasteles _terminó la frase con una amplia sonrisa.
Cogió el pastel de nata con fresas y lo puso con mucho cuidado en el plato, con tanto cuidado que parecía una figura de cristal que se podía romper con facilidad, y se lo quedó mirando como si fuera un postre que no hubiera visto nunca en la vida. Lentamente, cogió la cucharita y la introdujo dentro del pastel, con temor de que el trozo de pastel se pudiera quejar. L se lo quedó mirando con la respiración contenida, como si eso fuera lo más importante en ese momento. Se condujo la cucharita a la boca y dijo con una gran sonrisa:
_Está buenísimo.
_¿Es que no puedes estar calladito? Es solo un pastel, no hace falta que te lo tomes así.
L y Watari se giraron y se encontraron con Mello que los estaba mirando des de la puerta.
_¿Y ahora que te pasa, Mello? _preguntó L.
_Solo quería preguntaros si habéis visto a Matt, es que tengo que decirle una cosa a ese maldito perro _respondió Mello con un grito.
_Creo que estaba en su habitación. Dijo que tenia que investigar una cosa, que estaba muy ocupado y no querría que nadie lo molestara _le explicó Watari.
Mello se giró y se fue de allí sin decir una palabra más ni agradecerles que le hayan atendido. El chico rubio subió las escaleras y llegó a la habitación de Matt. La puerta estaba cerrada, así que condujo su mano hacia el pomo de la puerta, pero en el último instante no quiso interrumpirle por si de verdad estaba concentrado investigando alguna cosa importante. Pensó que lo mejor seria volver en otro momento, pero entonces escuchó una música que le resultaba muy familiar. No tenía ninguna duda de lo que era, así que pasó de llamar a la puerta y la abrió de golpe.
Tal como se lo había imaginado. Allí estaba Matt, a dos centímetros de la gran pantalla y apretando los botones del mando del videojuego a toda velocidad, como siempre.
_Maldito seas _refunfuñaba entre dientes el pelirrojo, tan concentrado en el juego que no se había dado cuenta de que Mello había entrado en la habitación_ no me ganarás otra vez imbécil, pero que te has creído. ¡Tu aun no has conocido al gran Matt!
Mello en ver la situación se acercó a él y le dijo con un grito que resonó por todo el orfanato.
_¡Maldito perro sarnoso! ¡Maldito chucho infeliz! ¿Te llevo buscando por toda la casa y resulta que estás aquí jugando? ¿Y esto es lo que tenías que hacer tan importante? ¡Eres un maldito perro!
Matt al oír los gritos de Mello se sobresaltó y se giró de golpe. De repente, se dio cuenta de que Mello estaba allí de pie, que ya había sacado a su más fiel amiga, la pistola, y lo estaba apuntando con cara de loco. Matt se lo quedó mirando y dijo:
_No... yo... solo... eso mata... ¿lo sabes?
Estuvieron un rato en silencio hasta que al final Mello escondió su arma otra vez y dijo:
_Bueno, no pasa nada.
_¿Qué no pasa nada? ¿Casi me mata y no pasa nada? _pensó Matt sin apartar la mirada del rubio mientras en la pantalla salía un Game Over_. ¿A que has venido? _le preguntó el pelirrojo con un poco de miedo por si volvía a sacar la pistola a la más mínima.
_¡Ah, sí! Ya no me acordaba_ dijo Mello recuperando su compostura.
_Pues vaya memoria. Eso, no te acuerdas a que has venido a molestarme pero si que te acuerdas al momento de donde está la pistola, ¿eh? _pensó Matt con una gotita de sudor resbalando por su frente.
_Se trata de una cuestión de vida o muerte, me tienes que ayudar _continuó Mello mirando fijamente a su compañero, de verdad que parecía que lo que le sucedía era más que grave.
_¿Qué sucede? _preguntó Matt un poco alterado por como le había pedido ayuda su amigo, si es que le puede decir así a una persona que intenta matarte cada vez que abres la boca.
_Venia a pedirte que vayas a comprar una tableta de chocolate.
Matt se lo quedó mirando sin entender muy bien si aquello era una broma o era de verdad lo que le estaba pidiendo.
_¿Y porque no vas tu? _le preguntó Matt apartando la mirada de él y cerrando los ojos_. Que yo sepa, tienes dos piernas, dos brazos y un cerebro. Puedes darte tu mismo la orden de ir a comprarlo.
En aquel momento, escuchó el sonido de un disparo y el de algo rompiéndose. Abrió los ojos de repente y miró a su compañero, que volvía a estar con el arma levantada apuntándole con los ojos fuera de sus órbitas. Luego, Matt, se giró lentamente y vio el jarrón de porcelana roto en mil pedazos. Volvió a mirar a Mello y dijo mientras se levantaba del suelo con un salto:
_Voy enseguida, ya verá señor que tendrá su tableta de chocolate aquí en cinco minutos.
_Que sea de chocolate negro _exigió Mello.
_Como el señor desee _dijo Matt mientras se ponía la chaqueta y se guardaba una caja de cigarrillos en el bolsillo.
_Que sea de alta calidad _volvió a decir Mello.
_Muy bien _volvió a replicar Matt mientras cogía las llaves y salía por la puerta de su habitación.
_Y que no lleve nada de leche, pero nada _dijo de nuevo Mello.
_Ya te he entendido pesado _le gritó Matt mientras bajaba las escaleras y salía de la casa dejando a Mello mirando como la puerta se cerraba.
Mello entro en el salón dónde aún estaban sentados L y Watari, que se lo quedaron mirando sin decir nada. El chico rubio pasó por su lado como si no les hubiera visto y se fue otra vez a su habitación a esperar su tan especial chocolate. Los dos que aún seguían en el salón se miraron sin extrañarse del comportamiento de Mello.
_Este chico nunca encontrará a nadie _dijo con un susurro Watari_. Bueno, como le iba diciendo señorito L estos son los casos que nos han llegado esta mañana.
L cogió algunos de los papeles y se los miro durante unos segundos. Luego, los dejó sobre la mesa sin decir nada. Watari mantuvo el silencio, pero en ver que L no decía nada decidió preguntar:
_¿Qué le parecen? ¿Cuál le gustaría resolver?
_Watari _ le llamó la atención el detective.
_¿Qué pasa, señorito L?
_He estado pensando, y todo esto se está volviendo muy aburrido. Siempre lo miso, casos, casos y más casos. Me gustaría cambiar un poco. Creo que eso ayudaría a que nos entretengamos. Estaría muy bien para mejorar nuestras habilidades y nuestros conocimientos, y podríamos saber también cuales son las aspiraciones de los chicos de nuestra edad, aunque dudo mucho que sean interesantes. Solo seria para descansar un poco y pasar el rato.
_¿En que está pensando, señorito L? _preguntó Watari sin terminar de entender lo que estaba pensando el detective.
_Pues... pensaba en que podríamos ir a la universidad. A ver como explican los profesores, como son los alumnos... eso puede que me ayude alguna vez en resolver todos estos casos. ¿No crees Watari?
_Pero... ¿estarán de acuerdo sus compañeros? _preguntó Watari mirando el lugar por donde hacia unos minutos había desaparecido Mello.
_Sí, porque es idea mía, y si es idea mía les gustará ya lo verás. Esta noche se lo diré a todos. Iremos a la universidad, será divertido.
_Y... ¿Piensan ir todos? _preguntó Watari.
L lo miró sin saber muy bien a que se refería, pues claro que él pensaba con que fueran todos, todos eran superdotados así que seria como ir de juegos. No tendrían que preocuparse por nada, porque ellos ya saben todo lo que el profesor les tendría que explicar.
_Claro. Matt, Mello, Beyond y yo. ¿Quién más hay?
_Near _respondió Watari.
L se quedó en silencio, se había olvidado por completo de Near. Matt siempre daba el numerito con sus videojuegos nuevos; Mello... con Mello tenias que ir con mucho cuidado, no con él, sino con su amiga y su guardaespaldas: la pistola; Beyond era como el él negativo que solo pensaba con matar gente, así que también lo tenias que tener controlado, pero... ¿Near? Como siempre parece que no forma parte de la casa y que solo es un fantasma en pena o un robot que va de un sitio a otro sin decir nada, no había pensado en él. L empezó a reír un poco nervioso y dijo:
_No me acordaba en absoluto de Near. Pero Near es un niño, creo que a él le pondré en el instituto para que se lo pase bien como nosotros pero en... su grupo _Watari suspiró abatido, se tenia que estar muy preparado para afrontar a toda ese grupo_. Pero, ¿que me dices? ¿Podemos hacer esto verdad?
_Muy bien _respondió Watari resignado_ pueden hacer lo que quieran.
Por la noche, todos se reunieron en el salón, entreteniéndose cada uno con lo suyo. Near estaba concentrado haciendo una torre de naipes con una baraja de cartas. Parecía que no prestara atención a las personas que estaban allí en aquel momento, como si estuviera en su propio mundo, un mundo que era mucho más interesante y entretenido que aquel. Matt estaba sentado delante del televisor del salón, intentando pasar la pantalla número 110 del juego de lucha que se había comprado aquella misma mañana. El sonido de la música del Game over y los disparos eran los únicos sonidos que indicaban que aquella mansión no estaba abandonada en aquel momento. Mello no dejaba de mirar a Near con cara de rabia mientras se comía una gran tableta de chocolate, la que Matt le trajo de un nuevo supermercado que habían instalado en la ciudad, y de vez en cuando, también miraba a Matt. Beyond iba comiendo de su bote de mermelada sin parar, directamente con los dedos, y el muchacho no apartaba ni un momento los ojos de su hermano, se podía decir que casi ni pestañeaba. Mientras L, que estaba sentado de cuclillas en el suelo, miraba como atacar a un trozo de pastel que tenia encima de la mesa. Lo miraba por todas partes: des de un lado, des de el otro, des de arriba, en diagonal. Como si pensara que si lo miraba se iría multiplicando hasta poder conseguir un trozo aún más grande, pero siempre era igual. Finalmente, empezó a atacarlo sin pensárselo más tiempo. Watari iba paseando su mirada entre los cinco muchachos con una gran sonrisa en los labios.
Cuando L terminó de comerse el pastel se quedó mirando el plato donde hacía solo unos segundos estaba el trozo de pastel, y recordó lo que le había comentado a Watari minutos antes. Finalmente, levantó la mirada hacia sus compañeros y dijo para llamar su atención:
_Universidad _todos levantaron la cabeza y se lo quedaron mirando_. ¿Chicos, habéis ido alguna vez a la universidad?
Los cuatro chicos se miraron sin saber muy bien si en realidad L les estaba preguntando eso o era solo una broma. Aunque también pensaron que podía ser que lo quisiera saber para resolver un nuevo caso.
_¿Por qué preguntas eso? _preguntó Matt.
_Por curiosidad, es que he estado pensando... _respondió L mirando las migas de pastel que dejó en el plato y estudiando como podía atacarlas.
_No _continuó Mello con una media sonrisa_ nadie ha ido a la universidad, pero eso no nos hace falta a nosotros, sabemos más que todos esos mocosos juntos.
_Bueno, pero creo que seria muy divertido poder ir un tiempo a estudiar a la universidad y ver que tal es, ¿no? A nosotros no nos hace falta que nadie nos diga lo que se tiene que hacer, porque lo sabemos, pero seria divertido ver como se enfrentan a esos problemas los otros chicos, ¿no? Creo que seria muy interesante tener en cuenta esta opción, podríamos ir a la universidad para cambiar un poco de aires. Es que esto ya me está empezando a aburrir, siempre la misma rutina, siempre lo mismo. Yo pienso que seria mucho más... entretenido. ¿Qué me decís? _propuso L.
Un silencio recorrió la sala sin que nadie se atreviera a decir nada. En medio del silenció, se sintió claramente que el juego anunciaba la partida perdida: Game over.