Mauricio y yo salimos de ronda nocturna como todos los días, había que proteger a la gente de una manada de vampiros liderados por Roberta ‘’La Serpiente Vampiro’’ (kígyó sárkány), una vampira de grandes colmillos y lengua bífida.
Esa noche todo andaba bien hasta que las sombras comenzaron a apretar nuestro camino. Por sobre la cabeza de Mauricio salto uno de los vampiros, el levanto una de las dagas y la cabeza rodo y la sangre salpico el suelo. Detrás de mi también venían unos cuantos y juntos aparentemente acabamos con todos hasta que de pronto escuchamos a alguien aplaudir…
- Bravo, Bravo siguen igual de audaces pequeños.
Roberta se encontró con nuestras miradas y se coloco delante de nosotros en menos de un abrir y cerrar de ojos.
:- Perritos bien amaestrados por Rubi no? Solo son pequeños humanos con unas cuantas armas y ‘’valor’’.
Nos amenazo con los dientes y nos siseo fuerte la verdad nos tomo por sorpresa pues sus ojos nos habían dejado en una especie de trance, hipnotizados hasta que el ensordecedor sonido de una escopeta descargándose nos despertó. Los disparos habían llegado directo a la espalda de la serpiente la cual se volteo sin prisa para ver quien la había atacado, era Constanza o Cony como le decíamos sus amigos. Mientras que Roberta volvió la mirada hacia nosotros y desapareció.
:- Están bien?
:- Si, nos tomo por sorpresa.
:- Los pone nerviosos no es así? No se preocupen...Solo no deben mirar sus ojos, ya caí en ese error y casi me mata.
:- No me sirve de nada, saber tanto de ella para que me deje así...Sabiéndolo.
:- tu no eres hechicera para saber lo que pasara Françoise
:- Es mejor que volvamos al edificio Fran.
Yo solo asentí y volví con Mauricio al edificio de esquina Telyavelic con Maratón, la estructura no era tan grande pero en antigüedad si lo era...había sido construida cuando todavía estaba el imperio austrohúngaro y había soportado muchas catástrofes.
Una vez adentro vimos mucho alboroto…todos corrían y se preparaban para no se que…
- Oye Karla que pasa?
- Que bueno que llegaron…tienen que estar afuera
- Por que, que paso?
- Serán los escoltas de Katherine aquí en el edificio
- QUE!!?? Pero como...
- Rubi pido que viniera por un asunto que incumbe a las dos organizaciones.
- Rubi si esta loca Françoise.
- Demasiado, se nota que la edad si le afecto el cerebro.
- No digas eso Françoise Rubi esta bien cuerda
- Rubi esta loca, como se le ocurre traerla si sabe que es una vampiro!
- Katherine no es como cualquiera
- Claro que no es como cualquiera! Es la hermana de Roberta, es la hermana de la serpiente!
De pronto sentí como si el tiempo se hubiese detenido por unos cuantos segundos y desde el umbral de la puerta central vi a dos mujeres y dos hombres custodiando la entrada por fuera. Las gorras blancas y la línea roja eran los indicios de que Katherine llegaba, la guardia Arcadia protegía su llegada.
- Ya chicos vamos vayan a la entrada para recibirla vamos!
Ambos accedimos sin ganas, pero nuestros rostros reflejaban lo contrario. De reojo vimos como una mujer de mediana estatura bajaba de un auto negro muy hermoso y brillante ayudada por uno de sus guardias, tenia el pelo negro con tonalidades rojizas, piel pálida como la de cualquier chupasangre, tenia puesto unos lentes de sol oscuros y vestía con un corsé azulado el cual dejaba ver sus esbeltas y definidas curvas, unos jeans ajustados color negro y botas de piel marrones. Mauricio le abrió la puerta y ella inclino la cabeza.
- A donde tengo que ir?
- Rubi la estará esperando en su despacho, los chicos la guiaran
Por detrás de esos lentes oscuros tenia la leve corazonada de que me estaba observando con los mismos ojos hipnotizadores de su hermana, esos ojos de serpiente lista para lanzar el primer tarascón. Pero desperté de mis pensamientos y le dijimos que nos siguiera. Estuvo en silencio todo el camino, la verdad me incomodaba y me sentía presionada hasta que llegamos al despacho de Rubi.
- Esta allí dentro – le dije-
Entro en silencio y vi a mi Rubi recibirla, le pidió que cerrara la puerta con seguro y así lo hizo, como se le podía ocurrir encerrarse con ella!.
La vi entrar igual de airosa como hace 70 años por la puerta de mi despacho, no le note ningún cambio, solo su cabello tenía un color distinto. Todavía conservaba la belleza de antaño y tal vez como dice Françoise seremos jóvenes de cuerpo, pero de mente seguimos siendo unas abuelas locas y anticuadas. Tomo mi rostro entre sus manos y me dio un prolongado beso en los labios, hace mucho que no tenia un contacto físico con ella.
- Todavía tan intensa como antes?
- Y como querías que llegara?