Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Pieza Faltante por Read and Write Maniac

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

HETALIA (c) Hidekaz Himaruya

Notas del capitulo:

Este capi me dio penita hacerlo... fue triste y difícil ponerme en el lugar de Gilbert, la situación es muy compleja (especialmente al nunca haberme enamorado) ... pero valió la pena. Me ha gustado el resultado. ¡Ah! También Gilbert está un poco OoC pero es más por la situación en que se encuentra. Ojala les llegue la historia y sientan lo que yo sentí al imaginarme todo esto ^-^ ¡sí pasa entonces el objetivo esta logrado!

Disclaimer: Hetalia y sus personajes pertenecen a Hidekaz Himaruya

 

Sí ven algún error que se me pudo haber pasado o algún consejo porfavor diganme :3

¿Lud? – mi voz era lo único que se escuchaba en el desolado y oscuro campo de batalla. En unas escasas horas ya la visibilidad sería nula gracias a la espesa neblina y humo que había. Solo podía ver siluetas a mí alrededor. Algunas de inertes animales y guerreros, otras armas en el suelo, una que otra bandera destruida. A la lejanía podía ver luces extinguiéndose, supuse que era fuego de la batalla acontecida hace unas horas atrás.

Mis ojos escaneaban toda el área buscando a mi querido hermano, pero cada vez era más limitada. Tenía que encontrarlo rápido.

En esos momentos me arrepentía tanto de haberlo dejado a cargo de Austria...

A pesar de que Germania me ordenó no acercármele cuando muriera. A pesar de que trató de evitar que amase locamente a Ludwig, a pesar de que trató de evitar que se desarrollase esta anomalía, este pecado. Al final, todo el sufrimiento que pase por no estar con él tantos años no funciono, solo hiso que empeorase las cosas. Tal vez si no me hubiera despegado de él esto no hubiera pasado.

No hubiera tenido que afrontar mi angustia con interminables guerras.

No hubiera tenido que vivir con ese maldito nudo en la garganta que no lograba deshacer por más que quisiese.

No hubiera tenido que aparentar para no quebrarme fácilmente.

No hubiera tenido que desperdiciar tantas noches pensando en ti, pensando en lo imposible que era que estuviésemos juntos.

Nada de tiempo, nada de fantasías, nada de falsas ilusiones ni esperanzas, nada de sueños desperdiciados.

No hubiera tenido que tratar de llenar un espacio vacío en mi ser con lo primero que se me atravesaba y que finalmente nunca funcionaba. Como si fuese un rompecabezas incompleto buscando desesperado una pieza que calzara en aquel lugar siempre sabiendo que nunca podría tener a la verdadera o una que la remplace. Después de todo era única.

Y lo peor era que hubo un tiempo donde realmente me sentía completo, donde experimente la felicidad máxima junto a ti. Por eso cuando nos apartaron, fue como si me arrancasen un miembro, o peor, una parte de mi corazón.

Que tortura, veía que no te tenía conmigo, veía que estaba solo, veía que me faltaba una parte importante pero sentía que estabas allí. Así como aquellos pobres hombres que a pesar de estar faltos de un brazo o una pierna sienten un inmenso dolor en ella. Como si en verdad aun estuviera allí y solo por un instante piensan que están completos... hasta que tus ojos te llevan nuevamente a la cruda realidad...pero aquel dolor fantasma sigue latente.

No se va, no quiere irse.

La desesperación entra a mí ser.

Desde ese entonces mi cabello rubio fue palideciendo, hasta que quede con cabello plata. Conservando su vitalidad y brillo pero dañándose con aquel cáncer de angustia y depresión.

Desde ese entonces que por todas las guerras que he luchado, para tratar de disipar esa impotencia y enojo, derramé y deleite con el incandescente color rojo de la sangre. Con aquel pigmento que fluía de un ser. Una serpiente traicionera que dejaba a su amo y le provocaba la muerte. Una serpiente traicionera que encontró su nuevo hogar en mis ojos azules, los enveneno he hiso que adquiriese su color.

Rojo sanguinolento (*). El mismo color que ahora estoy viendo en el campo de guerra, el mismo color que he pisado tantas veces en este lugar.

Busqué durante horas entre los cadáveres y el olor a sangre. Me había encontrado ya con algunos soldados moribundos pero no les presté mucha atención. Además no les quedaba mucha vida.

Ludwig era lo único que tenía en mi cabeza.

Maldije una y otra vez a Francia por haber cometido tal barbarie, por haberse metido con mi hermano. Juré vengarme. Juré hacerle pagar por esto.

Me encontré con una pequeña silueta a lo lejos. Estaba inmóvil. Mi corazón se aceleró y un nudo en mi garganta se formó. Era una sensación que conocía tan bien como la palma de mi mano. Trague fuertemente en un intento para que desapareciese pero no lo hiso, como era de esperarse. Después de estar un rato así me decidí averiguar si eso era mi hermano, caminé hacia ella. A medida que me acercaba la figura fue adquiriendo color, el cabello rubio y el traje característico de Ludwig fue cada vez más nítido. Entré en pánico – ¿Ludwig? – susurre atemorizado.

No recibe respuesta alguna y uno de mis mayores temores empezó a dominarme.

Temí que el único pedazo que me quedaba de esperanza se esfumara.

Temí que ese cáncer que me ha estado matando el espíritu fuera más fuerte.

Temí tener que vivir que con todas las cosas de las últimas décadas sin tener la oportunidad de morir... por toda la vida... ese castigo hasta el mismo Lucifer no se lo merece.

Pero yo...ya no puedo morir... cuando era joven tuve la oportunidad, pero elegí la eternidad en vez de la mortalidad... Ahora una nación como la mía puede ser conquistada pero nunca eliminada...

En cambio Ludwig... el aun no la obtiene... pero le queda poco.

Solo si aún no está muerto...

Aceleré el paso a medida que avanzaba iba más rápido hasta que terminé corriendo hacia él. Salté algunas cosas que se interpusieron en mi camino, nunca supe que eran - ¡Ludwig! – Mi voz fue lo único que se escucho en aquella área.

Me siento solo, aún más solo que antes. Y me único remedio está en peligro de muerte, o peor aun...

Llegue a su lado y me arrodille ante él. Estaba boca abajo y sin perder tiempo le di vuelta dejando su cabeza encima de mi regazo, estaba tan frío.

Tan frío como todas aquellas noches de soledad.

Sus ojos estaban cerrados pero pude escuchar su respiración entrecortada y leve. Grité nuevamente su nombre, necesitaba que abriese sus ojos para que me tranquilizase. Para no perder lo único que me podía sacar de ese abismo.

Necesitaba ver aquellos ojos azules que hace tanto tiempo no contemplaba. Mi cielo, mi mundo.

Lo moví tratando de que despertase. Lo llame repetidas veces por su nombre hasta que finalmente empezó a abrir sus ojos.

¡Ludwig! Gracias al cielo estas vivo – Algo tibio bajo por mis mejillas ¿Será sangre? No... Son lágrimas. Lágrimas que escaparon por mis ojos desesperadas al encontrar una salida después de haber estado almacenadas por décadas.

Extraño.

Se veía tan cansado, tan adolorido. Me dolía tanto verlo de esa forma, manchado de sangre, con sus ropas rasgadas. Pero... a la vez estaba feliz... supongo que es por no haber perdido mi pequeña esperanza.

¿Por qué lloras? – me dijo débilmente. No le respondí, entonces formulo otra pregunta - ¿Qué me pasó? Me duelen mis piernas... – no dije nada - ¿Quién eres tú?

Mi corazón se dividió en mil pedazos, las débiles amarras que lo mantenían juntos se rompieron. La persona que más amaba me había olvidado. Sonreí forzosamente y aclaré mi garganta. Lo contradictorio de esto es que no se me vino el mundo abajo.

Esos pedazos, se dividieron en miles más, y esos en más, hasta que quedaron cenizas tan minúsculas que se las llevó el viento frío. Suspiré y sonreí de verdad.

Un reemplazante surgió, uno nuevo y fuerte, lleno de vida y listo para afrontar cualquier cosa. Así como un ave fénix que de sus restos resurge. Un nuevo ciclo en mi vida se había iniciado y la pieza que en el rompecabezas faltaba apareció aunque aún no se había fijado.

Soy Gilbert, o también me puedes decir Prusia. Tú eres mi pequeño hermano, Ludwig – Mi voz recobró aquella jovialidad que daba por muerta, aquella jovialidad que perdí cuando nos separaron.

Su pequeña mano se levantó temblorosa y tocó mi rostro, secándome una lagrima. Ah, su mano, tan fría pero caliente, emanando empatía y compasión... ¿tal vez un poco de culpabilidad? No sé, pero no importa, esa sensación que tanto extrañaba la revivía. El contacto con mi ser amado.

Entonces si ese es mi nombre, eras tú quien me ha estado llamando. Pero dime hermano, tú tienes dos nombres ¿acaso yo también tengo otro como el tuyo? – La pregunta me agarró desprevenido y pensé rápidamente – 'No quiero que cargue con su pasado, ni tampoco que lo persigan para terminar con su vida... también corro el riesgo de que si recuerda todo lo que pasó su vida anterior, me abandone y vuelva a Austria... ¿y si cuando estuvimos separados se enamoró de alguien? ¡No! ¡Me va a dejar por otra persona! Necesito nombrarlo de otra forma' Fue entonces que pensé en nuestro padre. Se parecía tanto a él. (**)

Alemania – asintió y seguido tosió.

Brüder... tengo frió – apegue su pequeño cuerpo contra el mío. Y me paré con él en brazos.

No te preocupes. Pronto tu gran hermano hará que se vaya. Solo tienes que esperar a que lleguemos a nuestra nueva casa – Asintió y se agarró de mi chaqueta. No pude evitar besarle la frente al ver tanta ternura.

Ahora que lo pienso, teniéndolo en mis brazos... Mi hermano no ha crecido mucho... es decir ya es una nación fija...y si es tan pequeño... no ha habido progreso en su territorio.

Yo en cambio ya alcancé mi máxima forma.

Pensar que tenemos solo unos pocos años de diferencia...

Lo examiné... no había cambiado en nada, incluso el olor de su pelo no ha cambiado a pesar de estar tan sucio, la esencia sigue a pesar de que esta mezcla con otros olores.

B- Brüder... – me dijo apenado, al parecer por mi examen de reconocimiento.

A pesar de que había perdido la memoria no había cambiado su forma de ser. Sonreí ampliamente y acaricié su mejilla con la mía. Pude notar que se tensó un poco pero se relajó al instante. Me despegué de él y note que estaba levemente sonrojado - 'no ha cambiado ni un poco'.

Qué tal si duermes un rato. Te avisaré cuando lleguemos – Ludwig asintió y cerró sus ojos tímidamente. Su respiración fue acompasándose al igual que su latido. Yo caminaba lenta y cuidadosamente, mi mente centrada en la única persona que es más preciada que mi propia vida.

Recordé esas noches de invierno en que a escondidas te metías a mi cama quejándote del frío. Que yo me preocupaba demasiado porque papá Germania nos encontraría pero a ti ni te importaba y te pegabas a mí. Yo, finalmente, me rendía pensando en cómo mañana le explicaría esta situación a nuestro padre.

También recordé cuando jugábamos a ser piratas, a ser cazadores y tantas cosas más con nuestros animales. Yo, con mi fiel Gilbird y tú, con tus tres grandes perros. Oh... tus tres perros... te han extrañado tanto... en las noches lloran por ti acompañando mi soledad. Ahora esos quejidos van a desaparecer con tú llegada.

Y cuando papá iba de caza y nosotros nos quedábamos en nuestro hogar, yo contándote de mis proezas, de mis amigos, del mundo exterior, tú simplemente escuchándome atentamente con tus ojos turquesas resplandecientes por la chimenea.

 

Pero de repente mis hermosos recuerdos contigo fueron interrumpidos por el tronar de las nubes. De golpe volví a la realidad. Me había olvidado completamente de mi lúgubre alrededor.

También me percate de que estabas dormido completamente. Me aseguré de que estuvieses profundamente dormido, bese tu nariz y le susurre casi inconscientemente – Ahora siempre serás mío... Ich lieve dich brüder*... – desde ese momento supe que ya no podría dejar de amarlo, y que con cada segundo que pase con él este amor enfermizo crecería – Ich lieve dich – Decidí no oprimir estos sentimiento, después de todo los esfuerzos que había hecho anteriormente no habían servido.

 

Después de aquello corrí, corrí hasta nuestro hogar para curarlo lo más pronto posible. En él camino el rostro de Austria atravesó mi mente- 'cierto, tengo que hacer que no me arrebate a Ludwig' – Tsk – 'que puedo decirle para que no me lo quite. Si se entera que en verdad este es Sacro Imperio... pero Roderich no se lo tragaría tan fácilmente' – Porque tuviste que ser tan astuto Austria – me quejé.

'Necesito una historia. Roderich seguramente me interrogará por su surgimiento... le puedo decir que apareció en el bosque del territorio de Sacro Imperio... no, es evidente que es una excusa... agg... No tengo nada coherente... además su inmortalidad me está jugando una mala pasada... pero si Roderich no sabe sobre esto puede que tenga una posibilidad de engañarlo.'

Llegue sin darme cuenta, por un largo rato me había pasado pensando en distintas opciones pero ninguna me bastaba. Ninguna era lo suficientemente convincente y me empecé a frustrar.

Los perros de Ludwig se percataron de su amo y salieron a recibirnos en silencio. Al mirarlo me dejaron el camino libre – Danke**** - traté de tranquilizarme y decidí olvidar el tema anterior para centrarme en la personita que estaba en mis brazos.

Abrí la puerta con mi espalda, me pareció extraño encontrarla sin llave pero supuse que alguien debió haber pasado por aquí. Al ver las velas encendidas supe que alguien estuvo aquí.

No le tome importancia, de cierta forma estaba agradecido de quien quisiese que fuese esa persona por haberme facilitado las cosas. - 'Debió haber sido Austria...'-

Fui al baño para empezar a cambiarle ese espantoso y sanguinolento aspecto a mi hermano. Lo senté cuidadosamente en una de las sillas que tenía allí para mi ropa. En eso abrió sus ojos, supongo que ante el cambio de temperatura.

Es tut mir leid** no era mi intención despertarte – me miró levemente sonrojado y desvió su mirada – 'debe tener fiebre'- me levante y me percate que la tina estaba llena de agua – 'Hm... Pensó en cada detalle, como siempre' – Toque esta y me cercioré de que estuviese lo suficientemente caliente.

Brüder... ¿Qué harás? – Busqué un cuchillo para arrancarle esa ropa rota y pegoteada a su piel.

Te cortaré esos estropajos, si te los saco de la forma normal puede que te duela demasiado – expliqué.

Escuche como Lugwig soltó un leve chillido de nerviosismo y no pude evitar reírme – ¿E-es necesario sacarme la ropa? – asentí mientras me acercaba a él. – p-pero.

No te avergüences. Somos hermanos después de todo – por un momento pensé en decirle que si tanta vergüenza le daba yo podría quedar en las mismas condiciones que él pero después de pensarlo unos segundos me decide que no – 'Parecería un pervertido'.

Me arrodille ante él y inicié cortando los botones de la chaqueta, procedí cortando las mangas y con cuidado tiré de estas. Después tuve que cortar una parte de la misma para que así no hiciera que Ludwig se moviera mucho. Practique el mismo procedimiento con la camisa pero con mucho más cuidado. Algunas veces la tela estaba pegada a la piel y tenía que mojarla un poco para liberarla causando el mínimo de dolor posible.

Supe que Alemania estaría aguantándose el dolor. Sabía lo que se sentía que te sacaran la tela de una herida. Además de vez en cuando miraba los ojos celestes, donde había unos leves indicios de lágrimas – Ludwig... no es necesario que aguantes tu dolor... – le reproché.

Se mordió el labio y negó con la cabeza – Nein*** – dijo en un susurro.

No importa admitir que tienes dolor frente a tu grandioso hermano. Yo sé lo que se siente – Negó nuevamente.

Tengo que ser fuerte. Si es cierto que tú has podido aguantar esto, entonces yo tengo que hacerlo. Debo ser más fuerte y alcanzarte. – me miró con determinación y suspiré derrotado pero con una sonrisa en el rostro.

'Lo malo es que cuando yo tenía tú aspecto no lo aguantaba, y papá Germania siempre se quejaba por todo el barullo que hacía. Mucho peor, en ese tiempo yo aun no me hacía heridas como las tuyas. Si solo recordaras ese tiempo, solo ese tiempo, en el que permanecimos juntos, sabrías que mis gritos y llantos no te gustaban, me tratabas de tranquilizar diciéndome que se iría y aparentabas tranquilidad. Aunque sabía que en el fondo estabas mucho peor que yo, se veía tu angustia y sensación de impotencia.’

Fue por eso que empecé a esforzarme para no chillar, inhibir el dolor físico. Fue por eso que ahora ya no soy tan débil'

Bien... como quieras. Aunque te costará mucho alcanzarme – dije engreído. Él solo bufó y yo reí levemente. Después proseguí con esto – Dime… ¿Cómo es que dejas que haga todo esto? Para ti soy un desconocido.

Lo sé, pero hay algo que me dice que no lo eres. No te recuerdo pero tu presencia me resulta natural. – explicó con formalidad. – ‘Tal vez… pero aun siento la distancia que pones’.

Tomé una parte de los pantalones y desde abajo hacia arriba corte cuidadosamente el pantalón procurando que la punta del cuchillo no tocara la pierna de él. Hice exactamente lo mismo con la otra. Seguido hice un corte a un lado de su cadera para sacarlo como si fuese una manta.

Con mucha delicadeza, aun más que con los brazos, empecé a remover la tela pegada en su piel. El dolor era tanto que Ludwig a pesar de que intento retener sus quejidos no pudo contener todos. Algunos morían en su garganta, otros escapaban con un chillido y así hiso una variedad de ellos.

Me sentí culpable. No me gustaba causarle tanto dolor pero era por su bien. Una vez termine tragué fuertemente al percatarme que ahora tocaba su ropa interior – ¿b-brüder?... ¿pasa algo?

N-no... Ahora tengo que sacarte... la ropa interior – Ludwig se miró e inocentemente se volvió rojo a más no poder. Estuve seguro que en ese momento yo estaba igual pero junté coraje y me dispuse a cortar - Ah... e... n-no podría quedarme con esto puesto – me dijo en voz baja – l-las únicas heridas que tenía están descubiertas – suspiré aliviado y concorde con él. Siempre pensando en ideas que me salvan.

Bien, entonces ahora toca tu baño. – Respiré profundamente para tranquilizarme y lo tomé en mis brazos – Puede que esto te arda un poco, pero aguanta. No es tan terrible como lo de recién – el asintió.

Lo baje y me di cuenta que mis mangas se mojaron con el agua – tsk – '¿cómo no me di cuenta antes?'-

B-brüder... ¿pasa algo? - negué rápidamente.

No te preocupes, no es nada – sonreí.

El me miró incrédulo pero no me dijo nada. Suspiré y empecé a sacar aquellas manchas rojas que manchaban su piel. Cuando casi había terminado me di cuenta que no tenía algo para taparlo, ni tampoco las curaciones – 'Últimamente ando muy desconcentrado...' – Me levanté y sequé mis manos. Aproveche de sacarme la chaqueta y arremangarme la camisa que llevaba, así no volvería a suceder lo mismo.

¿Adónde vas? – me preguntó levemente nervioso. Me acerque y revolví su pelo húmedo.

Iré a buscarte una camisa para que tengas algo que ponerte. – 'un pantalón no te quedaría... ya que mis camisas te quedan como vestido... creo...' – y debo ir por las curaciones. Hay que desinfectarte eso.

Noté la mirada temerosa que tenía – 'En estos momentos tal vez no quiera estar solo... pero no tengo otra opción' – No te preocupes, volveré en unos minutos. Si quieres te puedo hablar desde allá para que no te sientas solo – El asintió aliviado, lo pude notar porque relajo sus hombros.

Me dirigí a la puerta y traté de encontrar un tema de conversación – Dime, te gustaría saber algo de mí. Algo en especial. O tal vez algo de ti. – Me dirigí a mi cuarto en busca de lo que requería, pero me detuve al notar una nota en la mesa del comedor – '¿Qué... es esto?' – la tomé curioso.

Er... Yo no... Preferiría... que tú me dijeras... lo que debería saber... – Abrí la nota y la empecé a leer.

Gilbert,

Puedes quedarte con Ludwig por un rato. Se lo que ha pasado, debí haberlo cuidado. Me disculpo por esto.

Ahora repito, solo te quedarás con él un rato, cuando ya esté recuperado llévamelo. Hazlo por ambos. Sabes que debes hacerlo.

Si te rehúsas a entregármelo... entonces querido amigo no tendré otra opción que arrebatártelo. Aunque me duela el alma...

Ojala no lleguemos a tal extremo.

Austria.

Recién había recuperado esa pieza tan importante y ahora se estaba despegando de mí nuevamente. Sentía como se iba a extraviar y perder.

Arrugue furioso el pedazo, y lo arroje a un lado. Impulsivamente golpee la mesa – 'ni sueñes que te lo entregaré.'

Brüder... ¿Qué pasa? – Hice todo lo posible por controlar mi ira ¡Dios! Tenía que controlarla, convulsionaba de enojo, no tuve que mirar mis manos para percatarme de ello.

Sabía que mi voz sería como un veneno para tus oídos si no me controlaba. Recuerdo que cuando utilizaba ese tono por haber peleado con Germania siempre me mirabas asustado, con ojos que temían por su vida.

N-Nada, no te preocupes – 'Tendré que... hacer que Ludwig no se despegue de mí'.

Brüder... – Supe que no me creías, pero no me dijiste nada. Maldije interiormente, no me gustaba mentirle pero... temía que fueras a los brazos de Austria... ¿Cómo podría arriesgarme?

Me dirigí a mi habitación y tome lo que requería de allí – brüder... – Escuche. Apresuré el paso y en unos instantes estuve en la misma habitación.

Dime – Ludwig me miró, después miró el agua y se quedó callado. Me acerque extrañado – ¿Ocurre algo? – él me lo negó. Supe que no era cierto, aunque no traté de que me dijera.

Lo tomé con cuidado y lo envolví en una tela. Mis ropas quedaron mojadas con el contacto.

Lo senté en el mismo lugar que antes, y con otra de estas lo sequé todo lo que pude. A pesar de que traté de evitar lo inevitable, no resultó – Ludwig... tienes que sacarte la ropa mojada para que termine. – Me miró aproblemado.

Yo lo haré solito…P-Pero... puedes... darte la vuelta – yo asentí y le di su tiempo. Finalmente sentí que me tiraban de mi ropa y me di vuelta encontrándome que mi pequeño tapándose con una toalla en la misma posición que antes.

Bien, ahora hay que aplicarle alcohol a esas horrible heridas - el asintió y empecé con el procedimiento.

Para mi sorpresa Ludwig soporto todo el ardor que se le era provocado. Me sorprendía que no se quejara en lo absoluto, como si estuviese sedado, lo único que indicaba que sentía dolor era sus pequeños saltos al entrar en contacto el alcohol con su carne y sus ojos fuertemente cerrados. Traté de hacer esto lo más rápido posible para no hacerlo sufrir más de la cuenta y una vez terminé, agarré mi camisa y se la puse.

Como esperaba le quedaba como un vestido. Se veía tan tierno. – er... brüder... no tienes... algo más pequeño...

No, lo siento Lud, pero mañana iremos a comprarte ropa... por ahora tienes que arreglártelas con eso. – El asintió.

Lo tomé en mis brazos y él se aferró a mí. - ¿Cansado? – el asintió.

Lo llevé a mi cama y lo recosté, lo cubrí con la sábanas y le di un beso en su frente – ¡B-brüder! – exclamó.

Kesesesese - no pudo evitar reírme, se veía tan inocente.

Hace tanto tiempo que no reía de esta forma. Sin ni una pizca de maldad en ella. Me aliviaba saber que no había muerto después de tantos años.

Espérame un poco, me cambiaré. Después me uniré a ti – Le dije mientras buscaba otra de mis camisas y un pantalón suelto. Me percate que Ludwig tenía la vista fija en mí lo que me alteró un poco.

Me saqué la parte superior y noté que aun Lud seguía mirando. Le miré y sonreí - Te gusta lo que ves~ - Mi sonrisa aumento al ver que se sonrojo y se escondió debajo de las sábanas. Después de tantos años son las mismas reacciones ante las mismas situaciones.

B-brüder! ¡Si te vas a cambiar que no sea enfrente de mí! – Me alegó - 'Exactamente la misma frase'.

Hubo un rato de silencio hasta que me uní a él en la cama y apagué la vela que iluminaba la habitación.

Después atraje a mi hermanito a mi pecho y lo envolví con mí ser, como si tratara de protegerlo de cualquier cosa, de brindarle calor.

Igual que antes.

...D-Danke**** – le miré a través de la oscuridad. Y después lo apegué a mi más aun.

No es necesario que me agradezcas – 'Yo soy quien debería agradecértelo.'

Sabes... a pesar que no recuerdo nada de ti me siento triste cuando te veo... y no sé porque... – Mis ojos se abrieron desmesuradamente, se llegaron a secar.

No importa... solo no intentes recordar... Brüder, hay cosas que son mejores no recordar, hazme caso. – 'por nuestro bien, no recuerdes.'

P-Pero... quiero saber porqué me siento tan triste al verte a pesar de que estoy feliz de estar contigo. Me duele verte así y no sé por qué. Siento que te he hecho algo muy malo, lo siento, sea lo que fuese lo siento. Y lo siento aun más por no recordarlo... o recordarte. De verdad que lo intento-

¡No! – Grité desesperado – Por favor no lo hagas – mi voz se quebró – 'no puedo soportar que me aparten de ti, y si recuerdas te irás.' - Yo solo estoy feliz que estés conmigo. No tienes porque disculparte tampoco, no fue tú culpa. Nada.

Lo... siento – dijo enterrándose en mi pecho.

En serio no tienes nada por lo que disculparte – dije más relajado. Le acaricié su cabello, su cabello ya limpio y suave. – Y si de verdad quieres hacer algo por mí crece, crece lo más rápido posible para que seas como yo – 'Así podremos estar juntos como se debe querido hermano'.

Con esto ambos quedamos dormidos.

Esa noche el aullido lastimero de los perros no se escucho, los anhelantes sueños no se presentaron y las horribles pesadillas se esfumaron. Ya no tenía frío, y el dolor fantasmal desapareció. Por primera vez en varios años tuve una noche agradable, por primera vez en varios años la casa estaba completa.

Notas finales:

(*) Originalmente Gilbert tenía el pelo rubio y los ojos azules igual que Alemania. Pero después Hidekaz Himaruya cambio los colores. El resto es todo inventado ;)

(**) El nombre de Alemania en inglés es Germany. Y del padre, es decir, el Imperio Germánico, Germania. El parecido era mucho, tenía que escribirlo.

Dato extra: los perros que aparecen allí son verdaderos. Creados por Himaruya. Sus nombres son Aster (un Golden Retriever), Blackie (un Pastor Alemán) y Berlitz (un Doberman Pinscher). Tal parece que hay dos o tres más pero no son tan oficiales, por esto no aparecerán.

Para los que se pregunten (si llega a haber alguien) que pasa con los gatos, después van a saberlo~

-.-

*Te amo hermano

**Lo siento

***No

****Gracias

-.-

Ojala les haya gustado y me dejen un revi :3 me gustaría saber que opinan.

Y otra cosa... la subida de capítulos no será muy seguida porque estoy colapsando con mi colegio... ¡pero hare todo lo posible para subirlo lo más pronto posible!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).