Otra vez con su rutina, salía de la cama, frotaba sus ojos y caminaba en pijama hasta el baño. Era un día como cualquier otro para Nam WooHyun. El clima era húmedo y solo finos rayos de sol atravesaban las densas nubes que cubrían el cielo anunciando lluvia. Tomo su paraguas y, totalmente abrigado, salió del departamento en camino a la Universidad. Estaba realmente frío, tanto que su respiración dejaba un camino de vaho tras él, pero eso no era para nada malo, pues disfrutaría aún más el café que solía comprar después de clases.
Caminaba tranquilamente observando cómo las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer, por suerte suya, ya había llegado al campus y a tiempo para su primera clase, tomo asiento al final de la sala hundiendo su cabeza en sus brazos y así paso su mañana, dormido durante toda la sesión…
-¡WooHyun Hyung!, ¡WooHyun Hyung! Despierta…- Sentía como era sacudido por alguien, quejándose un poco al tiempo que levanta su cabeza y frota sus ojos acostumbrándose a la luz del lugar.
-Jongie ah…
-Vamos Hyung, MyungSoo Hyung nos espera en la cafetería, ¡Vamos, Vamos¡ - Aún quejándose algo adormilado se dejo guiar por el menor que lo empujaba hacia la salida. SungJong, era un chico bastante alegre y animado, son amigos desde que entraron a la Universidad el año anterior, aunque a veces fuera algo molesto le agradaba, él y MyungSoo eran las personas en las que más confiaba a pesar del poco tiempo que se conocían.
Sin darse cuenta, ya habían llegado a la cafetería y se encontraban junto a la mesa donde estaba quien los esperaba.
-¡MyungSoo Hyung~¡ Hyunnie Hyung otra vez dormía en clases, él no descansa bien, ¡Solo míralo, es un desastre! – El menor de los tres hablaba de forma dramática haciendo pucheros junto con algunos saltitos, causando ligeras risas en los dos mayores al verlo actuar de forma tan infantil.
-No exageres Jongie ah, estoy bien
-Pero Hyung…
-SungJong tiene razón WooHyun ah, debes preocuparte más por ti…
WooHyun se sentó asintiendo resignado ante la preocupación de sus amigos, mientras Sungjong y MyungSoo sonreían victoriosos. Suspiro suavemente para después comenzar a recorrer la cafetería con su mirada atentamente, “¿Aún no llega?” pensó dando otro suspiro.
-WooHyun Hyung, ¿Otra vez esperas verlo?, ¿Por qué simplemente no le hablas?
-¡¿E-Eh?!, ¿De qué estás hablando Jongie ah?...
-Hyung, está escrito por toda tu cara, te gusta ese chico, el barista
-Tsk, cállate Sungjong…
Ambos discutían alzando cada vez más su voz, olvidando por completo que se encontraban en un lugar lleno de gente, que poco a poco fue observando a los dos exaltados chicos que gritaban.
-Chicos, paren el show, la gente los está mirando…- Hablo MyungSoo en un tono tranquilo, haciendo que los otros dos pararan su infantil disputa.
- Hmp, iré por un café…- WooHyun se levanto de la mesa después de dar un ligero bufido, “¿En verdad…es tan obvio?”, suspiro mientras pensaba con la vista fija en sus pies caminando hacia la barra, “Aunque no lo conozca…el me…!Aish¡…tal vez…si debería hablarle, ¡La próxima vez que lo vea yo!...yo…p-preguntaré su nombre…”, una sonrisa se formo en sus labios al tiempo que levantaba su cabeza, pero, repentinamente sintió como su cuerpo caía quedando sentado en el suelo, al parecer, alguien había chocado con él.
-A-auch…!Hey¡ fijate por donde caminas id-…- Quedo pasmado sin poder si quiera terminar su frase cuando vio al chico que había chocado con él, sentado también en el piso quejándose un poco por el dolor. Su cabello era de un color caramelo claro, sus ojos pequeños, labios rosados, brazos que se veían bastante fuertes y…en fin, WooHyun había quedado absorto observando a aquel joven, el Barista de la cafetería, el cual sacudió un poco su cabeza algo aturdido y se levanto rápidamente ofreciendo su mano en ayuda, la que WooHyun tomo sin pensar levantándose igualmente aún en su estado de shock.
-En verdad lo siento, voy tarde al trabajo y no me di cuenta que estabas ahí, espero que estés bien ¡Nos Vemos! – El chico hablo con una hermosa y amplia sonrisa, se inclino un poco haciendo una reverencia en señal de disculpa y despedida, despareciendo después tras una puerta con un cartel que tenía timbrado “Solo personal autorizado”.
- Y-yo…esto…- Sus mejillas se tornaron de un pálido rosa sin quitar la vista de la puerta por la que se había ido el Barista-…no pregunte su nombre…